turco vs devil

por **Devil** Lun Sep 09 2013, 10:26

turco's register

vs

Devil's register

jugamos con beneficios de reino pa mi

por **Devil** Lun Sep 09 2013, 10:53

Turno narrativo

** A veces, los guerreros pierden la noción del tiempo. Esto pasa cuando el éxtasis de la violencia inunda el cuerpo, llevándolo al límite de explotar al máximo las habilidades latentes dentro del cuerpo. Por más que parezca una mentira gigantesca, una descarada divagues, los humanos son netamente violentos...llevando la violencia hasta los límites insospechados, donde solo un dios loco se atrevería a entrar. Poderosos rivales del destino, obstinados en su imperfecta hermosura, los humanos sobreviven sin saber que, a su alrededor, un poder mas allá de su violento entendimiento, lucha por destruirlos. Y solo un grupo de idiotas al servicio de una diosa poderosa se interpone entre el volátil destino y la violenta humanidad.

Acostado entre flores, un joven muchacho pensaba en su destino, envuelto en aromas suaves de flores delicadas, rodeado de cálidos colores y bañado de la suave luz del sol, Ral Zarek observaba tranquilamente pasear las nubes por el hermoso cielo celeste. Su semblante, tranquilo...mas su mente vagaba por diversos y oscuros universos interiores buscando la respuesta a la incógnita que su volátil alma buscaba.

Flexiono un poco las piernas, ya dormidas por la postura relajada, y llevo ambas manos debajo de la cabeza, formando una improvisada almohada, sintió su cabello suave hacerle cosquillas en la mano. En el cielo, las nubes jugaban en el viento, en la tierra, el sol acariciaba las flores.

¿Era aquel un paraíso? la pregunta no obtendría respuesta ese día, ya que en la cabeza del héroe recorría una incógnita que aun no poseía razonamiento estable... ¿por qué luchaba? aun no había podido vengar a su abuelo...pero ¿era esa la razón para arriesgar su vida cada día portando la armadura? Cada día se preguntaba más en serio porque luchaba, y todavía no encontraba respuestas... mas la verdadera razón de su preocupación era otra.**

[Tsk...Me trae de la cabeza esa pesadilla...Se repite una y otra vez...Como un presagio de lo inevitable que será el futuro... ¿Quizás tendría razón el abuelo cuando decía que nada importa, el futuro es inevitable?]

**Cerro los ojos, y sintió el sol a través de sus parpados observando en su poder y gloria, la vastedad del inmenso mundo...sin importarle las razas, peleas y victorias de los dioses y humanos que poblaban aquel planeta, La Tierra**

por **TuRco-SaMa** Lun Sep 09 2013, 19:14

**Ya se acercaba el mediodía, cerró el libro viejo que estaba leyendo y dio un vistazo al reloj de la pared. Once cincuenta y dos. Con una sonora exclamación se estiró luego de dejar el libro sobre la enclenque mesa de madera, y una sensación rara le recorrió por completo. Se levantó de donde estaba y achinó los ojos para ver la salida del templo, muy iluminada por el sol en ese entonces. Tomó su clothbox dorada sin antes contemplarla unos segundos, el enigmatico tallado de la balanza dorada le generaba pluralidad de sensaciones a la vez que inundaba su mente de recuerdos. Con el trasto al hombro, decidió encaminarse hacia la salida, mientras observaba la tierra que se formaba en las uniones de las baldosas del piso. A medida que avanzaba, podía ver alguna que otra telaraña, adosadas en las esquinas que formaban las altas torres y el techo del frío templo. Era una buena época para hacer guardia en las doce casas, pues los amplios templos eran lugares muy frescos para poder refugiarse del agobiante calor que comenzaba a azotar el Santuario.

Sus pasos apenas sonaban en el recinto vacío, hasta que en unos minutos, salió a la luz. Usando su mano a modo de visera sobre su frente, dio un vistazo rápido al paisaje hasta que se acostumbró a la luminosidad. Luego de eso, dio un gran suspiro, llenando sus pulmones del aire fresco que el viento le traía. Era una jornada tranquila, hacía mucho que no sentía ninguna amenaza cernirse sobre el Santuario, los tiempos de paz era lo que más amaba. Los tiempos de paz, que reflejaban en su tranquilidad todos los sacrificios y sangre derramada a lo largo de amplias jornadas de luchas. Camaradas, cientos de ellos caídos bajo las fuerzas del enemigo de turno, algún dios ambicioso que quería darle el castigo merecido a los humanos, pero por alguna razón, la obstinacion nuestra, tan pequeños seres en comparación a los dioses, impedía que lograran su cometido.

