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Saint Seiya Gaiden - Tomo 2

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Mensaje por Apu Dom Feb 15 2015, 18:56









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** El joven dio una vez más vuelta en su cama. De pronto la temperatura se había incrementado y el sudor empapaba su cuerpo. ¡Dormir estaba siendo tan difícil para él en estos momentos! No. No era verdad. En estos momentos, lo cierto es que el sueño era todo, menos recuperador. Los extraños sueños que le aquejaban iban y venían con una frecuencia casi medida.


[Cuando nuestra Patria desapareció...] pensó el joven entre sueños. [...se decía que se sentía mucho calor.]


La noche había dejado de ser oscura y silenciosa. El rojo fulgor del fuego se reflejaba sobre las copas de la espesa selva, y el ruido de tambores y cantos inundaba al medio ambiente, Así mismo, sobre los tambores y cantos se escuchaba el sonido tumultuoso de muchas voces y llantos... súplicas angustiadas, pero de entre todas, una, una era la que más le atormentaba, una era la más sórdida, la más necesitada... **


- ¡Si alguien pudiera oírme! -


** Una gota de sudor recorrió el pecho del joven que dormía. **


- ¡Si tuviera una esperanza! -


** [No lo puedo evitar... es una voz que me habla a mi cosmos] pensó nuevamente el joven en medio del ruido. **


- ¡Qué por favor me lleve! ¡Qué me rescate! -


** Afuera, en el risco donde se encuentra la Torre de Jamir, un fulgor dorado la invade, un fulgor dorado que proviene del único habitante de esta misteriosa y solitaria construcción. Kiki finalmente logra escapar de su sueño. Extrañado, el bello joven mira a su alrededor. El ruido y el calor se han ido para dar lugar a la realidad del momento. Un silencio casi mortal es el que hay en este sitio, a veces interrumpido por el silbido misterioso del aire de las cumbres que se cuela por las ventanas, y por cierto, un aire que dista mucho de estar caliente, como lo percibía hasta hace unos momentos, es un aire frío al cual, generalmente está acostumbrado, pero que tras tocar su piel empapada, le hace sentir un escalofrío. Kiki se lleva las manos a la frente con un gesto de disgusto y desesperación.


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- ¿Qué me está pasando? ¿Cuál es esta inquietud que habla a mi Cosmos? -


Haciendo a un lado las sábanas, Kiki se pasea por la habitación tras dejar su cama. Al ver por la ventana las nevadas cumbres, Kiki piensa. [Sé que no es una amenaza, es una súplica angustiosa, de algo o de alguien... pero ¿quién podría ser lo suficientemente poderoso como para hablar a mi cosmo y no poder liberarse de su situación?] Al verse en el espejo, Kiki nota las huellas de las últimas malas noches en los meses anteriores. **


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- Debo encontrar la paz... -


** Siguiendo un camino que sabe de memoria y sin necesidad de luz, Kiki sube unas escaleras que le llevan a la azotea del edificio enclavado en las montañas fronterizas de China y Nepal. Como un oasis es un alivio para el cansado viajero del desierto, la vista del estrellado y sereno cielo es una visión bienvenida por el joven de cabellos castaños. La luna llena y su luz azulada ilumina la azotea haciéndola brillar con un fulgor casi místico. **


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- Debo intentar encontrar una respuesta... pero no seré capaz de ello sino hasta poder poner en paz a mi mente. -


** Despojándose de su ropa, decide sentarse en meditación para encontrar la paz que le ayude a flotar en el mar de desesperación en el que se ahoga y cierra los ojos.
En el silencio y oscuridad de la noche, no es difícil alcanzar un estado de paz, y el cuerpo de Kiki comienza a brillar. Al abrir sus ojos, estos tienen el mismo fulgor dorado que le rodea, el aire se llena de energía.
Con atención Kiki pone su vista al sur... a la selva del país del sur de esas montañas.
Los sentidos de Kiki están entre los más afinados de entre todos los seres vivos del planeta Tierra, y con toda probabilidad, son mejores y más confiables que cualquier aparato tecnológico y, aumentados por el Séptimo Sentido lo convierten en un ser mucho más extraordinario de lo que es. No le resulta difícil trazar una ruta que le llevará a las respuestas que su alma necesita para recuperar su paz. ¡Tal es el poder del Santo Dorado del Carnero bajo las órdenes de la diosa Athenea! ¡Tal es el poder de Kiki! **
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Mensaje por Apu Lun Feb 16 2015, 11:18

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** Existe una constante en los picos de las montañas donde Kiki ha decidido establecerse; la frialdad del aire. No importa que tanto brilla el sol, lo cierto es que el frio aire es difícil de soportar, puede llegar a provocar quemaduras en la piel al rozar, y su fineza podría ser comparada al roce de una navaja filosa, tanto, que no puede ser sentida.

Pero, por supuesto, ese no es el caso para Kiki. Su piel se encuentra curtida por tanto tiempo de habitar la Torre. Tras la muerte de su maestro Mú, había ignorado los llamados del Patriarca Shiryu poniendo toda clase de pretextos tontos, pero lo cierto es que el mundo se perfilaba para tiempos muy oscuros... tras el fortalecimiento de Athena en las pasadas guerras santas, la declarada guerra que había iniciado a los otros dioses por defender a los humanos; nuevas Guerras Sagradas debían de estarse cocinando con la llegada de otros dioses como ella a La Tierra.

Los Dioses y sus misteriosos juegos... bueno, misteriosos o caprichosos, Kiki creía que era más bien la segunda palabra la que se ajustaba más a describir la sucesión de guerras que los dioses tenían cada 250 años aproximadamente.

¿Qué les traía a volver y volver? ¿Orgullo? ¿Aburrimiento? No podía descifrarlo, y quizá era lo mejor, en verdad es que los hombres hacen muy mal al querer comprender la voluntad de seres superiores, porque de alguna forma, era querer igualarse a ellos.

Sin embargo, no podía negar el Carnero Dorado, que el obtener la Armadura Dorada de Aries había figurado entre las mayores alegrías de su vida, era obvio que él había nacido para esto. Su gran maestro, Mú, se lo había explicado ya en alguna ocasión. **





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- No es casualidad el hecho de que tú, Kiki, siendo uno de los últimos Lemurianos, hayas nacido bajo la protección de la constelación de Aries." {Decía Mú con voz paciente a su pupilo.} Así como no lo fue el que haya sido así en mi propio caso. {Mú dirigió sus manos hacia el cielo y señaló las estrellas.} Es un hecho, Kiki, que nuestra materia está conformada por lo mismo que el Universo tiene... nosotros somos hijos del cielo, y como su química y física nos rigen, su magia y su poder nos alimenta... la Gran Voluntad y los dioses nos ayudan a seguir un camino, y tanto tú como yo estábamos destinados desde la lejanía de los tiempos a ser llamados al servicio de Athena y de su Santuario. -


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- ¿Maestro? ¿Quiere decir que entonces yo... seré Santo Dorado de Aries? ¿Pero... y usted? -


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- Mi destino, así como el de todos los caballeros de Athena es el de luchar por la paz y el amor de este mundo, y eso me traerá tarde o temprano la muerte. Sé que la Armadura de Aries te reconocerá como su nuevo dueño, como caballero dorado, mi misión es dar la vida por mi deber, algún día lo entenderás. -


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- Maestro... ¿es que acaso nunca terminarán las Guerras Santas? -


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{Mú escuchó la voz de Kiki, todavía casi un niño y se sonrió.} - No, no de inmediato, pero cada generación de caballeros acrecientan la esperanza de que las guerras se terminen algún día. {Con tristeza aparente el caballero tocó el hombro de su pupilo.} En verdad es triste que así sea... y cada guerra santa será más cruel de lo que ya han sido anteriormente. -


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- ¿Más cruel? ¿Más que cuando se hundió Lemuria? -


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{Viendo al cielo, Mú respondió.} - Esa vez, nuestra Patria pagó el precio, Kiki, pero ahora, todo el mundo puede pagarlo... por eso tú tienes que defender a Athena, pase lo que pase, porque ella vino a luchar por nuestro mundo y por la justicia ¡nunca la traiciones, Kiki! ¡No hay excusa posible! -


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- Sí, Maestro. {Respondió resuelto el joven de cabello castaño viendo con admiración a su Maestro.} ¡Juro que haré eso! -


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- Muy bien. {Dijo Mú asintiendo con su cabeza satisfecho.} Y yo te ayudaré... ¡serás el Caballero Dorado más fuerte de todos! -




** Entre más recordaba, Kiki concluía con más firmeza que El Patriarca sentado ahora en el trono al igual que su maestro le habían enseñado todo lo que él sabía. Aunque hacía tiempo que él no hablaba con Shiryu, sabía que sus negativas a acudir al santuario no serían tomadas como un principio de rebelión sino que él mismo tendría que buscar su propio camino. **


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{Mirando hacia el cielo} – Algo anda mal, estrellas que estaban muertas ahora vuelven a brillar, ¿será que el mal está entre nosotros? creo que uno de esos dioses se adelantó esta vez para pelear en desigualdad. Debo emprender un camino para encontrar la paz que necesita mi alma antes de emprender la lucha contra el mal que se aproxima, Saori, protégeme. -


** Oró viendo con un poco de nostalgia a su alrededor. No podía comprender por qué alguien querría destruir esa paz que ahora cubría la Tierra, pero al observar la belleza, pudo entender porque anhelaban dominarla. Y con ese espíritu, emprendió un viaje que no presentía, pero que estaba destinado a hacer. **
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Mensaje por Apu Lun Feb 16 2015, 19:53

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** Al ir bajando de la montaña, el aire que era escaso comenzaba a hacerse más denso, y sobre todo, más caliente. Durante esta época del año, las lluvias afectaban a la mayor parte de Nepal. Las montañas iban quedando atrás y la gente se iba haciendo hacer notar cada vez más. Durante el camino, Kiki tuvo oportunidad de ver a la gente en su mundo diario, lejos de las preocupaciones que a él le aquejaban, y que, en parte hacía envidiarlos.

No llamaba mucho la atención, a pesar de su altura, pero el brazalete que portaba así como el largo de su cabello, hacía pensar a la gente que quizá se tratara de uno de esos artistas extravagantes que hacen actos callejeros. Muchas veces vio hechos que hubiera podido evitar, pequeños robos, generalmente de comida por parte de un mendigo, riñas entre borrachos, cosas comunes. Pero sabía que eso no era algo que necesitara de su atención. "Nunca interfieras más allá de lo que debes... Ahora eres un Santo de Athena y debes de respetar la libertad del humano, corrige injusticias cuando dañen a muchos, pero no interfieras en asuntos mundanos, afortunada o desafortunadamente, has dejado de ser uno de ellos." le dijo el Patriarca Shiryu al otorgarle su armadura.

Se detuvo en varias ocasiones a escuchar los problemas de la gente, y de hecho, algunas veces, decidió quedarse más tiempo del normal en ciertas villas y poblados, los sueños que le aquejaban, una vez más, habían desaparecido tan misteriosamente como habían comenzado. A cambio de su acto, donde hacía malabares con manzanas y naranjas, donde aparecían semillas o trigo de pronto en su mano, le valían unas cuantas rupias, las cuales, usaba para comprar los alimentos que necesitaba. Dormía casi siempre en el bosque, sus sentidos afinados y su condición de Caballero permitía que durmiera de manera tranquila sin temer grave peligro, de hombres o bestias. En el camino descubrió la felicidad que le provocaba ver a la gente sonreír con sus hazañas. Para él no era más que un juego de niños el poder aparecer de la nada cualquier objeto en sus manos, o hacerlo aparecer en otro lado... siendo un santo dorado se movía tan rápido como la luz, ayudado con sus habilidades en telequinesis, las sorpresas que podía dar eran, por supuesto, mucho más garantizadas.

