Peticion de Leon Menor
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Peticion de Leon Menor
por Jagter Miér Jul 17 2013, 02:47
Nombre: Jagter Balk.
Edad: 16 años.
Sexo: Masculino.
Nacionalidad: Italiano.
Signo: Aries.
Aspecto: Jagter es un joven de 1.70, de cabello marrón y peinado extravagante, tez clara y complexión delgada. Sus ojos, grandes y desafiantes, poseen un color marrón oscuro dispuesto a helar el alma de sus contrincantes con tan solo posar su mirada en ellos. Su porte es un tanto orgulloso y altivo, aunque sin creerse demasiado.
Perfil Psicológico: Este muchacho, originario del sur de Italia, poseía un carácter alegre y vivo hasta que los giros de su vida lo transformaron en un muchacho vengativo y apartado del mundo. Es buen compañero y suele pegarse con facilidad a la gente que lo rodea, aunque no lo demuestre. Es valiente y no le tiene miedo a nada de lo que le pueda pasar, a tal punto que no le importaría cruzar los mismísimos infiernos con tal de salvar el alma de un ser querido. Le da mucha importancia a los lazos familiares y a las amistades.
Historia:
Off: ( Hablo - Habla otro - Pienso - Piensa otro - Narro )
* PARTE 1
Jagter. Un joven de 16 años que, hasta apenas unos meses, vivía con su familia en una ciudad de Italia. Hace 3 meses su familia murió, víctimas de un asalto a un banco, en el cuál el malviviente disparó a la madre por razones desconocidas y al padre “porque se resistió a obedecer las órdenes”. A la niña (de 14 años) la mato un tiro en el abdomen recibido mientras forcejeaba con el asesino, presa de una completa desesperación. Gracias a este forcejeo inicial, la gente del banco logro desarmar al hombre, pero el precio había sido muy alto. Un saldo de 3 almas, una familia entera destrozada, rasgada en su parte más vital. El asaltante fue puesto bajo custodia de la fuerza policial, aludiendo que “no había sido su intención matar a esas personas” y que “lo sentía mucho y le solicitaba perdón a la familia”. Palabras de un maniático. Palabras que, como era de esperar, no le bastaron a nuestro joven. Jagter, lleno de ira y odio, irrumpió en el juicio del homicida y lo mato con una pistola, propiedad de su difunto padre. La noticia corrió rápidamente, apareciendo en las primeras planas de todos los periódicos de Italia e incluso, en algunos del extranjero. Poco después se descubrió que, a igual velocidad que la noticia se dio a conocer, Jagter desapareció. Hasta el día de hoy nadie lo busca, ¿quien habría de hacerlo? No tenía familia. No tenía gente importante que dejar atrás. Pero él tenía una misión, una promesa que cumplir. Hace ya mucho tiempo, cuando era un pequeño, Jagter le había prometido a su padre que, en calidad de hijo mayor, descubriría y viajaría al lugar del cual provienen sus ancestros, llevando consigo a toda la familia. La mitad de esa promesa nunca podría ser cumplida. Pero la otra mitad sí. Él aun podía buscar por sus propios medios aquel soñado lugar y honrar parte de su promesa. En memoria de su familia. En memoria de su padre, su hermana y su madre, él aun tenía luchar. Él aun debía continuar su camino y cumplir con su promesa.
* PARTE 2
-Unas semanas después.-
Jagter sueña. Dormido bajo el abrigo del oscuro manto de la noche, Jagter recuerda en sueños el día en que le dijo a su padre la promesa. Esa promesa que le impulsaba a seguir viviendo, seguir luchando, aun contra el mayor obstáculo que se le pueda presentar. En sus sueños, él ve, oye y siente lo mismo que aquel día, hace ya tantos años.
Jagter: -Padre ¿de dónde vienen las estrellas?
Padre: -Las estrellas, hijo, vienen de una gran explosión que ocurrió hace mucho tiempo. Una explosión que nutrió de vida el universo, tan poderosa que, en un segundo, era más grande que el sol.
-¿De una explosión? ¿Y qué podría provocar una explosión tan grande?
-Las fuerzas de la naturaleza pueden, y lo hacen. Tu, yo, nuestra familia, todo lo que existe es producto de esa explosión.
El muchacho no podía comprender como, de una explosión semejante, podía surgir el universo entero.
Jagter: -Padre, si nosotros vivimos por esa explosión, ¿qué sucede cuando morimos?
Padre: -Lo que surge de esa explosión, al terminar su ciclo de vida, se une a sus progenitores. Cuando morimos nos fundimos con nuestros seres queridos ya muertos. Somos transportados a la tierra de nuestros ancestros y convivimos con ellos.
