-El títere de la Muerte- [Fanart]

por **Etsu** Jue Mayo 21 2015, 01:18

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Los edificios habían quedado totalmente devastados, como si se tratara de una ciudad postapocalíptica, pero nada de eso había ocurrido. Simplemente se trataba de una guerra que no había terminado como todos los seres de bien hubiesen querido, pero no se puede decir que no se haya intentado, muchos muriendo para tratar de defender a las personas inocentes. Pero lo peor de todo es que no había ocurrido lo más terrible aún, había muchas otras ciudades que sufrirían el mismo destino trágico, para luego continuar con países enteros que se convertirían en continentes devastados. Todo hasta que sucumba la vida propiamente dicha que la humanidad conocía.

La tierra consumía el poco oxígeno que quedaba para respirar, sin árboles por ningún lado, se hacía la vida más difícil para el único sobreviviente de esta gran batalla. Un individuo que siempre se destacó por su tranquilidad y parsimonia, pero que en esta oportunidad no podía componer su habitual personalidad, simplemente era un desastre esperando que la muerte llegue por él. Caminaba con la cabeza gacha analizando todo lo que había ocurrido mientras que sus lágrimas escapaban de sus ojos y recorrían todo su rostro hasta llegar a la comisura de sus labios, el viento soplaba con gran fuerza en lo que parecía ser un nuevo y recién creado descampado, por lo que resultaba imposible no estar cubierto de mugre. Pero eso realmente no le interesaba en lo más mínimo, en su cabeza sólo podían pasar imágenes de todos sus amigos y compañeros de la vida que cayeron muertos uno a uno delante de sus ojos, y los pocos que pudo salvar terminaron abandonando el mundo de los vivos poco tiempo después a manos de otros espectros indeseables que había mandando nuevamente hacia el otro lado. Simplemente parecía un muerto con movilidad reducida andando hacia la nada en un basurero.

Luego de varias horas de caminar sin rumbo alguno entre los escombros y los cadáveres atrapados en ellos pudo sentir una leve cosmoenergía que emanaba de allí, era una energía que nunca había llegado a conocer anteriormente, pero supuso que se trataba de uno de los responsables de semejante masacre y comenzó a correr en dicha dirección. Por su cabeza pasaban todas las muertes posibles que imaginaba para el espectro, así como también las clasificaba según su índice de dolor y sufrimiento, a esa altura estaba dispuesto a hacer lo que fuese necesario para que pague por las atrocidades cometidas. Pero para su gran sorpresa no se trataba de ningún espectro, parecía ser un general marino entre ese caos, pero no comprendía que podría llegar a hacer allí. Así que se acercó para averiguarlo, pero para su sorpresa, el general marino desapareció en cuanto alcanzó a ver que una Armadura Dorada se aproximaba. Pero lo que más le llamó la atención fue la sensación de miedo que notó en el Marino al desvanecerse de la zona.

En esos momentos un nuevo incentivo apareció en su vida, una vida que ya no tenía sentido ni rumbo alguno, pero esa gota de esperanza que le dio el General Marino fue justo la inyección de energía que necesitaba para continuar en movimiento y alivianar la carga que llevaba sobre sus hombros. Era momento de averiguar que hacía en ese lugar y porque escapaba de su presencia, pero jamás había estado en el Reino Submarino y no tenía la menor idea de como llegar allí, sin contar con que no tenía a nadie que lo ayudara a localizar dicho lugar. Pero recuperando su habitual serenidad y utilizando su sapiencia comprendió que no debía desesperarse, por lo que se sentó en el suelo lleno de escombros y tierra para empezar a meditar, de esa forma llegaría a alguna respuesta. O al menos no descansaría hasta que ello ocurriese.

En muchas oportunidades tuvo que alcanzar el Séptimo Sentido para poder visualizar su alrededor dado a su ceguera de nacimiento, pero no tenía deseos de ver lo que lo rodeaba, sabía que sería torturante para él y necesitaba concentrarse en lo que verdaderamente importaba. Por lo que decidió que era el momento ideal para moderar sus poderes y mantener su cosmoenergía a un nivel estable, eso lo ayudaría a visualizar el camino a seguir en su cabeza sin tener la necesidad de paralizarse ante la realidad que lo rodeaba, después de todo podía sentir el hedor de los cuerpos comenzando a pudrirse hacía kilómetros. Estaba al tanto de todo lo que lo rodeaba, pero temía que la visión sea peor que su imaginación, cosa que seguramente resultaría paralizante.

