Petición armadura de pegaso (saint seiya)
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Petición armadura de pegaso (saint seiya)
Nombre: Tanis
Edad: 27 Años (Nacido el 22 de Diciembre )
Sexo:Masculino
Nacionalidad:Española
Signo:Capricornio
Aspecto: Alto y delgado, pelo castaño corto, ojos marrones de tierna mirada, constitución física no muy desarrollada para su edad.
Perfil Psicologico:
Se muestra siempre reservado pero siempre dispuesto a cumplir su misión y su deber, su principal misión es no dejar que maten a su "hermana" e impedir que esta haga más daño pero si debe desviarse del camino para ayudar a quien lo necesita no duda en hacerlo, sabe que cuenta con poder gracias al alto y duro entrenamiento que se le ha impuesto desde pequeño, mantiene la calma incluso en las situaciones más peliagudas y difíciles.
Es fuertemente leal a sus creencias, sabe que el valor es de admirar. Posee una gran fuerza de voluntad y pelea hasta la muerte.
Suele mostrarse frio, pero lo hace para ocultar su noble corazón, hace comentarios sarcásticos de todo incluidos en los problemas que se mete, pero en ciertas ocasiones se relaja y se muestra un poco mas distraído y flexible y aun así parece duro.
Su débilidad, es su "hermana" que a causa de un hechizo lanzado por un arma la cual lleva consigo para intentar salvarla fue convertida en un mostruo.
Edad: 27 Años (Nacido el 22 de Diciembre )
Sexo:Masculino
Nacionalidad:Española
Signo:Capricornio
Aspecto: Alto y delgado, pelo castaño corto, ojos marrones de tierna mirada, constitución física no muy desarrollada para su edad.
Perfil Psicologico:
Se muestra siempre reservado pero siempre dispuesto a cumplir su misión y su deber, su principal misión es no dejar que maten a su "hermana" e impedir que esta haga más daño pero si debe desviarse del camino para ayudar a quien lo necesita no duda en hacerlo, sabe que cuenta con poder gracias al alto y duro entrenamiento que se le ha impuesto desde pequeño, mantiene la calma incluso en las situaciones más peliagudas y difíciles.
Es fuertemente leal a sus creencias, sabe que el valor es de admirar. Posee una gran fuerza de voluntad y pelea hasta la muerte.
Suele mostrarse frio, pero lo hace para ocultar su noble corazón, hace comentarios sarcásticos de todo incluidos en los problemas que se mete, pero en ciertas ocasiones se relaja y se muestra un poco mas distraído y flexible y aun así parece duro.
Su débilidad, es su "hermana" que a causa de un hechizo lanzado por un arma la cual lleva consigo para intentar salvarla fue convertida en un mostruo.
Tanis- BRONCE
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
OFF: Tanis, como estas Tanto Tiempo? Antes que nada dejame decirte que me alegra volver a leerte y para seguir con esto queria preguntarte si queres entrenar nuevamente o le vas a dar caña de una?
Ichann- DORADO
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
off: había pensado empezar desde el principio con mi ansiada armadura de pegaso *-* a poder ser :3
Tanis- BRONCE
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
OFF: Claro, mira te la hago facil... Si queres la armadura y jugar de una.. Rolea tu historia, como despertas el cosmos y como obtenes la armadura de pegaso... Y si queres entrenar desde el principio para saber las cosas nuevas y demas no coloques nada solo avisame!!! Saludos
Ichann- DORADO
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
off: de acuerdo, entonces hago mi historia y la pongo aqui? o la hago y te lo digo y ya mre dices donde colocarla?
Tanis- BRONCE
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
OFF: Pone la historia por fa
Ichann- DORADO
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
Hace miles de años un astrónomo, que era uno de los discípulos de Ptolomeo, el cual catalogó a Pegaso como una de las 48 constelaciones iniciales predijo el nacimiento de un niño bajo la estrella más brillante de dicha constelación, durante años se esperó ese nacimiento para unos como salvador para otros como hijo del maligno, pero nada dio a entender que tal acontecimiento pasara, pasado el tiempo la profecía se olvidó por muchos pero pasó de familia en familia por algunos seguidores, que dictaban que bajo ese nacimiento el muchacho sería tan poderoso que cambiaría el mundo y aunque todo parecía no cambiar nada, cambió.
Veintisiete años atrás una madre embarazada de siete meses acude al hospital por molestias y dolores, el médico por desgracia no puede hacer nada y debe sacar a la criatura si no ambos morirán, inmediatamente meten al crio en una incubadora y ahí queda a cargo de los médicos durante dos meses, durante todo este tiempo padre y madre no lo dejan solo excepto para cuando ya no pueden acceder a la sala, el niño más fuerte de lo parece al borde de la muerte en varias ocasiones, siempre sale adelante, un 22 de diciembre “vuelve a la vida” pues ya puede irse a casa.
Toda su infancia sus padres han tenido el máximo cuidado con él, actos que Tanis, nombre que le ponen al niño no acaba de entender, su infancia pues está marcada según las pautas de sus progenitores los cuales no le dejan hacer mucho.
Cuando tiene cinco años su padre muere y él, afectado por la falta empieza a desviarse del camino recto, pasados ya unos años del incidente, una noche como la de su nacimiento prematuro en octubre de hace ya diez años su madre decide contarle lo ocurrido.
-Tanis, cariño, mamá tiene que hablar contigo de algo muy importante.- Dice la madre asomada a las escaleras que conducen al dormitorio del niño.
-Voy mamá.- Dice el niño con desgana y baja las escaleras lentamente.
-Estoy en el comedor esperando. Ven por favor.-Le dijo su madre sentada desde el sofá.
-Dime, ¿qué quieres ahora? Estoy algo ocupado con mis cosas.- Reprochó Tanis medio enfadado.
-Necesito contarte la verdad sobre algo que te incumbe y que creo que he esperado demasiado para decírtelo, es sobre ti y la muerte de tu padre.- Dijo algo molesta su madre al recibir tal respuesta de su hijo.
-Tuvo un accidente eso nos dijeron, ¿qué más hay que decir?- se sentó de golpe en el sillón de enfrente.
-No fue un accidente, lo asesinaron por ser tu padre, ya que tú eres el elegido que un astrónomo profecito tu venida hace muchísimos años, nadie lo sabe pero ya va siendo hora que lo sepas porque la próxima puedo ser yo.- Dijo la madre muy seria a su hijo que la miraba como si estuviera loca.
-Estás zumbada mamá eso es una invención tuya, déjame tranquilo.- Tanis se levantó y se fue de casa dando un portazo.
Los días transcurrieron con normalidad, pero unas semanas después la madre de Tanis no volvió de trabajar, en cambio lo que apareció fue un hombre de traje al que Tanis recordaba lejanamente de haberlo visto en casa alguna vez de niño.