Una tarde en una de esas tantas villas, Kiki ejecutaba uno de sus actos… **



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- ¡Y ahora verán cómo con este racimo de uvas puedo hacer un delicioso vino! -


** La gente le miraba expectante. Y el sentimiento le agradaba mucho. En especial, cuando niños tan pequeños como los que tenía al frente le miraban con tanta expectación. Con movimientos lentos, Kiki parecía invocar a poderes mágicos que estaba muy lejos de tener. Usando su gran velocidad, Kiki logró sacar un cuenco con vino, sustituyendo a las uvas. Triunfalmente, mostró el sitio donde estaban las uvas, y que ahora era ocupado con un cuenco con vino... todo mundo aplaudió, a excepción de un niño que en voz alta clamó. **


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- ¡Eso no es justo! ¡Ha hecho trampa! -


** La gente no le escuchó, pero los niños pequeños que estaban a su lado le vieron seriamente preocupados, la suspicacia del niño mayor les había hecho dudar del acto que acababan de ver. Kiki dejó de sonreír y levantando los brazos pidió a su público callar. **


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- ¿Tienes algo que decir? {Preguntó con voz alta pero comprensiva.} ¿Por qué piensas eso? -


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- Porque es imposible hacer de un racimo de uvas se transforme en un cuenco de vino de un momento al otro... simplemente no es posible. -


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- Y entonces {Interrumpió una pequeña uno o dos años menor que él.} ¿Dónde están las uvas y dónde estaba el vino? -


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{El señaló las mangas del traje de Kiki.} - Esas mangas tan anchas pueden guardarlo todo. -


** A Kiki le pareció gracioso este hecho, que fuera un simple e inocente humano quien le descubra. Con una sonrisa pícara, decidió gastarle una broma. **


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- Te diré algo... {Sacándose la camisa de su traje, Kiki quedó desnudo del pecho.} ¡Te mostraré que cosas asombrosas pueden ocurrir en este mundo! -


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- No lo creo... – {Dijo el niño cerrando un ojo y viendo con el abierto a Kiki con una mueca de desconfianza.}


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- ¡Yo sí! {Afirmó la niña a su lado.} ¡Yo sí te creo! - {Le dijo ella amablemente, sonriendo con fe a Kiki.}


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{Sonriendo, el joven caballero tomó a los dos niños de la mano y los llevó al centro del círculo que los espectadores habían hecho.} - Tomen estas ramas. Tu muchacho vete a aquel extremo y dibuja un circulo, luego, párate en medio de él, tu niña ve al extremo opuesto, dibuja una estrella y colocate en el centro de la misma. - {Dijo Kiki entregándoles a cada uno de los niños dos ramas que había tomado del suelo.}


** Ambos niños cumplieron al pie de la letra las palabras de Kiki, cada uno dibujando la forma que le había tocado. La niña rebosaba de alegría en su rostro, mientras que al niño se lo podía ver intrigado y escéptico. La gente miraba curiosa el acto. Una vez que los niños terminaron de hacer los dibujos y se colocaron en el centro Kiki los miró fijamente. Sabía que la niña estaba muy expectante y no podía defraudarla, a su vez el chico descreía completamente de lo que estaba sucediendo. La gente observaba con curiosidad al muchacho, el cual, hábilmente con su cabello, había cubierto los curiosos lunares que adornaban su frente y que delataban el origen verdadero del amable Kiki. **


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{Levantando una vez más la voz se dirigió al público.} - ¡Damas y Caballeros; a continuación les mostraré un acto que solo presenciaran en esta ocasión de sus vidas... en unos instantes verán al niño parado dentro de un círculo, estar parado de pronto dentro de la estrella donde esta niña se encuentra, y a la niña parada donde el niño se encuentra, todo esto, sin que mis manos los toquen! -


** Hubo varias exclamaciones entre el público. La gente comenzó a murmurar, miraban extrañamente a Kiki, pues no creían capaz de que alguien pudiera lograr semejante hazaña, decían que era imposible, otros que sólo estaba fanfarroneando, pero fuera cual fuera la opinión que tenían nadie podía dejar de prestar atención a aquel número. Kiki sonrió. Esto tenía que ser efectivo y rápido. Usando la telequinesis, tendría que hacer que cada niño se transmutara hacia donde estaba el otro a una velocidad cercana a la luz mientras usaba su Stardust Revolution; todo esto tendría que hacerlo, mientras escondía su cosmo. Abriendo sus manos, Kiki se concentró. Susurrando dijo: “Stardust Revolution

Kiki pudo percibir a los niños, la relación entre los espacios y la cantidad de velocidad a aplicar. El polvo de estrellas inundó el lugar maravillando a todos los asistentes que estaban absortos ante tan espectáculo. Cuando cerró sus brazos, ambos niños habían cambiado de lugar. Tan rápido fue el movimiento, que ni los niños, ni la gente, se habían percatado del cambio, sino hasta unos segundos después, que alguien en el público comenzó a aplaudir y a vociferar elogios a viva voz. Kiki sonrió e hizo una elegante reverencia. **



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{Acercándose al niño y a la niña los devolvió a sus lugares y les dijo con una sonrisa.} - Lo imposible puede hacerse, con voluntad y fe. -


** El niño asintió, un poco asustado, un poco admirado. Nunca olvidaría esa presencia agradable, nunca jamás. Comenzaba a atardecer, la villa estaba pintada de los colores dorados que acompañan a la puesta del sol. Algunas monedas llovieron en el sombrero de Kiki y tras un momento, mientras se disponía a recogerlo, cuando la gente se alejaba, se dio cuenta que la niña no se había ido. **


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- ¿Sigues aquí, pequeña? - {Preguntó acercándose a la niña.}


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{La niña, por pura respuesta observó a su madre, la cual asintió como consintiendo en algo; ella extendió su mano y le ofreció ¡su muñeca!}


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- Pero... ¿qué es esto? - {Preguntó Kiki conmovido.}


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- No tengo con que ayudarte, ni dinero ni nada, solamente tengo mi muñeca. -


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{Conmovido, Kiki la miró y tomó el juguete.} - Muchas gracias, pequeña. En verdad lo agradezco. ¿Cómo se llama? -


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- Selinsa, se llama Selinsa. -


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- ¡Qué hermoso nombre! - {Kiki se levantó viendo a la muñeca con ternura, mientras la niña, con un dejo nostálgico observaba el juguete.} - Antes de te vayas, al menos dime tu nombre… -


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{La niña respondió tímidamente.} - Mi nombre es Pavlin. -


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- Muy bien, Pavlin, quiero pedirte un grandísimo favor; extiende las manos. - {Tras obedecer, Kiki puso la muñeca en las manos de Pavlin.} - Necesito que cuides de Selinsa por mí; verás, es que, tengo que hacer un viaje algo largo, y no creo que sea bueno para la pobre acompañarme por esos caminos, así que espero que puedas cuidar de ella por mí, cuando termine mi viaje vendré a buscarla ¿Me harías ese grandísimo favor? -


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{La niña lo miró directo a los ojos por un largo e incómodo momento en el cual se mantuvo en silencio, luego respondió…} - ¡Sí! El universo que hay dentro de mí y de ti me ha asegurado de que tú volverás a recogerla. -


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- ¡Muchas gracias!, pero espera… - {Dijo borrando su sonrisa.} - Ya que te harás cargo de algo mío... creo que tengo que pagarte. - {Kiki abría su morral y con un hilo, traspasaba algo, algo brillante.} - Toma, este pendiente te lo doy como pago de tu servicio y por tu gran corazón. -


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- ¿Qué es esto? - {Preguntó la niña sorprendida al ver una extraña y fina partícula brillante que parecía una estrella, atravesada por un humilde hilo.}


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- Esto es una pequeña estrella para ti. - {Respondió tiernamente Kiki.} - Cada vez que te sientas triste, obsérvala, y te sentirás mejor. -


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- ¡Gracias! Oigo sus susurros y me da tranquilidad. Usted debe de ser un emisario de los dioses. Te pareces mucho al niño dios que se encuentra al sur del rio Koi, dicen que es un dios, yo no lo he visto, pero dicen que es tan bueno como lo has sido tú conmigo… Espero volverte a ver… - {Al terminar sus palabras corrió hacia las afueras del poblado, hasta desaparecer.}


** Kiki se volvió hacia el sur con determinación. Era hora de reemprender su camino, hacia el sur, hacia la india, rumbo al rio Koi. Con rapidez, Kiki abandonó la villa; no fue sino hasta estar varios kilómetros alejado que se preguntó como una simple niña había podido lograr ver la esencia de su cosmos. Sin duda debería volver al poblado. **

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Saint Seiya Gaiden - Tomo 2 Empty Re: Saint Seiya Gaiden - Tomo 2

Mensaje por Apu Miér Feb 18 2015, 08:19


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** El imponente río Koi era otro espectáculo más de la naturaleza digno de ser visto. A lo largo del camino, Kiki había evitado los centros urbanos para dedicarse a viajar libremente por aquel terreno salvaje pero inocente, lejos de la malicia y bullicio que tienen las ciudades. Las ciudades son sitios donde el salvajismo es más cruel que en la selva, porque no es natural. Al llegar a la orilla del rio se deleitó con el sonido del agua correr. Las lluvias habían aumentado su afluente, que por otro lado, viajaba hacia el sur, a cumplir su destino de ser tributario del magnífico Ganges en la India.

A lo largo del camino Kiki se había alimentado con vallas, frutas y hierbas, pues no quería perturbar el delicado balance de la naturaleza de aquel sitio, pero igual su estómago crujía de hambre. Entre los espesos matorrales donde encontraba, y el calor cada vez más pronunciado, un pueblo se avistaba a lo lejos, grandes granjas podían observarse ya que gracias al rio disponían de un rico sistema de riego natural. Pensó que algo de cobijo y un plato de comida caliente no le caería nada mal.

Estar encerrado muchos años en el Santuario de Grecia entrenando y luego, exiliado en Jamir, habían hecho que a Kiki se le olvidara la grandeza del mundo y el motivo que significaba defenderlo. Reflexionaba sobre el origen de sus misteriosos sueños, sueños que no le habían vuelto a aquejar últimamente. Otro tema le preocupaba más, y era ese misterioso Niño Dios del cual escuchaba cada vez más frecuentemente. Sabía que tenía que pasar la frontera de Nepal con India, y buscar una villa a las faldas del Monte Kanchenjunga, en una franja curiosa que servía de frontera a tres naciones: India, Nepal y Bután. Su camino ya no era tan largo para llegar allá, pero no podía dejar de preguntarse... ¿qué encontraría allí? ¿Tendría que luchar en nombre de Athena?

Su mente pasó a otro tema que le entristecía, la casi segura muerte de su maestro Shiryu a manos de Marte. Kiki no entendía porque él había renunciado a ser el patriarca justo antes de esa guerra sagrada, que le trajo como consecuencia perder todos sus sentidos. Ahora el antiguo patriarca sólo se contactaba con algunos elegidos y les daba sus órdenes mediante su cosmos. Sentía culpa por no acudir a sus llamados interpelando excusas. Podía sentir claramente el cosmos del antiguo patriarca. En ocasiones el cosmo del patriarca era puro como el agua que le bañaba, en otras ocasiones era corrupto, lleno de ira. Aunque algunos hechos malignos eran reflejo de estos cambios, no percibía maldad tal cual, era algo más complejo, difícil de explicar. Sin embargo, Kiki había sido entrenado en gran parte por Shiryu, por eso, es que estaba más consciente del cambio de orden en el Santuario, por eso decidió labrar su propio camino, el que le dicta su corazón. Un mareo repentino le afectó y una imagen que cubrió todos sus sentidos le hicieron casi caerse. **



- ¡Ayuda! ¡Ya comienza otra vez! -


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{Sosteniéndose del tronco de un árbol para no caer.} - ¡Otra vez! Esto es exactamente igual que mis pesadillas... pero peor, porque ahora... ¡estoy despierto! -


** La fuente de dónde provenía ese grito desesperado debía de ser alguien o algo muy fuerte, había contactado directamente hacia su cosmos, no sólo para hablarle, sino para transmitirle sus sentimientos. Un joven viajero que transitaba por aquel paraje divisa al joven Kiki tomado de un tronco a punto de caer y decide acudir en su ayuda. **


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- ¿Señor? - {Preguntó un joven pueblerino.} - ¿Está usted bien? ¿Necesita usted ayuda? - {Insistió el joven.}


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- Disculpa... estoy solo un poco mareado. - {Dijo Kiki tratando de recuperar sus fuerzas, aunque esto no había sido un ataque, le había tomado desprevenido y el poco alimento se combinaba para tal efecto.}


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- Recárguese en mis hombros... yo lo ayudaré. - {Y sin esperar a que Kiki consintiera en ello, el joven lo tomó del brazo y lo pasó por sobre sus hombros.} - No se suelte, mi casa no está muy lejos de aquí. - {Ordenó con amabilidad.}


** La villa no tenía muchos pobladores, de hecho, eran realmente pocos, pero todos eran amables, hasta donde Kiki podía percibir, aunque lo veían extrañados no parecían asustados. Al recorrer el poblado toda la gente saludaba al joven y miraban extrañados a Kiki, pues era raro ver foráneos en la villa. Finalmente, llegaron a un apartado sitio de la villa entre matorrales y árboles, los ruidos de la jungla eran ahora diferentes a los del día, pero la vida era evidente. Una tenue luz brillaba dentro de la casa que tenían delante, en la puerta, una bella joven se posaba con una sonrisa, la sonrisa de la ansiedad de ver a quien se ama. Pero la mujer no pudo evitar preguntarse quién era ese alto hombre que acompañaba a su hombre. **


