Petición de Armadura de León Menor

Nombre: Aramos
Armadura: León Menor
Edad: 17
Sexo: Masculino
Altura: 1.80
Nacionalidad: Canadiense
Signo: Leo. Cumpleaños el 9 de Agosto
Aspecto: Rígido, silencioso, de aspecto noble y parco, Aramos tiene profundos ojos azules que esconden el fuego que arde en su interior y lleva el cabello color rojizo largo, atado como cola de caballo. Sus colores preferidos son el negro y el azul, y trata de vestir prendas con dichos esquemas tanto como puede. Aunque es alto y de importante complexidad, nunca pasa como amenazante, sino que en más de una ocasión es la voz de la razón.
Perfil Psicológico: Aramos es un sujeto más bien nivelado, que utiliza sus dotes orales tanto como puede, pero que no duda en defender a sus amigos y luchar por aquello en lo que cree. Una primera impresión podría llevar a pensar que es un paria, pues se maneja en soledad, e incluso cuando está rodeado de otros, suele preferir el silencio y la contemplación, pero todo esto se debe a que Aramos es una persona cerrada. Sin embargo, es muy distinto con aquellas personas a los que se ha abierto, a quienes estaría dispuesto a seguir incluso ante las puertas del infierno. Esto suele crear “dos” Aramos, uno para los desconocidos, y otro para sus amigos. Con lo dicho, Aramos es un estratega, una persona que mide cada uno de sus golpes y que refina su mente hasta el límite de sus habilidades.

Historia: Aramos nació en un poblado perdido en las estepas del norte canadienses, bajo el augurio del León, e hijo de un profesor de literatura y una ama de casa.
Ya desde pequeño, Aramos mostró dotes singulares, que lo alejaban y destacaban por sobre otros niños de su edad. Así, para cuando cumplió 5 años, ya sabía hablar cuatro idiomas y leía un promedio de treinta libros al año, lo que lo puso muy por delante de los niños de su clase. Ello mismo fue lo que despertó recelos y fue la razón por la que pasó la mayor parte de su infancia en solitario. Tampoco ayuda las historias que circulaban entre los habitantes del poblado, acerca de las proezas realizadas por su padre cuando era joven. Proezas sobre las que su padre prefería mantenerse en silencio.
Tal vez fue el poder de su miedo, o el destino, jamás podrá saberse con certeza, pero fue aquel mismo tratamiento distante y violento que sufría a manos de otros niños lo que lo llevó a hacer algo al respecto.
Así, pronto se encontró entrenando una antigua disciplina marcial en la que su padre había sido campeón en su juventud. Aquello lo llenó de esperanzas, de sueños imposibles, pero también de un poder que nunca antes se había imaginado que poseía. De un poder que pocos entendían, pero que todos temían.
Gracias al aliento de su madre y la marcialidad y disciplina de su padre, Aramos forjó su cuerpo en un templo de rectitud, siempre bajo las sabías palabras que su padre recordaba cada vez que le era posible: "Domina tu León Interno". Ya entonces, su padre había demostrado saber que Aramos estaba destinado para grandes cosas. Y tal vez con el tiempo, le introduciría en los misterios que se susurraban en el pueblo, e incluso, Aramos podría reclamar su "herencia", como su padre le llamaba.
Pero tiempo, es algo que Aramos no tuvo.
Fue un accidente. O al menos, así lo cree Aramos. Aquella noche había salido a por un refresco, cuando su camino se cruzó con la de los pandilleros de siempre. Hacía meses que no los veía, y de momento estaba aliviado. Pero ellos lo recordaban, tal vez demasiado bien.
Siete sujetos que lo superaban en altura y fuerza, armados con cadenas, y listos para divertirse a expensas del joven, haciéndole pasar por un mal momento, como era su costumbre.
Aramos los derrotó completamente.
Pero demasiado tarde comprendió hasta donde llegaba su verdadero poder. Las energías que había liberado durante el breve encuentro habían causado una gran destrucción en los alrededores, y él mismo había tenido problemas para controlarse al momento de atacar a los asaltantes. Y aunque él no había recibido un solo golpe, los siete contrincantes se encontraban muy malheridos, con huesos rotos y contusiones graves.
Y para peor, el enfrentamiento había sido observado por centenares de personas!
Sabiendo que su familia pagaría caro aquel acto, y que él ya nunca más podría tener una vida normal, Aramos tomó algunos alimentos del almacén familiar y abandonó su ciudad natal en una fría noche de invierno, sin lugar a donde ir.
Recordaba demasiado bien el enfrentamiento, el calor del momento, aún demasiado vivo... pero había otra cosa. Una voz... una sensación... familiar, conocida, se había filtrado en su mente. Le había guiado. Le estaba esperando. Un poder como nunca antes había sentido clamaba, como un rugido. La promesa de algo más grande de lo que nunca podría llegar a imaginarse. Su herencia. Su destino. Otros se hubieran congelado de terror, pero Aramos no temía, pues una estrella guiaba su camino…


**La idea es que Aramos es el hijo del anterior Caballero de Leo Menor, y que la armadura es su "herencia" que le llama; aunque él no sabe absolutamente nada al respecto. Si hay que seguir modificando, no es problema, puedo hacerlo.**