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Misión: "Leyenda" para Falkon 3091mae
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Misión: "Leyenda" para Falkon

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Mensaje por Zaraki Mar Jun 25 2013, 18:47

**No fue tarea fácil llegar hasta el monasterio oculto en el Monte Sant’Angelo. La región de Apulia era famosa por su escarpada orografía que dificultaba el tránsito a cualquier persona que quisiera llegar hasta la parte más profunda. Por suerte para el Juez, antes de desaparecer la visión del ánfora le dio una más que importante pista, un extraño túnel en la base de una montaña de aspecto rojizo. Tan sólo tendría que localizar dicha montaña para buscar concienzudamente el sitio propicio. Al llegar a Italia y al Monte Sant’Angelo, pudo comprobar que casi todas las zonas altas tenían colores un tanto peculiares, los había de tonos grisáceos como el cielo en un día nuboso, blancos como la fría nieve, dorados como los rayos del sol, pero había uno en especial de un rojo fuego, como si el material del que fuera hecho se tratara del mismo núcleo de la Tierra. No había dudas, aquella montaña era el lugar mostrado en aquella ánfora del Templo Oscuro. Al llegar a ella Falkon pudo comprobar el tacto que suponía una tierra de esas características, algo magnético parecía envolver la roja arcilla, como si alguien la hubiera manipulado con alguna oscura intención. Al Juez no se le ocurrió otra cosa que golpear poco a poco cada parte de aquella vasta pared para intentar averiguar algo que no tendría que estar allí. Con el paso de las horas la tarea se volvió tediosa y aburrida, cabía la posibilidad de que nunca encontrara aquél sitio que lo llevaría seguramente al lugar destinado. Por su mente comenzaba a planear la idea de encontrar el monasterio por otros métodos más inciertos, al fin y al cabo, si quería cumplir con la voluntad de su propio destino tendría que hacer las cosas por sí sólo. Pero cuando la esperanza ya estaba en horas bajas ocurrió lo que se denomina vulgarmente, anécdotas del destino, movido por el dulce canto de un pájaro de colores llamativos llegó a una especie de nido colocado a una altura sospechosamente perfecta. Al acercarse pudo comprobar que lo que parecía un nido no era nada más que una especie de palanca camuflada, el pájaro voló lejos perdiéndose en el horizonte, Falkon sonrió, por fin había encontrado la manera de llegar al monasterio oculto de Sant’Angelo.**

**Nada más accionar la palanca una enorme roca que ocultaba la entrada se desplazó hacía un lado, dejando a la vista un estrecho y oscuro pasillo inquietante. El Juez lo tenía totalmente claro, no iba a vacilar por lo desconocido, así que tranquilamente se adentró en la gruta, en busca de los monjes que darían algo de luz a sus ansiados anhelos. Tras unos minutos de dificultoso tránsito, guiado por la luz de antorchas perfectamente colocadas llegó a una zona que parecía ser la antesala, el paso previo a la entrada al monasterio. En ella se podían ver extrañas figuras y tallas de lo que parecían ser representaciones de dioses antiguos, algunos más antiguos que los ya conocidos por todos. De entre todos ellos sobresalía con gran fuerza la figura de un gigantesco Golem de Tierra, uno de dimensiones descomunales con un extraño brillo en su mirada. Falkon lo miró antes de reanudar la marcha hacía la entrada, bajo sus pies una leyenda que decía: “De la Tierra provenimos, y a ella debemos regresar”. A su lado un gran Elemental de Fuego que intentaba llegar al Golem, debajo del mismo se podía leer: “El Fuego es el Padre de la Esperanza, el deseo del Espíritu”. ¿De que se trataba todo esto?, parecía preguntarse el Juez mientras llegaba a la puerta principal.**

**En la misma puerta lo estaba esperando varios monjes encapuchados, apenas se podía ver de ellos pequeños rasgos de su cara, sus manos unidas y ocultas no indicaban nada bueno, pero no importaba, estaba en el lugar visionado en el Templo Oscuro, el sitio donde todo cambiaría para el Juez de Grifo. Sin articular palabra alguna fue llevado a la zona principal del monasterio, en ella, varios monjes dispuestos en semicírculo parecían estar esperando a Falkon para iniciar lo que parecía ser, un antiguo ritual. De entre todos ellos había uno vestido con una túnica de varios colores, la mitad de color rojo como el mismísimo Fuego del Inframundo, y la otra mitad de color marrón oscuro, como la Tierra que rodeaba el Monte Sant’Angelo. Éste monje presidía el cónclave que extrañamente se había reunido allí a la espera del espectro de Grifo. El ser del Inframundo pronto comprendió que aquello estaba preparado para realizar un ritual que le convertiría en una persona totalmente distinta a como era en estos momentos, una persona de una mayor entereza espiritual, una persona con un mayor conocimiento sobre sí mismo del que poseía. Al acercarse a ellos pudo comprobar, que todos los monjes estaban recitando una serie de palabras en otro idioma, tal vez uno tan arcaico como la misma Tierra, el hombre de la túnica marrón rojiza se dirigió al Juez antes de iniciar la ceremonia.**