-¿Eso quiere decir que mi abuelito ahora está allí, con sus antepasados?
-Si, allí debe estar el abuelito.
Jagter reflexiona. Él extraña a su abuelito. Ese hombre, lleno de días, si que sabía de la vida. Las
charlas que tenía con él eran realmente fascinantes. Le contaba leyendas de criaturas míticas, de dioses y guerreros. De animales que tomaban forma humana para defender a sus seres queridos. Cosas que, a un adulto, le parecerían ridículas, eran para él una fuente inagotable de éxtasis y curiosidad.
-Padre, te prometo que encontrare el lugar donde están reunidos nuestros antepasados. Yo encontrare ese lugar y los llevare a todos. A toda la familia. Hablaremos con ellos y les diremos cuanto los extrañamos.
-¿Ah sí?
-Si! Iremos todos juntos, lo prometo.
Lo prometo. En ese momento fueron las palabras de un niño soñador. Un niño que ni siquiera se imaginaba el mundo que le esperaba al crecer. Un niño que no sabía que solo podría cumplir parte de esa promesa. Una muy efímera parte.
Un fuego recorre sus venas. Una furia mezclada con impotencia y dolor. Jagter abre los ojos y contempla las estrellas con envidia. Las admira, pues ellas, sin importar nada, sin siquiera molestarse por la gran oscuridad que amenaza con devorarlas a cada instante, solo se concentran en brillar. Y nada más importa. Incluso están dispuestas a explotar y llevarse todo a su alrededor consigo solo para regalarle a sus videntes un espectáculo increíble, un último brillo. A eso deseaba llegar Jagter, a estar dispuesto a morir solo para cubrir, con su inerte cuerpo, con su frio corazón, a las personas que más ama.
En ese instante recordó una de las tantas historias que su abuelo le conto. Una historia fascinante de caballeros que defendían con su vida a sus distintos dioses. Dioses que representaban la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. Según su abuelo, estos guerreros eran tan poderosos que sus más simples movimientos sobrepasaban la velocidad del sonido. Tan solo su lealtad podía compararse con su poder. El corazón de unos era puro y sincero, el de otros estaba lleno de tinieblas y rencor. Pero el abuelo le había dicho que uno no decidía a cual de ambos pertenecer, sino que era el destino quien te asignaba un ropaje. Era el destino, y tu propio corazón, los que decidían si vestirías ropas de luz o trapos de oscuridad. Jagter había decidido que su destino debía brindarle un ropaje blanco, que vestiría con honor para el servicio de sus dioses de luz. Estaba claro que no conocía la magnitud de su decisión, como tampoco sabía qué era lo que el destino le aguardaba a él, a su furia de león.
* PARTE 3
Fue en ese momento cuando una inmensa y deslumbrante luz apareció. Jagter se sobresaltó y en un segundo se puso en posición de guardia, cogiendo rápidamente el arma con la que vengó a su familia, sin dudar en usarla nuevamente de ser necesario. Pero lo que vio lo dejo estupefacto. Cuando fijo sus ojos en esa luz, su cuerpo entero se paralizo.
Luz: -¿Quién eres tú? ¿¡Sabes que el suelo que pisas es sagrado!?
El joven no sabía qué hacer. Jamás se hubiera imaginado que aquel suelo, al amparo del un árbol viejo y desgastado por el paso de los siglos, sería algo sagrado.
Jagter: -¿Sagrado? ¿Aquí, en medio de la nada, un suelo sagrado?
No sabría explicar cómo es que Jagter logro contestarle a esa figura brillante como el mismo sol.
Luz: -Estas tierras pertenecen a la familia Lig, linaje de guerreros, temidos desde la era mitológica. ¡Si no quieres que su furia recaiga sobre tus hombros vete corriendo de aquí!
Ahora que sus ojos se habían acostumbrado al brillo cegador, Jagter podía ver a aquella figura con mayor claridad. Y lo que vio realmente le sorprendió. ¿Era un ángel? ¿Era acaso una ilusión? No lo sabe. La figura estaba vestida de una forma muy extraña y particular. Mejor dicho, ese hombre que estaba frente a él, era algo que no cuadraba con todo lo que el muchacho había visto en su vida. Vestía un aparente uniforme de guerrero, una armadura como de los soldados de hace 2000 años.
Jagter: -¿Quién eres tú? ¿Qué es lo que llevas puesto?
Hombre: -¡He dicho que te largaras!
Esas palabras fueron tan fuertes, fueron expulsadas con tal poder, que Jagter sintió una energía invisible que lo expulso con enorme fuerza hacia atrás, impactándolo contra el árbol que tenía tras de sí.
Jagter: -¿¡Crees que con eso me asustaras, grandísimo idiota!?