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- Ya estoy aquí, Dhara. - {Dijo con entusiasmo el joven.} - Pero traje a alguien conmigo... por favor, ayúdame para que podamos brindarle cobijo. -


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- Trae a ese muchacho para aquí de inmediato, recuéstalo, pues se nota que está enfermo o mareado y descansa tú también Ishani. Yo prepararé algo que comer, deben de estar hambrientos ambos, necesitan reponer fuerzas. -


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- Te agradezco desde el fondo de mi alma, Ishani. - {Dijo Kiki al estar sentado.} - Eres en verdad un hombre muy amable. -


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- ¿Se siente mejor, señor? - {Preguntó la muchacha de manera respetuosa.}


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- Llámenme Kiki, por favor. Y sí, me siento mucho mejor, gracias. -


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- Ishani, ayuda a nuestro invitado a sentarse en la mesa, he preparado un delicioso guisado de arroz y vegetales. -


** El aspecto era francamente delicioso, y Kiki no pudo por menos evitar sentir el calambre en el estómago del hambre. **


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- ¡Muchas gracias! - {Dijo Kiki con una sonrisa.}


** Kiki comió con hambre y encontró que esta comida cuando más honestamente ofrecida, cuanto más deliciosa. Al terminar de comer, Dhara recogió los platos y los llevó afuera. Kiki se levantó e hizo una reverencia. **


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- Es mi corazón el que te agradece, Ishani, por toda su amabilidad. De verdad, que los dioses les colmen de los favores que ustedes merecen. -


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- La verdad, no podemos quejarnos. Tus buenos deseos se agradecen, Kiki, en verdad no vivimos en la abundancia pero, los dioses no nos olvidan nunca. Incluso he ido ya a pagarles tributo al Valle de la Luna Sangrienta, donde en un poblado del mismo nombre un hijo de los dioses ha descendido entre nosotros para bendecirnos. Toda esta región está llena de gente que ha sido bendecida allí, de hecho Dhara estaba dejando de ver, visitó la Villa de la Luna Sangrienta en los días del culto y recuperó su visión tras adorar al Niño Dios. Desde entonces, ayudamos a todo aquel que podemos... -


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- ¿Tú has visto al Niño Dios? - {Preguntó Kiki con curiosidad a Ishani.}


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- No, no al Niño en carne y hueso, sólo su estatua. El Niño no es posible ser visto, sólo durante ciertos días, generalmente los primeros días de Luna Llena. No tarda mucho en volver a aparecer, de hecho según el sabio del pueblo, en estos días la luna completa saldrá en la noche oscura del cielo. -


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- Me gustaría ir allá… ¿Está muy lejos de aquí la villa? -


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{Ishani pensó unos minutos.} - No, no está lejos, aproximadamente a unos diez días de aquí, llegarás justamente para los días del rito. -


** Kiki se preguntaba quién podría ser el famoso “Niño Dios”, en el instante en que se hizo esa pregunta un mar de dudas invadieron su mente hasta sentirse inseguro. **


- ¡NO QUIERO! - {La voz y la presencia fueron esta vez más grande, Kiki cae de rodillas al suelo.}


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- Gracias por todo Ishani y Dhara, ahora debo partir... - {Dijo Kiki levantándose del suelo mientras iba con un paso suave y tembloroso hacia la puerta.}


** Evidentemente había alguien tras esos mensajes. Su poder es grande, nadie que el caballero conociera era capaz de hacer algo así, salvo Saori y Shaka, pero ella no podía encender su cosmos y él había muerto años atrás. Kiki intentó dormir con tranquilidad refugiado en la selva, pero en sus sueños, la voz volvió a invadir su espíritu. Ese grito de ayuda desesperado, esa imploración que tanto inquietara a su cosmo y lo llevara a emprender ese viaje. Un grito proveniente de las profundidades de la selva misma. **


- Si hay alguien... alguien que me escuche ¡qué me ayude! ¡Por favor! -
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Saint Seiya Gaiden - Tomo 2 Empty Re: Saint Seiya Gaiden - Tomo 2

Mensaje por Apu Sáb Feb 21 2015, 20:55

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** El cansancio fue un nuevo elemento que dificultó la llegada de Kiki a la Villa de la Luna Sangrienta, ya que entre más se aproximaba a ella, mucho más difícil era mantenerse su cosmos estable, ya que los sueños se daban con más frecuencia. Gran cantidad de gente viajaba en caravanas hacia el mismo lugar a donde él se dirigía; gente de todas las clases y distinciones sociales, aunque la mayoría de ellas con un elemento en común: la desesperación, pues todos viajaban a la Villa de la Luna Sangrienta para pedir un favor al prodigioso Niño Dios que había llegado a ayudar a los humanos que se acercaran a él.

El corazón de Kiki se conmovió en varias ocasiones ante peticiones para la solución de problemas que parecían en realidad imposibles de sortear, gente paralítica o ciega que quería la bendición del supuesto dios para poder superar esta condición, hasta los más vanos que iban a pedir riquezas para recuperar su status perdido, por supuesto, con el pago a cambio de que, una vez obtenidas las riquezas, erigir templos carísimos, erigir estatuas o incluso llevar al Niño Dios a vivir entre aquellos que beneficiara. Todos tienen un motivo, todos son más que mendigos ante los dioses. **



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¿Y usted? ¿Qué busca? - {Le preguntó una bella mujer.} - Yo voy a pedir que mi único hijo aparezca, ya que sin él, no puedo vivir. Mis últimos ahorros se los he gastado en esta caravana que proviene desde una aldea cercana al Ganges. -


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{Kiki meditó un momento antes de responder. ¿Eran sus motivos los justos para buscar a este niño?} - Yo, yo sólo quiero ver el milagro. - {Respondió Kiki tras mucho meditarlo.} - Quiero ver qué tan cierto es esto. -


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- Entonces ¿usted no creé que sea verdad? - {Preguntó la mujer con angustia. La mujer se estremeció y unas lágrimas rodaron por su cara.} - Es mi última esperanza... si mi hijo no aparece, estoy condenada. -


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{Kiki le respondió amablemente.} - Señora, soy un fiel creyente de que cosas aparentemente imposibles pueden ocurrir en este mundo... por eso, es que me dirijo a la Villa, porque quiero presenciarlo con mis propios ojos. -


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{La mujer sonrió hacia Kiki y con un poco de su fe recuperada.} - Sea lo que sea que busques, espero que te sea concedido. -


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- Lo mismo le deseo, señora. -


** Finalmente, tras cinco días de camino desde que saliera de la casa de Ishani, Kiki llegó a las puertas de la Villa de la Luna Sangrienta. De arquitectura notablemente vieja, esta ciudadela se encuentra perdida en medio de las abundantes selvas de la India. Con grandes bardas para protegerla de las bestias y posibles ataques humanos, la entrada presentaba dos fuegos alimentados para ser vistos como faros en medio de una tormenta. Revisando la entrada de cada peregrino, se encontraban dos imponentes guardias de brazos cruzados. Kiki les observó y se asombró... **


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- Esos hombres... tienen unos cosmos muy poderosos… - {Queriendo evitar llamar la atención, Kiki introdujo sus manos en sus mangas tras cubrirse un poco más el rostro con su túnica.}


** Los guardianes no eran fáciles de engañar, Kiki confirmó sus sospechas cuando pudo sentir el cosmos de cada uno de los guardianes. A estos les llamó la atención poder sentir los débiles movimientos de aquel hombre cubierto con una túnica, lo que le hizo sospechoso desde un comienzo. Mirándose uno al otro, asintieron. Cuando Kiki pasaba junto a ellos, le detuvo el más cercano. **


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- ¡Tú! -


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{Kiki se detuvo en seco. Era evidente que no había logrado su propósito, lo mejor era seguir la farsa. Retirando un poco la túnica de su rostro.} - ¿Si señor, qué desea? -


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- ¿A qué has venido? -


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- He venido a agradecer los favores otorgados por el Niño Dios a mi familia. -


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{El otro guardia se acercó de repente.} - ¿Qué sucede Dan, necesitas ayuda? -


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{Observándolo con atención, Dan miró una vez más a Kiki queriendo desvelar sus intenciones, pero Kiki solamente se dedicaba a sonreír de manera amable.} - No, no, Deris. Sólo curiosidad. -


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- ¿Puedo seguir con mi camino? Mucha gente sigue entrando y quisiera asegurarme un buen lugar para dormir. -


** Dan hizo la seña de que prosiguiera. Sin embargo, no podía dejar de mirar a aquel hombre que se internaba a la Villa con un dejo de desconfianza. **


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- No lo sé... - {Dijo el cuestionado con voz pausada.} - Ese hombre tiene algo que no logro detectar, pero es diferente al resto. Será mejor avisar a Mahon... el sabrá que hacer. -


** Mientras Dan se alejaba la procesión de personas seguía adelante sin ninguna otra novedad. Las afueras de la Villa eran un enorme campamento en el que era difícil distinguir un espacio vacío. Tiendas de campaña para los más preparados, algunos cobertores para otros, y de plano, el cobijo de un árbol para aquellos que llegaban con más necesidad. Llanto de niños hambrientos, y el murmullo que acompaña a las concentraciones de gente, donde cada conversación tenía un sentido, pero que en conjunto lo perdían. Y entre ellos, Kiki, tratando de pasar desapercibido. Comprendió que había sido precisamente su lenguaje corporal el que lo había delatado. Toda esta gente tenía motivos poderosos para venir, para pedir algo. Siguiendo el camino principal de la Villa llegó hasta un edificio de piedra que tenía un aspecto antiguo, con grandes portones cerrados. Sin lugar a dudas era este un templo, y mucha gente se había apilado a sus alrededores, pero sin tocar el edificio, quizá alguna regla... o la reverencia propia de sus ideas. Observando los grandes y gruesos muros, y las pesadas puertas, Kiki se dispone a usar su cosmos para traspasar el sitio cuando de pronto, es interrumpido por la voz amable de un hombre de edad madura, un poco jorobado que camina con un bastón. **


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- ¡Te saludo en paz, viajero! Bienvenido seas a nuestra Villa. -


** Kiki sorprendido por la súbita aparición de ese hombre voltea asombrado para verle. Con sonrisa franca, un hombre de edad avanzada le sonríe. Su arrugado rostro y su encorvado cuerpo no le dicen mucho a Kiki, sino que sea un amable habitante de la Villa, sin embargo, algo en su voz denota su don de mando, la cualidad de un líder. **


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- Ya veo que lo asusté, disculpe usted. - {Agregó el hombre que caminó al encuentro de Kiki. Llegando hasta el, le ofreció una referencia.} - Mi nombre es Mahon, y soy el sacerdote de esta aldea, y claro está, de este templo. -


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- Mucho gusto mi nombre es Kiki. Soy… -


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{Llevándose una mano al mentón, Mahon interrumpe.} - Tu nombre es poderoso, lleva entrañado el misterio de miles de almas. -


** El joven abrió los ojos asombrado. Era evidente que este hombre era más allá de lo que aparentaba, no solo logró acercarse sin que él se diera cuenta, sino que en apariencia, parecía ser un gran sabio. **


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- Y dime, Kiki... ¿A qué has venido hasta estas tierras, si es posible conocer los motivos? -


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- He venido a ver al Niño Dios, ése que se rumora está aquí realizando tantos milagros. Vengo buscando respuestas. -


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{Mahon le miraba con una sonrisa, pero sus ojos observaban cada gesto y cada movimiento del cuerpo de Kiki.} - Respuestas... sí, todos las buscamos de una forma u otra ¿no es verdad? La búsqueda de respuestas es lo que me llevó a mí a seguir el sacerdocio; la búsqueda de respuestas respecto a la justicia y la verdad detrás de los dioses y su relación con los hombres. - {Volviéndose hacia la puerta del templo, Mahon sacó lo que parecía ser una llave.} - En verdad veo que eres diferente al resto de la gente que ha llegado hoy, como estos últimos meses, a nuestra aldea, por principio, te acercaste al templo, cuando la mayoría no lo hace. -


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- ¿Y ha encontrado las respuestas? - {Preguntó Kiki interesado.}


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{El hombre reflexionó unos instantes y finalmente agregó.} - Creo que apenas las he ido comenzando a encontrar... Espero que las respuestas que buscas las encuentres más rápido de lo que yo lo hice. -


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- Quizá usted me podría ayudar a que así sea... ¿Sería posible que viera al Niño Dios ésta noche? -


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{Mahon se sonrió.} - Creo que finalmente no eres tan diferente al resto de la gente que viene aquí, mi estimado muchacho. Es imposible que lo veas antes de las fechas previstas. El Niño Dios está al alcance de la gente sólo los primeros tres días de la luna llena, es decir, dentro de cinco días. Sin embargo, lo que puedo hacer es permitir que entres mañana al templo, creo que te agradará estar allí, ya que estas tan ansioso, quizá parte de tus respuestas las encuentres allá adentro. Sin embargo, debes tener claras algunas cosas... para poder obtener respuestas, debemos estar seguros de aquello que queremos preguntar. Te veré aquí el día de mañana, Kiki. -


** A paso lento, Mahon se alejó hasta perderse entre las sombras. Kiki volvió su rostro hacia el Templo y se preguntó si las respuestas que buscaba estarían en el interior. Alejándose del lugar, se acercó hasta el campamento improvisado de los peregrinos. La gente ya se comenzaba a acurrucar. La mayoría de la gente que le rodeaba estaba hace varios días allí en espera del nuevo milagro. El olor y la concentración de tanta gente era algo apenas soportable... ¿cómo es que el hombre arriesgara tanto por su bien? ¿Su tranquilidad, su reposo? Pudo ver a una mujer que lloraba ante su hija que presentaba una pierna totalmente gangrenada... ¡era un verdadero milagro que la gangrena no hubiera acabado con la niña!