-Hola muchacho, has crecido mucho desde la última vez que te vi, y esta vez no vengo de fiesta, anoche apuñalaron a tu madre al volver a casa, hicieron que pareciera un robo pero no se llevaron nada, Tanis debes venir conmigo para ponerte a salvo, te lo explicaré por el camino.- Dijo el hombre mayor mientras le hacía recoger rápidamente algunas de sus cosas.
Tanis recordó la historia que su madre le contó semanas atrás.
-¿Has venido por lo de la profecía?- preguntó sin esperar una respuesta afirmativa.
-Shhh, podrían estar escuchando, pero me alegra que lo sepas así me ahorras trabajo.- Le dio un golpecito amigable en la espalda y lo metió en el coche.
Tras unas horas de largo y silencioso trayecto, llegaron a una enorme mansión en un bosque en la cual en el jardín había muchos más niños con trajes que parecían de entrenamiento, luchando entre ellos frente a otras personas más mayores.
El hombre aparcó el vehículo a unos metros de la puerta de la casa e hizo bajar al chico, un sirviente trajo un traje de entrenamiento y se lo llevó a que se lo pusiera.
Al salir del vestuario el hombre iba acompañado de una joven de cabello rizado y rojizo a la que una máscara le tapaba la cara, pero su voz era angelicalmente bella, dulce y suave, completamente distinta a su aspecto físico.
-¿Este es debilucho que me toca? Yo no entrenado tanto para merecer esto.- Dijo con desprecio al observar al chico.
-No creas en lo que ves, si no, en lo que no ves.-Se le acercó al oído y le susurró.-Él es quien tú ya sabes, procura enseñarle todo y más.
-Si usted lo dice… lo haré lo mejor que pueda señor.- Cogió a Tanis y se lo llevó a un lugar apartado para empezar el entrenamiento.
Y así pasaron los días, las semanas los meses e incluso los años, entrenando cuerpo y espíritu, llegados a los catorce años de edad, cuando ya debería de estar preparado para su prueba final su maestra, Miriam, le confesó una cosa que aún nadie le había dicho a Tanis.
-Mañana vas a tener que esforzarte como nunca pues como tu hay otros en diversos lugares del planeta y van a ir a por todas, si dicen que eres quien debes ser, esa armadura tiene que ser tuya, si cae en malas manos no sabes que podría pasar.- Miriam se fue a dormir y dejó al pensativo Tanis.
Tanis, que de eso no sabía nada se imaginó cosas que lo pusieron realmente nervioso, salió hacia el bosque y empezó a correr, Miriam lo siguió, pues no quería perderlo de vista, siempre desde la distancia, para observar su reacción.
La noche era clara y corría una agradable brisa, transcurrió sin incidentes y el muchacho volvió a la casa a descansar para el viaje. A la mañana siguiente el hombre trajeado, Miriam y Tanis se subieron en el coche y se fueron al aeropuerto a coger un avión que los llevaba a Grecia que es donde se celebraba el torneo por la armadura del caballo alado, el preciado Pegaso, semental de Zeus, padre de los dioses olímpicos de la antigua Grecia. Otros muchachos se dirigían a otras localizaciones por todo el mundo para competir por sus armaduras, China, Brasil, España…
Al llegar a Grecia, Tanis pudo observar los deferentes contrincantes, unos altos, otros bajos, más fuertes o débiles, otros mucho más jóvenes y otros más mayores, durante las primeras rondas del torneo Tanis no tuvo problemas para avanzar, pero tanto él como otros eliminaban fácilmente a los otros contrincantes, pero eso quería decir que los otros también debían ser fuertes, había que practicar para las siguientes rondas.
Durante el tercer día del campeonato, las cosas ya se pusieron más duras, los llevaron a otro recinto, más grande, al aire libre, la mañana ya era calurosa y fue aumentando con el avance del día, cosa que complicaba por fatiga los combates.
-Señores y señoras, entramos en la semifinal del torneo por la armadura de Pegaso.- Dijo el presentador del torneo a través de los altavoces.- Esto se pone interesante, Tanis uno de los aspirantes que más fácil lo ha tenido durante el torneo frente a sus contrincantes, se prepara para luchar contra otro de los más fuertes hasta el momento, el aspirante… perdón me comentan que el aspirante ha decidido retirarse en el último momento, Tanis queda clasificado para la final automáticamente. Pasamos entonces a la otra semifinal, Tanis luchará con el ganador de este combate mañana.
-Miriam, ¿por qué no querido luchar contra mí?- Preguntó el muchacho a su pelirroja mentora.
-No lo sé chico, pero descansa, mañana no creo que tengas la misma suerte.
Del otro combate del día salió vencedor un tipo enorme, que ya había participado antes en el torneo, pero había sido descalificado por juego sucio durante la competición, iba a ser un combate para recordar.
La mañana siguiente seguía siendo calurosa y Tanis junto a Miriam ya habían madrugado para entrenar por última vez antes del gran combate, faltando media hora para el encuentro en el cuadrilátero de ambos combatientes, la comitiva ya estaba en el recinto.
-Damas y caballeros- como el día anterior el presentador cortó el bullicio en las gradas con su aguda voz- bienvenidos a la final de uno de los muchos campeonatos celebrados esta última semana por ser nombrado caballero, en esta ocasión por la preciada armadura del caballo alado, no quiero molestarlos con mi verborrea acerca de tal armadura así que sin más dilación os paso a presentar a los contrincantes. De la misma Grecia viene Héctor, que lleva el nombre del príncipe troyano el domador de caballos, sería un buen caballero de pegaso si no fuera porque la armadura no es de su taya, bromas a parte, este aspirante no es la primera vez que ha participado en este torneo y siempre ha sido descalificado o declarado nulo por su mala actitud frente a sus contrincantes, parece ser que esta vez puede haber juego limpio-de las gradas se oyen abucheos y vítores por igual a gran escala- de otro lugar más alejado de lo que parece llega Tanis, la novedad de este torneo, pues de no parecer fuerte, se ha deshecho limpiamente y con demasiada facilidad de sus anteriores contrincantes.-ahora sí la gente se pone en pie y más se oyen las alabanzas hacia el aspirante que los abucheos por ser extranjero.
-Que empiece el combate. Se oye muy flojo desde los altavoces.
-Hola mequetrefe, no mereces ser portador de la armadura ni siquiera eres griego, no voy a dejar que te la lleves.-Dijo la mole de músculos que se alzaban ante el pequeño Tanis.
-Tranquilo, pienso acabar rápidamente contigo para que no tengas que sufrir la vergüenza de la derrota.-Le contestó Tanis sin ni siquiera mostrarse nervioso.
