Re: Mision para Libra

por **TuRco-SaMa** Jue Sep 19 2013, 14:46

** Luego del bestial ataque, el cuerpo del caballero de la Tarántula voló por los aires, a regañadientes de sus últimas palabras. En su espléndido vuelo, iban cayendo como plumas los retazos de la armadura de Plata, hasta que se partió en pedazos cuando su portador pereció finalmente entre las viejas y húmedas butacas del teatro. El caballero de Libra cerró su puño con dolor, pues debía contar otra muerte de un camarada en sus propias manos, manchar sus manos con la sangre de hermanos y compañeros de armas. A pesar de que estos estaban bajo un influjo maligno y tracionando al Santuario, la situación le generaba tristeza y sentimientos encontrados. Dio una rápida mirada al cadaver de Arsenio, mientras era asediado por la gran cantidad de fantasmas del recinto, como si fuera un envase vacío para ocupar sus almas y volver a la vida. Alejó la vista de aquel desagradable espectáculo y se dispuso a continuar con su camino.

Al realizar dos pasos hacia adelante, un intenso ardor abarcó la totalidad de su pecho, sus músculos se contrajeron y se endurecieron a tal punto de parecer de plomo. El Santo de Libra cayó de un golpe seco sobre el desvencijado piso de madera, sufriendo toda clase de dolores en su cuerpo. Sus músculos entumecidos ni siquiera le permitían emitir una palabra de auxilio, aunque sea a las hambrientas almas, que al parecer no se habían percatado de la situacion del caballero de Libra, que agonizaba sobre el escenario. El veneno de la tarántula, como había mencionado Arsenio, estaba comenzando a surtir efecto, haciendo cada instante del caballero de Libra una agonía. Los sentidos comenzaban a despedirse uno por uno, siendo la vista el último en irse. Lentamente todo se volvía borroso, convirtiendose en cada vez más espesos bultos multicolores e irreconocibles. Era esta la sensación de la muerte? De luchar contra algo tan inmenso? Que no se puede resistir ni vencer? El momento donde el cosmos ya no responde a la voluntad de la mente? Era eso verdaderamente?

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Todo se silenció, un viento cálido y áspero se precipitó sobre su cara, al momento que abría los ojos y el último panorama que había visto distaba mucho del actual. Ya no se encontraba en el abandonado teatro lleno de almas en pena, sino que ahora, frente a sus ojos se erguía una ciudad, o al parecer, lo que quedaba de ella. Casi no se dio cuenta que podía volver a moverse, y se levantó de su posición mientras refregaba sus ojos para ver mejor aquella pesadilla o ilusión. Se miró a si mismo y pudo ver la armadura de Libra destrozada, con profundas grietas que denotaban que de aquellas heridas, le fue imposible salvarse. Pero aquello no le importó, ni el dolor de su carne, por lo que avanzó igual hacia la metrópolis, en busca de algún superviviente.

Sus ojos no podían creer lo que veían. El cielo, tenía un lúgubre aspecto rojizo, o al menos las partes que se dejaban entrever por los huecos que dejaban los gigantescos nubarrones. En el aire volaban gran cantidad de partículas, con un olor a químicos pesados casi insoportable. Echando una mirada hacia abajo, pudo divisar el suelo, árido y seco como si de un desierto se tratase, sin el más mínimo brote de pasto asomando en su superficie resquebrajada. No se oía el canto de las aves, ni el ruido de ningún individuo en aquella calurosa ciudad fantasma.

Cada paso era un dolor en todo su cuerpo, pero sin embargo, decidió avanzar de todas formas. Las calles vacías eran la postal del consumismo y la ambición humana que habían destruido todo. Las tiendas con sus escaparates rotos, manchas de sangre, el asfalto y las veredas destruidas era todo lo que se podía ver. De repente escuchó un gruñido, y pudo ver como de una casa enclenque salía un hombre caminando a duras penas, al ritmo de una tos muy poco saludable. La piel de aquel muchacho de aproximadamente cuarenta años tenía un color gris cadáver, con algunos horribles sarpullidos en su cara como si de una asquerosa enfermedad se tratase.