La pequeña ni siquiera podía llorar, el dolor y el cansancio hacían que el llanto de la niña fuera sólo un leve quejido, más parecido al estertor de un animalito muriendo, que nada más. El llanto de ambas, seco. Kiki se dio media vuelta para no pensar más en ello y poder dormir, frente a él veía como un niño de vientre voluminoso mamaba el seco pecho de su madre, las moscas hacían un banquete del niño que parecía más un cadáver que un ser vivo. La madre mostraba los signos de inanición también, con piel frágil y casi pegada a los huesos... los débiles son las primeras víctimas de la pobreza.

Un estremecimiento recorrió a Kiki, cerrando los ojos. Todas estas personas venían buscando un bien, y mucha otra gente había sido bendecida por estos milagros... ¿por qué esta inquietud? Sin darse cuenta, Kiki logró conciliar finalmente su sueño. **



- Si hay alguien... ¡qué me ayude! - {Repitió su súplica eterna aquella voz.}


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- Yo, yo quiero ayudarte. - {Dijo Kiki a aquella misteriosa voz que le visitaba cada vez más frecuentemente.}


{Preguntó sorprendida la voz del sueño.} - ¿Quién eres? -


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- Mi nombre es Kiki y quiero ayudarte... he escuchado tú súplica estos últimos meses y estoy buscándote, pero necesito saber ¿quién eres? ¿Por qué necesitas ayuda? -


** No hubo respuesta. La voz de su sueño enmudeció misteriosamente. Por vez primera desde que estuviera acercándose a la Villa, Kiki logró dormir sin ninguna pesadilla. El amanecer sorprendió a Kiki. Unas cuantas horas después, recibió un plato de parte de una de las personas que estaban a su lado de hojuelas de trigo y un poco de miel. Tras terminar el plato de desayuno, Kiki se dirigió hacia un río donde encontró a mucha gente lavándose las cabezas y lo más que pudieran del cuerpo. Se daba cuenta de que, en medio de sus problemas y desesperación, la cercanía de la aparición del Niño Dios hacía que la gente se sintiera más aliviada y amable. Hacia media mañana, Kiki se encaminó al templo donde la noche anterior se encontrara con Mahon. Al llegar se dio cuenta de que el sacerdote no le esperaba allí; se sentó en uno de los escalones a esperar la aparición del sacerdote. Observó con curiosidad, en un momento, el paso de los hombres que lo detuvieron en la entrada de la Villa. Los guardias miraron a Kiki sentado en los escalones y ambos se miraron e inclinaron la cabeza. Ambos hombres se alejaron, Kiki vio a sus espaldas y se encontró con el sacerdote parado detrás de él. **


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- Buenos días, amigo mío. Veo que eres puntual. Confío en que hayas podido descansar bien y que la gente a tu alrededor haya podido dejarte dormir. -


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{Inclinándose, Kiki respondió.} - Estoy aquí por su recomendación, Mahon. Al principio fue difícil conciliar el sueño, debo admitir, pero finalmente logré hacerlo. -


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- Si, cerrar los ojos a veces no resulta tan difícil. Pero en fin... - {Dijo Mahon volviéndose hacia la puerta del templo extrayendo una llave para abrir las pesadas puertas.} - A lo que has venido. -


** Introduciendo la llave a la puerta, con aire pesado y con un crujido las puertas del templo se abrieron. El olor a incienso invadió el olfato de Kiki, y sin necesidad de mucha luz, pudo distinguir el fulgor de tributos que había dentro. Miles de ofrendas dedicadas al templo. Con movimientos pesados, Mahon se arrastró hacia dentro del templo invitando Kiki a recorrerlo con él. El joven caballero lo seguía a una distancia cautelosa. Velas, ofrendas de incienso y algunas en metal, flores de todos los colores, prendas de vestir, todas y cada una eran incontables en sí, asombrosamente, todas significaban algo, era la forma que tenían los hombres de agradecer los favores divinos.

Kiki estaba asombrado, todo se encontraba acomodado en un orden cuidadoso, las ofrendas y agradecimientos formaban una columna que casi cubrían por completo ambas paredes del templo casi hasta el techo. Mahon se adelantó mientras Kiki se arrodillaba a observar el detalle de ofrendas, tan variada como una flor violeta marchita hasta encontrar monedas y collares que parecían tener un cierto valor. Kiki dejó una flor junto a las ofrendas, mientras veía hacia Mahon que seguía su camino hacia el fondo del templo. **



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- La gente es generosa cuando los dioses cumplen su propósito. Creo que lo has visto desde que venías en camino, ¿no es así? Y en cierta forma, ante todas estas muestras de agradecimiento, pues es más aparente. Los dioses están para confortar al humano, para darle aquello que solo por su gracia podemos obtener. En verdad no veo ninguna necesidad de dioses si no fuera así. -


** Kiki se puso de pie mientras caminaba lentamente observando ambos lados del templo tan lleno de ofrendas, se volvió hacia Mahon, el cual ahora encendía algunas velas en el altar y se arrodillaba con las manos juntas mientras tocaba una campana dorada. En silencio, Mahon se puso a orar, mientras Kiki se acercó hasta el lentamente. Allí, en el altar principal se encontraba una estatua de una divinidad, pero era un infante, tenía características diferentes a lo que había visto... en deidades. Ojos rasgados, brazos fuertes y piernas pequeñas. La nariz del ídolo recordaba a la suya propia. Los ojos, rasgados y grandes como los suyos. Cabello largo y vuelto hacia arriba. El corazón de Kiki comenzó a palpitar al notar el detalle en la frente del ídolo... entre ceja y ceja, separados por un breve espacio dos grandes lunares adornaban la frente del ídolo. **


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- ¡No... no puede ser! - {Pensó para sus adentros Kiki con sorpresa.} - ¿Qué es esto? -


** Mientras que Mahon, en su oración frunció el ceño. Las estrellas tenían razón, aquel extraño era el responsable de la encrucijada que veía en su destino y en el de toda la Villa. Tendría que impedir a toda costa cualquier desastre. ¡El extraño tendría que ser detenido! **
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Saint Seiya Gaiden - Tomo 2 Empty Re: Saint Seiya Gaiden - Tomo 2

Mensaje por Apu Dom Feb 22 2015, 16:44

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** Sentado bajo la sombra de un árbol mientras atardecía, Kiki meditaba, la noche tan esperada había llegado. El nerviosismo se sentía en toda la Villa y la gente se preparaba cada vez más. Aún entre tanta miseria y carencias, la gente se comenzaba a arreglar, de acuerdo a sus posibilidades, preparándose a la aparición del afamado Niño Dios. A lo largo de los pasados días, Kiki había tenido oportunidad de recorrer la villa en compañía de Mahon, pues era un hombre que intrigaba a Kiki. Verdaderamente al joven caballero le parecía que el sacerdote escondía muchas cosas, que no decía todo lo que sabía, a veces su forma de callar parecía escandalosa, y de alguna manera Kiki se sentía manipulado, lejos de sentirse tranquilo ante estos silencios, Kiki se sentía cada vez más inquieto por conocer las respuestas. Que paradójico que los que menos tienen sean los que se conformen con más poco. Kiki veía el mundo a su alrededor, pero entre más veía más se daba cuenta de lo poco que conocía el corazón de las personas que él mismo debía proteger.

A medía que pasaron los días y las horas Kiki notaba que tanto los guardias como el mismo sacerdote de la villa seguían con una precisión quirúrgica sus movimientos. Mahon era un ser que le causaba un estremecimiento. Tenía el presentimiento de que era así, pero ahora confirmaba que era vigilado. No podían ser ni Dan ni Deris, a ellos les reconocía cada vez que estaban cerca podía sentir su comos, pues estos no podían acultarlo, pero Mahon era distinto. Si podía tomarlo a él por sorpresa, un caballero dorado, no podía dar nada por sentado, solamente suponer.

Durante las noches anteriores, Kiki había logrado avanzar en sus investigaciones. Tras la vista del ídolo exhibido en el altar no le quedó duda alguna del origen del 'Niño Dios'. Sus sueños ahora eran menos intensos en sufrimiento, poco a poco, había logrado entablar una amistad con la voz. **



- ¿De verdad estás aquí por mí? - {Preguntaba la voz con esperanzas.}


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- Si, tus gritos de auxilio me alcanzaron hasta mi hogar... muy lejos de aquí. -


- ¿Cómo puedo saber que esto no me lo estoy imaginando? - {Preguntó la voz con temor.}


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- Porque no lo estás haciendo, eso tú lo sabes, porque tú presencia en mi mente ahora es tan fuerte como la mía en la tuya. -


- ¿Esta noche me llevarás? ¿Por qué has esperado tanto desde tu llegada? -


** Kiki no sabía cómo explicarlo. Pero no podía distinguir donde se encontraba realmente. Sin embargo, después del ritual sabría con exactitud donde se encontraría el prodigio y podría llevarlo con él, además en caso de un enfrentamiento las bajas civiles serían mínimas. Kiki se había dado cuenta de que un poderoso cosmos había sellado el templo impidiendo que se pudiera usar la teletransportación dentro del recinto, igual que Athena en el Santuario. Pero estaba decidido... ¡esta sería la noche!

La adrenalina y el nerviosismo llenaron finalmente la noche. El campamento se había convertido en un gigante que se movía pesadamente a lo largo de la pequeña villa hasta la explanada frente al templo. El batir de los tambores comenzó a dar una atmósfera diferente al sitio, y la gente, moviéndose al compás de la música, cantaba adorando con gran expectación al objeto de su fe que haría su aparición en unos instantes. Kiki no había visto en todo el día a Mahon, y eso de alguna forma le preocupaba, porque aunque no lo hubiera visto, sabía que el sacerdote le había vigilado durante todo el día. La música llegó a un crescendo y las puertas del templo finalmente se abrieron. Atentos todos fijaron sus ojos en las figuras que venían cargando una tabla llena de flores y de oro. En medio, sentado con un dejo de tristeza y de temor, con un sombrero de plumas de color rojo que cubría su frente, el Niño Dios, idéntico a la estatua, hizo su aparición.

Hubo una ovación de la gente que se inclinó en reverencia del Niño ante la aparición de este. Kiki, no. Permaneció como una roca firme ante la corriente de un río. Los cargadores del Niño Dios permanecieron con su vista fija al frente mientras de detrás de ellos, vestido con larga túnica verde y otro penacho de largas plumas, y cara pintada con marcas que le daban un aspecto casi felino. Llegando hasta el frente del Niño y de la multitud, Mahon levantó sus brazos. Kiki se sintió sorprendido al notar que en su hombro también mostraba una formación de estrellas desconocidas, muy parecidas a las que Dan y Deris tenían. Como en los dos casos anteriores, la formación de estrellas era desconocida para Kiki. **



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- ¡Humildes adoradores del Niño Dios! - {Gritó Mahon con una energía descomunal para alguien de su edad que fue correspondida con una ovación de la multitud.} - ¡La razón por la que se encuentran aquí está entre nosotros! ¡Hoy es la noche en que su vida cambiará por su fe! - {La gente aplaudió, había llantos entre algunos, la emoción era muy fuerte.} - ¡Algunos vienen desde muy lejos para pedir salud, otros quieren tener una esperanza para seguir adelante. No se preocupen, el Niño Dios está aquí para cumplir sus peticiones... -


** El ritmo de la música cambió. Ahora su ritmo era menos dramático. La gente se arrodilló una vez más y tocaron con su frente el suelo. De debajo de su túnica, Mahon sacó un vial de madera. Con precisión casi automática, Dan y Deris bajaron la tabla donde llevaban al Niño Dios. Mahon retiró el penacho del dios, mostrando su cabello rojo. Sus lunares denotaban su origen Lemuriano. Con gesto de rendición, el niño aceptó beber el líquido que Mahon le ofreciera. Tras beberlo, Deris y Dan volvieron a elevar la tabla. El silencio invadió la villa, la música calló y la gente, postrada esperó ansiosa.