Sus pelos lacios y rubios comenzaron a flamearse por los aires de forma constante, el aura dorada que siempre lo rodeaba brillaba con mayor intensidad, así como también la tierra comenzaba a volar y golpear contra su pálido rostro. Pero a pesar de eso se mantenía concentrado en su respuesta, ignorando su entorno, y allí fue cuando ocurrió lo que jamás había ocurrido antes. Logró escuchar una voz sabia que se dirigía hacia él como si de un maestro se tratase, no tenía la menor idea de quien podía llegar a ser, pero tenía muy claro que se trataba de alguien sumamente poderoso. Podía sentirlo en lo más profundo de su ser... pero fue luego de unos instantes que se dio cuenta de quien se trataba... era el momento que estuvo esperando durante toda su vida pero no comprendía porque ahora. Tuvieron que morir miles y miles de inocentes, así como también compañeros y amigos, para que apareciera en su vida. No lo podía comprender el pelirubio, pero aún así escuchó cada palabra que Buda le transmitía, ya tendría tiempo de hacer preguntas.

-Investigaré todo lo que me revelaste.- afirmó con gran convicción mientras se dirigía camino a la costa, su cabeza no sabía que pensar en estos momentos, era demasiada información junta en muy poco tiempo; y todo era muy difícil de creer y digerir, la muerte de Athena junto con todo lo que defendió durante su vida, la aparición por primera vez de Buda y las dudas que le planteó acerca de la unión del Reino Submarino con el Dios de la Inframundo. Pero lo que tenía muy claro es que si lo que Buda la informó era cierto, correría mucha sangre bajo el agua, no pararía hasta que cada uno de los Dioses Marinos sean eliminados de la manera más cruel.

En cuanto alcanzó el punto más cercano de la costa se sentó en la orilla con su rosario en mano para cumplir con lo que se le había pedido, era el momento de llevar su cosmos más allá de lo que jamás lo había hecho, pero estaba con la cabeza despejada y sin duda alguna de que era lo necesario para obtener la verdad. No había miedo en su alma a pesar de lo vivido anteriormente, parecía una persona nueva, así como también su cosmoenergía. Era mucho más pura y fuerte de lo que jamás había sido, y allí fue cuando el joven abrió lo ojos y pudo apreciar lo que su poder había generado en el lugar, los bloques de escombros flotando a su alrededor y el agua más cercana a su ser comenzaba a alegarse hacia el horizonte.

Se levantó e inició la caminata hacia el mar, el cual se alejaba sustancialmente a medida que el pelilargo avanzaba, y cada vez con mayor fuerza y velocidad. Allí fue cuando pudo comprender que las palabras de Buda eran reales, no necesitaba otra prueba, era momento de buscar sangre... no dejaría a nadie con vida.

El ingreso al Reino de Poseidón fue mucho más fácil de lo que jamás hubiese imaginado, pero también estaba al tanto de que jamás lo hubiese logrado solo, y por eso estaba agradecido. Simplemente caminó hacia el agua hasta que fue succionado a lo que parecía ser otro mundo totalmente distinto, para nada como lo imaginaba, pero eso poco le importaba en esos momentos. Comenzó a buscar Generales Marinos para eliminar...

El primero en caer fue el portador de la Scale de Hipocampo, quien no fue ningún problema para Niraj, utilizando una técnica ofensiva muy simple logró terminar con él de un solo golpe. No tuvo la necesidad de recurrir al incremento considerado de cosmos, lo que era algo verdaderamente importante si estaba tratando de no llamar la atención allí abajo, pero luego de eliminar a un General Marino solo con un destello de su cosmos pensó que no tendría inconvenientes en batallas contra varios juntos. Así que encendió su cosmos para llamar la atención pero nada ocurrió en el corto plazo, así que decidió llevarlo a otro nivel, a un estado en el cual no podría ser ignorado.

El piso comenzó a resquebrajarse por todos los sectores que rodeaban al Santo Dorado de Virgo, las columnas vibraban al son del poder del Caballero que invadía el Reino Submarino, para que luego de unos instantes retumbaran como si de un trueno se tratase al partirse en varios pedazos y golpear duramente en su caída. Esto sin duda despertaría la atención de los defensores que estaban al mando de Poseidón, pero aún así, Niraj subió la apuesta. Comenzó a levitar mientras todo caía en ruinas a su alrededor, pero nada de eso tuvo comparación con la caída del pilar que se encontraba a unos cuantos metros de distancia, eso sin duda se debió sentir desde el mismísimo Inframundo.

