Aramos vs Tenson

El día de los muertos había pasado y los espíritus que plagaban la tierra más allá de nuestro mundo se habían liberado por unas horas. Sin embargo, con el fin de la noche y la llegada de un nuevo alba, la tranquilidad volvía a hacer acto de presencia. Los santos de Athena, que habían tenido una jornada agotadora, no podían cruzarse de brazos y descansar. El precio de la paz era la eterna vigilancia.

Mientras recorría los páramos del Santuario, Aramos no pudo dejar de pensar en como habían cambiado las cosas desde su partido, y como parecían que estaban a punto de cambiar nuevamente. No dejó, sin embargo, que aquel omnioso pensamiento le sobrecogiera. Tenía planes que poner en marcha... su verdadero señor así lo requería.

Finalmente, Aramos alcanzó un nuevo valle, donde notó a una serie de caballeros entrenando. Dispuesto a probar las nuevas defensas del santuario, se decidió a aproximarse. Pronto se descubrió rodeado de caballeros que entrenaban sus cosmos y combatían entre sí mientras afinaban sus disciplinas.

Entonces, a pocos metros más adelante, reconoció a uno de los caballeros. Era uno de los nuevos o al menos había sido nuevo cuando Aramos abandonó el Santuario. Sin embargo, ahora parecía un experimentado combatiente. Pero lo que más le sorprendió a Aramos era que ese guerrero portaba nada más y nada menos que la armadura que había le había pertenecido... era el nuevo santo de León Menor