El joven observó al caballero de Libra, que se mantenía en el medio de la calle observando la situación. Los ojos sin brillo hicieron su último contacto con el caballero de Libra antes de apagarse para siempre. En su último aliento, el hombre estiró su brazo como solicitando ayuda, e inmediatamente cayó al suelo ahogado en una bocanada de sangre. Lentamente Dohko se acercó, y una extraña mezcla de miedo y tristeza lo abordó. La madre naturaleza brillaba por su ausencia, no había el mínimo rastro de algún otro ser que no fuera ese humano que vió morir frente a él. Aquel día que tanto temía, finalmente había llegado.

El hombre había destruido toda la naturaleza, hasta el último centímetro, y fue allí cuando se dieron cuenta de que todo lo que habían generado, de nada servía. El dinero no podía revertir todo el destrozo y el enorme daño que le habían hecho a la Tierra. La extinción de la raza humana era prácticamente un hecho, tenían una sentencia de muerte firmada por sus propias acciones, y pronto hasta el último de ellos se perdería en las arcas del olvido para siempre.

Las lágrimas brotaron fácilmente del santo de Libra, que cerró su puño conteniendo la ira, este no era el mundo que quería para las futuras generaciones. Todo estaba perdido, y al parecer, nada había podido hacer para remediarlo, una sola persona no podía cambiar la conciencia de todo el mundo. El luchador dorado se había quedado solo, con sus sueños que nunca se convertirían en realidad, y ahora era preso de un infierno atemorizante, donde solo podía limitarse a existir de forma inhumana hasta el fin de sus días. Cayó de rodillas, y lloró desconsoladamente por el mundo condenado, mientras el cielo se oscurecía aún más y más. Las lúgubres sombras parecían engullir al caballero del alma quebrada en mil pedazos, que se encontraba lamentandose en el medio de la calle. Su cosmos, aquella energía inmortal, al parecer se había acabado, no había nada por hacer, ya todo estaba perdido.

De repente, una presencia imponente se pudo sentir en el lugar. Levantó la vista empapada en lágrimas y pudo ver a una magnífica mujer cuyo aspecto reconoció inmediatamente. Era la mismísima madre naturaleza, que volvía a salvar la vida del caballero una vez más. La preciosa dama tocó la barbilla del caballero, haciendole un gesto para que se levante, y le habló con su enorme cosmos

-Dohko, levántate, no llores más. Éste es el futuro que le espera a los humanos en poco tiempo si no toman conciencia sobre sus acciones. Agotarán todos los recursos y quedarán condenados a una vida infernal. Sin embargo, de mi lado, tengo personas comunes, activistas, que buscan, como tú, respetar la naturaleza y hacer un mundo mejor para poder vivir. Tú, Dohko, no tienes solo la voluntad, tienes el enorme poder y la protección de Athena para lograr ese mundo que tanto anhelas, es por eso que no puedes morir en este lugar. No dejes que la oscuridad de Mars te coma por completo! Mientras haya una mínima luz, siempre puede hacerse frente a la oscuridad! Vamos! Enciende la llama de tu cosmos dorado como el sol!-

Las palabras de la sabia mujer lo llenaron de fuerzas y valor. No podía quedar en ese lugar, a la deriva y dejarse vencerpor una ilusión. Con dificultad, se levantó, y agradeció las palabras de la dama, que tras una ventisca había desaparecido. Volvió a sentir la calidez del flujo de su cosmos en cada una de sus células y el aura dorada lo rodeó. El cosmos de Dohko se elevó hasta formar una gran columna de luz que irrumpió como una rayo dorado en la oscuridad, despejando los nubarrones. El dolor se iba a medidas que la energía se quemaba, y su cuerpo volvía a responder como quería.