El cielo despejado, con alguna que otra nube moviendose a paso lento, hacían del día algo inmejorable. Sin dudas, una de las últimas cosas que quería hacer en un día como ese era quedarse en su templo a leer un libro. Confiando en hacerse cargo de lo que pueda suceder, y que Athena o el nuevo Patriarca Ichann no pedirían explicaciones por su conducta decidió abandonar su puesto de vigilancia. Dudó unos segundos en dejar su armadura en el templo, pero sin darle importancia, continuó con ella a cuestas. Con una sonrisa en el rostro bajó las escalinatas y miró al horizonte en busca de algún sitio para visitar, los campos de entrenamiento parecian un sitio interesante para recorrer....**

por **Devil** Lun Sep 09 2013, 19:38

TURNO NARRATIVO

** El tiempo, maestro tirano en la vida de los hombres, no se detenia ante nada ni nadie, no respetaba las vidas ni conocia las reglas de el amor y la verdad, la justicia tampoco era nada para el. El tiempo... Ral se pregunto, despues de un rato de armonioso descanso, cuanto tiempo habria pasado desde que se habia relajado en aquel lugar, entre flores aromaticas y suave calor del sol.

Ya alto en el cielo, el astro rey observo a sus dependientes, avisandoles que el mediodia estaba proximo a cumplirse. Ral entrecerro los ojos, observando al sol que le iluminaba el rostro, sintio un poco de hambre, y una urgente necesidad de moverse un poco.

Saco las manos de debajo de su cabeza, y las sacudio un poco frente a sus ojos, tapando en parte el inmenso cielo. Ambas estaban dormidas de tanto aguantar el peso de Ral sobre ellas.

Espero unos minutos, mirandose ambas manos y sacudiendolas un poco... observo pequeñas cicatricez de combates, entrenamientos, accidentes, juegos...su cuerpo era su historia, en aquel joven cuerpo de solo dieciocho años de edad se contaba toda la historia de aquel guerrero...¿seria eso cierto? ¿o era tan solo otro divague de Ral?

Dejo de lado esas dudas flojas que le surgian de pronto, y se sento a observar el paisaje. Los arboles del bosque proximo se sacudian con la suave brisa, y se alegraban de la energia que el planeta les brindaba, mientras que las nubes jugaban a formar formas inciertas en el cielo, inspirando a los enamorados a encontrar formas de corazon en cada una de ellas. Las montañas, eternamente nevadas en sus cumbres, debian resistir bien el calor del dia, ya que no dejaban de parecer distantes y poderosas, desafiando al sol con su hielo perpetuo.

Tomo una flor, y se paro, miro su Pandora's Box, siguio los finos tallados que podrian contar años de guerreros que habian portado aquella armadura...sabiduria adquirida de años de batallas, quizas.

Con la mano libre, tomo por una de las correas a su armadura, y se la coloco a la espalda, inmediatamente sintio el ligero peso de la sagrada vestimenta sobre la espalda, y hecho a andar, siguiendo su instinto**

por **TuRco-SaMa** Lun Sep 09 2013, 22:31

**El caballero bajó las escanilatas tranquilamente, enfocándose en el camino alternativo de los doce templos, que se desarrollaba a los costados como una enorme serpiente, desembocando en la parte central del Santuario. Amaba el viento que revolvía sus cabellos, que traía consigo el olor de una calurosa primavera con tintes de un verano adelantado. Sus cómodas alpargatas, las cuales lucía con comodidad en cualquier estación del año, generaban un particular sonido al rozar su zuela con la tierra y los guijarros del camino. El trecho era angosto, rodeado de formaciones rocosas y picos, haciendolo un lugar recóndito, casi imposible de transitar si no se lo conocía bien. Sin dudas, aquel atajo paralelo a los doce templos era una pieza fundamental, que no podía ser revelada a ningun costo, ya que a pesar de la barrera de Athena, haría las invasiones bastante fáciles.

A lo largo del pedregoso camino, se diseminaban esporádicamente patrullas de soldados. Todos ellos veteranos que no habían conseguido sus armaduras, pero que sin embargo tenían un manejo del cosmos considerable. Las patrullas de élite eran las que vigilaban el camino del cual, menos del diez por ciento del Santuario conocía su existencia. Estos hombres rudos, de rasgos duros y marcados, sonreían cortesmente al saludo de Dohko y la seña que éste hacía con su sombrero.

