Petición Surplice de Lycaon
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Petición Surplice de Lycaon
Nombre: Aoshi Mioria
Edad: 25
Sexo: Masculino
Nacionalidad: Japon
Signo: Géminis
Aspecto: Es un hombre de perfil atrayente. De ojos negros intensos que impactan por su intensidad y belleza, aunque poseen una particularidad: Se tornan rojos con un símbolo cuando está enfadado. Posee una cabellera lisa y negra que cuelga cerca de las mejillas para enmarcar el rostro, y una larga cola de caballo en la parte posterior de su pelo. Mide 1,78 de altura, y su peso es de 58 kilos. Complexión delgada pero fuerte. De tez clara, y de rasgos suaves. La mayor de sus características son unas grandes ojeras bajo los ojos.
Perfil Psicológico: Es un hombre serio, reservado, y poco expresivo. Su personalidad es un tanto misteriosa y fría. Desde que se volvió un espectro, piensa que la manera de erradicar los males, es por medio del dolor. Se muestra un tanto metódico y calculador cuando se trata de combatir, puesto que no le gusta subestimar a nadie. Conserva los buenos modales por sobre todas las cosas, pues procede de una noble familia. Leal a sus propósitos, y con un afán de superación importante.
Historia:
Un tono grisáceo envolvía la aldea como un fúnebre crespón. Los habitantes que allí vivían; humildes campesinos manejados por sus instintos primitivos, deambulan sin rumbo con sus rostros somnolientos, perfilados por melancólicas y desalentadas miradas. A la par de sus empobrecidas dimensiones, la aldea se hallaba circundada por pequeñas casas arruinadas a punto de desmoronarse, así como él se desmoronaba por dentro.
Aoshi pertenecía al grupo de ninjas Weijin; los guerreros que integraban este grupo eran tan solo, humildes campesinos conllevados a la miseria por un régimen impío y profano. Aunque a simple vista parecían débiles, poseían excelentes habilidades para el combate. Ayudaban al grupo Jinwei, pese a las diferencias que tuvieron en un pasado consternado y manchado de sangre. Los Weijin y los Jinwei, finalmente habían restablecido sus relaciones, lo que les hacía pensar a estos aldeanos, que el inicio de una nueva era mejorada estaba por llegar.
Su niñez fue tranquila, tuvo todo lo que necesitaba aunque eso requería su notable esfuerzo en obtener dichos privilegios; privilegios al fin, de los cuales poco interés tenia. Criado por un padre bastante riguroso, y una madre sobre protectora a la que para su desgracia, padecía de un cáncer incurable. Uno de los atributos que poseía este joven, era la capacidad innata para sobresalir como guerrero, ascendiendo de rango, y siendo el numero uno en todo , Siendo tan solo el más joven del batallón, se había convertido en el espía élite y guerrero favorito del sr Sauzo.(Fundador y líder del clan) lo que a su vez, terminaba siendo algo favorable para su padre en cuanto a su afán de mantener el nombre de su familia por lo alto.
A simple vista, este joven no parecía intimidar a nadie; su mirada era dulce para con su madre y hermano menor, a quien dedicaba a enseñar las artes básicas del combate en el poco tiempo libre que le quedaba. Su madre Selena, por su parte miraba con buenos ojos la labor que emprendía su hijo, y sin embargo eso no significaba para nada que le gustara. Pero era lo “Mejor” que podía pasarle según su padre quien era bastante riguroso con el chico, al que poco a poco fue demarcando en este, una fuerte personalidad ordenada y metódica, puesto que parecía el más interesado en la *Prostituta*ón del clan, exigiéndole día a día más como guerrero. Esto con el fin de poner en alto el nombre del clan, deseando darle un estatus intachable a su familia. Aoshi era, de cierto modo, el orgullo de la familia y quien poseía una capacidad innata para llevar acabo estos propósitos.
Pero este joven guardaba un secreto; uno que posiblemente se trataría de la fuente de su poder inquebrantable y espíritu de guerrero.
Todas las noches, en el instante en el que el humano se sume en ese sueño nocturno, tenia la costumbre de salir al patio y allí, a oscuras; se comunicaba con grandes y peculiares criaturas.
Los Lycan, le llamaban los aldeanos cuando hacían referencia a ellos; eran criaturas temibles. Comunicarse con estas criaturas, era una costumbre que había adoptado este joven, y era casi como un "hobbie" más allá de sus deberes como guerrero. Parecía ser algún tipo don con el que nació, y que mantuvo en secreto desde pequeño. Los Lycan le entendían, y él a ellos. Eran estos sus fieles compañeros de batalla.
