Misión de Entrenamiento para Aramos de León Menor

Entiendo perfectamente santo dorado. Tiene sentido y lógica la distribución de misiones de acuerdo a distintos rangos que representen dificultades variadas. De esta manera, no se perderán importantes recursos en misiones que de otra manera serían consideradas suicidas. Esto permite una mejor gestión de los santos de Athena, y los aleja de las misiones más peligrosas, que podrían costarle la vida.

Aramos afirmó con la cabeza.

De momento no tengo dudas, santo de Virgo. Agradezco que se tome el tiempo para explicarme estas reglas, pues podrían salvarme la vida. Creo que podemos continuar.

Entiendo a la perfección, Santo dorado. Aramos sonrió confiado. Había fuerza en las palabras del santo de virgo, y sin duda, era resultado de su personalidad. Pero también había sabiduría y templanza. Aramos apreciaba aquellos consejos porque bien podrían salvarle la vida. Podemos continuar, si usted así lo considera. Esta información probará ser vital en mis futuras misiones.

Comprendo santo de Virgo, Añadió Aramos cuando el caballero de Athena finalizó con su explicación. La dificultad de las misiones es en forma decreciente, aunque estoy seguro que incluso aquellas más sencillas representarán un alto nivel de desafío.

El santo de León Menor sonrió mientras hacía un repaso de las explicaciones sobre las misiones que conocía hasta el momento. El detalle de que ciertas misiones pueden ser emprendidas de manera cooperativa, y que no todas ellas implican necesariamente combates contra enemigos de la paz de Athena tan solo demuestra la variedad de los objetivos encomendados a sus servidores.

Finalmente asintió con la cabeza. Podemos continuar.

Nuevas reglas que se sumaban a las que Aramos ya conocía. De seguro tan importantes como las anteriores.

Aramos repasó mentalmente los nuevos parámetros de misión que el santo de oro de virgo había explicado segundos atrás, para asegurarse que los conocía con detalle. Descubrió que eran en extremo rigurosos, pero se imaginaba que ello había sido a propósito, con el objeto de delinear y limitar reglas claras para los santos que se embarcasen en tan peligrosas tareas.

Cuando finalizó con el silenciosos repaso mental, el santo de León Menor sonrió y asintió con la cabeza. Listo. Creo que lo recordaré todo.

Aramos estaba extenuado, sí. Había aprendido mucho en pocos días, pero finalmente llegaba el momento de poner en práctica lo que sabía. Un dejo de asomo, mezclado con sorpresa y emoción, recorrían todo su ser. Finalmente se consideraba un caballero de Athena al completo. Finalmente podría servir a su causa. Servir al orden y a la paz que ella representaba y guardaba. Finalmente había demostrado que estaba listo para cumplir las misiones del Santuario, y ya no podía esperar para comenzar.

Y fue poco después de completar las clases de conocimiento teórico y entrenamiento de misiones, que Aramos fue alcanzado por el mismísimo Patriarca, quien procedió a darle a conocer la existencia de una misión que Aramos podría cumplir.

Cuando finalizó la explicación, Aramos comprendió lentamente que esta representaba un quiebre respecto de otras tareas que había realizado en el Santuario. Era la primera vez que abandonaría el lugar, desde que hubiera llegado, y se embarcaría en una peligrosa búsqueda en una isla que no conocía para dar caza a un sujeto que evidentemente era muy peligroso. Su captura era de suma importancia si se deseaba proteger la paz de Athena.

Entiendo la misión a la perfección, Patriarca, y me siento orgulloso y honrado de que me haya seleccionado para esta búsqueda, sentenció Aramos con una sonrisa en su rostro. No le defraudare, señor.

Por supuesto, aún habría que finalizar las instrucciones y realizar los preparativos del viaje, por lo que Aramos sabía que su partida se demoraría aún un poco más. Pero el caballero de León Menor no podía esperar...

Patriarca, agradezco sinceramente la fe que ha puesto en mí, y prometo que no le defraudaré. Cumpliré con la tarea encomendada o caeré en el intento, pero voy a salvaguardar el honor del Santuario. Y si tengo que dar mi vida en el cumplimiento de mi objetivo, que así sea, todo en honor a la diosa Athena.