Después de una explosión cegadora, que inundó toda la escena de un brillo blanquecino, pudo sentir su cuerpo en el plano de la tierra. Ya se encontraba en condiciones de despertar y continuar avanzando por el castillo de Mars.

por **Zaraki** Dom Ene 26 2014, 15:30

**El santo de Libra pudo recobrar el sentido a duras penas, pues el veneno de Marte quemaba sus venas y arterias provocándole un fuerte dolor, la intervención de la Madre Naturaleza le dió el valor suficiente para arder su cosmos al máximo, y poder mitigar el daño, aunque no eliminarlo por completo. De todas maneras, no fue su único regalo, el despertar de Dhoko no fue en la entrada de la tercera sala, sino que lo hizo mucho más lejos, y cerca a la vez de su objetivo, en la entrada del séptimo aposento, la sala del hielo.**

**La sala tenía un aspecto de lo más simple, apenas un par de lámparas de grandes dimensiones congeladas, que adornaban el centro de la sala, y varias columnas hechas con hielo que dejaban pasar la luz de una manera intensa. La claridad del habitáculo hacia que intentar mantener los ojos abiertos fuera algo realmente complicado. Una extraña corriente de aire gélido recorría todos los rincones de la sala, si uno se concentraba un poco, podía escuchar extrañas frases de su interior, palabras que sonaban inmersas en ecos de otra dimensión.**

por **TuRco-SaMa** Miér Ene 29 2014, 14:12

** La silueta de la bella madre naturaleza aún se estampaba en sus pupilas instantes despues de abrir los ojos. Tuvo que parpadear varias veces para adaptarse a la claridad del nuevo sitio donde se encontraba. Todo le había parecido por más de real, el suelo árido, la ciudad desolada, las evidencias del holocausto químico flotando en el cielo, quizás, el futuro más aterrador que podía esperar. El dolor del veneno inyectado por Arsenio en su organismo, iba disminuyendo lentamente, y su cuerpo volvía a un estado "normal".

Algo aturdido por lo que había sucedido, trató de ubicar su posición. Levantó su torso y estiró los brazos a sus costados, quedando sentando. Inmediatamente, al tocar el suelo, sintió una sensación tan helada que le obligó a retirar sus manos del piso. Miró a su alrededor, se encontraba en un lugar tan bello como peligroso. Una sala al parecer completamente hecha de hielo, que a diferencia del cuarto anterior, dejaba filtrar muy bien la luz a través de los ventanales. Se incorporó totalmente y caminó unos pasos, se detuvo frente a una de las grandes columnas. Luego de una pequeña observación, concentró algo de cosmos en la palma de su mano y se decidió a hacer contacto con el hielo. Mientras acercaba su mano suavemente, aquel sector de la columna iba derritiéndose de a poco, dejando un hueco en aquel hielo de apariencia irrompible. Enseguida, apago el cosmos de su mano y la retiró del lugar, para ver con asombro como el hielo derretido se iba regenerando a una velocidad impresionante, para quedar, a los pocos segundos, como si nada hubiera pasado.

Como lo sospechaba, los hielos de esta sala no se conservan de manera natural, para nada. Ni siquiera en la casa de Acuario, donde viven algunos de los mejores maestros de los hielos he logrado ver tal dominio del cosmos y ese elemento. Esto está todo sostenido a base de un cosmos que se exterioriza en forma gélida, de seguro no es un adversario para tomar a la ligera. Me pregunto en que templo estaré y que demonios son estos susurros...