Desde hacía un tiempo, Aoshi tenía ciertas sospechas sobre una posible traición por parte del líder del grupo Jinwei, hacía los Weijin. Los lycan se lo dijeron una noche; una conversación que tuvieron estos generales secretamente. Por supuesto, este joven luego de meditarlo durante días, se atrevió a confesárselo a su maestro Izuna, el líder que dirigía a los Weijin, más este, en su ignorancia no le creyó; decía que eso era imposible, y hasta lo golpeó por semejante pensar.
El intenso sentimiento de angustia indeterminada acompañaba desde que supo aquella noticia se agudizó, aún más. Se vio completamente solo, y sin ningún apoyo por parte de los suyos.
Esto conllevo a desviar sus emociones hacia una personalidad más lúgubre y solitaria. Poco a poco este secreto, el estrés, y la exigente vida que tenia lo fue llevando a refugiarse en su habitación, teniendo actitudes un tanto indiferentes, y distantes con los suyos; puesto que la angustia tomaba manifiesto en este joven y el deseo de salvaguardar a su familia, sin poder hacer absolutamente nada, lo carcomía de a poco. Esto llegó hasta un punto crítico en el que su mente colapsaba al ver la falta de apoyo por parte de su maestro, a quien consideraba además, su amigo, y miembros del clan. Lo cierto es que al pasar un tiempo, fue cayendo en una depresión muy extensa acabando por consumir diferentes tipos de sustancias narcóticas como el opio entre otras drogas. Intentando, de alguna manera, apaciguar ese terror incomprensible, y desconocido que lo acechaba sin descanso y que sentía que estaba a punto de aparecer. Pasaba el tiempo, y su soledad crecía, su aislamiento era más notorio, y todo esto contribuyó a adoptar una personalidad escéptica, fría y gris inevitablemente.
Sabía cosas que el resto de la aldea desconocía y que, si las decía, lo marcarían como un vil traidor. El orgullo y el honor de su familia se vería enterrado junto con sus años de labor incansable para siempre; la tercera guerra entre clanes estallaría, y su honor poco le importaba, pero; ¿De que serviría todo esto si al final todos morirían?. Sin duda alguna, se veía envuelto en una situación bastante crítica e insoportable. Ya con el solo hecho de imaginarlo se desmoronaba en silencio.
Posteriormente esa misma noche, sucedió lo que el joven Aoshi temía, acabando con cualquier vestigio de esperanza. La última misión de los Weijin se dio por finalizada; Los Jinwei dijeron que ya no los necesitarían más, por lo que estos en medio de la cólera, no tardaron en manifestar sus instintos asesinos. Sin embargo, el grupo jinwei ya se había anticipado, y sin ningún tipo de escrúpulos, decapitaron a su líder, seguido de aniquilar e incinerar al resto de los miembros como si de minúsculas ratas se tratasen. Poco después que este joven llegó a la escena del crimen, no pudo evitar llorar al ver los miembros de su maestro en el suelo…pese a que no le había creído cuando lo advirtió. Esto claro, solo más tarde conllevaría a la cólera y deseos de matar a los responsables. Sus compañeros de batalla terminaron siendo una masa viscosa ante puesta entre la otra. Parado encima del charco de sangre, y sin nada que hacer, los aldeanos lo vieron, y en sumidos en la ignorancia, le acusaron como un infame asesino, y traidor del clan; por lo que no tardó en juntarse las grandes masas en post de retribuirle con una inminente sentencia de muerte.
Mientras iba observando la escena, un malestar creciente, indeterminado, iba apoderándose de su cuerpo.
Esto llevó a este joven a un estado de locura, en el cual solo podía atribuir odio y repudio hacia todos, Por lo que sin más espera, en medio de aquel desequilibrio mental, terminó sacando a la luz un poder misterioso que subyacía dormido en su interior, asesinando a todos los aldeanos incluyendo sus propios familiares que, en medio de la disturbada muchedumbre, también se habían puesto en su contra.
Solo su hermano menor quien se encontraba fuera de la aldea, logró salvarse; sin embargo para su desgracia, este pequeño llegó a la escena del crimen una hora después de la masacre. Por lo que el panorama que encontró ante él, terminó afectándolo psicológicamente en lo que le produjo un estado de shok cayendo al suelo inconsciente.
Ya era tarde para inútiles arrepentimientos, ya el crimen estaba consumado y no se podía retroceder las agujas del reloj. De ahora en adelante el panorama de su vida cambiaría radicalmente.