-Juez de Grifo, bienvenido. Estás en el lugar adecuado para tus intereses. Hemos sido avisados desde el Inframundo de que estás dispuesto a sacrificarte por alcanzar un nuevo nivel en tu persona. El ritual que estás a punto de sufrir es algo sólo destinado a aquellos espectros que han demostrado tener un nivel de lealtad a Hades extraordinario. Es un ritual que penetra en la parte más profunda de tu alma y saca tus recuerdos más escondidos. Es bastante probable que no seas capaz de superar el rito, el riesgo es muy alto y la consecuencia es clara, tu alma será despedazada en pedazos de tu esencia y esparcidas en el espacio por la eternidad, vagarás sin forma definida hasta desaparecer por completo, no quedará de ti ni un simple recuerdo, para el mundo nunca habrá existido Falkon, el Juez de Grifo. Pero es la única manera de alcanzar el grado de leyenda con el que quieres ser recordado. Una vez iniciado no hay marcha atrás, tampoco hay nada más que nosotros podamos hacer, todo lo que sigue depende única y exclusivamente de ti, tú eres el dueño de tu destino, tu eres el único que puede traspasar la esencia de tu alma para darle la dimensión que con tantas ganas ansias. Tú eres el único que puedes convertirte en Leyenda.-

**Las palabras de aquél monje retumbaban en el oído del Juez mientras se preparaba para iniciar el ritual: “Tú eres el único…..”. Falkon se preparó y se tumbó en una especie de mesa preparada para la ocasión, colocado en cruz fue atado de pies y manos: “…que puedes convertirte en….”. Los monjes se aseguraron de que estaba fuertemente apretado antes de cortarle las muñecas con una cuchillo sagrado, la sangre del Juez fue cayendo a una especie de tablero que estaba debajo de la mesa, recorriendo unos surcos llegó a una especie de figura que, al contacto con el líquido vital comenzó a brillar con gran fuerza e intensidad: “…..Leyenda”.**

**Todo en su entorno cambió de repente, el Juez sentía como un zumbido en su cabeza parecía decirle algo que no llegaba a comprender. Como si se precipitara en una especie de espiral sin final fue cayendo a gran velocidad, una caída infinita, tan larga que se le pasó por la cabeza infinidad de posibles formar de morir. Pero la muerte no era una opción, así que con un grito desgarrador, y utilizando el máximo de sus fuerzas lanzó un tremendo: -¡Ya basta!-. En ese mismo instante apareció de nuevo en una tierra conocida para él, mientras recobraba el sentido, pudo escuchar a lo lejos perdiéndose un: -Estás preparado Falkon-. Allí estaba parado, en mitad de un campo agrícola, con un fuerte calor asfixiante, una humedad que dificultaba horrorosamente el respirar, y una tranquilidad absoluta. Rápidamente pudo recordar el sitio, era su lugar natal, Los Infiernos. Parecía que no había pasado el tiempo desde la última vez que estuvo por allí, el aspecto de sus campos, el olor a tierra labrada, el sonido de los animales,…todo estaba en el mismo lugar donde lo dejó aquél fatídico día en el que dejó de existir para los humanos. Al principio no comprendía nada, le resultaba curioso e inquietante a la vez, tal vez el ritual no era nada más que un viaje hacía su interior, un viaje para despertar algo que estuvo oculto mientras portaba la armadura de Grifo, algo que por extrañas circunstancias quedó en el olvido por su peligrosidad, o porque simplemente no estaba preparado para controlar su poder. Al pronto le entró algo de sed, recordando un pantano cercano a donde se encontraba fue a ver si seguía tal cuál lo dejó. Al verlo intacto se alegró, pues en numerosas ocasiones lo utilizaba para refrescarse tras acabar sus duras jornadas de labranza, tras beber todo lo que pudo y más se vió reflejado en sus aguas, pero lo que le devolvieron éstas lo dejó conmocionado. Pudo ver en su reflejo el aspecto de un joven lleno de energías, un muchacho de mirada viva y brillante, un hombre de gran convencimiento y determinación, en definitiva, el Falkon del pasado, aquél chico que con su valiente acto salvó a sus padres de aquellos matones.**