El caballero de Libra se encontraba en una total incertidumbre sobre aquel lugar que lo tenía cautivo. No sabía cuanto tiempo había pasado desde su despertar, ni como había llegado hasta ese punto, ni qué significaban los irritantes ecos que arrastraban las ventiscas que surcaban todo el recinto...

por **Zaraki** Miér Ene 29 2014, 20:56

**El viento de la sala fue en aumento, tanto, que la visión de cualquier cosa dentro de la misma era prácticamente imposible. Los mismos aires generaban turbulencias dispares que viajaban de lado a lado por todos los rincones, de pronto, casi materializándose en la misma nada, una bella joven parecía estar entonando una dulce canción.**

- Las ninfas del más allá, presiden los huecos dejados por las epopeyas

Furia, envidia, sol, calor, frío, incertidumbre...

Los aires del mundo cantan a su son,

Héroes alados, dragones lejanos, muerte, caos, destrucción,

¿Quién sera el siguiente?, ¿Quien puede confundir realidad con ficción?

La línea delgada de la realidad es pequeña y fina

más mortífera que la ira divina -

**De pronto, de una de las columnas surgió una sombra oscura que lanzó a una velocidad más allá del entendimiento, seguramente por la fuerza de los vientos, una lanza de hielo que impactó en la armadura dorada, y quedó incrustada en su pecho causándole un gran daño.**

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Nota de misión:

por **TuRco-SaMa** Jue Ene 30 2014, 20:21

** Lo que parecía ser una inofensiva ventisca, fue aumentando progresivamente hasta convertirse en un vendaval que se desató dentro del recinto. La corriente de aire helado rugía con furia ante el intruso, que trataba de cubrirse el rostro con el brazo para evitar que sus ojos se dañen. Como si fuera poco, los susurros en el aire se habían incrementado y se habían transformado en claras voces que entonaban un cantar. En el viento, comenzaron a dibujarse las figuras de bellas damas, que juguetaban y bailaban al compas de su canto en una danza hipnótica alrededor del caballero de Libra. Sin entender mucho de que se trataba todo eso, el caballero de Libra escuchó atentamente la canción de aquellas extrañas criaturas. Ciertamente, la torre no podía ocultar más secretos: santos poseídos, fantasmas, ilusiones de proporciones gigantescas, y ahora, estas ninfas que, por alguna razón, le daban muy mala espina.

La velocidad del viento era tal, que hasta costaba respirar. La primera capa de su piel, ya estaba comenzando a sentir el frio absoluto de aquel lugar, y comenzaba a enrojecerse. De repente, los espiritus danzantes se detuvieron y miraron en dirección a una de las columnas, para instantes después, huir despavoridas prediendose en la corriente de aire, como si algo las hubiera asustado. Aún sin entender el comportamiento, y con enormes dificultades para ver en medio de aquella tormenta, el santo dorado sintió un puntazo en el pecho. Había sido víctima de una emboscada, solo esperaba que aquel daño no fuera letal, pues seria muy injusto perecer luego de todo lo que había pasado. Rapidamente la corriente de aire aminoró su velocidad, dejando la sala casi en las mismas condiciones que unos segundos atrás. Excepto por una cosa. Unos metros separaban a Dohko de aquel ser. Con extrañas ropas como de ninja, y una máscara que dejaba ver sólo el resplandor azul y helado de sus ojos, se erguía imponente lo que parecía ser el guardián de aquel templo.

Antes que al guardián, Dohko quería deshacerse del dolor de su pecho. Para su sorpresa, una certera estaca de hielo se había clavado en su pecho, a centímetros de su corazon. El impacto no había sido letal, pues aquel objeto solo habia alcanzado atravesar a duras penas la armadura dorada. En los alrededores de la estaca, podía observarse en la armadura dorada, signos de congelamiento, lo cual, era una noticia poco agradable. Con una mano removió la lanza de su pecho y la estrelló con furia contra el blanco suelo, que ahora se veía manchado por unas pequeñas gotas de sangre.