Instantes después, se vio ensuciado con la sangre de los suyos, y en un jadeo de desespero, quiso lavarse aquella sangre en un río pero, para su sorpresa, se encontró con algo asombroso: los lycan, quienes habían contribuido en aquel asesinato, se habían desintegrado por alguna sustancia desconocida y, el lugar, que estaba oscuro, era apenas iluminado por un misterioso halo de luz violáceo que apuntaba a una sola dirección; pero más a fondo, un camino se abría paso en la casi oscuridad total, donde un pequeño resplandor se vislumbraba como si algo aguardase allí dentro.
Se trataba más ni menos que de una armadura de aspecto espectral compuesta por oscuras piezas que brillaban intensamente y que , unidas, adoptaban la forma de una criatura similar a los lycan. (Lobos) En lo que una voz misteriosa se hizo presente terminando por inmutar a este joven emitiendo lo siguiente:
“Desde que naciste la estrella del crimen te ha amparado, y esta noche has dado tributo a dicha constelación. ¿No sabes de lo que hablo? ¿Te has preguntado de dónde has sacado ese poder? Pues he aquí la respuesta; Esta es la surplice de Lycaon, quien esta noche te escogió como su digno portador. Acuérdate, siempre estuviste unido a ellos desde que naciste. Tu destino ya estaba escrito antes que nacieras, este día inevitablemente llegaría, y finalmente ha llegado la hora de trazar el camino que corresponde. Una nueva era está a la puerta, tan solo debes cruzar el umbral que te separa de este mundo y el otro.”
*Luego de ello, un camino oscuro se abrió paso dejando ver solo negrura en su interior*
(Voz): “La vida como la conoces está a punto de cambiar, asì que es una dicha para ti ser quien reciba el honor de pertenecer a las filas del ejercito más poderoso del mundo, el cual lleva como absoluto deber, erradicar el pecado de una humanidad sumida en la ignorancia. De este modo, se restablecería el equilibrio de la tierra. ¿No tienes a donde ir? ¿Quieres probar tus capacidades? Ven, y tus dudas serán resueltas…”
Se sumió en una oscuridad de la cual lo difícil, seria salir de ella. Una vez ingreso, ya nunca fue el mismo…
De aquella aldea no quedó más que ruinas y miseria como producto del desastre y el caos que sus mismos habitantes desataron. Un panorama desolador y gris, asentado bajo los escombros de una población inerte duramente castigada por una guerra difícil, dolorosa e inútil. Quien diría que hoy tan solo seria eso; un sepulcro. Las malas decisiones, el afán por el interés propio, y la ambición por el dominio total, dio pie a los escenarios más violentos aflorando sus instintos criminales en su máximo esplendor. Todo esto muestra como el humano se rebaja a un grado lo bastante considerable como para constituirse la especie más violenta y peligrosa del planeta; quienes son capaces, de arrasar con familias enteras, y aniquilar su propia especie. Y es obvio saber que tales acciones vienen arraigadas por deseos banales y absurdos. Sin duda alguna, lo que una vez fue un cálido hogar, hoy tan solo es la raíz que afloró todos sus males; Las cenizas que el viento pronto se llevaría para siempre.
En cuanto a este enigmático joven, Ahora vaga por el mundo como un guerrero solitario, y gris. siendo nada màs que un espectro que lucha por sus propios intereses. Intereses que al fin, van entrelazados con el propósito del averno, puesto que las cartas ya fueron echadas por el mismo dios, y nada ocurre sin un propósito marcado. Pero a veces, las vueltas del destino suelen ser muy extrañas... ¿Quien diría que al final el destino conduciría a este joven a las mismas entrañas del averno?, quien pensaría que terminaría convirtiéndose en el nuevo espectro de Lycaon…
A simple vista, este joven no parecía intimidar a nadie; su mirada era dulce para con su madre y hermano menor, a quien dedicaba a enseñar las artes básicas del combate en el poco tiempo libre que le quedaba. Su madre Selena, por su parte miraba con buenos ojos la labor que emprendía su hijo, y sin embargo eso no significaba para nada que le gustara. Pero era lo “Mejor” que podía pasarle según su padre quien era bastante riguroso con el chico, al que poco a poco fue demarcando en este, una fuerte personalidad ordenada y metódica, puesto que parecía el más interesado en la *Prostituta*ón del clan, exigiéndole día a día más como guerrero. Esto con el fin de poner en alto el nombre del clan, deseando darle un estatus intachable a su familia. Aoshi era, de cierto modo, el orgullo de la familia y quien poseía una capacidad innata para llevar acabo estos propósitos.