**Lo primero que pensó nada más verse fue en ir corriendo a ver a sus padres, esperaba encontrarlos tranquilamente reposando en el porche de su casa de campo, justo como acababan las jornadas cada día. Sin pararse ni un segundo corrió como nunca lo había hecho, y efectivamente, sus padres lo estaban esperando, como si nada de lo ocurrido hubiera pasado nunca. Nada más llegar fue corriendo a abrazar a su madre, ésta no entendía nada, pero con una gran sonrisa agradeció el gesto, su padre, observador principal de la escena, rápidamente se unió a ellos fundiéndose en un abrazo inolvidable. Las lágrimas recorrían el rostro del Juez mientras su madre le traía una gran taza de café, -¿Qué te ocurre?-, le preguntó sorprendida. Su padre salió al paso para lanzarle un capote, -Cosas de chicos, jajaja-. Todo parecía tan real que creó una gran duda en el corazón del espectro. ¿Qué es lo que había ocurrido?, ¿Qué es lo que se supone que debía de hacer Falkon para convertirse en lo que con tantas ganas buscaba?. Muchas preguntas y ninguna respuesta aparente. Falkon se sentó en su butaca en el porche, quería disfrutar del momento como si nunca hubiera otro, sus padres, tras un rato de agradable charla, fueron al interior de la casa. Justo cuando Falkon se les iba a unir pasó lo que tenía que pasar, todo se envolvió de una turbia oscuridad, un fuerte viento amenazaba con llevarse por los aires el edificio junto con sus habitantes.**

**Justo enfrente de Falkon se presentó la extraña figura que con tanta atención observó en la antesala del Templo, el Golem de Tierra, mirándolo con ojos penetrantes intentó contestar a muchos de los interrogantes que, con gran fuerza golpeaban la mente del Juez.**

-Falkon de Grifo, Juez de Hades. Mi nombre es Erde, y soy el Maestro del Elemento Tierra. Seguramente a estas alturas no conocerás nada sobre los Elementos, pero no te apures, es normal. Para no complicarte e intentar que llegues a un conocimiento suficiente, te lo explicaré por encima. El cosmos de todos los guerreros se rige por un elemento específico, existen siete tipos de elementos distintos: Agua, Fuego, Luz, Oscuridad, Rayo, Tierra y Viento. La afinidad con uno u otro se te da en tu nacimiento, lo que ocurre es que es algo que debe descubrir uno por sí mismo, y el momento adecuado para ello puede que no se dé nunca. En tu caso no es así, has reunido los conocimientos, aptitudes y actitudes suficientes para despertar tu elemento innato: la Tierra. Como puedes comprobar tú mismo, siempre te ha acompañado: Naciste en un entorno rural, de gente de labranza; además, lo hiciste en el propio seno de la tierra, en tu casa de campo; tu ocupación principal fue manejar el tractor, símbolo del que se gana la vida en el campo; tu familia proviene de gente que desde siempre manejó la tierra como medio de subsistencia; incluso tu muerte tuvo que ver con la tierra, por culpa del dueño de la misma fueron enviados los asesinos que te mataron. Para despertarlo sólo tienes que hacer una cosa, es algo sencillo, no tienes que realizar grandes hazañas, grandes gestas, sólo tienes que matar a tus padres, así de fácil, simple. De esta manera me demostrarás que estás preparado para desbloquear tu verdadero potencial, aquél que yace dormido en la parte más profunda de tu ser, ese poder que te convertirá en leyenda. No debes apresurarte en tomar la decisión, pero no te duermas, cuanto más tiempo pase más lejos estarás de volver al lugar donde yace tu alma en este momento, ésta se separará y se dispersará haciendo que desaparezcas para siempre. Antes de desaparecer te diré una cosa que igual te ayuda a tomar la decisión, tus padres murieron pocos días después de tu muerte, el dueño de la tierra donde vivíais volvió con más gente y asesinó cruelmente a tus padres, como Juez del Inframundo lo deberías saber ya, ¿no?.-
**Erde desapareció instantáneamente, su explicación fue tan clara como rotunda. Falkon estaba especialmente afectado, no comprendía como algo tan importante no se le había comunicado, como se le había pasado, a él, un Juez del Inframundo, una persona con total acceso en esos temas. Pensaba que tenía perfectamente controlada todas las circunstancias de su vida, pero por lo visto, la parte más importante se le fue ocultada. ¿Sería eso lo que tenía oculto en su propio ser?, ¿Su subconsciente había tomado el control y ocultado este hecho tan importante?, muchas nuevas preguntas rondaban sus pensamientos. [El elemento tierra, así que siempre estuvo en mi presente, claro, ahora todo tiene sentido. La idea de la muerte de mis padres no para de golpearme en mi cabeza, ¿y si fuera todo una trampa de aquél Maestro?, ¿y si realmente estuvieran todavía vivos como siempre había imaginado?]. En ese mismo momento apareció su padre sonriente, con un gesto de su mano le invitó a sentarse en la mesa para cenar, nada parecía ser extraño, todo ocurría como si nunca hubiera pasado nada. De un salto se incorporó Falkon y se sentó en la mesa, dispuesto a disfrutar de las patatas con chorizo que su madre hacía tan ricamente. El sabor era tan real, el olor, la textura,….era imposible que no fuera cierto. Erde era una entidad demasiado misteriosa, no había dejado clara su posición, sólo dijo que era el Maestro del Elemento Tierra, igual la verdadera prueba era dejarse llevar por el instinto, pero igual el instinto podía estar nublado por los acontecimientos. Fuera lo que fuese no iba a parar de comer el plato de su madre, ya habría tiempo de tomar decisiones.**