- Veo que no eres alguien muy amigable que digamos, si tratas de esa manera a los visitantes de tu templo. Esta emboscada barata me dice que eres un cobarde, que no pelea de frente como tiene que ser. Sin embargo, debo felicitarte por el trabajo que has hecho en esta sala, no cualquiera es capaz de semejante manejo del cosmos y el hielo. Ahora dime ¿Eres tu el guardián de este templo?¿Este es el cuarto templo?

por **Zaraki** Jue Ene 30 2014, 22:34

**Al final de la sala se encontraba el causante de todo el hielo, un imponente guerrero con una espada de grandes dimensiones. Desde su trono escuchó las palabras del santo dorado, que a pesar de sus heridas, presentaba su espíritu combativo intacto. En una situación tan delicada, pues su herida podría ser mortal, su máxima preocupación era saber donde estaba, y si el guardián del templo era el propietario de la armadura de hielo.**

-Estas muy perdido, santo de oro. La sala a la que ensucias con tu presencia, es la sala del hielo eterno, la séptima sala en la torre de babel. Todo aquí es puro peligro. Aunque creas que estás cerca de mi trono, estás más lejos de lo que crees, ¡jajaja!.-

**El guardián de hielo generó una densa niebla que cubrió todo con su espesor, nada de luz podía pasar, por lo que la oscuridad, imponente, esperaba para engullir a quien diera un paso en falso.**

Nota:

por **TuRco-SaMa** Vie Ene 31 2014, 21:53

** Como por arte de magia, la sala había cambiado sus dimensiones. Ahora se veía mucho mas grande y extensa, o quizás, no había cambiado en lo absoluto, y el despertar luego de aquella ilusión le había generado al caballero de Libra una falsa sensación en aquel lugar. El gran trono oscuro sostenía al regente máximo de aquel lugar, el oscuro guerrero de los ojos helados adoptaba una postura imponente y confiada, mientras en sus manos reposaba una gran espada. El caballero de Libra se sorprendió al sentir un extraño y perturbador cosmos que provenía directamente del arma, como si estuviera impregnada con la misma escencia del mal.

La voz del guerrero retumbó en el recinto y en la cabeza del Santo de Libra. ¿Séptimo templo?¿Cómo era posible eso? Quizás el poder de la madre naturaleza lo había ayudado a avanzar los tres pisos de la torre, lo cual había sido de gran ayuda. Aunque, no podría asegurar qué caballeros o seres eran los que quedaban debajo, que quizás, ante cualquier situacion podían abandonar sus puestos y venir a por su cabeza. Las demás palabras de aquel sujeto, ni siquiera las escuchó, se había quedado absorto en sus propios pensamientos y todas las implicancias que tenía estar tan cerca del último piso de la torre.

Rápidamente se vio sorprendido por una neblina helada, mientras su mente trataba de sacar conclusiones o buscar explicación a lo sucedido. El aire helado, lejos de ser ligero, era sumamente denso y pesado, llegando a dificultar la respiración del Santo dorado. No podía verse nada, más que la neblina blanca generada por su enemigo, del cual no sabía si había abandonado su posición para planear otro ataque a traición como antes. Trató de encender su cosmos dorado para aumentar su campo visual, pero fue inutil, no podía ver a más de cuarenta o cincuenta centímetros delante de él. Recordaba que el trono se encontraba directamente frente a el, por eso, decidió rodear en silencio la posicion del guerrero, para poder flanquearlo de alguna forma. Empuñando la espada de Libra, para no ser menos que aquella descomunal hoja, comenzó a desplazarse hacia la izquierda, con pasos cautelosos y los sentidos en pleno estado de alerta...**

por **Zaraki** Vie Ene 31 2014, 23:47

Resultado:

**La maniobra del santo dorado no fue la más beneficiosa para sus intereses, desde la lejanía se podían escuchar las carcajadas del guardián en su trono, no se hacía visible por la densidad de la niebla, pero si que se sentía su poderosa presencia.**

-¡Jajaja!, ¿qué te ocurre santo dorado?, ¿no encuentras la forma de llegar hasta mi trono?. No te preocupes, te mandaré un guía para que te lo diga...pero igual no te gusta, ¡Jajaja!.-