Aramos tomó el mapa que el Patriarca le hacía entrega y le dio una larga y cuidadosa mirada. Era un mapa viejo, casi milenario, con una extraña caligrafía en tinta apenas legible. Más claro aún era el dibujo de la isla representada en el mapa. Al tiempo que repasaba los distintos puntos de importancia, Aramos se aseguraba de aprender de memoria el nombre y distancia de cada lugar, así como relacionarlo con lo que sabía sobre el caballero negro y las advertencias que le habían sido dadas con anterioridad. A continuación, Aramos tomó las pociones que el Patriarca tan considerablemente le hizo entrega. No había duda alguna en la mente del joven caballero de bronce, de que tendría que usarla, más tarde o más temprano, y que por lo tanto, bien podrían salvarle la vida.

La cautela, era evidente, estaría a la orden del día. El Patriarca había sido explicito al informar que nadie habia ingresado en la isla en una buena cantidad de años, lo que significaba que, por un lado, la isla en sí misma era un lugar harto peligroso. Por otro lado, su presencia sería pronto detectada, si no se manejaba con cautela. Y a más, esto significaba que nadie podría decirle específicamente el tipo o la gravedad de los peligros que Aramos encontraría en la isla... No habría precaución suficiente. Con aquello en mente, el santo de León Menor se retiró a sus habitaciones para alistarse para el viaje.

Me retiro ahora, Patriarca, para disponer de mi pronto partida. Aramos saludó con cuidado y respeto.

Aramos pasó los restantes dos días finalizando los preparativos. Y mientras lo hacía, la manera de entrar en la isla no dejaba de dar vueltas en su mente. Por supuesto, la isla en sí no era impenetrable, y de seguro sería virtualmente imposible cubrir cada esquina y guardar cada costa. Sin embargo, la mayor parte de ella era prácticamente impenetrable. Sólo en el norte de la isla, Aramos notó la existencia de un muelle, que en el mapa era denominado "Muelle de la Muerte". Al leer aquello, un dejo de preocupación, como escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, recorrió el cuerpo de Aramos. Un nombre así no podía significar nada bueno. Nada de nada.

Para peor, como único muelle de la isla, y aparentemente único lugar de entrada y salida de la isla, era evidente que el lugar estaría bajo constante observación. Nadie podía ser tan tonto como para intentar ingresar por allí.

Por otro lado, era posible que los hipotéticos guardias del muelle, si es que realmente existían, de seguro estarían demasiado confiados en que nadie ingresaría por allí, lo que significaba que con algo de habilidad y mucha suerte, Aramos podría colarse en la isla delante de sus propias narices... Valía la pena intentarlo.

Conseguir una manera de llegar hasta la isla probó ser tan difícil como Aramos se temía. La isla tenía muy mala reputación por lo que ningún barco turista se acercaba hasta allí, y los barcos pesqueros no querían saber nada con aquel lugar. Finalmente, Aramos tuvo que desembolsar un par de monedas para que un viejo pesquero borracho lo alcanzara hasta las cercanías. El viaje, de varios días de duración, no fue nada sencillo para Aramos, que estaba poco acostumbrado a los vaivenes de los navíos. Por suerte, el clima acompañó al santo de Athena en su búsqueda y llegaron al lugar en tiempo record. Sin embargo, cuando el santo de Athena vio la isla en el horizonte, tan negra como el hollin y con un cosmos tan maligno que daba nauseas, el viejo pesquero pareció olvidar el trato al que habían llegado y comenzó los preparativos para la vuelta. Por supuesto, aún faltaban varios kilómetros por cubrir, pero Aramos nu pudo culpar al viejo pesquero, demasiado asustado como para dar sus razones. Aquel cambio de planes forzó a Aramos a cubrir los últimos kilometros a nado.

Cuando finalmente llegó a la costa norte, Aramos estaba exhausto. Agradeció la pronto caída de la noche en el lugar, pues haría su infiltración en el muelle tanto más fácil. Luego de unos segundos de descanso, Aramos comrpendió que no tenía tiempo que perder, y se lanzó a completar su misión.

Aramos se detuvo por unos instantes a pensar lentamente sobre el reto
que le presentaban los caballeros negros. No veía otra salida más que
contestar correctamente, pues le superaban en número y a la más, su
poder combinado no podía ser alcanzado por el joven caballero de bronce.
Definitivamente, haber sido encontrado por los guardias del muelle
habría sido terrible.