El caballero de Libra era un hombre respetado y querido en el Santuario, de larga trayectoria y que a pesar de su grandeza, seguía manteniendo un perfil bajo, amigable y humilde como solo él podía ser. Era por eso que a sus compañeros les asombró el hecho de que el nuevo Sagitario se convierta en el Patriarca del Santuario, pues el caballero de Libra parecía ser el sucesor ideal para su antiguo camarada. Sin embargo, a él poco le importaban los títulos y los cargos importantes, solo se limitaba a creer en sus ideales y hacer lo que era correcto. Disfrutaba solo con un saludo devuelto con una sonrisa, y el empeño que ponían algunos aspirantes cuando de incógnito visitaba los campos de entrenamiento como estaba por hacer en unos momentos.

El sol picaba la espalda, pero por suerte, el camino ya estaba llegando a su fin. Le habia costado algunas gotas de sudor y tierra en su calzado, pero finalmente se encontraba en la parte central del Santuario. Allí muchos jovenes iban y venían, en sus quehaceres diarios, mientras la presencia del caballero de Libra pasaba desapercibida. El hecho de que sean las doce, le abrio automáticamente el apetito, y pensó en ir a la vieja cocina del Santuario. Sin embargo, a lo lejos pudo divisar un gran manzano, a veces un alimento saludable daba más energías y se sentía mejor en el cuerpo. Con tranquilidad, bajó un par de frutas del árbol y se recostó a comerlas y descansar bajo su sombra, mientras observaba el trajín diario de la gente del Santuario**

por **Devil** Miér Sep 11 2013, 01:10

TURNO NARRATIVO

**El sol castigaba, ahora, a Ral Zarek. Este había estado a gusto acostado entre flores, donde el sol no quería molestar con su aplastante poder, y ahora, que estaba caminando entre escaleras de rocas, el calor lo sofocaba. Con su mano derecha, seco el sudor de su frente, y noto la pequeña flor que había tomado del campo, su aroma yacía marchito ya, abrumada por el calor que repelían aquellas rocas, ahora no podría perfumar el ambiente, como había hecho en el campo... ¿O seria quizás, que separada de sus hermanas, su poder ya no era el mismo?

Dejo de observar la marchita flor, y la coloco entre sus ropas, como un recuerdo de aquella tarde. Alzo su vista, y observo el cielo, el sol había pasado su cenit, Ral supuso que serian cerca de las doce y media ya, y el recuerdo del mediodía le hizo gruñir el estomago, bajo su mano y lo toco, sintiendo su topa húmeda por el sudor, y sintió el temblor de su panza, pidiendo algo de comer a cambio de seguir funcionando, un dolor acido subió desde el estomago hasta la garganta, haciendo que Ral se sintiera mal por momentos.

Raudo a solucionar este problema, Ral se dirigió hacia el campo de entrenamiento, recordaba que junto al campo descansaba un gran manzano, cargado, en esa época, de ricas frutas. Ral, según recordaba de la poca botánica que llego a enseñarle su abuelo, que la manzana es una fruta de invierno. Entonces paso a preguntarse cómo era posible que aquel manzano estuviera tan repleto de esa rica y saludable fruta.

Sin darse cuenta del camino, siquiera prestando atención por donde pasaba o quien le hablaba, llego al campo de entrenamiento, y observo, desde su altura, como el gastado y viejo anfiteatro estaba lleno de jóvenes promesas. Algunos llegarían a mucho, otros, quedarían en nada. Aquella visión lo tentó a alejarse a sus recuerdos, dolorosos, de como había despertado su cosmos a causa de la muerte de su abuelo y de Tajic.

Se alejo, sin mirar por donde iba, intentado dejar detrás sus recuerdos, hacia el manzano prodigioso en el cual se refugiaría a degustar manzanas, escapando del hambre del cuerpo, y también del alma. Caminó dejando detrás el sendero, cruzando el pasto verde y sintiendo como las gotas de sudor caían por su pecho y cuello, sintiendo más que nunca el peso del cloth sobre su espalda.

Fijo su vista en el manzano, sin ver hacia los costados, mirando fijamente como este se acercaba, paso a paso, para saciar todas sus ansias.**

por **TuRco-SaMa** Sáb Sep 14 2013, 12:16

**La manzana crujió con su particular sonido al ser mordida por el caballero de Libra, mientras el sabroso jugo se desbordaba por la comisura de sus labios. Mientras masticaba el primer trozo cerró los ojos y dejo que el suave aire lo acariciara. De fondo se escuchaban trastos, golpes y gritos provenientes de los campos de entrenamiento, que en breve visitaría. Observó la manzana y sonrió, vaya que la madre naturaleza era sabia, y los humanos a quien beneficia solo se encargaban de destruirla. Miró hacia el cielo y vio como las nubes pasaban tranquilamente, sentado a la sombra del manzano y degustando sus frutos se sentía pleno y muy a gusto, era un día espléndido y había sido una buena decisión abandonar por unas horas el puesto de vigilancia