Se lanzan el uno contra el otro y se escuchan choques de los golpes por todo el cuadrilátero, nadie podía casi ni distinguir que pasaba, Héctor tenía una velocidad asombrosa a pesar de su tamaño y Tanis aun lo era más gracias al suyo. De repente el gigantesco aspirante hinca una rodilla en el suelo y escupe sangre quejándose de un dolor punzante en el estómago, al levantarse se le pueden ver innumerables marcas en la zona abdominal, como si de un montón de golpes hubieran impactado de repente en él, Tanis en cambio estaba ileso a excepción de un arañazo en el brazo pero que no parecía nada en comparación con el otro.
-Maldito seas, es imposible que puedas hacer eso, es casi como que llevabas puesta la armadura, te vas a enterar.-Se lanzó contra Tanis y con las dos mano lo mantuvo en el aire sin tener en cuenta que uno de los brazos estaba fuera de la llave, los huesos de Tanis empezaban a crujir ante la fuerza de las manos de Héctor, de repente Tanis lanza un ataque desesperado con el brazo suelto dejando tuerto al gigante, salta y se esconde tras la luz del Sol para caer con los puños por delante y dejarlo inconsciente en el suelo.
-Damas y caballeros parece que ya tenemos vencedor, el joven Tanis ha derrotado al gigante Héctor y va a ser nombrado caballero de Pegaso, el semental de Zeus representado por esta magnífica armadura de bronce.
Veintisiete años atrás una madre embarazada de siete meses acude al hospital por molestias y dolores, el médico por desgracia no puede hacer nada y debe sacar a la criatura si no ambos morirán, inmediatamente meten al crio en una incubadora y ahí queda a cargo de los médicos durante dos meses, durante todo este tiempo padre y madre no lo dejan solo excepto para cuando ya no pueden acceder a la sala, el niño más fuerte de lo parece al borde de la muerte en varias ocasiones, siempre sale adelante, un 22 de diciembre “vuelve a la vida” pues ya puede irse a casa.
Toda su infancia sus padres han tenido el máximo cuidado con él, actos que Tanis, nombre que le ponen al niño no acaba de entender, su infancia pues está marcada según las pautas de sus progenitores los cuales no le dejan hacer mucho.
Cuando tiene cinco años su padre muere y él, afectado por la falta empieza a desviarse del camino recto, pasados ya unos años del incidente, una noche como la de su nacimiento prematuro en octubre de hace ya diez años su madre decide contarle lo ocurrido.
-Tanis, cariño, mamá tiene que hablar contigo de algo muy importante.- Dice la madre asomada a las escaleras que conducen al dormitorio del niño.
-Voy mamá.- Dice el niño con desgana y baja las escaleras lentamente.
-Estoy en el comedor esperando. Ven por favor.-Le dijo su madre sentada desde el sofá.
-Dime, ¿qué quieres ahora? Estoy algo ocupado con mis cosas.- Reprochó Tanis medio enfadado.
-Necesito contarte la verdad sobre algo que te incumbe y que creo que he esperado demasiado para decírtelo, es sobre ti y la muerte de tu padre.- Dijo algo molesta su madre al recibir tal respuesta de su hijo.
-Tuvo un accidente eso nos dijeron, ¿qué más hay que decir?- se sentó de golpe en el sillón de enfrente.
-No fue un accidente, lo asesinaron por ser tu padre, ya que tú eres el elegido que un astrónomo profecito tu venida hace muchísimos años, nadie lo sabe pero ya va siendo hora que lo sepas porque la próxima puedo ser yo.- Dijo la madre muy seria a su hijo que la miraba como si estuviera loca.
-Estás zumbada mamá eso es una invención tuya, déjame tranquilo.- Tanis se levantó y se fue de casa dando un portazo.
Los días transcurrieron con normalidad, pero unas semanas después la madre de Tanis no volvió de trabajar, en cambio lo que apareció fue un hombre de traje al que Tanis recordaba lejanamente de haberlo visto en casa alguna vez de niño.
-Hola muchacho, has crecido mucho desde la última vez que te vi, y esta vez no vengo de fiesta, anoche apuñalaron a tu madre al volver a casa, hicieron que pareciera un robo pero no se llevaron nada, Tanis debes venir conmigo para ponerte a salvo, te lo explicaré por el camino.- Dijo el hombre mayor mientras le hacía recoger rápidamente algunas de sus cosas.
Tanis recordó la historia que su madre le contó semanas atrás.
-¿Has venido por lo de la profecía?- preguntó sin esperar una respuesta afirmativa.
-Shhh, podrían estar escuchando, pero me alegra que lo sepas así me ahorras trabajo.- Le dio un golpecito amigable en la espalda y lo metió en el coche.
Tras unas horas de largo y silencioso trayecto, llegaron a una enorme mansión en un bosque en la cual en el jardín había muchos más niños con trajes que parecían de entrenamiento, luchando entre ellos frente a otras personas más mayores.
El hombre aparcó el vehículo a unos metros de la puerta de la casa e hizo bajar al chico, un sirviente trajo un traje de entrenamiento y se lo llevó a que se lo pusiera.
Al salir del vestuario el hombre iba acompañado de una joven de cabello rizado y rojizo a la que una máscara le tapaba la cara, pero su voz era angelicalmente bella, dulce y suave, completamente distinta a su aspecto físico.
-¿Este es debilucho que me toca? Yo no entrenado tanto para merecer esto.- Dijo con desprecio al observar al chico.
-No creas en lo que ves, si no, en lo que no ves.-Se le acercó al oído y le susurró.-Él es quien tú ya sabes, procura enseñarle todo y más.
-Si usted lo dice… lo haré lo mejor que pueda señor.- Cogió a Tanis y se lo llevó a un lugar apartado para empezar el entrenamiento.
Y así pasaron los días, las semanas los meses e incluso los años, entrenando cuerpo y espíritu, llegados a los catorce años de edad, cuando ya debería de estar preparado para su prueba final su maestra, Miriam, le confesó una cosa que aún nadie le había dicho a Tanis.
-Mañana vas a tener que esforzarte como nunca pues como tu hay otros en diversos lugares del planeta y van a ir a por todas, si dicen que eres quien debes ser, esa armadura tiene que ser tuya, si cae en malas manos no sabes que podría pasar.- Miriam se fue a dormir y dejó al pensativo Tanis.
Tanis, que de eso no sabía nada se imaginó cosas que lo pusieron realmente nervioso, salió hacia el bosque y empezó a correr, Miriam lo siguió, pues no quería perderlo de vista, siempre desde la distancia, para observar su reacción.