**La velada transcurrió sin sorpresas, los tres comieron y rieron como si nada hubiera pasado. El padre de Falkon incluso abrió una botella de vino de exquisito sabor para acompañar la sobremesa, su madre los miraba con cara de ternura, orgullosa de los dos hombres de su vida. Cuánto más tiempo pasaba menos claro tenía de despertar el supuesto elemento, ¿cómo podría matar a sus padres?, el simple hecho de pasarse por la cabeza esa idea ya era una extrema locura. Falkon se fue al baño a asearse para prepararse para dormir, cogiendo el agua de una palangana cercana cubrió su rostro con sus manos, al retirarlas vió como parte de su cabello se perdían y se difuminaba en el espacio. Los efectos descritos por Erde parecían estar ocurriendo, el tiempo se le empezaba a agotar y tendría que decidir rápido, o matar a sus padres y vivir con el recuerdo, o arriesgarse y desaparecer para siempre. Cualquiera de las dos decisiones tendría consecuencias fatales para el Juez, ¿pero como decidir la adecuada?. En ese momento le vinieron a la mente las palabras de Erde, sus padres ya estaba muertos, si esto era así todo lo vivido hasta ahora no era más que una ilusión de su mente para protegerlo de un poder oculto en su interior y de difícil control. Volvió a la cocina, su madre estaba limpiando la vajilla de la cena, su padre, sentado en el sofá, intentaba leer unos panfletos de propaganda sobre productos agrícolas, al levantar la vista y ver a su hijo le invitó a leerlos juntos, era la hora de cambiar el tractor y había grandes oportunidades. Un extraño escalofrío recorrió en ese momento su espalda, las lágrimas inundaban sus ojos mientras se acercaba la hora en la que tomaría su decisión, como servidor de Hades estaba familiarizado con la muerte, para él no era más que el camino a la verdadera salvación, era la liberación absoluta, fuera real o una farsa, estaba decidido a acabar con la vida de sus progenitores, sólo así se aseguraría de encontrarlos en el Inframundo, el lugar donde debían estar juntos los tres, para siempre. Con paso tranquilo y mirada perdida lanzó su puño al corazón de su padre, éste murió en el acto, en su cara un leve gesto de alivio que le apaciguó el espíritu. Su madre, espectadora de la escena agachó la cabeza, no dijo nada hasta que su hijo se acercó, cuando Falkon levantó el brazo para romper su cuello pudo escuchar las palabras de su madre: -Bien hecho hijo, ahora estaremos juntos, por fin hemos encontrado el camino que nos llevará hacía ti, gracias-. El Juez de Grifo ejecutó a sus padres como le había ordenado Erde, contrario a sus pensamientos se encontraba feliz, liberado, su cuerpo cargado de energías renovadas parecía recuperar un esplendor que no había tenido nunca en su vida como espectro. El Maestro del elemento tierra apareció de nuevo de la nada, en su rostro una mueca de felicidad por la elección de Falkon.**


-Bien hecho Juez de Hades, Falkon de Grifo has tomado la decisión acertada. Pudiste escoger cualquier otro camino, pero sólo este te hubiera llevado a convertirte en leyenda. Has roto con tu pasado, por fin has despertado tu realidad oculta, el bloqueo que impidió que te dieras cuenta de la verdadera muerte de tus padres ha sido roto. Has despertado el elemento Tierra, por fin podrás hacer uso del mismo como te fue otorgado en tu nacimiento. Espero que lo utilices de manera sabia y responsable con tus ideales. Por mi parte sólo me queda llevarte de nuevo a tu cuerpo, pero antes debo decirte algo importante, aunque has liberado tu poder al máximo sigues siendo un alma en pena, si quieres volver al Inframundo deberás buscar un nuevo recipiente, y además, despertar en él el octavo sentido, sólo así podrás regresar al Inframundo como Falkon, la leyenda.-