Un gran brillo dorado comenzó a salir del cuerpo del niño Lemuriano y con un grito una explosión se sintió en todo el aire. La voz del Niño Dios fue lo único que se escuchó en todo el poblado. Su cabeza brillaba de una forma inusitada, como si fuera un sol. La explosión de energía sorprendió a Kiki, que por lo sensible de sus sentidos la sintió más fuerte. A su mente acudieron imágenes de lemurianos como él, como el niño, que corrían con desesperación, con dolor. Una isla. Un mar revuelto. Un intenso calor. Se podía ver al Niño Dios entre adultos que lo protegían, lo llamaban... Raki, pero… ¡Es una niña! Kiki se volvió hacia la multitud, grandes objetos de la villa se elevaron. **



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[¡Esto es una explosión de energía psicoquinética!] {Exclamó para sus adentros Kiki.} - Esta niña... ¡es una lemuriana! ¿Cómo la habrán encontraron? -


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[¡Llévame... no quiero estar más aquí, prefiero morir. ¡Auxilio!] {Raki hablaba directamente hacia el cosmos de Kiki.}


** La gente lloró en fervor religioso cuando algunos enfermos fueron levantados por los aires por el cosmos aumentado y sin control de Raki. Los enfermos fueron sanados, aquellos que tenían sed de hambre, dinero y poder instantáneamente se sintieron saciados. Cientos de expresiones de alegría y alabanza se comenzaron a escuchar. Kiki no podía fijar su vista en un solo sitio sin notar que algo así se escuchaba. Y en efecto, él había tenido la oportunidad de convivir con mucha gente durante estos días y sabía que los milagros que él estaba mirando estaban ocurriendo en verdad... ¡qué no había lugar a un fraude!

Sin embargo, Kiki, sintiendo el cosmo de Raki notó que este se estaba disminuyendo de manera muy dramática. El hecho de explotar su cosmos mezclado con su energía vital de esa forma era peligroso para la niña, de hecho, lo sería para cualquiera, Raki estaba explotando el cosmo tanto como su vida. La fe y la energía vital del niño se combinaban de tal forma que podía impartir dones de salud a aquellos que lo necesitaban... pero a un precio demasiado alto para el pequeño. Kiki no lo permitiría más. Quiso dar un paso adelante con decisión, pero notó que Mahon lo miraba fijamente. Raki se desploma en la tabla, exhausta. Vacío. Mahon observa a la niña y con un gesto apenas visible, hace que tanto Deris como Dan la lleven dentro del Templo, donde pasará la noche. La gente llora y pide de vuelta al niño. Viendo sus necesidades cubiertas y el prodigio delante de ellos, ha hecho que cambie su fervor por codicia. No es ahora solo salud lo que quieren, también riquezas, otros belleza, otros poder. Mahon levanta los brazos con autoridad. En medio del calor religioso, la multitud se retira a regañadientes. Se ha dado cuenta de que durante esa noche no obtendrán nada más. Algunos, están conformes, otros, deciden quedarse esa noche para poder estar cerca del Niño Dios en su próxima aparición.

Lentamente, muy lentamente, la procesión se retira tras la desaparición de Mahon tras las pesadas puertas del templo que luego de su paso se cerraron. Al volver a sus sitios, parte del campamento se da cuenta de que sus antiguos lugares han sido ocupados ya por nuevos peregrinos que han avanzado como si de una fila se tratara. Hay algunos pequeños disturbios, pero un cosmo muy especial cubre a la Villa esta noche, que tranquiliza los ánimos de la gente. Finalmente, dos o tres horas del amanecer, el silencio y la calma llegan finalmente a la aldea.

Los sonidos propios de la selva son los que llenan la noche. Y una sombra se mueve con rapidez. Finalmente Kiki llegó a las puertas del templo, concentra su cosmos y logra abrir las puertas gracias a la telequinesis. **



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- ¡Raki! ¡Estoy aquí! ¡Te lo dije, he venido por ti! - {Grita el caballero mientras avanza por el templo.}


** Sin embargo, no obtiene respuesta, con resolución da unos pasos hasta llegar en medio del templo, cuando unas pequeñas llamas se encienden a la altura del altar. Esas llamas prenden los pabilos de las veladoras de enfrente, y con rapidez prenden el resto de las veladoras del templo como si se tratara de arte de magia. Kiki no está sorprendido. Allí, sentada en el altar, está Raki, cansada, pero con ojos sorprendidos. **


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- Entonces... ¡Eres real! - {Dice en voz baja. Su cansancio le impide demostrar y sentir la alegría que sabe debería tener. Frente a ella, Dan y Deris guardan al viejo Mahon, aún en traje ceremonial.}


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- Hola Kiki... te estábamos esperando. - {Dice Mahon con tranquilidad calculada.} - Se ve en tu rostro que no estás sorprendido, sino expectante. No nos has podido engañar, desde que llegaste ha quedado claro a lo que has venido. -


** Kiki toma su túnica, la arroja al suelo y con un harapo de sus ropas imita el peinado de Raki dejando al descubierto sus rasgos de lemueriano. **


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{Se sorprende al ver el rostro de Kiki} - ¡Su frente! -


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{Se vuelve hacia Mahon y exclama.} - Pero señor, vea su frente… ¡Esas marcas! -


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- ¡Yo soy Kiki, Santo Dorado de Aries a las órdenes de la Diosa Athena! - {Exclama Kiki explotando su cosmos.} - ¡No se interpongan en mi camino! Si saben a qué he venido, lo mejor será que no intenten detenerme... -


** El cosmos del Santo hizo tambalearse a las estatuas y a las ofrendas contenidas dentro del templo. Un rayo dorado hace pedazos el techo templo y envuelve el cuerpo de Kiki, al apagarse, podía verse el cuerpo de Kiki protegido por la sagrada armadura de Aries. **


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- ¿De verdad crees eso? - {Pregunta Mahon sonriendo confiado.}


** Dos cosmos se elevaban peligrosamente, pues eran muy inestables, aunque poderosos. Los ídolos del templo se estremecen, y piezas llegan hasta donde se encuentran Deris y Dan. Mahon brilla con energía y con paciencia, se pone un casco y un pectoral sin tomarlas con las manos, usando sólo su cosmos. **


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- ¡Kiki! - {Dice Mahon finalmente volviéndose. Su estatura, aumentada. Su cosmo, más brillante y amenazador.} - Nosotros somos los Guardianes de la Villa de la Luna Sangrienta. -


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- ¡No lo puedo creer… fingía su estatura encorvándose! Su cosmos es terrible y su poder inestable, como los otros dos, pero aun así ha logrado incrementarlo considerablemente de un momento a otro. -


** Con armaduras aparentemente de Bronce, Dan se pone al frente de Mahon con un casco del que sobresalen dos colmillos de marfil brillantes como estrellas. **


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- Yo soy Dan… Guardián de Ganesha, quien rige la sabiduría e inteligencia. -


** Un segundo cosmos se une al de Dan con gran estruendo. Una armadura extraña de bronce y piedra recubre su cuerpo. **


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- Yo soy Deris... Guardian de Hanuman, quien rige la Fuerza y el Poder. -


** Con un casco negro de obsidiana y bronce, Mahon da un paso adelante entre los dos imponentes gigantes. **


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- Yo soy Guardián de Ráksasa, quien rige la Crueldad y el Caos. Nosotros impediremos que te lleves de aquí al Dios que decidió caminar entre nosotros. -
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Saint Seiya Gaiden - Tomo 2 Empty Re: Saint Seiya Gaiden - Tomo 2

Mensaje por Apu Lun Feb 23 2015, 07:37

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** Un fulgor multicolor emana del templo, algunos de los feligreses que se han reunido en la villa buscando un favor de los dioses se preguntan temerosos lo que está ocurriendo. **


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- Me llevaré a esa niña, que no es un dios. - {Dice de manera pausada Kiki a los tres imponentes guardias. Detrás de ellos, la niña yace exhausta, con lágrimas escurriendo de sus ojos, pero sin fuerzas para exclamar nada más.}


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- ¡No lo permitiremos! -


** Los cuerpos de Deris y Dan brillan de manera amenazante. Fuertes cosmos entrechocan y se encuentran con una fuerte luz dorada emanando del poderoso caballero dorado. **


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- Crystal... Wall - {De manera pausada extendiendo sus brazos enfrente de sí. Una dorada y casi transparente pared de cosmo aparece frente a él.}


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- ¡Tonto! Luchar con nosotros es una estupidez. - {Con furia, el gigante de casco con colmillos se lanza con todas sus fuerzas contra él, aparentemente, desprotegido caballero.}


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- ¡Espera Dan! Él no está... - {Grita Mahon.}


** A gran velocidad, Dan choca contra el poderoso muro de cristal de Kiki, siendo rechazado al instante. Envuelto en pequeños rayos que recorren su cuerpo como si de electricidad se tratara, Dan cae con un gesto de dolor, mientras que humo y un olor a ozono se desprenden de él. **


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- Ahora pueden verlo. - {Dice Kiki sonriendo.} - Mi este muro es impenetrable... me protege de sus ataques y estos les son regresados a ustedes... ahora es tiempo de llevarme a la niña, ella no es un dios, no les pertenece. -


** Dan aun en el suelo exclama de dolor con un grito, pero no era de agonía, se oía más bien como si fuera un grito de guerra. Comenzó a moverse lentamente hasta que pudo hacerlo con normalidad, en unos pocos instantes Dan estaba de pie nuevamente listo para combatir. **


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{Sonríe viendo la sorpresa reflejada en el rostro de Kiki.} - No nos subestimes, extraño... no somos tan insignificantes como crees... ¡Y la niña es nuestra! - {Dice Mahon con autoridad.} - Ella es la justicia divina que nos es debida... - {Levantando su bátrasero ritual, el cosmo del Sacerdote se eleva a un nivel temible.} - Dan... Deris, muéstrenle a nuestro invitado el error de sus intenciones... -


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- ¿Qué es esto? ¡Qué cosmo tan grande! -


** Ya de pie, Dan observa que su armadura no tiene ningún daño. Revitalizados e imponentes, Dan y Deris observan a Kiki de manera amenazante. Ambos se lanzan ambos contra Kiki y su Crystal Wall... La onda de choque con esta destroza los vidrios del templo en un instante, sin embargo, para sorpresa de Kiki, ninguno de los guardianes son rechazados por la Crystal Wall... aún impenetrable para ellos, siguen golpeando sin recibir de vuelta la fuerza de sus golpes... **


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- ¿Cómo es esto posible? - {Viendo más allá, Mahon se encuentra sumido en una oración, canalizando su cosmo hacia sus dos guerreros.} - ¡Este hombre es muy poderoso! Tendré que acabar con el primero si quiero vender a estos dos… pero debo procurar que sea lo más rápido posible, sino… -


** Kiki cierra los ojos para usar su teletransportación hasta donde se encuentra Raki y así llevársela de allí evitando un conflicto directo. Sin embargo, el cosmo de Mahon sella el lugar e impide su paso. Abriendo los ojos, Mahon vuelve a tomar el vial de su cinturón y se acerca hasta Raki... **


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- ¡Detente, Mahon! ¡No sabes lo qué haces! -


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- ¿Crees eso en verdad? - {Pregunta Mahon sin mirar a Kiki.} - Una vez más, mi buen amigo... ¡estás equivocado! -


** Levantando a la casi inerte niña, Raki bebe con renuencia el extraño brebaje que hace explotar su cosmo, recibiendo en su cuerpo mucho más de lo que podía tolerar. Una vez más, los ojos de Raki se ponen en blanco y una luz dorada intensísima emana de su cabeza y su cuerpo. **


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- ¡¡¡ARGHHHH!!! - {Grita Raki desde su espíritu.}


** El grito tan fuerte de la poderosa niña tiene el efecto de una nota alta en una copa de cristal. Pequeñas cuarteaduras aparecen en la Pared de Cristal del Santo Dorado. Kiki se muestra completamente sorprendido al ver pequeñas hendiduras y algunas rajaduras en su técnica. La combinación de la sorpresa y el ataque inesperado de Raki, así como la embestida de los dos poderosos guerreros terminan por romper la, aparentemente, impenetrable muralla de Kiki. Fragmentos de cristales dorados que desaparecen al contacto con el suelo. Gracias a ello Dan y Deris llegan hasta Kiki y comienzan a golpearlo sin control, su poder estaba siendo considerablemente aumentado con la ayuda del cosmo de Mahon, su velocidad empieza a ser comparable con la de los caballeros de oro.