Pero este joven guardaba un secreto; uno que posiblemente se trataría de la fuente de su poder inquebrantable y espíritu de guerrero.
Todas las noches, en el instante en el que el humano se sume en ese sueño nocturno, tenia la costumbre de salir al patio y allí, a oscuras; se comunicaba con grandes y peculiares criaturas.
Los Lycan, le llamaban los aldeanos cuando hacían referencia a ellos; eran criaturas temibles. Comunicarse con estas criaturas, era una costumbre que había adoptado este joven, y era casi como un "hobbie" más allá de sus deberes como guerrero. Parecía ser algún tipo don con el que nació, y que mantuvo en secreto desde pequeño. Los Lycan le entendían, y él a ellos. Eran estos sus fieles compañeros de batalla.
Desde hacía un tiempo, Aoshi tenía ciertas sospechas sobre una posible traición por parte del líder del grupo Jinwei, hacía los Weijin. Los lycan se lo dijeron una noche; una conversación que tuvieron estos generales secretamente. Por supuesto, este joven luego de meditarlo durante días, se atrevió a confesárselo a su maestro Izuna, el líder que dirigía a los Weijin, más este, en su ignorancia no le creyó; decía que eso era imposible, y hasta lo golpeó por semejante pensar.
El intenso sentimiento de angustia indeterminada acompañaba desde que supo aquella noticia se agudizó, aún más. Se vio completamente solo, y sin ningún apoyo por parte de los suyos.
Esto conllevo a desviar sus emociones hacia una personalidad más lúgubre y solitaria. Poco a poco este secreto, el estrés, y la exigente vida que tenia lo fue llevando a refugiarse en su habitación, teniendo actitudes un tanto indiferentes, y distantes con los suyos; puesto que la angustia tomaba manifiesto en este joven y el deseo de salvaguardar a su familia, sin poder hacer absolutamente nada, lo carcomía de a poco. Esto llegó hasta un punto crítico en el que su mente colapsaba al ver la falta de apoyo por parte de su maestro, a quien consideraba además, su amigo, y miembros del clan. Lo cierto es que al pasar un tiempo, fue cayendo en una depresión muy extensa acabando por consumir diferentes tipos de sustancias narcóticas como el opio entre otras drogas. Intentando, de alguna manera, apaciguar ese terror incomprensible, y desconocido que lo acechaba sin descanso y que sentía que estaba a punto de aparecer. Pasaba el tiempo, y su soledad crecía, su aislamiento era más notorio, y todo esto contribuyó a adoptar una personalidad escéptica, fría y gris inevitablemente.
Posteriormente esa misma noche, sucedió lo que el joven Aoshi temía, acabando con cualquier vestigio de esperanza. La última misión de los Weijin se dio por finalizada; Los Jinwei dijeron que ya no los necesitarían más, por lo que estos en medio de la cólera, no tardaron en manifestar sus instintos asesinos. Sin embargo, el grupo jinwei ya se había anticipado, y sin ningún tipo de escrúpulos, decapitaron a su líder, seguido de aniquilar e incinerar al resto de los miembros como si de minúsculas ratas se tratasen. Poco después que este joven llegó a la escena del crimen, no pudo evitar llorar al ver los miembros de su maestro en el suelo…pese a que no le había creído cuando lo advirtió. Esto claro, solo más tarde conllevaría a la cólera y deseos de matar a los responsables. Sus compañeros de batalla terminaron siendo una masa viscosa ante puesta entre la otra. Parado encima del charco de sangre, y sin nada que hacer, los aldeanos lo vieron, y en sumidos en la ignorancia, le acusaron como un infame asesino, y traidor del clan; por lo que no tardó en juntarse las grandes masas en post de retribuirle con una inminente sentencia de muerte.
Mientras iba observando la escena, un malestar creciente, indeterminado, iba apoderándose de su cuerpo.
Esto llevó a este joven a un estado de locura, en el cual solo podía atribuir odio y repudio hacia todos, Por lo que sin más espera, en medio de aquel desequilibrio mental, terminó sacando a la luz un poder misterioso que subyacía dormido en su interior, asesinando a todos los aldeanos incluyendo sus propios familiares que, en medio de la disturbada muchedumbre, también se habían puesto en su contra.
Solo su hermano menor quien se encontraba fuera de la aldea, logró salvarse; sin embargo para su desgracia, este pequeño llegó a la escena del crimen una hora después de la masacre. Por lo que el panorama que encontró ante él, terminó afectándolo psicológicamente en lo que le produjo un estado de shok cayendo al suelo inconsciente.