**El guerrero helado movió su espada de grandes dimensiones para generar lo que parecía un ave de hielo. Ésta se precipitó contra un desorientado Dhoko para golpearle en su armadura deteriorada, y lanzarlo varios metros por el aire. Acto seguido, el guardián volvió a utilizar la curiosa, y letal técnica.**

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Nota:

por **TuRco-SaMa** Sáb Feb 01 2014, 12:35

** Apenas comenzó a dar los primeros pasos, pudo sentir la risotada de su adversario, que aún se escondía en la neblina. Su voz gruesa y prepotente se escuchaba en todas direcciones, haciendo casi imposible la tarea de Dohko de querer ubicar su posicion. Podía estar en cualquier lado, debajo de el, a su izquierda, su derecha, incluso detrás suyo. Debía tener extrema precaución con cualquier movimiento pues significaría una muerte segura. Haciendo gala de sus habilidades, el guerrero de los hielos movió su espada, y el caballero dorado se percató de eso al sentir como el aura oscura del arma se activaba para ejecutar algún tipo de técnica.

De la nada, como una flecha fugaz, un ave de hielo de tamaño mediano atacó al santo de Libra, haciendolo retrodecer unos pasos y dejando algunos rastros de congelamiento en la armadura dorada. Aquel gelido animal se disipó en la neblina tan rápido como había llegado, dejando al caballero dorado a merced de su enemigo, en el suelo. Rápidamente se levantó y se recuperó del golpe, no podía bajar la guardia en ningún momento, a pesar de que se sentía como una rata acorralada en el laberinto de un científico. Ni siquiera su cosmos aumentaba su campo visual, el aire era tan denso que no podía ser facilmente atravesado por los rayos de luz. Escuchó de nuevo el chirrido del pájaro y su particular aleteo de hielo. Trató de afinar el oído para ver de qué dirección provenía el sonido, y pudo identificar, que el ave estaba viniendo en picada a sus espaldas.

Con un movimiento exacto, logró darle un corte fuerte al extraño animal, que estalló en miles de fragmentos que se dispersaron por el suelo. Pisando los hielos que crujían bajo sus pies, esperó otro movimiento de su adversario

- Dejate de tus tontos juegos! Muestrate cobarde y enfréntame! Que te ocultes bajo una neblina y me ataques a traición no demuestra otra cosa que tu debilidad y tu falta de conviccion!-

por **Zaraki** Dom Feb 02 2014, 00:11

Resultado de la acción:

**El Guardian de Hielo le tendió una nueva trampa al santo dorado, mientras este atacaba al ave lanzada como señuelo, accionó una palanca que hizo brotar del suelo un gran número de estalagmitas que perforaron parte de su armadura de oro, causandole nuevas heridas importantes.**

**La situación se estaba poniendo tensa para los intereses de Dhoko, una y otra vez optaba por acciones y movimientos que le causaban demasiados problemas. La niebla continuaba haciendo su trabajo de distracción anulando parte de sus sentidos. El hombre helado, desde su trono, se dirigió de nuevo hacia el caballero.**

-Cuida tus palabras, santo. No creo que estes en disposición de hacer juicios de valor, te recuerdo que has sido tú el que ha entrado en mis dominios, por lo tanto, es mi obligación dar la bienvenida a mis invitados de la manera que yo quiera. Si en vez de gritarme, y amenazarme te concetraras mejor, ahora estariamos batiendonos en un bonito duelo, pero bueno, tu lo prefieres asi, ¡Jajaja!.-

**El guerrero helado mostraba una frialdad en sus palabras, dignas de su elemento natural, tras acabar con sus discurso lanzó un gran corte con su imponente espada que rasgó el aire helado, y se dirigió contra el santo de oro a gran velocidad.**