Las palabras salieron como un rugido, acompañadas por un temor a lo desconocido que Jagter, obviamente, nunca reconocería. En cambio, apunto a su contrincante con el arma de su padre y disparo. Una, dos, tres, hasta cinco explosiones se dejaron escuchar a kilómetros de distancia. Sonidos que se perdieron en la oscuridad de la noche, como cada una de las balas que salieron del cañón de la pistola. Cada una de las balas impacto a ese hombre, todas rebotando en su refulgente armadura dorada.
Hombre: -Jajaja, insolente. ¿Acaso crees que las armas de este siglo pueden siquiera tocarme? Yo no soy un hombre común, no soy alguien que le teme a una simple pistola ni a un chiquillo mocoso como tú. Me irritas. Tu desobediencia no hace más que acrecentar mi furia. Si continúas profanando este lugar no tendré más remedio que quitarte la vida en honor a mis antepasados.
Jagter estaba desconcertado. Completamente desconcertado. Esos disparos fueron hechos a quemarropa, era imposible que pudiera fallar. Pero lo que es aún peor, esa armadura ni siquiera tenía un arañazo. Las balas simplemente se habían fundido al tocarla. Era increíble. Increíble y desesperante a la vez.
Hombre: -¿¡¡Acaso no escuchas lo que te digo!!?
Acompañando esa frase, salió expulsada una llamarada del cuerpo de aquel furioso hombre, impactando de lleno a Jagter, completamente impotente ante tal demostración de poder. Obviamente, su cuerpo voló por los aires, chocando nuevamente con el indiferente árbol, destrozándole la espalda y el cuerpo entero.
Jagter: -¿Quién carajos es este hombre? Ni siquiera se movió! ¿De dónde saca semejante poder?
Hombre: -Jum! ¿Ya te moriste? Jaja, yo creí que durarías un poquito más.
Jagter: - No! No puedo morir aquí. Tengo una promesa que cumplir. Tengo, tengo que llegar a ese lugar!
Fue entonces, en medio de esa temerosa situación, cuando ocurrió algo impensado. Un moribundo Jagter, derrotado y esparcido por el suelo como un perro, tomo una decisión. Él, en ese instante, juro que nunca nadie lo derrotaría. Juro que nunca jamás nadie, por más poderoso que sea, le impediría cumplir su objetivo, su promesa. Fue entonces cuando entrego su vida, su alma y su lealtad a las fuerzas del universo, a cambio del poder para cumplir con su misión. Y fue entonces cuando en él surgió la fuerza del cazador, el ímpetu del león, un poder que no se extinguiría ante ninguna dificultad.
Jagter le rugio al hombre, el cual ya estaba dejando el lugar pensándose victorioso.
Jagter: -Espera! Yo no sé quién eres, ni quiénes son los del linaje Lig, ni se nada acerca de guerreros de la era mitológica. Solo se una cosa. –Jagter se estaba levantando con gran dificultad.- Y es que no puedo morir. No puedo ser derrotado por nadie. Solo sé que tengo una misión que completar. Una promesa inconclusa que cumplir, y no voy a permitir que tu ni nadie más se interponga en mi camino!!
Jagter estaba completamente fuera de sí. Estaba poseído. Se había levantado de su podredumbre como un nuevo hombre. Como un demonio. Sus ojos ya no eran los de un adolescente que había perdido a su familia, eran los de un león rugiente que solo pensaba en cazar. Un ser inanimado, mecánico, que solo deseaba sangre. Un animal que quería a toda costa clavar sus colmillos en el cuerpo de su nuevo y desconcertado enemigo.
Hombre: -¿Cómo puede ser que se levante después de eso? Fue un golpe directo! -Muy bien, si quieres pelea eso obtendrás!
El hombre no había terminado de pronunciar esas palabras cuando Jagter, presa de un poder que ni siquiera se creía capaz de soportar, se colocó a una velocidad increíble frente a su enemigo, asestándole, en el mismo segundo, un golpe por encima de la armadura, a la altura del plexo. Fue tal la magnitud que acompaño a ese puño, que el hombre, aquella figura que parecía imposible de tocar, aquella figura inalcanzable, salió volando por los aires.
Jagter estaba irreconocible. El aire a su alrededor se había quemado, víctima de un aura de color fuego que desprendía el poseído. El cuerpo de él brillaba, igual que el del guerrero que, hace apenas unos segundos, lo veía como un común y debilucho humano más. Era obvio que se había equivocado grandemente.
Hombre: -¿Qué es esto? ¿Quién eres tú? No puede ser! ¿Acaso será que … ? No! Eso es imposible! Imposible!