Al cabo de unos segundos aparecieron todos los Generales Marinos para poner fin con las atrocidades que estaba generando el Santo Dorado, por lo que abrió los ojos y se mantuvo parado sobre el aire mismo para comenzar la batalla, ansioso por probar sangre.

-Todos ustedes pagarán por lo que hicieron.- amenazó firmemente mientras preparaba su ataque más poderoso, estaba dispuesto a matarlos a todos de una vez, lo que sería una hazaña que nadie podría creer si se la contaran... pero así fue lo que Niraj decidió.

-¡Tesoro del Cielo!.- gritó mientras sacudía su rosario y lanzaba a los Generales Marinos a un mundo ilusorio que recreaba los más profundos miedos que cada uno podía vivir, y con cada movimiento de su rosario eliminaba uno a uno los sentidos de sus adversarios, quienes no tuvieron oportunidad de comprender lo que había ocurrido. Jamás había tenido esta brutalidad en su vida, pero la realidad que tuvo que presenciar y el poco tiempo para analizar las cosas lo llevaron a tomar determinaciones que jamás hubiese tomado en circunstancias diferentes, pero aún así no sentía remordimiento y pena por los que consideraba traidores y asesinos. Por lo que le quitó todos sus sentidos hasta dejarlos como entes sin vida, un cuerpo sin alma ni espíritu, lo peor que podría llevar a vivir un hombre sin lugar a dudas.

Todo había pasado muy rápido y su venganza estaba cumplida, por lo que estaba preparando su partida hacia la realidad que se encontraba sobre él, pero no fue tan fácil y rápido como esperaba. De repente, no había posibilidad de movimiento, como si se encontrase en un estado de parálisis total. Nada podía hacer para librarse de dicha sensación, era como si su cuerpo no respondiese a los comandos que su mente daba, sin lugar a dudas algo poco grato para él estaba por suceder...

-¡Esto no puede estar pasando!. El único con semejante poder aquí para lograr esto es él. Es mi oportunidad para eliminarlo.- pensaba el Santo Dorado mientras trataba de librarse de las cadenas invisibles con las que el Dios de los Mares lo había capturado, pero eso parecía ser una mera fantasía o un mero deseo del pelirubio, el poder de un Dios era demasiado... incluso para él... y estaba a punto de comprobarlo de la peor manera posible.

Su cabeza empezó a doler de manera absurda, casi hasta el punto de dejarlo inconsciente, pero entre todo ese dolor pudo sentir la voz de su captor. -¿Cómo te atreves a invadir mi territorio y eliminar a mi ejército?.- reprochó con suma autoridad la deidad, mientras que el joven Niraj no comprendía la pregunta, después lo que habían hecho sus Generales Marinos era lo menos que se merecían. -Pagaras tu traición a la Diosa Athena y a mí con tu vida Caballero Dorado, sufrirás por toda la eternidad por lo que has hecho, jamás podrás descansar en paz.- volvió a expresar la deidad con más ira aún. Pero antes de eliminar de la faz de la tierra su mortal y mundano traje de carne le hizo ver todo lo que había ocurrido en esa ciudad devastada, pudo ver todos los Caballeros que morían a manos de los espectros, así como también a los Generales Marinos que ayudaron a los pocos aliados de Bronce que sobrevivieron. Y allí fue cuando se dio cuenta de la realidad... jamás habló con Buda... nunca fue merecedor de dicha presencia. Había sido manipulado por el inmenso poder de Hades, quien lo llevó a eliminar a sus propios aliados y despejarle aún más su camino, lo que sin lugar a dudas destruyó su alma.

La rabia que le generó conocer la verdad lo hizo explotar de ira, llevando su poder más allá de lo que jamás había logrado alcanzar, permitiéndole escapar del poder que lo tenía maniatado. Pero lejos de querer combatir, se desprendió de su Armadura Dorada de Virgo y cayó de rodillas en el desastre que sus manos habían provocado, todo esto mientras las lágrimas salían de sus ojos y la vergüenza de su alma. Simplemente permaneció así hasta que la deidad decidiera poner fin a su vida, pero eso no ocurrió, sin lugar a dudas era peor castigo dejarlo con vida antes que cortar con la agonía que jamás desaparecería.

-FINALIZACION-

por **Presley** Jue Mayo 21 2015, 12:14

Muy bien Etsu, historia muy bien desarrollada, teniendo en cuenta que era solo 1 post para realizarla. Tus 5.000 monedas están en tu bolsillo!!. Gracias por participar y atento a las novedades que trae el reino marino!!

CALIFICACIÓN: 5

MONEDAS: 5.000

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