Kiki, ante la fuerza del ataque cae recibiendo el castigo. Mientras que Raki, tras la explosión de energía, de manera catatónica permanece, con la vista en blanco, observando a un punto inexistente perdida en el interior de su devastada mente. Las carcajadas de Mahon comienzan a impregnar el lugar con un eco siniestro. **



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- ¿Por...por qué? - {Pregunta Kiki aun recibiendo el castigo.}


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{Mahon sorprendido detiene su risa y observa con interés el bulto en que se ha convertido la pelea.} - ¡Tú lo sabes mejor que nadie! ¡Tú que eres un demonio de engaño que ha venido a llevarse el regalo que nos ha dado dios a nosotros! - {Dice como un fanático lleno de odio.}


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- ¿Qué... qué dices? - {Pregunta Kiki mientras un golpe de Deris le alcanza el rostro.}


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- ¡Has venido tomando la apariencia de nuestros niño dios para confundirnos! ¡Has venido a terminar con la esperanza de la humanidad! Y eso no lo podemos permitir... no lo perdonaré... -


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- ¡Eso... es... - {Responde Kiki con dificultad} - ...una mentira! - {Para sorpresa de todos, Kiki lucha por levantarse.}


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- ¡Esto es imposible! ¿Quién es este hombre? - {Pregunta en voz alta con sorpresa.}


** La sombra de la duda atraviesa por las mentes de los dos poderosos guerreros. **


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- ¡Es evidente... qué este hombre es más poderoso de lo que creemos, Dan! -


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- ¡No lo escuchen!¡Él es un demonio que con sus mentiras que ha venido a destrozar nuestra fe, la Niña es un Dios que ha venido a regalarnos sus dones! -


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{Apoyando ahora firmemente su rodilla en el suelo, Kiki logra ponerse más o menos de pie al momento que se dirige al sacerdote.} - Mahon... ¿por qué te empeñas en decir que Raki es un dios? ¡Ella es sólo una niña y tú lo sabes mejor que nadie! -


** Impresionados, tanto Deris como Dan se hacen a un lado. La fortaleza, el poder y la determinación de Kiki asestan un terrible golpe en el espíritu de los guardianes. **


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- Si quieres que ofrezca pruebas... ¡te las daré! - {Kiki concentra su cosmos aumentándolo de una forma considerable, mirando fijamente a los tres guardianes lanza un grito aún más poderoso que el de Raki.}


** Con este poderoso grito, el cuerpo de Kiki explota en energía dorada que hace que Deris caiga al suelo de rodillas, mientras que Dan y Mahon se cubren sus rostros sorprendidos. Raki, por su lado, sigue con su mirada perdida.

El cosmos de Kiki se torna tan intenso, que el techo del templo se desintegra sólo estando en contacto con su cosmos... la gente alrededor del templo comienza a gritar asustada temiendo el final del mundo. La tierra bajo sus pies comienza a estremecerse y un sonido extraño... como un llamado a sus espíritus comienza a sentirse. Del cielo, una estrella brillante comienza a aproximarse haciéndose cada vez más brillante. La gente corre mientras que otra ora en fervor religioso haciendo las paces con sus dioses. **



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- ¿Qué es eso? - {Pregunta en voz alta Dan viendo hacia el cielo.}


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- Eso es lo que Mahon ha llamado... Justicia Divina. -


** Como si cientos de campanas de un templo sonaran al mismo tiempo, en el cielo se dibuja la figura de un carnero cuyo fulgor deslumbra una vez más a quienes observan dicho prodigio. Kiki se vuelve hacia el cielo, y mientras los ojos de Deris se recuperan del deslumbramiento, comienza a distinguir algo sólido dentro de este... la misma figura del Carnero Dorado que se desprende ahora en pequeños fragmentos de estrellas que vuelan hacia el cuerpo del hombre que recibiera todo el castigo.

A velocidad prodigiosa, los ojos de Dan y Deris pierden el detalle de cada movimiento de Kiki, sin embargo, para Mahon no pasa desapercibido como los fragmentos de estrellas se funden con su armadura. Con un fulgor glorioso, como si se hubiese transfigurado de simple humano a un dios, Kiki aparece desafiante y majestuoso ante sus rivales. Caminando de manera lenta, con un cosmo diferente respaldándole, la figura de un carnero aparece detrás de Kiki, quien los observa con ojos envueltos en un fulgor dorado. **



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- Entréguenme a esa niña, ella no es un dios. -


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- ¿Quién eres? - {Pregunta Deris deslumbrado ante la elegancia del Caballero... en verdad, su apariencia ahora sería la de un enviado divino y no la de un demonio como Mahon dijera.} - ¿Y si este hombre estuviera diciendo la verdad? - {Se pregunta para sus adentros.}


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- Yo soy, Kiki, caballero dorado de Aries a las órdenes de la diosa Athena en el Santuario de Grecia. Los caballeros luchamos por mantener el amor y la paz en la tierra. Es imperioso que me lleve a esa niña de aquí. -


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{Gritando} - ¡Mentira. Nosotros hemos sido testigos de los acontecimientos. Esta niña realiza milagros! -


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- Es verdad... - {Responde Kiki a Dan, sintiendo su desesperación y su desilusión.} - Los milagros que Raki ha realizado son en muchos casos reales, sin embargo, le cuestan muy caros. Alguien que no está entrenado en el Cosmo puede pagar un precio muy alto por esto. Y no solo eso, no todo lo ha hecho ella, mucho también de esos milagros han sido logrados por la misma gente que viene! -


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- ¡Dices mentiras! -


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{Kiki se sonríe.} - Ahora verán que lo que el niño hace yo lo puedo hacer también... -


** Sin esfuerzo alguno, y sin brillo, Kiki comienza a hacer flotar a Dan y Deris, así como cientos de objetos al mismo tiempo. Con un esfuerzo mínimo, por igual, hace que sus cuerpos brillen, y de pronto, el cansancio de su esfuerzo en su lucha contra Kiki desaparece. Poco a poco, les vuelve a bajar y los deja donde estaban. **


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- ¡Pero esto… es un milagro! - {Exclama incrédulo Deris ante las pruebas. Volviéndose hacia Mahon, Deris lo observa interrogante.}


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- Como pueden ver, yo soy parecido a esa niña y eso tiene una razón... ¡Esa niña y yo provenimos del mismo lugar! Tanto ella como yo provenimos de una tierra desaparecida hace muchos eones a causa de una guerra de los dioses, la catástrofe fue tan grande, que nuestra patria desapareció, sólo dejando un pequeño fragmento de sí donde ha sido contenido el mal que ha hecho desaparecer esas tierras. - {En los ojos de Kiki se dibujaron las imágenes mentales de la caída de Lemuria.} - Nuestra patria era un lugar de bondad y curación, en verdad, el amor de los dioses se volcaba allí para todo aquel que se acercara... y no sólo eso, allí fue donde nacieron, gracias a nuestros guerreros arcanos, las armaduras vivas que protegen los cuerpos de los guerreros de la diosa Athena, como la que me cubre en estos momentos. -


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{Dan abre los ojos asombrados, mientras que Deris no quita su vista de Mahon.} - ¿Athena? ¿Dioses? ¿Guerra? ¿Qué dices? ¿Qué es esto maestro? - {Pregunta Dan asombrado a Mahon.} -¿O es que acaso tú te has atrevido a engañarnos? -


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{Mahon siente las miradas interrogantes de sus guerreros y el peso de la mirada dominante de Kiki, y por un momento, siente la duda arrastrarse a su voluntad... Pero recuperándose de la sorpresa, de pronto dice.} - ¡Yo no sé nada! ¡Y no tengo porqué seguir escuchando tus palabras de engaño! Estaba harto de no poder ayudar... de no tener respuestas concretas de parte de los dioses para ayudar a mi pueblo... ¿Qué tiene de malo obligar a los dioses a ayudarnos? ¿Por qué debemos esperar a su misericordia cuando es obvia su indiferencia? ¡Por eso YO estoy haciendo algo al respecto! Deris, Dan... ¡Ataquen al demonio que quiere arrebatarnos el bien! -


** Dan y Deris se observan interrogantes entre sí. Observan a Kiki quien los ve con paz. **


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- Dan, Deris, ustedes también saben qué hacer... ¿creen que con lo que les he demostrado no habría terminado con sus vidas y con todo esto desde hace ya tiempo? Pero no quiero lastimarlos, ustedes sólo actúan así porque creen en todo lo que han visto, no se han cuestionado nada, sus mentes sólo están confundidas y pueden aclararse con la luz del conocimiento que les ofrezco… -


** Dan y Deris escuchan joven caballero. Lo observan directamente a él y a Mahon, luego se miran entre sí, cierran sus ojos y dejan caer sus brazos en postura de rendición. Había algo en aquel joven que los hacía dudar. Ellos no luchaban ni por un dios ni por una causa, luchaban por un propósito, y si ese propósito estaba errado, nada tenía sentido. **


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- No lo atacaremos, Mahon. ¡Deseamos… no, no deseamos, exigimos saber la verdad! -


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{Kiki observa a Mahon con esperanza y sonriendo.} - ¿Lo ves, Mahon? No quiero hacerte daño, por favor, entrégame a la niña... -


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- ¡No! - {Susurra el sacerdote dándose cuenta de que su causa está perdida.}


** Kiki se vuelve hacia el sacerdote que ahora, como en una pervertida reflexión de la luz sagrada de la Armadura de Atenea, brilla con un cosmo negro y lleno de maldad. Los ojos del hombre se tornan rojos y su armadura de pantera desaparece dejándolo desnudo. El suelo del templo se estremece... abriéndose en pedazos delante de Mahon. Allí, se encuentra... ¡Una armadura dorada! Con un aspecto infernal, la armadura muestra varios espolones y unos colmillos inmundos en el casco de la armadura. **


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- ¡Sí los dioses no me ayudan a detenerte, combatiré el fuego con el fuego! Ojo por ojo... diente por diente. ¡Observa, Kiki y tiembla! - {Grita triunfante Mahon.} - ¡La armadura dorada del signo de Ráksasa, Ravana! -


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{Kiki abre los ojos asombrado.} - ¿Signo de Rakshasa? -


** La armadura se desprende poco a poco armando al hombre transfigurado. Su cosmo aumenta todavía más hasta alcanzar el nivel de un caballero dorado. El cuerpo del sacerdote se envuelve en una energía extraña y abrumadora que al desaparecer dejan al descubierto a un joven hombre. Kiki se siente asombrado... la personalidad de Mahon, desaparecida ahora bajo el abrumador cosmo de una entidad espiritual que posee el cuerpo del sacerdote… Las carcajadas de Mahon resuenan en el sitio. Con voz estentórea, el sacerdote se regocija con su nuevo poder. **


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- ¿Sorprendido niño? ¡Eres un tonto! ¿Acaso crees que ustedes son los únicos seres de gran poder sobre esta Tierra? Athena es una estúpida para buscar a sus ayudantes... No es la única diosa que existe ¿sabes eso? - {La voz de Mahon suena con una especie de eco. Kiki, Deris y Dan observan al poderoso joven salido de la luz.} - Soy Ravana de Ráksasa. He sido liberado en este mundo una vez más, y te encuentro como mi primer adversario... serás la primera víctima de mis colmillos. -


** Con una rapidez asombrosa, Ravana extiende sus alas doradas y se lanza a la velocidad de la luz contra Kiki que recibe la embestida del demonio en su totalidad. **


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{Tomándolo del cuello, Ravana levanta a Kiki al tiempo que dice.} - Gente como Mahon es fácil de manipular... su particular desprecio por los dioses lo hicieron presa fácil a mi doctrina... como en muchas ocasiones, aquellos que obran de buena fe están dispuestos a cualquier cosa con tal de llevar a cabo aquello que desean... No te preocupes, Mahon, tú preocupación es el sufrimiento de la humanidad ¿no es verdad? Pues pronto no lo hará... ¡Por qué no existirá una para sufrir! - {Los ojos de Ravana recuperan su brillo humano durante un momento mientras grita.} - ¡Nooo! -


** Kiki reacciona, ha escuchado suficiente, con rapidez absoluta, toma la mano de Ravana y la tuerce. Este grita sorprendido del dolor y se echa para atrás. Ravana sólo atina a lanzar una mirada de odio y desprecio hacia Kiki. **