La noche era clara y corría una agradable brisa, transcurrió sin incidentes y el muchacho volvió a la casa a descansar para el viaje. A la mañana siguiente el hombre trajeado, Miriam y Tanis se subieron en el coche y se fueron al aeropuerto a coger un avión que los llevaba a Grecia que es donde se celebraba el torneo por la armadura del caballo alado, el preciado Pegaso, semental de Zeus, padre de los dioses olímpicos de la antigua Grecia. Otros muchachos se dirigían a otras localizaciones por todo el mundo para competir por sus armaduras, China, Brasil, España…
Al llegar a Grecia, Tanis pudo observar los deferentes contrincantes, unos altos, otros bajos, más fuertes o débiles, otros mucho más jóvenes y otros más mayores, durante las primeras rondas del torneo Tanis no tuvo problemas para avanzar, pero tanto él como otros eliminaban fácilmente a los otros contrincantes, pero eso quería decir que los otros también debían ser fuertes, había que practicar para las siguientes rondas.
Durante el tercer día del campeonato, las cosas ya se pusieron más duras, los llevaron a otro recinto, más grande, al aire libre, la mañana ya era calurosa y fue aumentando con el avance del día, cosa que complicaba por fatiga los combates.
-Señores y señoras, entramos en la semifinal del torneo por la armadura de Pegaso.- Dijo el presentador del torneo a través de los altavoces.- Esto se pone interesante, Tanis uno de los aspirantes que más fácil lo ha tenido durante el torneo frente a sus contrincantes, se prepara para luchar contra otro de los más fuertes hasta el momento, el aspirante… perdón me comentan que el aspirante ha decidido retirarse en el último momento, Tanis queda clasificado para la final automáticamente. Pasamos entonces a la otra semifinal, Tanis luchará con el ganador de este combate mañana.
-Miriam, ¿por qué no querido luchar contra mí?- Preguntó el muchacho a su pelirroja mentora.
-No lo sé chico, pero descansa, mañana no creo que tengas la misma suerte.
Del otro combate del día salió vencedor un tipo enorme, que ya había participado antes en el torneo, pero había sido descalificado por juego sucio durante la competición, iba a ser un combate para recordar.
La mañana siguiente seguía siendo calurosa y Tanis junto a Miriam ya habían madrugado para entrenar por última vez antes del gran combate, faltando media hora para el encuentro en el cuadrilátero de ambos combatientes, la comitiva ya estaba en el recinto.
-Damas y caballeros- como el día anterior el presentador cortó el bullicio en las gradas con su aguda voz- bienvenidos a la final de uno de los muchos campeonatos celebrados esta última semana por ser nombrado caballero, en esta ocasión por la preciada armadura del caballo alado, no quiero molestarlos con mi verborrea acerca de tal armadura así que sin más dilación os paso a presentar a los contrincantes. De la misma Grecia viene Héctor, que lleva el nombre del príncipe troyano el domador de caballos, sería un buen caballero de pegaso si no fuera porque la armadura no es de su taya, bromas a parte, este aspirante no es la primera vez que ha participado en este torneo y siempre ha sido descalificado o declarado nulo por su mala actitud frente a sus contrincantes, parece ser que esta vez puede haber juego limpio-de las gradas se oyen abucheos y vítores por igual a gran escala- de otro lugar más alejado de lo que parece llega Tanis, la novedad de este torneo, pues de no parecer fuerte, se ha deshecho limpiamente y con demasiada facilidad de sus anteriores contrincantes.-ahora sí la gente se pone en pie y más se oyen las alabanzas hacia el aspirante que los abucheos por ser extranjero.
-Que empiece el combate. Se oye muy flojo desde los altavoces.
-Hola mequetrefe, no mereces ser portador de la armadura ni siquiera eres griego, no voy a dejar que te la lleves.-Dijo la mole de músculos que se alzaban ante el pequeño Tanis.
-Tranquilo, pienso acabar rápidamente contigo para que no tengas que sufrir la vergüenza de la derrota.-Le contestó Tanis sin ni siquiera mostrarse nervioso.
Se lanzan el uno contra el otro y se escuchan choques de los golpes por todo el cuadrilátero, nadie podía casi ni distinguir que pasaba, Héctor tenía una velocidad asombrosa a pesar de su tamaño y Tanis aun lo era más gracias al suyo. De repente el gigantesco aspirante hinca una rodilla en el suelo y escupe sangre quejándose de un dolor punzante en el estómago, al levantarse se le pueden ver innumerables marcas en la zona abdominal, como si de un montón de golpes hubieran impactado de repente en él, Tanis en cambio estaba ileso a excepción de un arañazo en el brazo pero que no parecía nada en comparación con el otro.
-Maldito seas, es imposible que puedas hacer eso, es casi como que llevabas puesta la armadura, te vas a enterar.-Se lanzó contra Tanis y con las dos mano lo mantuvo en el aire sin tener en cuenta que uno de los brazos estaba fuera de la llave, los huesos de Tanis empezaban a crujir ante la fuerza de las manos de Héctor, de repente Tanis lanza un ataque desesperado con el brazo suelto dejando tuerto al gigante, salta y se esconde tras la luz del Sol para caer con los puños por delante y dejarlo inconsciente en el suelo.
-Damas y caballeros parece que ya tenemos vencedor, el joven Tanis ha derrotado al gigante Héctor y va a ser nombrado caballero de Pegaso, el semental de Zeus representado por esta magnífica armadura de bronce.
Tanis- BRONCE
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
Off: La historia está bien, sólo te voy a marcar unas cosas para que puedas corregirlas:
1- Tenés que remarcar la reacción de tu personaje cuando se entera de la muerte de su madre. No mostró sentimiento ni reacción alguna. Recordá que tenés que ponerte en la piel de tu personaje para que puedas describir sus sentimientos.
2- Cuando la madre de Tanis le cuenta la verdad, tu personaje no le cree. Luego, sucede la secuencia del asesinato, y aparece una persona que le dice a tu personaje de irse y se van. Si tu personaje no le creyó a su madre, ¿por qué le creería a un desconocido y encima se iría sin razón alguna? Tenés que contar el por qué termina creyendo y también el por qué accede a irse. No des todo por sentado. ¿Cómo actuarías en la vida real? ¿Vos te irías así nomás con alguien que no conoces? Pues bien, eso tenes que describir en tu historia.
1- Tenés que remarcar la reacción de tu personaje cuando se entera de la muerte de su madre. No mostró sentimiento ni reacción alguna. Recordá que tenés que ponerte en la piel de tu personaje para que puedas describir sus sentimientos.
2- Cuando la madre de Tanis le cuenta la verdad, tu personaje no le cree. Luego, sucede la secuencia del asesinato, y aparece una persona que le dice a tu personaje de irse y se van. Si tu personaje no le creyó a su madre, ¿por qué le creería a un desconocido y encima se iría sin razón alguna? Tenés que contar el por qué termina creyendo y también el por qué accede a irse. No des todo por sentado. ¿Cómo actuarías en la vida real? ¿Vos te irías así nomás con alguien que no conoces? Pues bien, eso tenes que describir en tu historia.
