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Ficha de Akhantos de Fénix 3091mae
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Ficha de Akhantos de Fénix

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Mensaje por Akhantos Miér Ene 18 2017, 19:40

Nombre: Akhantos


Edad: 23


Sexo: Masculino


Nacionalidad: Grecia


Signo: Leo


Aspecto: De ojos azules, bien redondos. Cabello azulado y alargado hasta los hombros. Posee rasgos faciales de una persona atractiva y seductora. Su estatura es de 1,78 metros y su peso es de 83 kg. Posee un cuerpo altamente tonificado producto de sus duros entrenamientos.


AKHANTOS:



Perfil sicológico: Akhantos es un joven que todo lo que quiere, lo consigue, ya sea por las buenas o por las malas. A pesar de su bondad y tranquilidad, suele tener doble personalidad, ya que, al enfadarse puede llegar incluso a matar sin piedad, dependiendo del grado de maldad de la otra persona. Generalmente, Akhantos no es quien inicia las peleas, ya que se destaca por su serenidad, aunque muchos tienen la intención de batirse a duelo con él ya que es un hombre muy fuerte.
 A pesar de su tranquilidad y bondad, Akhantos es un hombre serio la mayoría de su tiempo, y no es de demostrar afecto hacia otras personas.


HISTORIA

** "-La fuerza de voluntad, la valentía, el sacrificio y la autosuperación son virtudes que hacen a un guerrero de verdad-", recordaba el joven Akhantos, aquellas últimas palabras con las que su abuelo se despidió de él. El muchacho de cabello azulado estaba parado en la cima de la montaña Koraguen, contemplando la maravillosa vista de su pueblo en Grecia. La seriedad y su rostro pensativo se hicieron presente una vez más en el guerrero que se posaba cruzado de brazos, al mismo tiempo que dejaba que el viento acaricie su pelo.
 Akhantos y su abuelo llevaban una relación inquebrantable, pues él fue quien lo crió desde pequeño y le enseñó todo sobre las artes marciales y combate con armas, y más allá de todo eso, su abuelo era la única persona a la que guardaba un enorme cariño. Antes de que el anciano se despidiera de este mundo, Akhantos le juró una promesa entre lágrimas, la cual, se trataba de que competiría en el torneo de artes marciales más grande e importante de Grecia para demostrar que todo lo que su abuelo le había enseñado era insuperable por cualquier guerrero.
Ese fue el motivo por el cual Akhantos se dirigió a la montaña Koraguen, puesto que en ese sitio su abuelo le enseñó muchas cosas, entre las cuales le enseñó a supervivir con escasos recursos y con un arduo entrenamiento de peso.**


** Cinco días más tarde, una multitud complicaba los accesos a las entradas del gran e imponente Coliseo griego, ya que el espectáculo más importante que reúne a los mejores peleadores de Grecia estaba a punto de dar comienzo. Cabe aclarar que este evento es único, y solo se lleva a cabo cada diez años.
Decenas y centenas de combates preliminares se ejecutaron en diferentes arenas. Muchos de ellos duraron ráfagas de segundos, pues, había guerreros que estaban muy entrenados a comparación de otros, que solo iban para probar su fuerza. 
Akhantos superó sus cinco peleas preliminares para clasificarse a los octavos de final. Era más que un logro quedar entre los mejores 16 guerreros de Grecia, luego de que fueran 2500 los guerreros inscriptos. 
 Sin mayores dificultades, Akhantos supero las dos siguientes fases sin mayores complicaciones, hasta que... en las semifinales el guerrero de peinado azulado se cruzó frente a frente con un hombre que era muy distinto a los demás. 
Desde el inicio del combate, Akhantos nada pudo hacer ante los rápidos, imperceptibles e indivisibles movimientos de su rival, teniendo en cuenta que también le propinaba golpes durísimos, que ya habrían hecho dormir a cualquiera de los demás guerreros.
 Akhantos, con el cuerpo ensangrentado y el brazo derecho roto, intentó reponerse lo mejor que pudo y continuar el combate, pero parecía ya que todo estaba perdido. Su oponente parecía acrecentar sus fuerzas cada segundo que pasaba, y sin piedad, castigaba el cuerpo y el rostro de Akhantos.
 La gente, atónita por la masacre que estaba contemplando comenzó a retirarse del estadio, mientras que otros luchaban contra los guardias de seguridad, ya que querían invadir el estadio para detener el combate.
Akhantos había perdido mucha sangre, y nadie se explica como es que seguía de pie, pero su rival, lejos de estar sorprendido, continuaba reprimiéndolo sin parar. Pero todo tenía una explicación al darnos cuenta como funcionaba la cabeza de Akhantos... en sus ojos se notaba que no era él, sino su inconsciente quien estaba en la arena, tratando de evadir cada puñetazo del rival, que comenzaba a denotar signos de cansancio. La cabeza de Akhantos parecía un disco infinito, que se reproducía una y otra vez, emitiendo las palabras de su querido abuelo... "sacrificio, sacrificio, valentía... es lo que hacen a un guerrero de verdad...".
 De repente, Akhantos ya no podía levantarse de la arena, producto del brutal castigo que había recibido, pero una vez más, nada fue impedimento para que el grandulón que tenía enfrente no deje de patearlo en el suelo. El temible hombre que acechaba al joven de cabello azulado, comenzó a gritar " te rindes?, te rindes?" una y otra vez, sin parar, a lo que el joven que estaba a punto de ser asesinado, repetía con sumo dolor "no, jamás me rendiré!".
 Hasta que en un instante, Akhantos deja de emitir sonido... Su oponente se aparta y comienza a festejar despavoridamente, mientras todos los presentes en el estadio guardaban silencio por el tal asombro. 
 Justo detrás del grandulón, una luz anaranjada se hizo presente, elevándose de la tierra desafiando la ley de la gravedad. El objeto que apenas podía distinguirse, comenzó a levitar y a acercarse a Akhantos. Muchos de los aficionados inmediatamente pensaron que se trataba de alguna manifestación divina, pero no muy lejos estaban de lo cierto, ya que aquel objeto que estaba rodeado con una gran cantidad de energía, era una armadura, pero no cualquier armadura...
La caja metálica se abrió por sí sola y rápidamente se fusionó con el cuerpo destruído de Akhantos. Para la sopresa de todos, el joven se puso de pie, como si nada hubiese sucedido. Y mirandose las manos una y otra vez, comprendió que había muerto, pero que aquella energía lo había raido nuevamente a la vida...
"- Gracias abuelo, me siento como el ave fénix! -" dijo Akhantos quien lo primero que pensó fue que el espíritu de su abuelo guió la armadura llena de vitalidad y energía hacia él.
Akhantos apuntó uno de sus puños al hombre morrudo, y sin intención, lanzó un rayo directo a la frente de este, dejándolo inconsciente...**
Akhantos
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BRONCE
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