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- ¡No saldrás de aquí, demonio! - {Grita Kiki con fuerza. En sus adentros se pregunta si sus acciones han precipitado el inicio de una nueva guerra santa.} - ¡Lo juro por mi vida! -


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{Ravana comienza a reírse nuevamente.} - ¡Tonto! Yo haré que cumplas ese juramento... - {Y viendo a Deris y a Dan se sonríe diciendo.} - ¡Estos dos no son nada! -


** Ravana usando su imponente cosmos, lanza disparos de energía hacia Deris y Dan quienes por un instante logran esquivar el ataque. Los rayos al impactar en el suelo logran derretir la piedra del que estaba hecho. Cuando de pronto en un instante ambos son bañados con una luz dorada y por arte de magia aparecen en la otra punta del salón, evitando así el poderoso ataque. **


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- ¡Tú pelea es conmigo, Ravana! ¿Acaso me temes? -


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- ¡Tonto! ¿No aprecias que estaba prolongando tú vida por unos segundos? ¡Yo no le temo a nada! - {Su cosmos vuelve a crecer, al mismo tiempo que una explosión sacude de palmo a palmo el templo. Ravana observa a los dos guardianes y se sonríe.} - ¡Tonto! Ahora los haré pagar por su desobediencia y tú no podrás impedirlo. - {Abriendo la boca, ahora Ravana grita.} - ¡Great Starvation! (Gran Hambruna) -


** Una bruma negra sale de su boca y envuelve al engañado caballero dorado. Un grito escapa de la garganta de Kiki al experimentar un terrible dolor en su estómago, a la vez que poco a poco, siente que las energías lo abandonan. El cuerpo de Kiki comienza a marchitarse rápidamente hasta tornarse esquelético. **


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{Ravana sonríe.} - El hambre, Kiki... ¡YO SOY EL HAMBRE! -


** En medio de su dolor, Kiki piensa. Piensa en su maestro Mú. Piensa en Raki. Piensa en Athena. En su alma hay un arrepentimiento por este viaje. Piensa que ha desencadenado un mal que debió de permanecer dormido. Dentro de su mente, Kiki recuerda las palabras de su maestro Mú al respecto de la misión de los Santos de Athena en el mundo… **


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- ¡No! - {Grita Ravana. Sacudiendo sus grandes manos, Ravana sale de entre la nube y la desvanece al fin.} - Eres fuerte, niño... te concedo eso. Pero no te salvarás... ni con la ayuda de un dios podrías vencerme ahora. - {Tomando de su espalda dos fragmentos de su armadura, muestra que estas son, dos cimitarras doradas.} - Esto acaba... ¡ahora! - {Una vez más, Ravana se lanza a gran velocidad contra Kiki.}


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- ¡Crystal Wall! -


** Ravana no se detiene y sigue adelante, con un ataque doble bien coordinado de sus cimitarras comienza a romper la pared. **


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{Piensa Kiki.} [¡He estado demasiado tiempo en la defensiva! Si he de ganar esta batalla tengo que tomar la delantera... La mejor defensa es el ataque.]


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{La pared de cristal cede finalmente y Ravana sigue su paso como un ciclón. Sonriendo satisfecho alza sus dos cimitarras al tiempo que grita.} - ¡Sunset Explosion! (Explosión Solar) -


** Las cimitarras de Ravana brillan con la intensidad de varios soles al tiempo que lanza su fuerte golpe contra Kiki. La onda de choque que produce este encuentro, parece cortar el edificio como si de un fino cuchillo en mantequilla se tratara y suena tan lejos como tres kilómetros a la redonda. A su salida, la onda expansiva logra cortar las puntas de algunas palmeras y árboles. La iglesia de la Villa está condenada... ahora es cuestión de tiempo. Cuando la luz de la explosión de las cimitarras se va apagando, muestra la cara jubilosa de Ravana, esperando encontrar el cadáver del caballero... pero su sonrisa se desvanece... Bloqueadas en el camino por un fulgor ambarino, Ravana se da cuenta que sus cimitarras han sido detenidas por dos cimitarras… ¡de piedra! **


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{Levantándose, Kiki sonríe al tiempo que dice.} - En algo tienes razón, Ravana... ¡esto es el final! -


** Con velocidad asombrosa, Kiki comienza su ataque, portando las cimitarras que creara su elemento y manejándolas diestramente con ambas manos. Ahora Ravana es el tomado por sorpresa, y retrocede defendiéndose de los ataques del caballero de Aries. En su ataque, Kiki logra romper fragmentos de la armadura de Ravana. **


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- Por la manera en que está dañada ya tu armadura, Ravana, puedo darme cuenta donde fue creada tu armadura… ¡en la Isla de la Reina Muerte! - {Con sus cimitarras, Kiki logra alcanzar y dañar gravemente la armadura de Ravana. Sus armas a pesar de estar hechas de tierra poseían el filo de su cosmos.} - He logrado golpear los puntos débiles de su armadura, aun así, mis ataques con estas cimitarras no lograrán acabar con ella por más débil que se encuentre... ¡El templo… No podrá soportar más este combate...! - {Viendo rápidamente hacia atrás de Ravana, el cuerpo de Raki permanece estático.}


** Ravana, pasado el momento inicial de sorpresa ante la aparición de las cimitarras de piedra, y la distracción temporal de Kiki, contraataca. Al hacerlo, las cimitarras de piedra de Kiki son rotas al tiempo que el caballero dorado es lanzado lejos del templo. **


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{Ravana se sonríe al tiempo que dice.} - No necesito más trucos para acabarte... ¡Eres mío! - {Corriendo llega hasta el cuerpo de Kiki que desmayado, ni siquiera abre los ojos.} - Llegaste muy lejos, jovencito... en tú honor mis primeras víctimas después de este sitio serán los caballeros de Athena, la derrotaré a ella como a sus caballeros y su santuario quedará en ruinas... - {Levantando las dos cimitarras para acertar el golpe final es sorprendido cuando Kiki, se vuelve hacia él, demostrando su engaño.}


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{Sonriendo.} - La batalla no termina, de hecho yo recién estoy calentando... -


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- ¡STARDUST REVOLUTION! -


** Una luz inmensa ilumina el cuerpo de Kiki, que en impresionante despliegue de poder flota hasta estar de pie frente a Ravana, que en ese instante es golpeado por miles de estrellas fugases que impactan directamente en la armadura de Ravana hasta volverla polvo. La manifestación de Ravana en el cuerpo de Mahon es evidente, pero el ataque de Kiki no sólo fue un duro ataque a la armadura sino también al cosmos de Ravana, y al momento en que la armadura de oro desaparece, el espíritu del demonio es conjurado y es expulsado convirtiéndose en polvo de estrellas al mismo tiempo en que Kiki detiene su ataque.

Las paredes del templo se estremecieron, pero con la construcción logra soportar el embate. Al finalizar el ataque, Kiki desfallece cayendo al suelo. Mientras que Mahon, de pie, con gesto apenado lo observa todo a su alrededor. Con rapidez, Mahon se dirige hacia Raki. **



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- ¡Tendré que destruirlo todo! El mal que he hecho no lo puedo remediar, pero ahora he sido testigo de lo destructivo que ellos pueden ser. ¡No puedo permitir que sigan viviendo! - {Volviéndose hacia Kiki.} - ¡Jamás permitiré que te lleves a esta niña! ¡Si no la podemos tener, entonces tampoco tú! - {Y al decir esto, tomando el vial del líquido sagrado, Mahon vacía el resto del contenido de éste en la boca de Raki.}


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- ¡Para, Mahon! ¡Siempre hay esperanza! - {Dice Kiki al tiempo que se pone de pie pesadamente. El esfuerzo exigido ante la pelea con Ravana ha fatigado sobremanera al joven caballero.}


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- ¡Demasiado tarde, Kiki, me he condenado, pero tú eres tan culpable como yo! - {Grita Mahon.}


** El cuerpo de Raki comienza a estremecerse al tiempo que también el antiguo templo lo hace. Las gruesas columnas y paredes comienzan a resquebrajarse ante la ola de energía que una vez más libera Raki, cuyos ojos muestran lágrimas que ruedan por su cara. **


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- ¡Voy a morir! - {Escucha Kiki en su mente exclamar al niño.} - ¡Y me alegro! -


** Un grito de dolor inunda la sala del antiguo templo. Debido al derrumbe de la vieja estructura las columnas y lo que queda del techo se están desmoronando. Al disiparse el polvo el caballero dorado observa a su alrededor y nota que dos columnas han caído sobre Deris, aprisionándolo. **


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- ¡Hermano! - {Grita Dan, quien intenta rescatar a su compañero con esfuerzos vanos por mover las antiguas columnas de piedra.}


** Kiki ve el techo y observa que está punto de desprenderse justo por encima de donde están tanto Dan y Deris por un lado, como Mahon del otro con Raki. Intentando teletransportarse hasta Raki, Kiki se da cuenta que Mahon ha encendido su cosmos y le impide llegar hasta ellos. Su espíritu de pelea seguía intacto a pesar de lo ocurrido. **


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- ¡Señor! - {Grita Dan con desesperanza al ver a Deris desmayado.} - Si es usted un caballero, por favor… ayúdeme, mi hermano no se merece morir aquí. -


** Un fragmento de techo golpea a Mahon quien, tomado por sorpresa, cae inconsciente con Raki entre sus brazos. Raki permanece con la cara contra el suelo. De un golpe Kiki pulveriza el techo del templo que se encuentra encima de Dan y Deris. **


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- No puedo soportar más este sufrimiento... me arrancaron de mis padres con engaños, y desde entonces solo he sentido dolor. Pero ahora, en mi final, siento que no estoy sola… - {Una lágrima escurre por la mejilla izquierda de Raki, y con las pocas fuerzas que puede reunir logra sonreír hacia Kiki.}


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- ¡Raki! ¡Lucha! ¡Lucha por salir de ese sopor! ¡Tú puedes! - {Grita Kiki con lágrimas en los ojos.} - ¡La vida en ocasiones tiene cosas dolorosas, pero eso es para apreciar todo lo bello que esta tiene! ¡No abandones la esperanza, Raki! - {Y sonriendo de vuelta le dice.} - Yo estoy aquí contigo... y lo seguiré estando siempre. -

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- ¡Señor! - {Grita Dan a Kiki con lágrimas en los ojos.} - ¡Se lo ruego! ¡Es mi hermano! -


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- ¡Lo haremos juntos Dan, ambos salvaremos a tú hermano! -


** Con la ayuda de su telequinesis y la fuerza de Dan logran comenzar a mover poco a poco los fragmentos de la columna que cayera sobre las piernas de Deris. Sin embargo, el peso y el humo, así como el calor del fuego, agobian a ambos hombres... pronto se dan cuenta de que dicha empresa resultará imposible para ellos. **


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{Arrastrándose hacia adelante, desprendiéndose de los brazos de Mahon mientras que, levantando su mano dice.} - ¿Para siempre? - {La esperanza de una vida lejos del dolor hace resurgir la tenue llama de cosmo de Raki.} - ¡Kiki! - {Grita mientras que extiende su brazo emanando su cosmo una vez más y agregándolo al de Dan y el Santo de Oro. La columna que mantenía aprisionado a Deris se mueve finalmente.} - Yo... - {Dice Raki débilmente.} - ...creo en tí. -


** Pero un golpe de parte del bastón de Mahon hace que la quien fuera el Niño Dios termine por desmayarse, mientras, que con sus últimas fuerzas, Mahon toma de la pierna el cuerpo inerte de Raki arrastrándose. **


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- Ya dije... ¡qué no saldrás de aquí vivo! -


** Dan toma a Deris en sus brazos, mientras que el templo se estremece con sus últimos estertores de vida... la destrucción de la estructura es inminente. **


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- ¡Dan, Deris salgan de aquí, sálvense! - {Grita Kiki quien se vuelve hacia Raki.}


** Con terror Kiki observa como otra columna está a punto de aplastar, en un infierno de fuego y piedra tanto a Raki como a Mahon. El joven caballero ve a Raki totalmente exhausta, una gran columna cae mientras que Dan y Deris salen del sitio. Volviéndose hacia Raki observa que la columna está a punto de caer sobre ella. **


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- ¡Raki! -


** Afuera, tanto Deris como Dan observan con tristeza como el templo de la Villa de la Luna Sangrienta se desploma en medio del fuego. Un crujido intenso acompaña el derrumbe. **


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- Ellos están... - {Dice Deris con dolor señalando el sitio.}


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- Lo sé... - {Dice Dan con tristeza. Sus armaduras estaban resquebrajadas y sus cuerpos heridos por el calor. Dan observa como Deris intenta ponerse de pie.} - ¿Qué intentas hacer?, ¡Te has roto las piernas! Deja que te ayude… -


** El cuerpo de Deris comienza a brillar, Dan desde el suelo ve con sorpresa a Deris y comprende las intenciones de su hermano, poniéndose de pie, adopta la misma postura mientras cierra los ojos. El cuerpo de Dan se une por igual. Y uniendo sus cosmos logran lanzar una onda de cosmo que recorre el sitio del derrumbe apagando el fuego de manera prodigiosa. En las mentes de ambos hermanos resuenan las palabras de Kiki haciendo referencia a que aquellos iniciados en el camino del cosmo pueden lograr proezas. **


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{Finalmente, cuando el fuego se apaga y el humo se disipa Deris dice con voz temblorosa.} - Ve hermano... ¡búscalos! - {Finalmente, Deris se desploma.}


** Dan corre hasta el sitio y comienza a mover piedras sin importar lo calientes que están. Ignorando la pena, Dan lamenta los hechos. De pronto... se encuentra con algo. Al mover un gran pedazo de piedra, nota que se corta con un pedazo de cristal de color ambarino que se deshace de pronto... Sin comprender por un momento, Dan sonríe con esperanza mientras que en su mente recuerda que vio los mismos pedazos de cristal cuando destrozaron anteriormente la técnica del caballero dorado...