Ya era tarde para inútiles arrepentimientos, ya el crimen estaba consumado y no se podía retroceder las agujas del reloj. De ahora en adelante el panorama de su vida cambiaría radicalmente.
Instantes después, se vio ensuciado con la sangre de los suyos, y en un jadeo de desespero, quiso lavarse aquella sangre en un río pero, para su sorpresa, se encontró con algo asombroso: los lycan, quienes habían contribuido en aquel asesinato, se habían desintegrado por alguna sustancia desconocida y, el lugar, que estaba oscuro, era apenas iluminado por un misterioso halo de luz violáceo que apuntaba a una sola dirección; pero más a fondo, un camino se abría paso en la casi oscuridad total, donde un pequeño resplandor se vislumbraba como si algo aguardase allí dentro.
Se trataba más ni menos que de una armadura de aspecto espectral compuesta por oscuras piezas que brillaban intensamente y que , unidas, adoptaban la forma de una criatura similar a los lycan. (Lobos) En lo que una voz misteriosa se hizo presente terminando por inmutar a este joven emitiendo lo siguiente:
“Desde que naciste la estrella del crimen te ha amparado, y esta noche has dado tributo a dicha constelación. ¿No sabes de lo que hablo? ¿Te has preguntado de dónde has sacado ese poder? Pues he aquí la respuesta; Esta es la surplice de Lycaon, quien esta noche te escogió como su digno portador. Acuérdate, siempre estuviste unido a ellos desde que naciste. Tu destino ya estaba escrito antes que nacieras, este día inevitablemente llegaría, y finalmente ha llegado la hora de trazar el camino que corresponde. Una nueva era está a la puerta, tan solo debes cruzar el umbral que te separa de este mundo y el otro.”
*Luego de ello, un camino oscuro se abrió paso dejando ver solo negrura en su interior*
(Voz): “La vida como la conoces está a punto de cambiar, asì que es una dicha para ti ser quien reciba el honor de pertenecer a las filas del ejercito más poderoso del mundo, el cual lleva como absoluto deber, erradicar el pecado de una humanidad sumida en la ignorancia. De este modo, se restablecería el equilibrio de la tierra. ¿No tienes a donde ir? ¿Quieres probar tus capacidades? Ven, y tus dudas serán resueltas…”
Se sumió en una oscuridad de la cual lo difícil, seria salir de ella. Una vez ingreso, ya nunca fue el mismo…
De aquella aldea no quedó más que ruinas y miseria como producto del desastre y el caos que sus mismos habitantes desataron. Un panorama desolador y gris, asentado bajo los escombros de una población inerte duramente castigada por una guerra difícil, dolorosa e inútil. Quien diría que hoy tan solo seria eso; un sepulcro. Las malas decisiones, el afán por el interés propio, y la ambición por el dominio total, dio pie a los escenarios más violentos aflorando sus instintos criminales en su máximo esplendor. Todo esto muestra como el humano se rebaja a un grado lo bastante considerable como para constituirse la especie más violenta y peligrosa del planeta; quienes son capaces, de arrasar con familias enteras, y aniquilar su propia especie. Y es obvio saber que tales acciones vienen arraigadas por deseos banales y absurdos. Sin duda alguna, lo que una vez fue un cálido hogar, hoy tan solo es la raíz que afloró todos sus males; Las cenizas que el viento pronto se llevaría para siempre.
En cuanto a este enigmático joven, Ahora vaga por el mundo como un guerrero solitario, y gris. siendo nada màs que un espectro que lucha por sus propios intereses. Intereses que al fin, van entrelazados con el propósito del averno, puesto que las cartas ya fueron echadas por el mismo dios, y nada ocurre sin un propósito marcado. Pero a veces, las vueltas del destino suelen ser muy extrañas... ¿Quien diría que al final el destino conduciría a este joven a las mismas entrañas del averno?, quien pensaría que terminaría convirtiéndose en el nuevo espectro de Lycaon…
Kyrsche- DIOS
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Fecha de inscripción : 07/01/2014
Edad : 30
Localización : Morada de los Dioses
Re: Petición Surplice de Lycaon
Off: Decís que no tenés ganas de rolear y que no lo hacías como antes, pero esta historia está excelente. TE felicito!
La armadura fue aceptada, ahora te actualizo el registro, y copiá y pegá la ficha dentro de tu templo. Felicitaciones!
La armadura fue aceptada, ahora te actualizo el registro, y copiá y pegá la ficha dentro de tu templo. Felicitaciones!
Milo- Administrador
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