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Nota:

por **TuRco-SaMa** Lun Feb 03 2014, 11:29

** Los miles de pedazos de hielo en los que había estallado el ave, habían activado una especie de mecanismo subterráneo. Inmediatamente, grandes picos de hielo brotaron de los suelos y se incrustaron en las piernas del caballero, que lo sufrió con intenso dolor. Ese tipo de trampas le hacía pensar que jamás saldría de aquella sala y que probablemente se estaba enfrentando a un enemigo fuera de su alcance. La sangre tibia recorría la extension de la armadura y generaba un pequeño vapor al entrar en contacto con las lanzas de hielo. Con dolor, y sus movimientos limitados, Dhoko logró romper las estacas de hielo que lo tenian cautivo, observando con temor, como su armadura dorada se estaba congelando parcialmente, si no hacía algo rápido, sin dudas moriría en aquel lugar.

El morador de aquel sitio se escuchaba sádico y frío, con ganas de ver sufrir al visitante de su templo, sin embargo, Dohko aún tenía la convicción para avanzar a pesar de sus heridas. A lo lejos, más allá del rango de vision que le otorgaba la neblina, pudo ver un destello, y otra vez sintió el aura maligna de la espada encenderse. Inmediatamente supo que se trataba de un gran ataque a distancia y haría uso de sus habilidades de caballero dorado para defenderse. Mientras el filo rasgaba la niebla a una velocidad alucinante, Dohko se mantuvo quieto, y cuando el ataque llegó hacia él, pudo esquivarlo con un rápido movimiento de su cuerpo, haciendo que aquello se pierda en la espesura de la neblina detrás suyo.

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- Maldición, esto se pone cada vez peor, esas agujas han penetrado parte de mis piernas y ha reducido notablmente mi movilidad, ademas de que algunos sectores de la armadura de Libra están empezando a congelarse. No puedo rendirme! Solo me queda un templo antes de llegar hasta Mars! No puedo morir aquí, pero este sujeto, parece ser omnipotente, no puedo atacarlo de ninguna forma...

por **Zaraki** Lun Feb 03 2014, 20:42

Resultado:

**El santo dorado pudo esquivar parte del ataque, pero la velocidad a la que fue lanzado era demasiada como para evitar todo ello. El duro filo del ataque del guardian de hielo volvió a impactar en la armadura dorada que ya presentaba signos de enorme deterioro. Desde su trono, el vigilante se pavoneaba de los pasos en falso de Dhoko.**

-Sigues sin entender que no saldrás vivo de esta sala, como veo que vas a morir sin siquiera llegar hasta aquí, te diré mi nombre, soy Arthas "El engedrador de Hielo", mis habilidades sirven al dios Mars desde el inicio de los tiempos, es por eso que puedo hace casi cualquier cosa con ese estado de la materia. Tus sufrimientos no han hecho nada más que empezar, caballero, la Torre de Babel es una edificación diseñada para entrar, no para salir, por lo tanto formarás parte de ella para siempre, ¡Jajaja!.-

**Arthas volvió a usar su espada, pero esta vez para generar un torrente de hielo que alcanzó a Dhoko rodeándolo y aprisionándolo en un ataúd de frío y dolor.**

Nota:

por **TuRco-SaMa** Lun Feb 03 2014, 21:19

** Creyó que había esquivado el impacto en su totalidad, pero no fue así. Un gran tajo se había abierto en el costado derecho de su armadura a la altura de las costillas, y como siempre, revistiendo los bordes de una capa de hielo, dando los indicios del congelamiento. Era aquel guerrero inmortal? tal era su poder que no podía esquivar, ni siquiera con movimientos a la velocidad de la luz sus precisos ataques? Por primera vez sentía el miedo a fracasar, a perder el rumbo, a no saber qué hacer. Era frustrante ver como para cada reacción, el sujeto aquel tenía todo planeado a la perfección. Parecía que el guerrero, podía leer a la distancia, e incluso antes que él, todos sus movimientos.