**El Juez regresó de nuevo al monasterio, los monjes continuaban recitando en aquél extraño lenguaje. Al ver como el espectro volvió a su cuerpo se retiraron sin decir nada, su trabajo había concluido. El monje de la túnica marrón-rojiza se dirigió a Falkon para felicitarle por su nuevo poder, era la primera persona en mucho tiempo que había sobrevivido al ritual, sin duda era alguien especial e importante para el señor Hades. Mostrándole la salida acabó su trabajo regresando al interior del monasterio. El Juez tenía muy presente las últimas palabras de Erde, tendría que buscar un nuevo huésped para regresar al Inframundo, pero no podía ser cualquiera, tenía que ser alguien vinculado a su pasado, alguien conectado a su vida por alguna causa. Existía otro problema inherente a este, el nuevo recipiente tendría que ser capaz de despertar el octavo sentido, algo que por sí sólo no es tarea fácil, pues sólo los elegidos son capaces de llegar a ese nivel.**

**Como alma en pena fue vagando por el mundo en busca de la persona adecuada, aquella que le daría la oportunidad de regresar al Inframundo con la plenitud de sus poderes. Mucho viajó Falkon buscándola, pero no encontraba nada que lo conectara a su vida pasada, cuando ya empezaba a perder la esperanza de encontrarla en esta era se acordó de las palabras de Erde: “tus padres murieron pocos días después de tu muerte, el dueño de la tierra donde vivíais volvió con más gente y asesinó cruelmente a tus padres”. Ese sería el nexo que lo devolvería al Inframundo, la rabia inundó el espíritu del Juez, el asesinato de sus padres no podía quedar como un hecho sin castigo. Siempre había vivido como espectro con la idea de que con su acción salvó a sus padres aquél día, que su muerte había servido para protegerlos, pero no fue así. Viajando a gran velocidad regresó a la ciudad cercana a Los Infiernos, al lugar donde aún vivía ajeno a todo el asesino principal de sus padres, el señor Schuldig. Éste señor era un hombre inmensamente rico, vivía en una mansión a las afueras de la ciudad, desde allí manejaba sus turbios negocios y masacraba a los inocentes con absoluta impunidad. Su hijo, ajeno a los actos oscuros de su padre vivía tranquilo rodeado de grandes comodidades. El Juez nada más verlo sintió la conexión en el acto, que mayor venganza para su familia que renacer como el hijo de su asesino, no cabía mejor venganza que aquello, mataría dos pájaros de un tiro, acabaría con el asesino de sus padres de la manera más dolorosa a manos de su propio hijo, y destruiría su imperio levantando con la sangre de sus conciudadanos. El espectro sólo tuvo que esperar el momento adecuado para introducirse en su nuevo huésped. En uno de sus inmensos jardines esperó al momento justo para realizar la posesión, desde el interior de una especie de laberinto formado por largas filas arboladas comenzó a emitir un leve sonido hacía la ventana de la habitación donde dormía el niño, el sonido lo fue modulando en una hipnótica canción que invitaba a quien la oyera a acercarse a su presencia. El infante, totalmente cautivado escapó de su habitación y se adentró en el laberinto. Falkon lo estaba esperando tranquilamente, el niño, cuyo nombre era Rache, no pudo defenderse de una entidad tan poderosa como el Juez, sumido en la más profunda oscuridad cayó bajo su influjo. La semilla estaba colocada, sólo hacía falta esperar el tiempo suficiente para que germinara y despertara como la persona que estaba destinada a ser, el Juez de Grifo, una Leyenda del Inframundo.**

**Pasaron varios años sin que hiciera aparición el espíritu de Falkon, el cuál, aletargaba en lo más profundo de su ser esperando el momento de su venganza. Desde el mismo momento en el que el Juez tomó posesión de Rache, su vida se volvió oscura, instalado en la oscuridad se volvió un niño caprichoso, rebelde, cada acción que tomaba estaba rodeada de malicia. Maltrataba a sus sirvientes por puro placer, castigaba a sus hijos para regocijo suyo, siempre ordenaba cualquier tipo de cosa sólo para fastidiar. Sus padres preocupados, no entendía como un niño tan inocente se había vuelto tan odioso en tan poco tiempo. La idea de un internado pasaba por la cabeza de su padre, quería quitárselo de en medio pronto para que no enredara en sus negocios, ya habría tiempo de enseñarle la verdadera vida, pensaba mientras preparaba el papeleo. Su madre no lo tenía tan claro, siempre estaba al lado de su hijo justificándolo en todo momento, el amor que se tenían Madre-Hijo era otro aliciente más a unir al descontento de Schuldig, el cuál mostraba unos celos peligrosos. La noticia pilló de sorpresa al joven, que ya contaba con 15 años, de ninguna de las maneras iba a abandonar sus privilegios para internarse en una institución donde sería uno más. Totalmente enajenado por sus pensamientos caprichosos, y mostrando una crueldad extraordinaria y un nulo sentido de la realidad agarró un hacha de los jardineros que arreglaban sus jardines. La maldad había llegado a un punto en el que el espectro podía influir en sus decisiones, estaba anulando por momentos la verdadera voluntad del joven Rache para intentar alcanzar su despertar, pero faltaba la parte más importante, necesitaba causar una terrible impresión para intentar que despertara su octavo sentido.**