Moviendo una vez más los fragmentos de piedra, Dan nota que algunos de estos están literalmente destrozados como si hubiesen sido casi pulverizados antes de caer. Finalmente, allí, en medio de todo, ve el color castaño del cabello de Kiki... ¡y su espalda! Dan lo levanta y observa que el caballero dorado no lleva puesta su armadura de oro. Kiki abre los ojos poco a poco y logra ponerse de pie.

Kiki ignora a Dan y usando su telequinesis logra quitar el resto de piedras de alrededor. Allí, bajo todo el fulgor, sin mancha, con un brillo casi santo, la armadura de oro de Aries, permanece de pie, y bajo de ella... sin sentido, y sin daño, se encuentra Raki. Kiki sonríe, al igual que Dan. **



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"¿Y Mahon?"


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{Bajando la vista, Kiki niega con la cabeza.} - Se negó a ser salvado... él... tomó su vida antes de que lo pudiera salvar por igual. -

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- Kiki, recuerda siempre... No importa lo que tú pienses o lo que los demás digan, nosotros somos sólo humanos que podemos cometer errores, no tengas miedo a equivocarte... - {El rostro de Mú se torna más serio al tiempo que concluye.} - ...Ten miedo de no querer afrontarlos y remediarlos. -


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- ¡Pé… tra Vr… ochí! - {Logra exclamar extenuado Kiki.}


** En ese instante la tierra toma forma de piedras y recubren el cuerpo de Kiki, luego disipan la extraña bruma y esta regresa a Ravana que, sorprendido se queda en medio de la nube negra. Debido al impacto Kiki cae lejos y sacando fuerzas de flaqueza, se pone de pie, al momento que observa sus manos y siente que tanto su rostro como ellas, van recuperando la vitalidad que la técnica de Ravana le estuviera robando. Su cosmo se armoniza con las vibraciones de la armadura dorada que le confiere de nuevo, algo de vitalidad... otra técnica de combate aprendida de su maestro. **


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- Gracias, Maestro... - {Dice Kiki como en oración.} - ¡Yo remediaré esto! -


** Kiki se acercó lentamente hacia donde se encontraba Deris, posó su mano sobre el guardián caído y la mano del joven caballero tuvo un destello dorado y cálido que envolvió la pierna de Deris. El dolor, así daño aparente desaparecieron. Deris se puso de pie contento mientras movía su pierna. **


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- Gracias - {Dijo sinceramente.}


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{Kiki se pone de pie, mientras Raki lo observa con admiración.} - Siento mucho no haber podido curarte antes, Deris. -


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{Dan sonríe mientras golpea el hombro de Kiki de manera jovial.} - ¡Ni lo menciones! ¡Tú nos salvaste a todos! Incluso ayudaste a toda la gente que vino. -


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{Kiki se sonríe mientras dice.} - En verdad, en algunos casos, es más la fe de la gente la que obra milagros que mi propia capacidad. Nuestra gente tenía la capacidad de curar y reparar muchas cosas, por eso Raki, de manera instintiva, fue capaz de hacerlo de igual manera. - {Tomando a la pequeña Raki entre sus brazos.} - Nuestras mentes son fuertes, pero los humanos tienen ese potencial también, y en ocasiones, los milagros de fe pasan desapercibidos por todos nosotros... sin pensar que mucho de lo que se ha logrado es gracias a la fe de alguien que creyó en aquello que muchos otros consideraron imposible o absurdo. -


** Viendo alrededor, Kiki apoya sus manos en la tierra y siente la Villa vacía, los peregrinos se han ido, y ahora sólo quedan dos habitantes Deris y a Dan. **


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- Díganme, Deris y Dan... Ahora que la Villa se ha quedado sola y sin templo... ¿qué harán? ¿Quieren venir con nosotros? De seguro ustedes podrían... -


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- No. Muchas gracias, Kiki. Mi hermano y yo nos quedaremos aquí, dando el mensaje de Athena, la esperanza en el mundo y en los humanos. Esperamos que de vez en cuando, nos puedas visitar, pues seguiremos ayudando a la gente que llegue hasta aquí buscando consuelo... -


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- Después de todo, estamos entrenados en el arte del cosmo, esperamos poder ayudarles, aunque sea siendo nosotros vehículos de fe para los desesperanzados. -


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- Si en verdad quieren proteger a Athena quien vela por el amor y la paz de esta tierra tienen que no sólo estar dispuestos a dar su amor y su calidez a quien lo necesite, sino dar la vida en caso de que fuera necesario. Si están dispuestos a pagar el precio del camino que quieren elegir, extiendan sus brazos hacia adelante. -


** Sin dudarlo ambos hombres extienden sus brazos hacia el frente, Kiki que coloca entre medio de ellos y con su brazo como navaja afilada corta los brazos de los guerreros que se miran entre sí absortos. La sangre de ambos comenzaba a caer en el suelo, el caballero dorado enciende su cosmos y desvía el flujo de sangre para que caiga en las ruinas del templo. Raki observa asombrada al joven caballero que sigue elevando su cosmos hasta niveles insospechados. Kiki posa sus manos sobre las heridas abiertas y estas se cierran. Con un enorme grito seguida de una tremenda explosión de cosmos, toda la villa es invadida por una luz diáfana, al extinguirse puede verse un templo reconstruido que egregia tres estatuas. A la izquierda, la estatua de Ganesha; a la derecha, la estatua de Hanuman; y en el centro, notoriamente más grande, la estatua de Athena. **


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- A partir de ahora este será su hogar ¡Y yo les ayudaré siempre que pueda! La fe de Athena en los hombres y en su capacidad por el bien está justificada en ustedes dos... Pero así como gozarán de la divina protección de nuestra diosa habrá otros quienes deberán enfrentar con sus puños, lo que me hace recordar… -


** Kiki Extiende sus brazos con las palmas hacia el cielo, señalando hacia Dan y Deris, los dejos de las armaduras de los guardianes empiezan a brillar santo como las estrellas, Kiki coloca las manos en sus bolsillos y las saca rápidamente esparciendo un extraño polvo sobre ambos guerreros, concentra todo su cosmos en ambas palmas, y con ellas golpea fuertemente a los guerreros, quienes paradójicamente no fueron expulsados por la fuerza de choque, sino que eran atraídos.

Un fuerte dolor entumecía los cuerpos de los guerreros cada vez más, sus músculos se paralizaban lentamente, rayos de electricidad cubrían el cuerpo de Dan, mientras que el polvo de la tierra se levantaba del suelo para cubrir el cuerpo de Deris. Kiki hace explotar su cosmos en un grito.
Los dos guardianes yacen en el suelo inconscientes, al despertarse, lo primero que observan es a Kiki, quien estaba sentado delante de ellos. **



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- Veo que sus palabras son ciertas y su voluntad es inquebrantable, pues no han dudado un solo instante ni se han apartado del camino a pesar de que pude haber tomado sus vidas en el proceso. Eso es lo que es un caballero de Athena. - {Mirando fijamente hacia Deris.} - Deris... Con la habilidad para controlar la tierra fuente, de vida, y los brazos cuya fuerza descomunal pueden destruir las estrellas... Jurarás lealtad... Caballero de bronce de Hanuman. - {Mirando fijamente hacia Dan.} - Dan... Con la habilidad para controlar el trueno, brillante intensamente como la luz de la sabiduría, el hombre con los colmillos blancos como garras asesinas… Jurarás lealtad… Caballero de bronce de Ganesha. - {Con todo duro y firme.} - Ahora son reconocidos como caballeros de Athena, usen sus armaduras con sabiduría y con honor. -


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{Con voz dura} - Así lo haremos maestro... -


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{Con voz dura} - … Nuestro honor así lo reclama. {Con tono cálido y sereno.} Buena suerte en su viaje maestro… {Mirando hacia la niña} - … Y una vez más, discúlpanos, Raki -


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- Si, los perdono... aunque no recuerdo todo lo que pasó con claridad, lo que sé es que Kiki me salvó... -


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- Esa última explosión de su energía le ocasionó una especie de amnesia... Y es una tristeza realmente, pues ha olvidado el lugar de donde Mahon la tomó... Sin embargo, el tiempo nos ayudará a recuperar esa memoria, y entonces quizá, nuestra soledad como Lemurianos termine. -


** Kiki con un gesto hizo que la armadura dorada de Aries volara hacia sus manos mientras se hacía cada vez más pequeña, ya en sus manos un destello dorado salía de sus dedos, la poderosa armadura de había convertido en un brazalete que Kiki colocó en su brazo derecho. Kiki se pone de vuelta su túnica y comienza el viaje de vuelta con Raki en sus brazos, mientras que agita su mano despidiéndose de los caballeros de bronce. **


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- ¿A dónde iremos Kiki sama? -


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{Kiki observa a la niña de cabellos rojizos y sonríe.} - A tú nuevo hogar... a tú nueva escuela. - {Dice sonriendo, recordando el día en que Mú decidiera a instruirle los secretos del cosmos.} [¡Qué curioso!] {Piensa con una sonrisa enigmática.} - Hace algunos años alguien me dijo lo mismo. - {Concluye en voz alta, a la vez que su pensamiento se dirige a un recuerdo.} - Maestro Mú... lo extraño tanto. -


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- ¿Y qué aprendiste? - {Pregunta Raki a Kiki expectante.}


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- Aprendí que el mundo es un lugar bello por el cual vale la pena luchar, pero sobre todo, aprendí que no estaba solo, y que sí podía haber un sitio en donde estar como en tú hogar. -


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{Bosteza sin comprender bien a bien lo que Kiki intenta decirle y abraza del cuello al Caballero Dorado.} - Creo que voy a dormir. - {Dice Raki mientras bosteza.}


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- Hazlo, Raki... hazlo. Te esperan muchas cosas que hacer, pero por lo pronto descansa seguro conmigo. -


** La niña obedece al tiempo que calla intentando dormir. Mientras camina, Kiki sonríe pensando en la cara que pondrán Shiryu, Seiya y los demás al ver a un nuevo heredero al poder de Aries llegar a ellos. **


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- La vida y el cosmo siempre se abren paso, Kiki... Sin importar los obstáculos, la vida generalmente se impone. -


** Kiki se sonríe mientras hace una nota mental de concederle la razón al viejo patriarca en sus palabras. Raki toma a Kiki por el hombro de pronto y con los ojos cerrados rompe el silencio del camino. **


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- Gracias... Kiki sama -


** Raki concluye su frase al mismo tiempo que cae dormida, mientras que Kiki prosigue su camino de vuelta, con la idea en mente de que los tiempos difíciles podrán venir en el futuro, pero que por hoy, es feliz, y que eso, en esos momentos, es lo único que importa. **





FINALIZACIÓN
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Mensaje por hellkevin Sáb Mayo 02 2015, 21:24

Exclamation Al igual que el anterior rol me encargaré de juzgar este.


  Exclamation .....Sin embargo el mismo incumple con “todas”  las normativas habidas y por haber. No solo abusas del canon de los personajes, ya que estos son los oficiales de la serie “saint seya” cosa que no está permitido! Tanto el foro en general como esta delicada sección en la cual se trata de explorar y mejorar la creatividad de este bello arte.


  Exclamation El “saint seya gaiden” existe en la red por lo que no se ataña a una creación personal, mas bien “imitación” por lo que esto desacredita por completo el afán de rolear por lo que la calificación es de 0 absoluto. Y tanto para este caso como para el que sea ya saben que esto se considerara una falta y tendrá sus consecuencias.


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