Ficha: Dohko de Libra

Ficha: Dohko de Libra

 por TuRco-SaMa Jue Jun 27 2013, 22:20

Nombre: Dohko

Edad: 243 Años (aparenta 18-20)

Sexo: Masculino

Nacionalidad: China
Signo: Libra


Aspecto: Es un joven de aproximadamente 1,70 metros de altura, de pelo castaño oscuro, rebelde y que le llega a la altura de los hombros. Su tez morena y ojos marrones lo alejan del estereotipo oriental de apariencia. Sus músculos están perfectamente marcados debido al intenso entrenamiento. Como detalle adicional, tiene un gran tatuaje de la cabeza de un tigre en el centro de la espalda, con la particularidad que lo lleva consigo desde el momento de su nacimiento.










Perfil psicológico: Es de carácter pacífico y amigable. No tiene inconvenientes en relacionarse con las personas o hacer amigos. Es fiel a sus principios y creencias, es estricto y responsable cuando la situación así lo amerita. Es humilde y muy sabio debido a su avanzada edad y todas sus vivencias. Es muy creyente de la cultura china con la que fue educado desde pequeño, pero respeta tambien a Athena, así como también tiene gran vocación por la enseñanza


HISTORIA:

I-Comienzo de su existencia

Corría el siglo XVII y China estaba bajo el mando de un abusivo emperador. Este personaje había sembrado el terror en la población en pos de mantener su trono ante las amenazas de las revueltas que se estaban dando en toda Europa. Con el temor de perder su poder, instauró un régimen duro de impuestos y cargas sociales, empobreciendo aún más a los humildes campesinos. Varias personas habían decidido huir del país o simplemente ocultarse en la naturaleza, para poder vivir en paz sin tener que rendirle tributos al emperador que arrasaba con todas sus cosechas y complicaba su subsistencia.






Este fue el caso de monje Xiao Wei, que se refugió en las cataratas de Rozan para escapar del régimen del emperador. Cuando se dirigía hacia la mítica cascada, en la entrada a uno de los bosques aledaños, encontró un pequeño niño abandonado a su suerte. Quizás sus padres estaban siendo perseguidos por la patrulla del emperador y dejaron al niño entre los arbustos para salvarlo. Xiao Wei lo tomó y lo adoptó como su propio hijo, continuando su camino hacia el valle de Rozan. Una vez instalados allí, el monje decidió nombrar al niño Dhoko, que significa "cachorro de tigre" debido al extraño tatuaje que el bebé poseía en su espalda. El niño y el monje vivieron juntos desde entonces, en una precaria choza que con mucha habilidad Xiao supo construir, siendo la pesca, la caza y la recolección sus medios de subsistencia.

II- Entrenamiento y Séptimo Sentido

Conforme fueron pasando los años, Dohko fue creciendo en una filosofía  pacifista y simple de la cultura de los monjes chinos. Xiao lo ilustró en las artes marciales, en la lectura, en el estudio de diferentes ciencias, en la armonía con la naturaleza y el dominio de sus energías. Debido al entrenamiento físico, siempre tuvo un cuerpo privilegiado y mucha fuerza, la cual demostraba a menudo en combates con su protector. Durante su adolescencia y su niñez había desarrollado una personalidad compleja: dínamico, apasionado, sincero, generoso siempre buscando aventuras o algún reto que ponga a prueba sus habilidades; así como también muy carismático, noble y ambicioso, con una sana afición por la naturaleza que lo rodeaba. Estas características no permitían ubicar al joven en una personalidad exacta de los signos del zodíaco, pues presentaba características típicas del Tigre y del Dragón, unificados en una sola persona. Es por eso, que a menudo Xiao le decía a Dhoko que era un guerrero en perfecto equilibrio, palabras sabias que Dohko todavía no podía interpretar a la perfección.

Su maestro le enseñó sobre el cosmos. Aquella energía que emanaba de todo ser vivo, pero que sólo los humanos podían controlar a su antojo con la debida preparación. Dohko llegó a superara a Xiao en el manejo del cosmos, llegando a la capacidad de poder exteriorizarlo en forma de un aura dorada. Una vez que el joven había perfeccionado un par de técnicas, Xiao se atrevió a hablarle sobre historias que venían del otro extremo del continente. Historias sobre guerreros que protegían la paz del planeta, que eran tan fuertes de desgarrar el cielo con sus puños y la tierra con sus pies, los llamados caballeros de Athena. Cada caballero tenía una constelación guardiana que regía su destino y una armadura que representaba tal constelación.



El joven Dohko quedó maravillado con aquella explicación y vio eso como un verdadero reto. Quería convertirse en caballero para explotar todo el poder de su interior en pos de defender al planeta de personas como el emperador, que había obligado a su maestro a abandonar toda su vida para recluirse en el valle. El valle hermoso, lugar virginal que pocas veces había sido pisado por el hombre, donde la naturaleza se mostraba en su máximo esplendor, aquel valle con el que sentía esa conexión tan profunda.