Aquel hombre no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Ese ser, ese joven, había logrado algo inaudito. Había despertado en él un poder que solo unos pocos elegidos podían portar. Y sin siquiera entrenamiento. Sin siquiera saber de qué se trataba. Había despertado el poder de los dioses solo con su fuerza de voluntad. Solo con la fuerza de su corazón.
Y aquello era temible.
El hombre, ya liberado de su sorpresa inicial, se puso en posición de guardia. No se iba a dejar derrotar por aquel mocoso. Ya era suficiente que le había asestado un primer golpe. Estaba seguro de que no lo dejaría vivo para contarlo. Estaba a punto de destrozarlo cuando en su mente surgió una idea. Entre ese mar de furia que dominaba al guerrero salió a flote un pensamiento. Ese chico era sin dudas poderoso. Su potencial, sin ninguna duda, era admirable. Tal vez, con un poco de entrenamiento, podría sacar lo mejor de aquel mocoso insolente que había osado tocarlo. Con un poco de control, con disciplina, con cadenas que aten su desesperado poder, aquel joven podría llegar al nivel de los dioses. Era una posibilidad. Una muy remota posibilidad.
Pero antes de todo eso, había que controlar esa furia que poseía al pronto aprendiz. Y en cuanto quiso mirarlo, este había desaparecido. En su lugar se veía cómo un león rugiente, con su majestuosa melena, con su piel refulgente como el bronce bruñido, se acercaba sin temor alguno hacia él. El guardián de esas tierras se quedó paralizado. El león era el símbolo de su linaje. Eran el símbolo de la familia Lig. Los leones eran los seres que acompañaban su estandarte, que guardaban su tierra, que protegían el alma de sus difuntos. Y la familia Lig había hecho un pacto con los dioses de luz en eras desconocidas. Un pacto que imponía esa sangre, ese linaje, al servicio de la verdad, de la armonía, de la paz. Un pacto que, bajo la regencia de las estrellas, hacía de los hijos de Lig guerreros temidos y poderosos. ¿Qué significaba ese león? ¿Acaso aquel muchacho era también descendiente de esos temibles guerreros? ¿Era posible que aquel joven también tuviera predestinado portar un ropaje de guerrero, un ropaje equivalente a su furia de león?
Edad: 16 años.
Sexo: Masculino.
Nacionalidad: Italiano.
Signo: Aries.
Aspecto: Jagter es un joven de 1.70, de cabello marrón y peinado extravagante, tez clara y complexión delgada. Sus ojos, grandes y desafiantes, poseen un color marrón oscuro dispuesto a helar el alma de sus contrincantes con tan solo posar su mirada en ellos. Su porte es un tanto orgulloso y altivo, aunque sin creerse demasiado.
- Aspecto:
Perfil Psicológico: Este muchacho, originario del sur de Italia, poseía un carácter alegre y vivo hasta que los giros de su vida lo transformaron en un muchacho vengativo y apartado del mundo. Es buen compañero y suele pegarse con facilidad a la gente que lo rodea, aunque no lo demuestre. Es valiente y no le tiene miedo a nada de lo que le pueda pasar, a tal punto que no le importaría cruzar los mismísimos infiernos con tal de salvar el alma de un ser querido. Le da mucha importancia a los lazos familiares y a las amistades.
Historia:
Off: ( Hablo - Habla otro - Pienso - Piensa otro - Narro )
* PARTE 1
Jagter. Un joven de 16 años que, hasta apenas unos meses, vivía con su familia en una ciudad de Italia. Hace 3 meses su familia murió, víctimas de un asalto a un banco, en el cuál el malviviente disparó a la madre por razones desconocidas y al padre “porque se resistió a obedecer las órdenes”. A la niña (de 14 años) la mato un tiro en el abdomen recibido mientras forcejeaba con el asesino, presa de una completa desesperación. Gracias a este forcejeo inicial, la gente del banco logro desarmar al hombre, pero el precio había sido muy alto. Un saldo de 3 almas, una familia entera destrozada, rasgada en su parte más vital. El asaltante fue puesto bajo custodia de la fuerza policial, aludiendo que “no había sido su intención matar a esas personas” y que “lo sentía mucho y le solicitaba perdón a la familia”. Palabras de un maniático. Palabras que, como era de esperar, no le bastaron a nuestro joven. Jagter, lleno de ira y odio, irrumpió en el juicio del homicida y lo mato con una pistola, propiedad de su difunto padre. La noticia corrió rápidamente, apareciendo en las primeras planas de todos los periódicos de Italia e incluso, en algunos del extranjero. Poco después se descubrió que, a igual velocidad que la noticia se dio a conocer, Jagter desapareció. Hasta el día de hoy nadie lo busca, ¿quien habría de hacerlo? No tenía familia. No tenía gente importante que dejar atrás. Pero él tenía una misión, una promesa que cumplir. Hace ya mucho tiempo, cuando era un pequeño, Jagter le había prometido a su padre que, en calidad de hijo mayor, descubriría y viajaría al lugar del cual provienen sus ancestros, llevando consigo a toda la familia. La mitad de esa promesa nunca podría ser cumplida. Pero la otra mitad sí. Él aun podía buscar por sus propios medios aquel soñado lugar y honrar parte de su promesa. En memoria de su familia. En memoria de su padre, su hermana y su madre, él aun tenía luchar. Él aun debía continuar su camino y cumplir con su promesa.