Algunos grupos de soldados o estudiantes que pasaban por allí señalaban a Dohko o murmuraban entre ellos, pues no podían creer que un caballero dorado, esté tirado comiendo manzanas como un niño. Algunos que ní lo conocían, solo se limitaban a una severa mirada, pensando que era algún aprendiz que andaba de flojo queriendo evitar su entrenamiento. A nadie de éstos hacía caso el caballero de Libra, que se encontraba feliz sentado a la sombra del árbol y viendo las idas y venidas de los grupos de jovencitos. Una hermosa amazona pasó corriendo a unos metros de él, su cabello delicado y sus finas curvas le daban ganas de volver a probar los placeres carnales que hacía tiempo no experimentaba. Sacudió su cabeza para alejar sus pensamientos ¿ Acaso estaba loco? Esa muchacha probablemente no tenía más de quince años! En silencio se avergonzó de sus pensamientos, mientras arrojaba las semillas del corazón de la manzana que terminaba de comer.

De pronto frente a él, se acercaba un muchacho. Su apariencia le indicaba que estaba muy cansado luego de un gran esfuerzo físico, pues se lo veía agotado. Caminaba como un muerto viviente, hipnotizado ante el frondoso árbol, sin notar la presencia de Dohko, que permanecía sentado tranquilamente.

-Oye muchacho, ten cuidado por donde caminas! Casi me pisas! jajaja, te veo bastante cansado, seguro un par de manzanas de este árbol te vendrán más que bien. No te había visto por aquí, veo que traes una armadura, así que debería decirte caballero! Mi nombre es Dohko....-

Amablemente el Santo de Libra, se presentó ante el recien llegado, estirándo gentilmente su mano a la espera de un saludo.

por **Devil** Sáb Oct 05 2013, 20:43

TURNO NARRATIVO

** Las manzanas del árbol parecían resudar vida. El rojo brillante reflejaba los rayos del sol, mostrando a aquella fruta como si estuviera encerada y lustrosa. Parecía que, a pesar del calor del verano, aquellas frutas crecían sin importarle las leyes naturales ni el polvo levantado en el campo de entrenamiento. Permanecían inmutables, esperando a la llegada de un necesitado. Casi como una mágica ayuda aparecida de la nada. Ral no podía quitarle la vista de ensima al, para él, milagroso manzano, y fue por eso que no vio al hombre sentado a los pies del árbol. Aquella persona debía medir un metro ochenta, cabello oscuro, marrón y despeinado, ojos verdes y grandes. La sonrisa en la cara demostraba confianza y felicidad. Músculos bien formados en sus brazos demostraban que era alguien que se entrenaba cuidadosamente todos los días. De inmediato, el cosmos de aquella persona le dio la bienvenida a Ral. Incluso, inconscientemente, el cosmos de aquella persona era formidable y bondadoso.

Haciendo caso omiso a la mano de Dohko, Ral dejo caer la armadura, la cual hizo un ruido seco al golpear el blando pasto alrededor del árbol, y se estiro hasta alcanzar una manzana que parecía especialmente jugosa, con su mano izquierda, se seco el sudor de la frente, y con la derecha, llevo la manzana a su boca. El pequeño ruido al morder, el jugo cayendo por las comisuras de sus labios, el suave y delicado sabor de aquella manzana, todo eso hizo que Ral recuperara fuerzas en unos segundos. El temblor de su panza aminoro, y el acido que sentía desde su estomago hasta su boca desapareció por completo. Se sentó del otro lado del árbol, observando directamente el campo de entrenamiento. Ahora, había una actividad especial. Guiados por sus maestros, los jóvenes aprendices se habían separado en grupos de a tres o cuatro, e intentaban derrotar al grupo rival. Un grupo de amazonas estaba tomando la delantera. Se parecía mucho al juego "rey de la colina" que solía jugar con sus amigos cuando era pequeño. Una punzada de dolor le cruzo el pecho, no podía pensar en nada sin recordar, con tristeza, su antiguo pueblo y hogar. Dejo de mirar el campo de entrenamiento, miro a su izquierda y vio el lugar totalmente despejado. El pasto se movía por la suave brisa, el sol iluminaba y azotaba. Nadie más a la vista, aprovechando eso, Ral lanzo el corazón de la manzana hacia esa zona.**