Dohko ya tenía todo preparado para emprender su viaje a Grecia, buscando su independencia y a la espera de nuevas aventuras, le dolía dejar a su maestro a quien consideraba un padre, pero éste apoyaba la decisión de su pupilo sin vacilar. Antes de su partida, Xiao Wei cayó enfermo, retrasando los planes de Dohko quien se encargó de darle los cuidados necesarios mientras el sabio monje deliraba producto de la fiebre. Durante aquellos días, sus balbuceos sólo se referían a un alto rango, a Athena, al Séptimo Sentido, a una balanza; todos estos elementos que nombraba constantemente, Dohko los veía como los simples delirios producto de la situación de su maestro.

Una tarde, emprendió una excursión a las montañas de rozan, en busca de una misteriosa flor medicinal que Xiao le había encargado en un momento de lucidez. Luego de unas horas buscando en la montaña, Dohko la consiguió, y se dirigió de inmediato a la cabaña, preocupado por haber dejado solo a su maestro durante tantas horas. Al llegar, pudo ver una caballería que rodeaba la cabaña y un gran revuelo.



Aquellos intrusos eran nada más ni nada menos que una patrulla del Emperador. Estas formaciones de soldados mercenarios tenían como misión recorrer las zonas más hostiles del país, en busca de rebeldes y traidores a la causa de su majestad. Habían llegado a Rozan luego de una larga travesía, y en medio de su rastrillaje encontraron la choza donde el enfermo Xiao reposaba. Abusando de su condición, el líder de aquella patrulla ajustició al monje en su propia cama al ver que se rehusaba a volver bajo la cobija del Imperio. La espada rebanó la garganta del monje, que murió con una sonrisa, al sentir que el cosmos de su discípulo se iba acercando a la escena, el último paso de su entrenamiento estaba prácticamente dado.

Dohko hizo acto de presencia en el momento que el cuerpo de Xiao era retirado del hogar, envuelto en sábanas ensangrentadas, mientras algunos de los soldados reían y hacían chistes de mal gusto sobre la situación. Al ver tal imagen, Dohko no necesitó explicaciones, comprendía perfectamente la misión de aquellos hombres, y estaba dispuesto a cobrar venganza por la muerte de su maestro. Logró elevar su cosmos como nunca lo había hecho, a límites inconmesurables, sintiendose un ser alejado del plano de aquella realidad, en comunicación directa con el universo, con una revolución en cada gota de su sangre. A pesar de que los soldados lo superaban en número, Dohko los enfrentó. De poco le sirvieron las armaduras y las espadas, el joven ilustre en pluridad de artes de combate, los aniquiló en cuestión de segundos.



Luego de la masacre que había perpetuado, se encargó de darle una digna sepultura al cuerpo de su maestro, al igual que a los soldados, que después de todo, sólo estaban cumpliendo órdenes cuando se enfrentaron a su violenta e inesperada muerte. Luego de unas horas meditando ante su tumba, Dohko tomó uno de los caballos de la patrulla, cargó un bolso improvisado con provisiones y partió hacia Grecia, teniendo como estandarte las enseñanzas de su difunto maestro, que se mantendrían para siempre en su corazón.

III-Llegada al Santuario de Athena

Extremadamente difícil fue llegar a la región de Grecia. Le tomó aproximadamente un año poder llegar a su tierra prometida. En el camino había hecho amistades entrañables así como tambíen había mantenido multitud de peleas, producto de la conflictiva época que se cernía sobre el continente Europeo. Amenazado por los ejércitos de los monarcas, tratado de brujo por algunas inquisiciones, soportando el calor, el frio, el hambre, Dohko se mantuvo enfocado en su misión de llegar a Grecia. Allí sabía que habría de dirigirse al Santuario de Athena, donde residían los caballeros. A pesar de preguntar a muchisimas personas de Atenas, ninguno de ellos sabía de la existencia de tales personas que describía el viajero: jovenes con armaduras que luchaban con vehemencia por la justicia, con grandes energías; evidentemente, en su vida habían visto prodigios como esos.

Desilusionado por la poca información que había obtenido de los lugareños, decidió continuar con su camino hacia un gran monte. Desde la montaña podía sentir una energía sin igual, que lo motivaba a descubrir sus posibles encantos. Luego de un día y una noche enteros, llegó a la cima. Sus ojos no podían creer lo que estaba viendo, oculto entre los montes y bosques se erguía una especie de urbe oculta. Aquella construcción tenía de todo, desde campos de batalla, un coliseo, hasta una montaña con templos, coronada por la enorme estatua de una mujer. Al ver tal paisaje, su corazón dió un vuelco, despertó inmediatamente un sentido de pertenencia  hacia aquel hermoso lugar. A toda velocidad, descendió de la cima y cruzó el espeso bosque luego de unas horas, llegando a las puertas de aquella misteriosa organización.

Allí fue recibido de manera hostil por los guardias, que a pesar de sus súplicas, se negaban a permitir el paso de Dohko mas allá de los imponentes portones de madera



(Luego edito)