* PARTE 2
-Unas semanas después.-
Jagter sueña. Dormido bajo el abrigo del oscuro manto de la noche, Jagter recuerda en sueños el día en que le dijo a su padre la promesa. Esa promesa que le impulsaba a seguir viviendo, seguir luchando, aun contra el mayor obstáculo que se le pueda presentar. En sus sueños, él ve, oye y siente lo mismo que aquel día, hace ya tantos años.
Jagter: -Padre ¿de dónde vienen las estrellas?
Padre: -Las estrellas, hijo, vienen de una gran explosión que ocurrió hace mucho tiempo. Una explosión que nutrió de vida el universo, tan poderosa que, en un segundo, era más grande que el sol.
-¿De una explosión? ¿Y qué podría provocar una explosión tan grande?
-Las fuerzas de la naturaleza pueden, y lo hacen. Tu, yo, nuestra familia, todo lo que existe es producto de esa explosión.
El muchacho no podía comprender como, de una explosión semejante, podía surgir el universo entero.
Jagter: -Padre, si nosotros vivimos por esa explosión, ¿qué sucede cuando morimos?
Padre: -Lo que surge de esa explosión, al terminar su ciclo de vida, se une a sus progenitores. Cuando morimos nos fundimos con nuestros seres queridos ya muertos. Somos transportados a la tierra de nuestros ancestros y convivimos con ellos.
-¿Eso quiere decir que mi abuelito ahora está allí, con sus antepasados?
-Si, allí debe estar el abuelito.
Jagter reflexiona. Él extraña a su abuelito. Ese hombre, lleno de días, si que sabía de la vida. Las
charlas que tenía con él eran realmente fascinantes. Le contaba leyendas de criaturas míticas, de dioses y guerreros. De animales que tomaban forma humana para defender a sus seres queridos. Cosas que, a un adulto, le parecerían ridículas, eran para él una fuente inagotable de éxtasis y curiosidad.
-Padre, te prometo que encontrare el lugar donde están reunidos nuestros antepasados. Yo encontrare ese lugar y los llevare a todos. A toda la familia. Hablaremos con ellos y les diremos cuanto los extrañamos.
-¿Ah sí?
-Si! Iremos todos juntos, lo prometo.
Lo prometo. En ese momento fueron las palabras de un niño soñador. Un niño que ni siquiera se imaginaba el mundo que le esperaba al crecer. Un niño que no sabía que solo podría cumplir parte de esa promesa. Una muy efímera parte.
Un fuego recorre sus venas. Una furia mezclada con impotencia y dolor. Jagter abre los ojos y contempla las estrellas con envidia. Las admira, pues ellas, sin importar nada, sin siquiera molestarse por la gran oscuridad que amenaza con devorarlas a cada instante, solo se concentran en brillar. Y nada más importa. Incluso están dispuestas a explotar y llevarse todo a su alrededor consigo solo para regalarle a sus videntes un espectáculo increíble, un último brillo. A eso deseaba llegar Jagter, a estar dispuesto a morir solo para cubrir, con su inerte cuerpo, con su frio corazón, a las personas que más ama.
En ese instante recordó una de las tantas historias que su abuelo le conto. Una historia fascinante de caballeros que defendían con su vida a sus distintos dioses. Dioses que representaban la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. Según su abuelo, estos guerreros eran tan poderosos que sus más simples movimientos sobrepasaban la velocidad del sonido. Tan solo su lealtad podía compararse con su poder. El corazón de unos era puro y sincero, el de otros estaba lleno de tinieblas y rencor. Pero el abuelo le había dicho que uno no decidía a cual de ambos pertenecer, sino que era el destino quien te asignaba un ropaje. Era el destino, y tu propio corazón, los que decidían si vestirías ropas de luz o trapos de oscuridad. Jagter había decidido que su destino debía brindarle un ropaje blanco, que vestiría con honor para el servicio de sus dioses de luz. Estaba claro que no conocía la magnitud de su decisión, como tampoco sabía qué era lo que el destino le aguardaba a él, a su furia de león.
