Ficha de Odin (Gregoret Bartled)

Gregoret Bartled.

Edad: 27 años.

Sexo: Masculino

Nacionalidad: Canadiense

Parámetro físico: Una musculatura altamente desarrollad rodea su cuerpo de pies a cabeza imponiendo una imagen que es de temer, su gran cabellera es de un color rojizo extravagante que hace parecer que el mismo estuviese compuesto de sangre por su inigualable pureza, su mirada es la de alguien seguro de sí mismo y con todas las expectativas puestas a su favor, pero sin duda sus ojos son lo que más denotan de su apariencia, serios y puros en su magnificencia inspiran poder sobre su rojo vivo.
 Por otra parte, posee atuendos que generalmente se ven lujosos por la imagen refinada hasta el punto de hacer resaltar la belleza de la ropa en el ser humano. Todo junto entre imagen personal y aspectos de vestimenta convierten a este individuo en una figura que resalta por sobre el resto.
 

Parámetro psicológico: Un prodigio único en su clase puesto que su mente ha atravesado incontables experiencias hasta lograr evolucionar sus parámetros ideológicos. Por otro lado mantiene  en secreto oscuros deseos de poder y arrogancia originadas dentro de un monstruoso ego que cubre bajo un suave velo de humildad respeto y equidad. Como si fueran dos caras de la misma moneda su psiquis puede diferir entre lo bueno y lo malo ajustando el equilibrio perfecto para adaptarse a su gusto.

El despertar de la conciencia.


**Nacido y criado en un poblado casi extinto, Gregoret forma parte de los Yucuscan, una comunidad nativa de Norteamérica que desde tiempos antiguos habitó la tierra en constante armonía, pero tras la aparición del hombre blanco y la conquista estos pueblos fueron reducidos a gran escala hasta formar parte de la minoría racial. A los Yucuscan  se los caracterizaba físicamente por el notable color del cabello y los ojos que encendían su rojiza y brillante luz cuando experimentaban emociones fuertes como la ira, el miedo o la euforia.
Pero Gregoret a diferencia de demás Yucuscanes no se crió en el pueblo. A sus primeros años de vida fue destinado al cuidado de la madre tierra, como era tradición el entregar a sus hijos al mundo tras dejarlos como ofrendas para celebrar la conciliación de la vida. Sin duda las viejas costumbres de Yucuscan implicaban ideales que iban en contra de lo establecido en nuestros tiempos modernos, por lo que nadie en sus cabales abandonaría a su hijo dejándolo a su suerte por el libre albedrio.
 

A sus 10 años fue hallado inconsciente al costado de una carretera desierta, aproximadamente a unos 500 km de la ciudad más cercana, nadie ha sabido de él desde que era un bebe. Por otra parte sus padres aun siguen vivos pero despreocupados de lo que pueda pasarle continúan coexistiendo en su cotidianidad, mientras tanto, el pequeño niño sobrevive a lo que hoy para nosotros es un enigma.**


Centro de salud Canadá.



**Solo, perturbado y confundido el joven Gregoret es destinado a pasar sus próximos 6 años en un orfanato donde experimenta el rechazo y la violencia por parte de sus compañeros así como de sus mayores. Al ir creciendo, su actitud se torna en un mar de rebeldía trayendo consigo problemas tras problemas todos los días. Durante esos años su carácter se fortaleció en base a la batalla por la supervivencia.**


**Vivíamos en condiciones precarias, no teníamos agua potable sino hasta el anochecer y era más que nada para darse una ducha tibia de tan solo unos 3 minutos, si te pasabas un poco más te golpeaban con barras de acero por la espalda hasta que salieras del baño, era una locura.

Además, la situación en la ciudad era realmente desastrosa, la gente no tenía recursos para sobrellevar esa devastadora  vida, y la fundación niños del mañana no era la excepción, muchas personas desaparecían día a día y casi no había fondos para cubrir gastos. Con la crisis económica las empresas comenzaron a cerrar y miles de ciudadanos perdían poco a poco sus empleos, todos estaban desesperados por algo de dineral para poder comer y la cosa iba para peor.**


**Como un deseo latente siempre recordaba esas palabras, ya que no solo se trataba de huir sino de encontrar. Todo parecía indicar que había un lugar lleno de luz al final de tanta oscuridad, y para ello, Gregoret tomo una decisión importante.**

**En aquel orfanato nos daban de comer muy poco, así que para poder abastecerme de nutrientes decidí explotar mis instintos de supervivencia. Con ello descubrí el poder de los hongos que crecían en los desperdicios de la putrefacción. Tras largos periodos de intensa lluvia la cantidad aumentaba y también su poder, puesto que siempre que los comía mi cuerpo se entumecía como una tumba y mi alma escapaba a la superficie para volar libremente sin necesidad de comer ni dormir más que viajar por todo el mundo.


En una de mis experiencias con dosis elevadas podía divisar cómo se levantaba de la tierra un enorme castillo imperial, este comenzaba a levitar una vez estaba dentro de él como si una fuese una nave y su capitán, pero al decir verdad nunca podía asomarme mas allá de la entrada de tan bello recinto, pues cada vez que ingresaba por una gigantesca puerta hacia la sala principal una fuerza repelía mis pasos y evitaba que llegase a un lugar importante.**
**Su afición por la naturaleza y el mundo que nadie conoce lo llevó a contagiarse del hambre de conocimiento, con ello su cultura y moralidad se formaron como es debido en una sociedad que domina a las personas etiquetándolas con una identidad propia y encerrándolas en su matrix.
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**Por esa razón, Una noche de revelaciones me atreví a entrar en el mundo prohibido del espacio, allí donde la materia es solo un mito, un lugar a donde solo pocos son bienvenidos, y no es de esperar que el humano este vetado del paraíso, pues su más grande anhelo proviene desde el fondo de su oscuridad, así, la naturaleza en su más grata sabiduría es quien escoge a los valientes guerreros que correrán por su lugar. Esa noche… me había elegido a mí. Yo había probado mi valentía al intentar cruzar el umbral que cambiaria mi destino y me daría las respuestas que tanto buscaba como el paradero de mi niñez y el mismísimo origen de mí ser. 


Fue una batalla colosal de energías, dos corrientes frenéticas empujándose entre sí por obtener el control hasta que finalmente una de ellas triunfó sobre la otra, y en efecto esa energía era la mía. Había logrado vencer ese obstáculo que negaba mi acceso al paraíso, y desde ese entonces mi alma ha deambulado sobre esas tierras flotantes mientras acaparaba todo tipo de información que llegaba directo hacia mí como una voz que le susurraba suavemente a mi alma atraiéndola hacia una entidad misteriosa.**

:-- Ven a mí… Joven muchacho… tu que has probado ser valiente desde el lecho de tu muerte hasta la vida, tú que renaces como un nuevo ser de vigor y espiritualidad, ven hacia mi… completa el ritual y levanta nuevamente este mundo hacia la luz. Abandónalo todo  y ven hacia a mí.--

**Desde ese momento, el cuerpo de Gregoret cayó nuevamente bajo estado de trance mientras su alma reposaba sobre los aposentos de la nueva Tierra de Asgard que se elevaba por los cielos como una mágica tierra de utopías.**

:--Desde este momento somos uno y otro, mi fuerza es tuya, y tu alma es mía… para siempre.--