Milo- Administrador
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
OFF: Añadido y arreglado lo pedido por Milo
Hace miles de años un astrónomo, que era uno de los discípulos de Ptolomeo, el cual catalogó a Pegaso como una de las 48 constelaciones iniciales predijo el nacimiento de un niño bajo la estrella más brillante de dicha constelación, durante años se esperó ese nacimiento para unos como salvador para otros como hijo del maligno, pero nada dio a entender que tal acontecimiento pasara, pasado el tiempo la profecía se olvidó por muchos pero pasó de familia en familia por algunos seguidores, que dictaban que bajo ese nacimiento el muchacho sería tan poderoso que cambiaría el mundo y aunque todo parecía no cambiar nada, cambió.
Veintisiete años atrás una madre embarazada de siete meses acude al hospital por molestias y dolores, el médico por desgracia no puede hacer nada y debe sacar a la criatura si no ambos morirán, inmediatamente meten al crio en una incubadora y ahí queda a cargo de los médicos durante dos meses, durante todo este tiempo padre y madre no lo dejan solo excepto para cuando ya no pueden acceder a la sala, el niño más fuerte de lo parece al borde de la muerte en varias ocasiones, siempre sale adelante, un 22 de diciembre “vuelve a la vida” pues ya puede irse a casa.
Toda su infancia sus padres han tenido el máximo cuidado con él, actos que Tanis, nombre que le ponen al niño no acaba de entender, su infancia pues está marcada según las pautas de sus progenitores los cuales no le dejan hacer mucho.
Cuando tiene cinco años su padre muere y él, afectado por la falta empieza a desviarse del camino recto, pasados ya unos años del incidente, una noche como la de su nacimiento prematuro en octubre de hace ya diez años su madre decide contarle lo ocurrido.
-Tanis, cariño, mamá tiene que hablar contigo de algo muy importante.- Dice la madre asomada a las escaleras que conducen al dormitorio del niño.
-Voy mamá.- Dice el niño con desgana y baja las escaleras lentamente.
-Estoy en el comedor esperando. Ven por favor.-Le dijo su madre sentada desde el sofá.
-Dime, ¿qué quieres ahora? Estoy algo ocupado con mis cosas.- Reprochó Tanis medio enfadado.
-Necesito contarte la verdad sobre algo que te incumbe y que creo que he esperado demasiado para decírtelo, es sobre ti y la muerte de tu padre.- Dijo algo molesta su madre al recibir tal respuesta de su hijo.
-Tuvo un accidente eso nos dijeron, ¿qué más hay que decir?- se sentó de golpe en el sillón de enfrente.
-No fue un accidente, lo asesinaron por ser tu padre, ya que tú eres el elegido que un astrónomo profecito tu venida hace muchísimos años, nadie lo sabe pero ya va siendo hora que lo sepas porque la próxima puedo ser yo.- Dijo la madre muy seria a su hijo que la miraba como si estuviera loca.
-Estás zumbada mamá eso es una invención tuya, déjame tranquilo.- Tanis se levantó y se fue de casa dando un portazo.
Los días transcurrieron con normalidad, pero unas semanas después la madre de Tanis no volvió de trabajar, en cambio lo que apareció fue un hombre de traje al que Tanis recordaba lejanamente de haberlo visto en casa alguna vez de niño, cuando llamó al timbre el muchacho se asomó a la mirilla y preguntó.
-¿Quién es usted, qué hace aquí y qué desea? Mi madre no está y no pienso abrir, márchese, gracias y buenos días.
-Tanis…por favor deja entrar a un viejo amigo, ¿no me recuerdas?, no te culpo hace años que no vengo por aquí pero debía alejarme de vosotros, lo hice pensando que os ayudaría y lo que he conseguido es que mataran a tu padre por encontrarme a mí y…-paró unos segundos y se apoyó en la puerta para casi susurrar- abre y te lo cuento más tranquilos, aquí fuera puede ser peligroso hablar.
Tanis dudando un poco acabó por abrir la puerta y el hombre trajeado entró diciendo.
-Hola muchacho, has crecido mucho desde la última vez que te vi, y esta vez no vengo de fiesta, anoche apuñalaron a tu madre al volver a casa, hicieron que pareciera un robo pero no se llevaron nada, Tanis debes venir conmigo para ponerte a salvo, te lo explicaré por el camino.- Dijo el hombre mayor mientras le hacía recoger rápidamente algunas de sus cosas.
-Otro que se cree que soy tonto, mi madre ya vendrá, habrá tenido que hacer doble turno o algo, ¿para qué van a hacerle nada si de normal lleva la bolsa del trabajo y nada más?
El hombre sacó del bolsillo interior de la chaqueta una pequeña carpeta en la que ponía confidencial, era como esas de las películas de policías que ponían en la tele de vez en cuando.
-Mira dentro si o me crees.-dejó la carpeta en la mesa y se sentó en una silla a esperar
Tanis con cuidado abrió la carpeta y miró lo que había dentro, fotos de una calle conocida con una mujer en el suelo ensangrentada, con sus pertenencias allí mismo y sin revolver, de repente vio una marca que reconoció en seguida en la pierna de la mujer, una igual que la de su madre y recordó la historia que su madre le contó semanas atrás.
-¿Has venido por lo de la profecía?- preguntó sin esperar una respuesta afirmativa con una angustia que recorría su alma y casi a punto de llorar.
-Shhh, podrían estar escuchando, pero me alegra que lo sepas así me ahorras trabajo.- Le dio un golpecito amigable en la espalda y lo llevó hacia el coche.
-No sé si debería, quizás deba esperar a la policía.-dijo parándose en seco el joven.
-No seas tonto, si la policía hubiera querido venir, hace horas que los tendrías aquí, ellos no te pueden ayudar, nosotros sí y por fin podremos dar un paso más adelante que ellos.-anda entra y ya verás a que me refiero.
Tras unas horas de largo y silencioso trayecto, llegaron a una enorme mansión en un bosque en la cual en el jardín había muchos más niños con trajes que parecían de entrenamiento, luchando entre ellos frente a otras personas más mayores.
El hombre aparcó el vehículo a unos metros de la puerta de la casa e hizo bajar al chico, un sirviente trajo un traje de entrenamiento y se lo llevó a que se lo pusiera.
Al salir del vestuario el hombre iba acompañado de una joven de cabello rizado y rojizo a la que una máscara le tapaba la cara, pero su voz era angelicalmente bella, dulce y suave, completamente distinta a su aspecto físico.