* PARTE 3
Fue en ese momento cuando una inmensa y deslumbrante luz apareció. Jagter se sobresaltó y en un segundo se puso en posición de guardia, cogiendo rápidamente el arma con la que vengó a su familia, sin dudar en usarla nuevamente de ser necesario. Pero lo que vio lo dejo estupefacto. Cuando fijo sus ojos en esa luz, su cuerpo entero se paralizo.
Luz: -¿Quién eres tú? ¿¡Sabes que el suelo que pisas es sagrado!?
El joven no sabía qué hacer. Jamás se hubiera imaginado que aquel suelo, al amparo del un árbol viejo y desgastado por el paso de los siglos, sería algo sagrado.
Jagter: -¿Sagrado? ¿Aquí, en medio de la nada, un suelo sagrado?
No sabría explicar cómo es que Jagter logro contestarle a esa figura brillante como el mismo sol.
Luz: -Estas tierras pertenecen a la familia Lig, linaje de guerreros, temidos desde la era mitológica. ¡Si no quieres que su furia recaiga sobre tus hombros vete corriendo de aquí!
Ahora que sus ojos se habían acostumbrado al brillo cegador, Jagter podía ver a aquella figura con mayor claridad. Y lo que vio realmente le sorprendió. ¿Era un ángel? ¿Era acaso una ilusión? No lo sabe. La figura estaba vestida de una forma muy extraña y particular. Mejor dicho, ese hombre que estaba frente a él, era algo que no cuadraba con todo lo que el muchacho había visto en su vida. Vestía un aparente uniforme de guerrero, una armadura como de los soldados de hace 2000 años.
Jagter: -¿Quién eres tú? ¿Qué es lo que llevas puesto?
Hombre: -¡He dicho que te largaras!
Esas palabras fueron tan fuertes, fueron expulsadas con tal poder, que Jagter sintió una energía invisible que lo expulso con enorme fuerza hacia atrás, impactándolo contra el árbol que tenía tras de sí.
Jagter: -¿¡Crees que con eso me asustaras, grandísimo idiota!?
Las palabras salieron como un rugido, acompañadas por un temor a lo desconocido que Jagter, obviamente, nunca reconocería. En cambio, apunto a su contrincante con el arma de su padre y disparo. Una, dos, tres, hasta cinco explosiones se dejaron escuchar a kilómetros de distancia. Sonidos que se perdieron en la oscuridad de la noche, como cada una de las balas que salieron del cañón de la pistola. Cada una de las balas impacto a ese hombre, todas rebotando en su refulgente armadura dorada.
Hombre: -Jajaja, insolente. ¿Acaso crees que las armas de este siglo pueden siquiera tocarme? Yo no soy un hombre común, no soy alguien que le teme a una simple pistola ni a un chiquillo mocoso como tú. Me irritas. Tu desobediencia no hace más que acrecentar mi furia. Si continúas profanando este lugar no tendré más remedio que quitarte la vida en honor a mis antepasados.
Jagter estaba desconcertado. Completamente desconcertado. Esos disparos fueron hechos a quemarropa, era imposible que pudiera fallar. Pero lo que es aún peor, esa armadura ni siquiera tenía un arañazo. Las balas simplemente se habían fundido al tocarla. Era increíble. Increíble y desesperante a la vez.
Hombre: -¿¡¡Acaso no escuchas lo que te digo!!?
Acompañando esa frase, salió expulsada una llamarada del cuerpo de aquel furioso hombre, impactando de lleno a Jagter, completamente impotente ante tal demostración de poder. Obviamente, su cuerpo voló por los aires, chocando nuevamente con el indiferente árbol, destrozándole la espalda y el cuerpo entero.
Jagter: -¿Quién carajos es este hombre? Ni siquiera se movió! ¿De dónde saca semejante poder?
Hombre: -Jum! ¿Ya te moriste? Jaja, yo creí que durarías un poquito más.
Jagter: - No! No puedo morir aquí. Tengo una promesa que cumplir. Tengo, tengo que llegar a ese lugar!
Fue entonces, en medio de esa temerosa situación, cuando ocurrió algo impensado. Un moribundo Jagter, derrotado y esparcido por el suelo como un perro, tomo una decisión. Él, en ese instante, juro que nunca nadie lo derrotaría. Juro que nunca jamás nadie, por más poderoso que sea, le impediría cumplir su objetivo, su promesa. Fue entonces cuando entrego su vida, su alma y su lealtad a las fuerzas del universo, a cambio del poder para cumplir con su misión. Y fue entonces cuando en él surgió la fuerza del cazador, el ímpetu del león, un poder que no se extinguiría ante ninguna dificultad.