-Ahora puedo hablar... Dohko, caballero de Libra... ¿Estoy equivocado? Mi nombre es Ral Zarek, soy el caballero de Pegaso. A tus suposiciones te contesto: no fue cansancio físico, de hecho, hoy no entrene ni estuve en misión. Solamente me he levantado temprano y no desayune, y sumado al tremendo calor que hace... Casi logran desmayarme.-

**Sintió la corteza del árbol contra su espalda, y movió un poco el cuerpo para lograr rascarse suavemente. Le provoco cosquillas. Cerró los ojos y volvió a decirle al caballero echado del otro lado del manzano**

-Dohko, voy a preguntarte algo que, seguro, tú sabes... Las manzanas son fruto del invierno, entonces, ¿por qué este árbol posee tantas manzanas y tan sanas? ¡Ah! Y perdona por no estrechar tu mano... No quería mancharte con sudor-

OFF: turquish... puedo usar mi registro actual? total, no peleamos todavia, no?

por **TuRco-SaMa** Dom Oct 06 2013, 18:18

** El muchacho parecía no darse cuenta de la persona que tenía en frente. El chico solo se limitó a tomar una manzana del árbol e ignorar al caballero de Libra que tan amablemente había ofrecido su mano. Quizás aquel caballero no sabía que tales faltas de respeto a un superior, podían desembocar en severos castigos.Sin embargo, Dohko jamás tuvo intenciones de que eso sucediera, despues de todo, no era obligación que todos y cada uno de los caballeros del Santuario lo conocieran. Algo avergonzado apartó la mano que se ofrecía en amistad al recién llegado e intentó mirar por el rabillo del ojo la armadura que el joven había dejado en el suelo. Los grabados eran inconfundibles. La perfecta imagen del caballo alado mostraba su supremacía en el diseño de la caja de Pandora, indicando que en su interior, se encontraba en reposo la legendaria armadura de Pegaso. Una sonrisa adornó el rostro de Dohko, mientras imaginaba la infinidad de historias que podía contar aquella armadura si hablara.

De repente, lo recordó. Aquel joven, era el que se habia presentado en el campamento abandonado, y había sido él mismo quien le había entregado la armadura de Pegaso. La evolución del muchacho había sido fantástica, y tenía ahora un poder y un aspecto muy diferentes al que presentaba cuando lo conoció. Luego de escuchar el primer mordisco, y luego las palabras de Ral, Dohko entendió su actitud. El gesto que parecía ser altanero, en realidad ocultaba una sencillez y respeto absolutos, Ral no quería ensuciar las manos de aquella figura del Santuario con su sudor.

Luego de escuchar las palabras de Pegaso, se incorporó y estiró sus musculos como si se hubiera levantado de una larga siesta. Mientras rascaba su cabeza sonrió, mirando la pelea que desataban un grupo de aprendices en los campos de entrenamiento.

- Pensé que no me habías reconocido, Ral, de hecho, yo tampoco lo hice hasta el momento en que hablaste. Supongo que es difícil de olvidar el rostro que te entregó tu armadura no?-

El caballero de Libra dio media vuelta y dio una complice mirada al caballero de Bronce. Acarició suavemente el tronco del árbol mientras miraba los grandiosos frutos que colgaban de la copa, esperando a ser tomados por algún hombre que los necesitara.

-En cuanto a este árbol, verás, te contaré su historia que me han sabido relatar sobre este manzano. Hace muchos años, existió un caballero de Bronce de Casiopea en el Santuario. En un principio, los entrenamientos eran por demás de crueles, en búsqueda de la supervivencia del más fuerte, las tasas de aprendices muertos por el cansancio o el hambre eran altísimas. Los caballeros de aquella época eran hombres duros, criados y entrenados en duras reglas de supervivencia, sin embargo, este caballero de Casiopea no lo era. Este muchacho había llegado al Santuario junto con sus dos hermanos, que lamentablemente fallecieron durante los entrenamientos y no lograron obtener ninguna armadura. La muerte de sus hermanos le causó un gran dolor, pero sin embargo, eso no fue un impedimento para que logre convertirse en caballero. Es más, la memoria de sus hermanos lo motivaban al llegar al campo de batalla.

En sus últimos momentos de vida en combate, este caballero elevó su alma a la divina voluntad de Athena, para que ningún aprendiz siga muriendo en los entrenamientos por hambre o cansancio. Por eso, Athena logró inmortalizar el alma de este noble hombre en este manzano, que sin importar la estación del año, siempre dispone de un follaje y frutos únicos, casi mágicos.
Es por eso que nos sentimos tan reconfortados al comer los frutos de este árbol, son producto de una historia de valor y sacrificio, de tantas que rondan en el apartado de anécdotas del Santuario....-

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