-¿Este es debilucho que me toca? Yo no entrenado tanto para merecer esto.- Dijo con desprecio al observar al chico.
-No creas en lo que ves, si no, en lo que no ves.-Se le acercó al oído y le susurró.-Él es quien tú ya sabes, procura enseñarle todo y más.
-Si usted lo dice… lo haré lo mejor que pueda señor.- Cogió a Tanis y se lo llevó a un lugar apartado para empezar el entrenamiento.
Y así pasaron los días, las semanas los meses e incluso los años, entrenando cuerpo y espíritu, llegados a los catorce años de edad, cuando ya debería de estar preparado para su prueba final su maestra, Miriam, le confesó una cosa que aún nadie le había dicho a Tanis.
-Mañana vas a tener que esforzarte como nunca pues como tu hay otros en diversos lugares del planeta y van a ir a por todas, si dicen que eres quien debes ser, esa armadura tiene que ser tuya, si cae en malas manos no sabes que podría pasar.- Miriam se fue a dormir y dejó al pensativo Tanis.
Tanis, que de eso no sabía nada se imaginó cosas que lo pusieron realmente nervioso, salió hacia el bosque y empezó a correr, Miriam lo siguió, pues no quería perderlo de vista, siempre desde la distancia, para observar su reacción.
La noche era clara y corría una agradable brisa, transcurrió sin incidentes y el muchacho volvió a la casa a descansar para el viaje. A la mañana siguiente el hombre trajeado, Miriam y Tanis se subieron en el coche y se fueron al aeropuerto a coger un avión que los llevaba a Grecia que es donde se celebraba el torneo por la armadura del caballo alado, el preciado Pegaso, semental de Zeus, padre de los dioses olímpicos de la antigua Grecia. Otros muchachos se dirigían a otras localizaciones por todo el mundo para competir por sus armaduras, China, Brasil, España…
Al llegar a Grecia, Tanis pudo observar los deferentes contrincantes, unos altos, otros bajos, más fuertes o débiles, otros mucho más jóvenes y otros más mayores, durante las primeras rondas del torneo Tanis no tuvo problemas para avanzar, pero tanto él como otros eliminaban fácilmente a los otros contrincantes, pero eso quería decir que los otros también debían ser fuertes, había que practicar para las siguientes rondas.
Durante el tercer día del campeonato, las cosas ya se pusieron más duras, los llevaron a otro recinto, más grande, al aire libre, la mañana ya era calurosa y fue aumentando con el avance del día, cosa que complicaba por fatiga los combates.
-Señores y señoras, entramos en la semifinal del torneo por la armadura de Pegaso.- Dijo el presentador del torneo a través de los altavoces.- Esto se pone interesante, Tanis uno de los aspirantes que más fácil lo ha tenido durante el torneo frente a sus contrincantes, se prepara para luchar contra otro de los más fuertes hasta el momento, el aspirante… perdón me comentan que el aspirante ha decidido retirarse en el último momento, Tanis queda clasificado para la final automáticamente. Pasamos entonces a la otra semifinal, Tanis luchará con el ganador de este combate mañana.
-Miriam, ¿por qué no querido luchar contra mí?- Preguntó el muchacho a su pelirroja mentora.
-No lo sé chico, pero descansa, mañana no creo que tengas la misma suerte.
Del otro combate del día salió vencedor un tipo enorme, que ya había participado antes en el torneo, pero había sido descalificado por juego sucio durante la competición, iba a ser un combate para recordar.
La mañana siguiente seguía siendo calurosa y Tanis junto a Miriam ya habían madrugado para entrenar por última vez antes del gran combate, faltando media hora para el encuentro en el cuadrilátero de ambos combatientes, la comitiva ya estaba en el recinto.
-Damas y caballeros- como el día anterior el presentador cortó el bullicio en las gradas con su aguda voz- bienvenidos a la final de uno de los muchos campeonatos celebrados esta última semana por ser nombrado caballero, en esta ocasión por la preciada armadura del caballo alado, no quiero molestarlos con mi verborrea acerca de tal armadura así que sin más dilación os paso a presentar a los contrincantes. De la misma Grecia viene Héctor, que lleva el nombre del príncipe troyano el domador de caballos, sería un buen caballero de pegaso si no fuera porque la armadura no es de su taya, bromas a parte, este aspirante no es la primera vez que ha participado en este torneo y siempre ha sido descalificado o declarado nulo por su mala actitud frente a sus contrincantes, parece ser que esta vez puede haber juego limpio-de las gradas se oyen abucheos y vítores por igual a gran escala- de otro lugar más alejado de lo que parece llega Tanis, la novedad de este torneo, pues de no parecer fuerte, se ha deshecho limpiamente y con demasiada facilidad de sus anteriores contrincantes.-ahora sí la gente se pone en pie y más se oyen las alabanzas hacia el aspirante que los abucheos por ser extranjero.
-Que empiece el combate. Se oye muy flojo desde los altavoces.
-Hola mequetrefe, no mereces ser portador de la armadura ni siquiera eres griego, no voy a dejar que te la lleves.-Dijo la mole de músculos que se alzaban ante el pequeño Tanis.
-Tranquilo, pienso acabar rápidamente contigo para que no tengas que sufrir la vergüenza de la derrota.-Le contestó Tanis sin ni siquiera mostrarse nervioso.
Se lanzan el uno contra el otro y se escuchan choques de los golpes por todo el cuadrilátero, nadie podía casi ni distinguir que pasaba, Héctor tenía una velocidad asombrosa a pesar de su tamaño y Tanis aun lo era más gracias al suyo. De repente el gigantesco aspirante hinca una rodilla en el suelo y escupe sangre quejándose de un dolor punzante en el estómago, al levantarse se le pueden ver innumerables marcas en la zona abdominal, como si de un montón de golpes hubieran impactado de repente en él, Tanis en cambio estaba ileso a excepción de un arañazo en el brazo pero que no parecía nada en comparación con el otro.
-Maldito seas, es imposible que puedas hacer eso, es casi como que llevabas puesta la armadura, te vas a enterar.-Se lanzó contra Tanis y con las dos mano lo mantuvo en el aire sin tener en cuenta que uno de los brazos estaba fuera de la llave, los huesos de Tanis empezaban a crujir ante la fuerza de las manos de Héctor, de repente Tanis lanza un ataque desesperado con el brazo suelto dejando tuerto al gigante, salta y se esconde tras la luz del Sol para caer con los puños por delante y dejarlo inconsciente en el suelo.
-Damas y caballeros parece que ya tenemos vencedor, el joven Tanis ha derrotado al gigante Héctor y va a ser nombrado caballero de Pegaso, el semental de Zeus representado por esta magnífica armadura de bronce.