**Todo ocurrió muy deprisa, tanto que apenas hubo tiempo para realizar otra cosa, con el hacha en la mano fue al despacho donde su padre organizaba sus negocios. En la mesa que tenía para tomar decisiones estaban los papeles de su internado, su padre con un gran puro apenas se movió al entrar Rache, ni siquiera lo miró, por lo que no se dio cuenta del arma que portaba. El chico exigió explicaciones, las cuales nunca llegaron, con una gran carcajada su padre lo mandó a freír espárragos, un mocoso no iba a tomar decisiones por él, pensaba mientras su hijo se le acercaba peligrosamente por su espalda. Con un rápido movimiento le clavó el hacha en el cuello, cerca de la aorta, el padre sorprendido y moribundo cayó al suelo y comenzó a arrastrarse hacía un cajón donde guardaba un pistola cargada. En el interior del joven el Juez iba tomando cada vez más el control, estaba a punto de despertar de nuevo, cuando la madre hizo acto de aparición. Sobrecogida por los gritos agonizante del padre acudió rápidamente a ver lo que estaba ocurriendo, el horror que reflejaron sus ojos al ver la escena era imposible de explicar, Rache se dio la vuelta para intentar abrazar a su madre, momento que aprovechó el padre para disparar su última bala a la cabeza del joven, éste movido ya por la voluntad de Falkon la esquivó sin problemas, pero lo calculó todo para que la bala impactara en la madre matándola en el acto. Su venganza se había consumado, el poco espíritu del joven se alteró al ver a su madre y despertó el octavo sentido, movido por la fuerza que le dió el nuevo estado fue hacía el cuerpo agonizante de su padre para terminar de matarlo, agarrándolo con fuerza comenzó a asestarle tajos uno detrás de otro. Mientras su vida se le escapaba, el señor Schuldig sólo pudo agarrarlo del cuello, con su último suspiro le arrancó la camisa a su hijo el tiempo justo para ver la marca del grifo en su cuerpo, mitad león, mitad águila, igual como la tenía Falkon, el cuál, ya con el total control sobre el cuerpo del joven le dirigió unas últimas palabras antes de dejarlo caer al suelo: -Saludos desde Los Infiernos, pronto nos veremos para que te castigue de verdad, jajaja-.**

**De esta manera el Juez Falkon volvió a retornar al Inframundo, con un nuevo cuerpo, flamante y orgulloso. Antes de abandonar la ciudad dejó toda la fortuna de Schuldig en manos del pueblo de Los Infiernos, se aseguró de que cada uno de los bienes acumulados con el sufrimiento de miles de personas fuera devuelto a sus verdaderos dueños, los pobres aldeanos que una vez fueron sus vecinos. Una vez cumplida su venganza se adentró en el Inframundo, un nuevo Falkon había renacido para ser recordado como una verdadera leyenda.**
**El Juez de Grifo ya disfrutaba de su nueva posición, habían pasado ya varios meses desde su llegada al Inframundo cuando recibió una nueva e inquietante visita, un gran elemental de fuego hizo acto de aparición. Falkon lo miró con cautela pues su apariencia le recordaba a la figura que acompañaba al Golem de Tierra de aquél monasterio. Sin apenas tiempo para preguntar nada fue arengado por el elemental.**


-Juez Falkon, mi nombre es Feuer, soy el Maestro del Elemento Fuego. Sé por Erde que tienes el conocimiento suficiente para comprender lo que implican los elementos en el cosmos de las personas, pero hay algo que debes saber. Todo elemento tiene una afinidad y una debilidad, y el tuyo tiene la afinidad del Elemento Fuego y la debilidad del Elemento Rayo. Como estoy al corriente de tus últimas actuaciones te ofrezco la oportunidad de despertar el Elemento Fuego de tu cosmos. Si eres capaz de despertarlo serás todavía más poderoso, y un guerrero sin igual en todos los reinos. Pero como imaginas no será tarea fácil, para ello deberás demostrar que eres digno de su esencia, el fuego es el Padre de la Esperanza y el deseo del Espíritu, es la fuerza viviente, sólo si reúnes estos requisitos serás capaz de despertarlo, deberás adentrarte junto a tu sirviente Fidel en las profundidades de Roca Magma, el volcán que se encuentra en la zona Oeste del Meikai. Allí habita un demonio milenario, un ser que existe desde el principio de los tiempos, si eres capaz de traerme su cuerno demostrarás que eres la persona adecuada para despertar el Elemento Fuego, sino lo logras no importará, aquél demonio está fuera del control de Hades, quemará tu cuerpo y te hará desaparecer entre grandes sufrimientos. Que tengas suerte Falkon-.