Peor aún, más allá de la respuesta que
Aramos diece, algo había que tomarse por seguro: otros se enterarían de
su llegada a la isla y desde aquel momento en adelante, cada uno de sus
pasos estaría bajo observación. De alguna manera, había perdido el
factor sorpresa, y aquello había puesto en grave peligro el cumplimiento
mismo de sus objetivos.

Pero Aramos no tenía tiempo para dejarse
vencer de manera tan sencilla, y menos aún cuando la misión recién
comenzaba. Luego de revisar todo el cúmulo de conocimientos que Aramos
poseía, y que había adquirido a lo largo de toda su vida, el joven
caballero de León Menor respondió resoluto, y completamente confiado de
que estaba en lo correcto. No había otra respuesta posible.

Dada la respuesta, el santo de bronce se preparó para el veredicto de sus contrincantes. No confiaba demasiado en ellos, por lo que se preparó para combatir, incluso sabiendo que estaba en lo correcto. No había duda de la naturaleza traidora de los caballeros negros, tal y como le habían advertido en el Santuario. Nada de lo que había visto hasta el momento le mostraba lo contrario.

Con todo lo que habìa costado descifrar aquel acertijo, los guardias oscuros demostraron su verdadero ser y se dispusieron a atacar al santo de bronce, incluso aunque la respuesta había sido la correcta. No había duda de que aquellos sujetos no tenían honor. Continuar su camino no sería nada fácil.

Aramos, sin embargo, se había imaginado que algo así sucedería, por lo que se había alistado para dicho accionar. Sin embargo, pronto se vio rodeado, mientras los guerreros se posicionaban para atacar con todo su poder. Aramos se encontraba en una situación peligrosa.

El santo de León Menor se alistó finalmente para repeler a sus contrincantes y contraatacar tan rápido como pudiera, cuando de repente, un oscuro cosmos apareció en escena. Una oscura presencia que invadió el ambiente precedido por un aroma rancio y podrido. Un cosmos aún más grande y agresivo que el de los guardias.

El portador de dicho cosmos pareció hablar con los guardias, aunque el contenido de sus palabras poco parecieron importarle al santo de bronce. No había duda que este sujeto era algún tipo de líder en la isla, pues su sola presencia fue suficiente para acobardar a los guardias. Y a más, sin previo aviso, el sujeto de cosmos oscuro procedió a atacar y acabar con los guardias con unos pocos movimientos. De hecho, el enfrentamiento fue tan rápido, que Aramos apenas si pudo reaccionar antes de que los guardias se encontraran completamente derrotados. El sujeto recién llegado había golpeado a los guardias con tanta ira, tanto poder, que la destrucción de los pobres infelices estaba asegurada.

Y Aramos apenas si pudo vislumbrar al atacante. Se movía con tanta velocidad, y sus golpes eran tan precisos, que no necesitaba estar en el mismo lugar demasiado tiempo. Al final, sobre el campo de batalla solo había una serie de cuerpos de guardias diseminados.

No había necesidad de más.

Finalizado con los guardias, el sujeto oscuro procedió a dirigir su atención hacia el santo de León Menor.

No te conozco, y realmente no debería estar compartiendo esta información, pero supongo que te debo mi vida, por lo que al menos debes saber a quien has salvado. Mi nombre es Aramos. Aramos de León Menor. Soy un santo de Athena, y estoy aquí en misión para el Santuario. Eso es todo lo que puedo decir, que de hecho ya es suficiente. Agradezco tu inestimable ayuda, extraño, pero me pregunto ¿quien eres tú, y que haces aquí? ¿Y por que asumes que tenemos que ser enemigos?

Aramos sonrió al extraño y ofreció estrechar su mano. Sin embargo, cauto, no olvido el increíble poder y el oscuro cosmos del extraño, por lo que se preparó incluso para lo peor.

Lo siguiente sorprendió a Aramos. Por un lado, no esperaba encontrar al caballero oscuro tan rápidamente. De hecho, aún creía que tendría que pasar por varias penurias, y recorrer la isla por varios días antes de poder dar con él. Pero el destino le había jugado una pasada y allí se encontraba ante él.

Por otro lado, tampoco esperaba que el caballero oscuro le atacara tan sorpresivamente, actuando bajo un impulso que Aramos no lograba entender. Sin duda, si su objetivo hubiera sido acabar con el santo de bronce de León Menor, lo lógico hubiera sido atacarle con ayuda de los guardias.

Pero no.