Hace miles de años un astrónomo, que era uno de los discípulos de Ptolomeo, el cual catalogó a Pegaso como una de las 48 constelaciones iniciales predijo el nacimiento de un niño bajo la estrella más brillante de dicha constelación, durante años se esperó ese nacimiento para unos como salvador para otros como hijo del maligno, pero nada dio a entender que tal acontecimiento pasara, pasado el tiempo la profecía se olvidó por muchos pero pasó de familia en familia por algunos seguidores, que dictaban que bajo ese nacimiento el muchacho sería tan poderoso que cambiaría el mundo y aunque todo parecía no cambiar nada, cambió.
Veintisiete años atrás una madre embarazada de siete meses acude al hospital por molestias y dolores, el médico por desgracia no puede hacer nada y debe sacar a la criatura si no ambos morirán, inmediatamente meten al crio en una incubadora y ahí queda a cargo de los médicos durante dos meses, durante todo este tiempo padre y madre no lo dejan solo excepto para cuando ya no pueden acceder a la sala, el niño más fuerte de lo parece al borde de la muerte en varias ocasiones, siempre sale adelante, un 22 de diciembre “vuelve a la vida” pues ya puede irse a casa.
Toda su infancia sus padres han tenido el máximo cuidado con él, actos que Tanis, nombre que le ponen al niño no acaba de entender, su infancia pues está marcada según las pautas de sus progenitores los cuales no le dejan hacer mucho.
Cuando tiene cinco años su padre muere y él, afectado por la falta empieza a desviarse del camino recto, pasados ya unos años del incidente, una noche como la de su nacimiento prematuro en octubre de hace ya diez años su madre decide contarle lo ocurrido.
-Tanis, cariño, mamá tiene que hablar contigo de algo muy importante.- Dice la madre asomada a las escaleras que conducen al dormitorio del niño.
-Voy mamá.- Dice el niño con desgana y baja las escaleras lentamente.
-Estoy en el comedor esperando. Ven por favor.-Le dijo su madre sentada desde el sofá.
-Dime, ¿qué quieres ahora? Estoy algo ocupado con mis cosas.- Reprochó Tanis medio enfadado.
-Necesito contarte la verdad sobre algo que te incumbe y que creo que he esperado demasiado para decírtelo, es sobre ti y la muerte de tu padre.- Dijo algo molesta su madre al recibir tal respuesta de su hijo.
-Tuvo un accidente eso nos dijeron, ¿qué más hay que decir?- se sentó de golpe en el sillón de enfrente.
-No fue un accidente, lo asesinaron por ser tu padre, ya que tú eres el elegido que un astrónomo profecito tu venida hace muchísimos años, nadie lo sabe pero ya va siendo hora que lo sepas porque la próxima puedo ser yo.- Dijo la madre muy seria a su hijo que la miraba como si estuviera loca.
-Estás zumbada mamá eso es una invención tuya, déjame tranquilo.- Tanis se levantó y se fue de casa dando un portazo.
Los días transcurrieron con normalidad, pero unas semanas después la madre de Tanis no volvió de trabajar, en cambio lo que apareció fue un hombre de traje al que Tanis recordaba lejanamente de haberlo visto en casa alguna vez de niño, cuando llamó al timbre el muchacho se asomó a la mirilla y preguntó.
-¿Quién es usted, qué hace aquí y qué desea? Mi madre no está y no pienso abrir, márchese, gracias y buenos días.
-Tanis…por favor deja entrar a un viejo amigo, ¿no me recuerdas?, no te culpo hace años que no vengo por aquí pero debía alejarme de vosotros, lo hice pensando que os ayudaría y lo que he conseguido es que mataran a tu padre por encontrarme a mí y…-paró unos segundos y se apoyó en la puerta para casi susurrar- abre y te lo cuento más tranquilos, aquí fuera puede ser peligroso hablar.
Tanis dudando un poco acabó por abrir la puerta y el hombre trajeado entró diciendo.
-Hola muchacho, has crecido mucho desde la última vez que te vi, y esta vez no vengo de fiesta, anoche apuñalaron a tu madre al volver a casa, hicieron que pareciera un robo pero no se llevaron nada, Tanis debes venir conmigo para ponerte a salvo, te lo explicaré por el camino.- Dijo el hombre mayor mientras le hacía recoger rápidamente algunas de sus cosas.
-Otro que se cree que soy tonto, mi madre ya vendrá, habrá tenido que hacer doble turno o algo, ¿para qué van a hacerle nada si de normal lleva la bolsa del trabajo y nada más?
El hombre sacó del bolsillo interior de la chaqueta una pequeña carpeta en la que ponía confidencial, era como esas de las películas de policías que ponían en la tele de vez en cuando.
-Mira dentro si o me crees.-dejó la carpeta en la mesa y se sentó en una silla a esperar
Tanis con cuidado abrió la carpeta y miró lo que había dentro, fotos de una calle conocida con una mujer en el suelo ensangrentada, con sus pertenencias allí mismo y sin revolver, de repente vio una marca que reconoció en seguida en la pierna de la mujer, una igual que la de su madre y recordó la historia que su madre le contó semanas atrás.
-¿Has venido por lo de la profecía?- preguntó sin esperar una respuesta afirmativa con una angustia que recorría su alma y casi a punto de llorar.
-Shhh, podrían estar escuchando, pero me alegra que lo sepas así me ahorras trabajo.- Le dio un golpecito amigable en la espalda y lo llevó hacia el coche.
-No sé si debería, quizás deba esperar a la policía.-dijo parándose en seco el joven.
-No seas tonto, si la policía hubiera querido venir, hace horas que los tendrías aquí, ellos no te pueden ayudar, nosotros sí y por fin podremos dar un paso más adelante que ellos.-anda entra y ya verás a que me refiero.
Tras unas horas de largo y silencioso trayecto, llegaron a una enorme mansión en un bosque en la cual en el jardín había muchos más niños con trajes que parecían de entrenamiento, luchando entre ellos frente a otras personas más mayores.
El hombre aparcó el vehículo a unos metros de la puerta de la casa e hizo bajar al chico, un sirviente trajo un traje de entrenamiento y se lo llevó a que se lo pusiera.
Al salir del vestuario el hombre iba acompañado de una joven de cabello rizado y rojizo a la que una máscara le tapaba la cara, pero su voz era angelicalmente bella, dulce y suave, completamente distinta a su aspecto físico.
-¿Este es debilucho que me toca? Yo no entrenado tanto para merecer esto.- Dijo con desprecio al observar al chico.
-No creas en lo que ves, si no, en lo que no ves.-Se le acercó al oído y le susurró.-Él es quien tú ya sabes, procura enseñarle todo y más.
-Si usted lo dice… lo haré lo mejor que pueda señor.- Cogió a Tanis y se lo llevó a un lugar apartado para empezar el entrenamiento.