Jagter le rugio al hombre, el cual ya estaba dejando el lugar pensándose victorioso.
Jagter: -Espera! Yo no sé quién eres, ni quiénes son los del linaje Lig, ni se nada acerca de guerreros de la era mitológica. Solo se una cosa. –Jagter se estaba levantando con gran dificultad.- Y es que no puedo morir. No puedo ser derrotado por nadie. Solo sé que tengo una misión que completar. Una promesa inconclusa que cumplir, y no voy a permitir que tu ni nadie más se interponga en mi camino!!
Jagter estaba completamente fuera de sí. Estaba poseído. Se había levantado de su podredumbre como un nuevo hombre. Como un demonio. Sus ojos ya no eran los de un adolescente que había perdido a su familia, eran los de un león rugiente que solo pensaba en cazar. Un ser inanimado, mecánico, que solo deseaba sangre. Un animal que quería a toda costa clavar sus colmillos en el cuerpo de su nuevo y desconcertado enemigo.
Hombre: -¿Cómo puede ser que se levante después de eso? Fue un golpe directo! -Muy bien, si quieres pelea eso obtendrás!
El hombre no había terminado de pronunciar esas palabras cuando Jagter, presa de un poder que ni siquiera se creía capaz de soportar, se colocó a una velocidad increíble frente a su enemigo, asestándole, en el mismo segundo, un golpe por encima de la armadura, a la altura del plexo. Fue tal la magnitud que acompaño a ese puño, que el hombre, aquella figura que parecía imposible de tocar, aquella figura inalcanzable, salió volando por los aires.
Jagter estaba irreconocible. El aire a su alrededor se había quemado, víctima de un aura de color fuego que desprendía el poseído. El cuerpo de él brillaba, igual que el del guerrero que, hace apenas unos segundos, lo veía como un común y debilucho humano más. Era obvio que se había equivocado grandemente.
Hombre: -¿Qué es esto? ¿Quién eres tú? No puede ser! ¿Acaso será que … ? No! Eso es imposible! Imposible!
Aquel hombre no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Ese ser, ese joven, había logrado algo inaudito. Había despertado en él un poder que solo unos pocos elegidos podían portar. Y sin siquiera entrenamiento. Sin siquiera saber de qué se trataba. Había despertado el poder de los dioses solo con su fuerza de voluntad. Solo con la fuerza de su corazón.
Y aquello era temible.
El hombre, ya liberado de su sorpresa inicial, se puso en posición de guardia. No se iba a dejar derrotar por aquel mocoso. Ya era suficiente que le había asestado un primer golpe. Estaba seguro de que no lo dejaría vivo para contarlo. Estaba a punto de destrozarlo cuando en su mente surgió una idea. Entre ese mar de furia que dominaba al guerrero salió a flote un pensamiento. Ese chico era sin dudas poderoso. Su potencial, sin ninguna duda, era admirable. Tal vez, con un poco de entrenamiento, podría sacar lo mejor de aquel mocoso insolente que había osado tocarlo. Con un poco de control, con disciplina, con cadenas que aten su desesperado poder, aquel joven podría llegar al nivel de los dioses. Era una posibilidad. Una muy remota posibilidad.
Pero antes de todo eso, había que controlar esa furia que poseía al pronto aprendiz. Y en cuanto quiso mirarlo, este había desaparecido. En su lugar se veía cómo un león rugiente, con su majestuosa melena, con su piel refulgente como el bronce bruñido, se acercaba sin temor alguno hacia él. El guardián de esas tierras se quedó paralizado. El león era el símbolo de su linaje. Eran el símbolo de la familia Lig. Los leones eran los seres que acompañaban su estandarte, que guardaban su tierra, que protegían el alma de sus difuntos. Y la familia Lig había hecho un pacto con los dioses de luz en eras desconocidas. Un pacto que imponía esa sangre, ese linaje, al servicio de la verdad, de la armonía, de la paz. Un pacto que, bajo la regencia de las estrellas, hacía de los hijos de Lig guerreros temidos y poderosos. ¿Qué significaba ese león? ¿Acaso aquel muchacho era también descendiente de esos temibles guerreros? ¿Era posible que aquel joven también tuviera predestinado portar un ropaje de guerrero, un ropaje equivalente a su furia de león?
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Re: Peticion de Leon Menor
por TuRco-SaMa Miér Jul 17 2013, 12:12
Off: Tardó bastante pero al fin tenemos el rol jajaja. El rol está aceptado,pero es una historia que luego deberás continuar (vas a tener que hacer hincapié en el motivo de conexión, por lo que te recomiendo que vayas pensando algo interesante).