**El Elemental de Fuego desapareció dejando un rastro de fuego incandescente en el ambiente. La oportunidad de despertar el Elemento Fuego se le presentaba como una oportunidad única para volverse aún más poderoso. Como no quería obligar a nadie fue a consultar con su sirviente Fidel sus intenciones, quería escuchar su opinión al respecto, sería la primera vez que echaría mano del chico para que le ayudara en una misión importante. Éste se encontraba inmerso en sus tareas cuando el Juez lo llamó a su presencia, tras relatar lo ocurrido y explicarle su intención de llevarlo con él mostró algo de temor, la idea de encontrarse con un demonio milenario le era preocupante y a la vez temerosa. Aunque tenía cierto nivel de lucha por las enseñanzas del Juez todavía se veía incapaz de dar la talla en algo tan importante. Le preocupaba el ser más una carga que una ayuda, pero como le debía lealtad a Falkon lo dejó todo en el aire para que él decidiera. El espectro de Grifo lo miró y sonriendo le dijo: -Vamos a ir Fidel, tengo ganas de ver como te desenvuelves en algo tan importante, sólo así sabremos si hice bien en traerte al Inframundo conmigo-.**
**Tras preparar todo lo necesario se adentraron en la zona Oeste del Meikai, Roca Magma los esperaba con sus cortinas humeantes que se perdían en el cielo. El calor allí era insoportable, todo a su alrededor parecía derretirse con suma facilidad. Falkon portaba su apreciada armadura, por lo que no sufría apenas problemas, su sirviente Fidel en cambio apenas podía caminar en línea recta, la falta de aire y el agobio por estar en una situación extrema mermaba las facultades del joven. Agarrándolo de un brazo y echándoselo encima le ayudó a llegar al núcleo del volcán. Una vez allí se encontró con la bestia en su trono de lava, con una mirada de las que fulminan a cualquiera con sólo mirarlo esperaba a la extraña pareja.**

-Quién es el osado que se atreve a penetrar en mis dominios. Ni el propio Hades se atrevería siquiera a acercarse a Roca Magma. Por la armadura que llevas pareces ser un Juez, ¿me equivoco?. ¿Qué quiere un Juez del viejo Teufel?. No es algo que me importe porque desde que pusiste tu pie en mi territorio estas acabado, te arrancaré el espíritu como si fueras un simple humano, jajaja.-

**El demonio respondía al nombre de Teufel, y por sus palabras era una criatura confiada y poderosa, tanta, que era capaz de proclamar que el mismo Hades le temía. Falkon miró a Fidel para ver como se encontraba, éste estaba tumbado hacia arriba intentando coger algo de aire para poder levantarse. Sonrió, por lo menos había sido capaz de sobrevivir a unas condiciones tan peligrosas, que adentrarse sin la protección de una armadura sólo estaba al alcance de los espectros más poderosos. Teufel no dio tregua a la pareja, desde su posición elevada lanzó su enorme boca para intentar agarrar al Juez de uno de sus brazos, éste al presentir el movimiento pudo esquivarlo con dificultad, pero se alejó de la zona donde Fidel todavía intentaba recobrar el aliento. El demonio al verlo eligió una nueva víctima, el muchacho era un blanco demasiado fácil por lo que intentó recrearse antes de intentar engullirlo. Mientras emitía un sonido parecido a una canción acercaba su boca llena de fluidos al cuerpo de Fidel que no reaccionaba, si no hacía ningún movimiento acabaría sus días en aquél instante. Falkon desde el otro lado del núcleo valoró sus opciones, lo único que podía hacer era lanzar un ataque a la zona del techo y esperar que el desprendimiento fuera lo suficientemente grande para impedir que se comieran a su sirviente. Elevando su cosmos al máximo lanzó uno de sus ataques más certeros que impactó de lleno en el techo, gran parte de la estructura cayó sobre el demonio aturdiéndolo lo suficiente como para que Fidel escapara a un pequeño recoveco de uno de los lados. Frente a frente se encontraban Falkon y Teufel, el Juez y el Demonio, el único obstáculo para poder despertar el Elemento Fuego.**