Y así pasaron los días, las semanas los meses e incluso los años, entrenando cuerpo y espíritu, llegados a los catorce años de edad, cuando ya debería de estar preparado para su prueba final su maestra, Miriam, le confesó una cosa que aún nadie le había dicho a Tanis.
-Mañana vas a tener que esforzarte como nunca pues como tu hay otros en diversos lugares del planeta y van a ir a por todas, si dicen que eres quien debes ser, esa armadura tiene que ser tuya, si cae en malas manos no sabes que podría pasar.- Miriam se fue a dormir y dejó al pensativo Tanis.
Tanis, que de eso no sabía nada se imaginó cosas que lo pusieron realmente nervioso, salió hacia el bosque y empezó a correr, Miriam lo siguió, pues no quería perderlo de vista, siempre desde la distancia, para observar su reacción.
La noche era clara y corría una agradable brisa, transcurrió sin incidentes y el muchacho volvió a la casa a descansar para el viaje. A la mañana siguiente el hombre trajeado, Miriam y Tanis se subieron en el coche y se fueron al aeropuerto a coger un avión que los llevaba a Grecia que es donde se celebraba el torneo por la armadura del caballo alado, el preciado Pegaso, semental de Zeus, padre de los dioses olímpicos de la antigua Grecia. Otros muchachos se dirigían a otras localizaciones por todo el mundo para competir por sus armaduras, China, Brasil, España…
Al llegar a Grecia, Tanis pudo observar los deferentes contrincantes, unos altos, otros bajos, más fuertes o débiles, otros mucho más jóvenes y otros más mayores, durante las primeras rondas del torneo Tanis no tuvo problemas para avanzar, pero tanto él como otros eliminaban fácilmente a los otros contrincantes, pero eso quería decir que los otros también debían ser fuertes, había que practicar para las siguientes rondas.
Durante el tercer día del campeonato, las cosas ya se pusieron más duras, los llevaron a otro recinto, más grande, al aire libre, la mañana ya era calurosa y fue aumentando con el avance del día, cosa que complicaba por fatiga los combates.
-Señores y señoras, entramos en la semifinal del torneo por la armadura de Pegaso.- Dijo el presentador del torneo a través de los altavoces.- Esto se pone interesante, Tanis uno de los aspirantes que más fácil lo ha tenido durante el torneo frente a sus contrincantes, se prepara para luchar contra otro de los más fuertes hasta el momento, el aspirante… perdón me comentan que el aspirante ha decidido retirarse en el último momento, Tanis queda clasificado para la final automáticamente. Pasamos entonces a la otra semifinal, Tanis luchará con el ganador de este combate mañana.
-Miriam, ¿por qué no querido luchar contra mí?- Preguntó el muchacho a su pelirroja mentora.
-No lo sé chico, pero descansa, mañana no creo que tengas la misma suerte.
Del otro combate del día salió vencedor un tipo enorme, que ya había participado antes en el torneo, pero había sido descalificado por juego sucio durante la competición, iba a ser un combate para recordar.
La mañana siguiente seguía siendo calurosa y Tanis junto a Miriam ya habían madrugado para entrenar por última vez antes del gran combate, faltando media hora para el encuentro en el cuadrilátero de ambos combatientes, la comitiva ya estaba en el recinto.
-Damas y caballeros- como el día anterior el presentador cortó el bullicio en las gradas con su aguda voz- bienvenidos a la final de uno de los muchos campeonatos celebrados esta última semana por ser nombrado caballero, en esta ocasión por la preciada armadura del caballo alado, no quiero molestarlos con mi verborrea acerca de tal armadura así que sin más dilación os paso a presentar a los contrincantes. De la misma Grecia viene Héctor, que lleva el nombre del príncipe troyano el domador de caballos, sería un buen caballero de pegaso si no fuera porque la armadura no es de su taya, bromas a parte, este aspirante no es la primera vez que ha participado en este torneo y siempre ha sido descalificado o declarado nulo por su mala actitud frente a sus contrincantes, parece ser que esta vez puede haber juego limpio-de las gradas se oyen abucheos y vítores por igual a gran escala- de otro lugar más alejado de lo que parece llega Tanis, la novedad de este torneo, pues de no parecer fuerte, se ha deshecho limpiamente y con demasiada facilidad de sus anteriores contrincantes.-ahora sí la gente se pone en pie y más se oyen las alabanzas hacia el aspirante que los abucheos por ser extranjero.
-Que empiece el combate. Se oye muy flojo desde los altavoces.
-Hola mequetrefe, no mereces ser portador de la armadura ni siquiera eres griego, no voy a dejar que te la lleves.-Dijo la mole de músculos que se alzaban ante el pequeño Tanis.
-Tranquilo, pienso acabar rápidamente contigo para que no tengas que sufrir la vergüenza de la derrota.-Le contestó Tanis sin ni siquiera mostrarse nervioso.
Se lanzan el uno contra el otro y se escuchan choques de los golpes por todo el cuadrilátero, nadie podía casi ni distinguir que pasaba, Héctor tenía una velocidad asombrosa a pesar de su tamaño y Tanis aun lo era más gracias al suyo. De repente el gigantesco aspirante hinca una rodilla en el suelo y escupe sangre quejándose de un dolor punzante en el estómago, al levantarse se le pueden ver innumerables marcas en la zona abdominal, como si de un montón de golpes hubieran impactado de repente en él, Tanis en cambio estaba ileso a excepción de un arañazo en el brazo pero que no parecía nada en comparación con el otro.
-Maldito seas, es imposible que puedas hacer eso, es casi como que llevabas puesta la armadura, te vas a enterar.-Se lanzó contra Tanis y con las dos mano lo mantuvo en el aire sin tener en cuenta que uno de los brazos estaba fuera de la llave, los huesos de Tanis empezaban a crujir ante la fuerza de las manos de Héctor, de repente Tanis lanza un ataque desesperado con el brazo suelto dejando tuerto al gigante, salta y se esconde tras la luz del Sol para caer con los puños por delante y dejarlo inconsciente en el suelo.
-Damas y caballeros parece que ya tenemos vencedor, el joven Tanis ha derrotado al gigante Héctor y va a ser nombrado caballero de Pegaso, el semental de Zeus representado por esta magnífica armadura de bronce.
Tanis- BRONCE
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Re: Petición armadura de pegaso (saint seiya)
Off: Bien, ahora sí. Eres el nuevo Caballero de Pegaso. A continuación debes copiar y pegar la ficha dentro de tu templo (si no lo haces no vas a poder pelear, asi que ojo). Tratá de darle diferentes colores a los párrafos de tu ficha, así queda más linda y con mejor visibilidad. Además, agregá una foto para ilustrar a tu personaje.
Milo- Administrador
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