hell vs pres

** Una calurosa mañana en espera próxima a la primavera, daba lugar a una nueva jornada sobre los aposentos atenienses, allí donde regia la paz y moraba la armonía. Un lugar cuyo fin daba a conocer el potencial de diversos guerreros, capases de sobreponerse al peligro y enfrentar la vida con la muerte. En sus manos, fue dejada la esperanza vecina de su impenetrable victoria a la espera de una respuesta en señal de socorro por sus fieles aliados del exterior. Sus desolados pasajes solo demarcaban la fuerte escases de personal disponible para peregrinarse en tierras lejanas, puesto que el santuario había padecido una altísima tasa de mortalidad y deserción por parte de sus ya olvidados hijos atenienses.

Grupos y grupos de soldados parecían alistarse en pos de formación de ataque, como si planearan una ofensiva en grandes batallones, esos muchachos se veían firmes, decididos a contemplar hasta el peor destino posible que conllevaría su misión. Entre ellos, nunca estaba demás uno que otro quejándose o murmurando en vos baja por tal osadía como lo era aquella magnitud con la que se solicitaron guerreros para el combate. Con esto, diversos territorios aportaban de sus fieles potencias para llevar a cabo un peculiar cometido… asaltar un reino!

Un comandante de alto prestigio, encargado de organizar las tropas, se encontraba en una difícil situación al lamentar la escasa o más bien nula participación del santuario al denotar la total ausencia en su demanda de guerreros. Ya que aquel grueso puñado de hombres listos para el combate, provenía parcialmente de diversos sectores ubicados en las cercanías de aquellas tierras sagradas, por lo que unidos por una misma causa, pelearían por la patria defendiendo a sus pares en batalla.

Entre tanta conmoción y protesta, muchos se negaron a ser partícipe de lo que bien parecía ser una masacre o mejor aún, un suicidio en masa, puesto que los escasos guerreros guardianes aun permanecía bajo adiestramiento a causa de la novicia experiencia sostenida por tales. Con esto, las posibilidades éxito solamente disminuirían sin el respaldo de un buen pilar que garantizara la tan deseosa victoria.

A la par de sus palabras, una multitud enloquecida en llantos de quejas y desprecio mescladas de odio y prejuicio hacia su persona, y no era de esperar, puesto que una movida tan radical emanaba incertidumbre a mas tardar. El miedo poco a poco se apoderaba en los ciudadanos y protectores, el rechazo se hacía inminente, aquel gran desinterés por cooperar en tal drástica guerra generaba rechazo hacia las palabras del comandante, al parecer, ningún hombre de las tierras sagradas se atrevería a ensuciarse las manos sin propósito alguno.