-Parece que eres muy astuto Juez, ¿Cómo has dicho que te llamas?. Te has ganado por lo menos el honor de que sepa tu nombre antes de matarte. Debes saber que no has hecho nada más que retrasar lo inevitable, y ambos perecerán en este sitio, jajaja. Te mostraré el porqué un Demonio de mi talla ha perdurado tanto en el tiempo, te enseñaré mi bien más preciado, la espada “Flamme”, con ella soy capaz de despedazar un alma en tantos trozos que se evaporarán en el acto.-
**Teufel sacó su arma más preciada, una espada de grandes dimensiones rodeada de un fuego tan brillante que rivalizaba con las mismas llamas del Infierno. Con gran potencia comenzó a blandirla contra el Juez, el cuál se veía desbordado por la velocidad con la que la bestia imprimía sus movimientos. A cada movimiento una enorme corriente de aire ardiente era lanzada contra su rival, Falkon pudo esquivar todas las embestidas, pero el aire lo estaba agotando a gran velocidad, si las cosas seguían así no podría aguantar mucho tiempo frente al demonio. Las cosas se estaba complicando de gran manera, Teufel se sentía cada vez más cómodo manejando su preciada espada, estaba acorralando al Juez contra una de las paredes, quería dejarlo sin escapatoria para disfrutar del movimiento ejecutor final. Todo parecía acabado cuando tras un fuerte mandoble quedó el Juez de Grifo contra la pared, sin posibilidad de salida. Fidel escondido podía ver a su amo luchando por la vida de ambos, le daba rabia el no mostrar el arrojo y valentía suficiente para intentar ayudarlo, él ya sabía que era más una carga que una ayuda, rompiendo a llorar apartó la mirada. Falkon ya había asumido que igual no saldría con vida de esta, pero por lo menos quería salvar a su sirviente, de pronto le vino a la mente las palabras de Feuer: “el fuego es el Padre de la Esperanza y el deseo del Espíritu, es la fuerza viviente”. Poseído por el espíritu luchador que lo caracterizaba intentó un último intento, giraría todos sus esfuerzos para despertar el espíritu indomable de Fidel.**

-¡Fidel, escúchame!, ¡no te escondas!, ¡tienes que despertar tu espíritu combativo!, ¡tu fuerza viviente!. ¡Como el fuego que arde en tu interior eleva tus esperanzas como si fuera el último aliento de tu vida, tu último esfuerzo por salvar nuestras vidas!. ¡Yo confío en ti, Fidel!, yo confío en ti….-
**Fidel captó la esencia de las palabras de su protector Falkon, en un movimiento desesperado de éste le había insuflado la esencia necesaria para que el muchacho intentara lo imposible, saliendo de sus escondite se lanzó contra el demonio que estaba de espaldas, éste sorprendido se giró con una rapidez y violencia colosal, tanta que no advirtió en que tenía la espada muy cerca de su cuerpo cortándose él mismo uno de sus orgullosos cuernos. Éste cayó al suelo con gran estruendo, Teufel se quedó inmóvil, sin hacer ningún gesto, con el rostro desencajado. Falkon vió la oportunidad perfecta de lanzar su mejor golpe, elevando su cosmos hasta el octavo sentido se preparó para dar lo mejor de sí.**


-Juez Falkon guarda tus fuerzas. Has sido capaz de superar la prueba con creces. Soy yo mismo, Feuer. Quería comprobar si realmente eras capaz de sacar lo mejor de la gente que te rodea. Sé de sobra que estás capacitado para actuar tu sólo en cualquier circunstancia, pero una Leyenda tiene también que ser capaz de sacar lo mejor de la gente que lo rodea, en momento límites, donde las esperanzas se pierden, es necesario que surja la figura de un líder que sea capaz de alzarse como “el Padre de la Esperanza”. Has despertado el Elemento Fuego, eres digno de llevarlo en tu interior. Me marcho confiado en que serás capaz de utilizarlo de la mejor manera posible. Te has convertido por derecho en una de las personas más poderosas del Inframundo, siéntete orgulloso Juez de Grifo. Ahora regresa a tu Prisión y descansa, te lo has merecido, yo me encargo de vuestra vuelta. Pero antes de irme quiero dedicarle unas palabras a Fidel, muchacho, debes confiar más en tu potencial, en tu interior crece una llama de gran potencia que debe ser avivada justamente, sigue el camino que te marque Falkon, porque será el camino que te convertirá en una importante persona. En los peores momentos, cuando lo veas todo perdido, acuérdate del arrojo que tuviste para cortarle el cuerno a Teufel, sin tu ayuda ahora mismo estaríais olvidados. Adiós valientes guerreros.-

**Feuer utilizó sus habilidades para transportarlos de vuelta a la primera prisión, una vez allí analizaron la aventura vivida y la perfecta acción de Fidel que los salvó de una muerte segura. Falkon se retiró a descansar a sus aposentos con una amplia sonrisa en su rostro, por fin había conseguido vislumbrar parte del potencial que siempre pensó que tenía su sirviente Fidel. Con el Elemento Tierra y el Elemento Fuego despertados comenzaba el nuevo camino de la Leyenda, Falkon, el Juez de Grifo.**
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