Nada de lo que sucedía tenía mucho sentido, pero Aramos no estaba allí para dejarse vencer tan facilmente. Por ello, decidió modificar el curso de acción. El ataque del Pegaso Negro era muy fuerte, pero aún así, Aramos redoblaría la apuesta. La lluvia de meteoros lo amenazaba peligrosamente, por lo que Aramos adoptó una postura defensiva que contradecía su verdadera intención.

Una vez que el caballero negro finalizó con su ataque, Aramos aprovechó rápidamente la ocasión presentada y se lanzó a toda velocidad contra él, antes de que pudiera poner buena distancia entre los dos.

Te has equivocado al atacarme así Santo Oscuro, no sabes lo que estás haciendo... pagarás por tu error.

CAMBIO DEFENSA POR ATAQUE

Golpe final del León menor: Daño: 600, Cosmos: -200, Energía: -30

El Caballero de Bronce acumula toda su fuerza y velocidad para realizar un golpe devastador
Efecto: Saca 3 de 4 dados del éxito y el enemigo no puede defenderse de este ataque

Concentrar: Cosmos: -1000

El Caballero del León Menor saca a relucir todo su potencial ofensivo y aumenta sus ataques de forma considerable
Efecto: Ataque extra x2

Azote Letal: Daño: 800, Cosmos: -350, Energía: -20

El
Caballero de Bronce del León Menor realiza una gran combinación de
golpes que recaen sobre un mismo lugar y le produce heridas mortales a
su enemigo

1200-150=1050
5800-1050=4750

Nivel 7
HP: 1000
Cosmo: 16000-1550=14450
Energía: 900-50=850
Fuerza: 3
Velocidad: 5
Habilidad: 3
Armadura: Cubre: 150 Durabilidad: 5800-1050=4750
EXP: 0/100

TIRO DADO PARA SABER SI EL DAÑO ES DIRECTO

Daño Final: 600 directos + 1600 defendibles.

Ante el nuevo ataque del Santo negro, Aramos sonrió confiado, conciente, sin embargo, de que este había sido más poderoso aún que el anterior. Sin embargo, el santo de León Menor, fiel a su estrategia, no hizo esfuerzo alguno por defenderse, esperando que el santo oscurto finalizara con todo el ataque antes de emprender su propia ofensiva.

Eres muy fuerte, eso debo reconocerlo, pero aún, debes aprender a no ser tan impulsivo. Tal vez yo no tenga el poder suficiente para destruirte, pero aún así, puedo dañarte de tal manera que nunca te olvidarás de mí.

Con eso, Aramos realizó una finta, cambiando sorpresivamente su postura defensiva por una ofensiva, que le permitiría confundir a su enemigo. Ahora te demostraré de que están hechos los santo de Athena... AZOTE LETAL!!

Aramos saltó sobre el santo negro y luego cayó sobre él con una serie de poderosos y terribles golpes, uno tras otro, que tenía el único objetivo de debilitarle y cansarle tanto como pudiera.

Y mientras tanto, Aramos analizaba el combate con frío cálculo. Sabía como terminaría, aunque le costaba hacerse la idea. El santo oscuro le superaba en poder con creces, y Aramos tenía pocas oportunidades para vencerlo. De manera enteramente realista, se sentía que no estaba preparado para este combate. Y solo podía esperar que el santo Negro cometiera un error...

CAMBIO DEFENSA POR ATAQUE

Golpe final del León menor: Daño: 600, Cosmos: -200, Energía: -30

El Caballero de Bronce acumula toda su fuerza y velocidad para realizar un golpe devastador
Efecto: Saca 3 de 4 dados del éxito y el enemigo no puede defenderse de este ataque

Concentrar: Cosmos: -1000

El Caballero del León Menor saca a relucir todo su potencial ofensivo y aumenta sus ataques de forma considerable
Efecto: Ataque extra x2

Azote Letal: Daño: 800, Cosmos: -350, Energía: -20

El Caballero de Bronce del León Menor realiza una gran combinación de golpes que recaen sobre un mismo lugar y le produce heridas mortales a su enemigo

1600-150=1450
4750-1450=3300

Nivel 7
HP: 1000
Cosmo: 14450-1550=12900
Energía: 850-50=800
Fuerza: 3
Velocidad: 5
Habilidad: 3
Armadura: Cubre: 150 Durabilidad: 4750-1450=3300
EXP: 0/100

TIRO DADO PARA SABER SI EL DAÑO ES DIRECTO