Ahora lo que tenés que hacer es sacar 2 de 3 dados del éxito para que tu pedido sea concreto.
CÓMO TIRAR LOS DADOS DEL ÉXITO:
1- Al final de esta página dice "AÑADIR RESPUESTA" hacé clic ahí.
2- En el espacio que tenés para escribir poné cosas como "tiro dados", o "dados para la armadura de...", etc.
3- Justo abajo del espacio en blanco dice "LANZADA DE DADOS" allí seleccioná "DADOS DEL ÉXITO" y donde dice "NÚMERO DE LANZADAS" escribí 3 y luego hacé clic en enviar.
4- Cuando se actualice la página verás el resultado de los dados.
Tenés 4 oportunidades para que salgan los dados. En caso de que no hayan salido, deberás armar un nuevo rol explicando algún problema que tuviste (obviamente con tu personaje). Luego lanzar nuevamente las 4 chances, y así sucesivamente hasta que te salgan.
Después de la lanzada de dados te diré lo que tienes que hacer...
Ahora lo que tenés que hacer es sacar 2 de 3 dados del éxito para que tu pedido sea concreto.
CÓMO TIRAR LOS DADOS DEL ÉXITO:
1- Al final de esta página dice "AÑADIR RESPUESTA" hacé clic ahí.
2- En el espacio que tenés para escribir poné cosas como "tiro dados", o "dados para la armadura de...", etc.
3- Justo abajo del espacio en blanco dice "LANZADA DE DADOS" allí seleccioná "DADOS DEL ÉXITO" y donde dice "NÚMERO DE LANZADAS" escribí 3 y luego hacé clic en enviar.
4- Cuando se actualice la página verás el resultado de los dados.
Tenés 4 oportunidades para que salgan los dados. En caso de que no hayan salido, deberás armar un nuevo rol explicando algún problema que tuviste (obviamente con tu personaje). Luego lanzar nuevamente las 4 chances, y así sucesivamente hasta que te salgan.
Después de la lanzada de dados te diré lo que tienes que hacer...
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Re: Peticion de Leon Menor
por Jagter Miér Jul 17 2013, 14:41
Off: Bueno che, una semanita tarde no es mucho xD jajaja. Igual espero que para el reto tarde un par de días menos e.e 
jeje. Bien, tiro los dados!
Dame tu fuerza, DADO (?
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Re: Peticion de Leon Menor
por Shikamaru Miér Jul 17 2013, 14:41
El miembro 'Jagter' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Shikamaru- Administrador
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Re: Peticion de Leon Menor
por TuRco-SaMa Miér Jul 17 2013, 14:47
Off: Perfecto. Ahora lo que tienes que hacer es dirigirte al subforo de "RETOS SANTUARIO" y crear un nuevo tema para solicitar tu reto.
Recordá que son las armaduras las que escojen a sus portadores, por lo que ella te va a imponer un reto.
Algo para marcarte es que, en ese nuevo posteo, no puedes confirmarte la portación de la armadura y tampoco ningún otro personaje puede hacerlo. Es la misma armadura la que te pondrá a prueba, pero eso lo rolearemos nosotros.
En ese post, deberás explicar cómo te enteras del santuario, pero no has podido averiguar nada del mismo en tu búsqueda, solo que entrena a guerreros sin igual. En tu búsqueda has encontrado en uno de esos lugares una locación, que al parecer es un campamento de entrenamiento. Deberás explicar tu viaje y llegada hacia el mismo. Al llegar te encuentras con un lugar devastado.
Haz caso a lo que te he puesto porque allí no te puedes equivocar, sino se te dará por anulada la petición y deberás volver a rearmar todo el rol desde el principio. Así que presta atención a lo que te he puesto.
¡Suerte!
Recordá que son las armaduras las que escojen a sus portadores, por lo que ella te va a imponer un reto.
Algo para marcarte es que, en ese nuevo posteo, no puedes confirmarte la portación de la armadura y tampoco ningún otro personaje puede hacerlo. Es la misma armadura la que te pondrá a prueba, pero eso lo rolearemos nosotros.
En ese post, deberás explicar cómo te enteras del santuario, pero no has podido averiguar nada del mismo en tu búsqueda, solo que entrena a guerreros sin igual. En tu búsqueda has encontrado en uno de esos lugares una locación, que al parecer es un campamento de entrenamiento. Deberás explicar tu viaje y llegada hacia el mismo. Al llegar te encuentras con un lugar devastado.
Haz caso a lo que te he puesto porque allí no te puedes equivocar, sino se te dará por anulada la petición y deberás volver a rearmar todo el rol desde el principio. Así que presta atención a lo que te he puesto.
¡Suerte!
TuRco-SaMa- Administrador
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