Se presentó como un ente milenario, acompañante del dios de la guerra desde que se lo conocia como tal. Arthas. Sin dudas un nombre que no olvidaría jamás, aquel luchador milenario que lo estaba haciendo pasar por uno de sus peores momentos. Ni siquiera tuvo tiempo a una réplica a las palabras de Arthas, una nueva ofensiva venía en camino. Pudo sentir el suelo vibrar bajo sus pies y sabía que no era algo bueno, en lo más mínimo. De repente, fue envuelto por capas de hielo que cada vez se iban haciendo más y más espesas, dejandolo encerrado en una prisión casi sin salida, sin embargo, pensó en una idea para al menos, poder estar frente a su enemigo.

- Conque tiene semejante fuerza para congelarme a la distancia. Bien, esto aún no es el cero absoluto, por lo cual, no corro riesgo total de muerte. Si uso las facultades del Misophetamenos, seguramente voy a poder retrasar los latidos de mi corazón para no morir congelado. Por lo que puedo deducir de su personalidad, vendrá a ver la escultura y deshará la niebla, será mi oportunidad para salir de aquí adentro... espero que de resultado...-

Era quizás el movimiento más desesperado que había hecho en su vida, pero era lo único que tenía al alcance para poder aunque sea, seguir resistiendo y no morir. Un último brillo dorado apareció el en pecho del Santo dorado, para luego esfumarse, mientras el caballero de Libra quedaba petrificado dentro del enorme ataúd de hielo...

por **Zaraki** Lun Feb 03 2014, 22:39

Resultado de la elección:

**El santo dorado prefirió usar una táctica arriesgada, quedándose inmóvil en el interior del ataúd de hielo esperó a que Arthas se acercara, tal y como hizo. El guardián de hielo decidió bajar de su trono imponente para comprobar de cerca su valioso trofeo. Desde el otro lado del hielo se podía ver a un santo dorado totalmente congelado y con síntomas de hipotermia, en poco tiempo su corazón dejaría de latir.**

-Al final pasarás a formar parte de mi colección de trofeos, ¡jajaja!. Y pensar que el Santuario solo pudo mandar a un santo tan débil...dejaré que mueras lentamente, tu llama interna se apagará en poco tiempo, luego vendré y te ofreceré a mi dios. Hasta nunca santo de Libra.-

**Arthas, totalmente confiado, se dio la vuelta para abandonar su sala de hielo, las risas aún sonaban en ella cuando empezó a dirigirse a la salida.**

Nota Misión:

por **TuRco-SaMa** Lun Feb 03 2014, 23:43

** En efecto, como el santo de Libra había calculado, Arthas bajaría a comprobar el estado de su proeza, sus cálculos habían salido a la perfección. Con los ojos cerrados, totalmente concentrado, y a traves de la gruesa pared de hielo, pudo sentir los pasos del temible adversario retumbando en el suelo. Sin embargo, no pudo escuchar las palabras de Arthas, que luego de unas breves letras, se dio la vuelta, esperando que el alma de Dohko se apague para siempre. Pudo oír los pasos alejándose, sin lugar a dudas, ahora aquel hombre se encontraba de espaldas, era el momento perfecto para atacar. Abrió los ojos, mientras un pequeño sonido del hielo resquebrajándose cortó el silencio de la sala. Tras el hielo, un aura dorada rodeaba al caballero de Libra, mientras enormes grietas aparecían sin cesar en el enorme ataúd de hielo, hasta que finalmente colapsó en mil pedazos. Lo había logrado finalmente, había escapado de aquella trampa mortal, y tenía a su enemigo con la guardia baja, era el momento ideal para ser eficaz.

- Espero que no haya sido en serio cuando pensaste que con estos hielitos me detendrías. Tus trampas fueron variadas y certeras, pero aquí termina tu cobardía, Arthas! Nunca te fíes de un caballero de Athena, si hay algo que no conocemos, es bajar los brazos, toma esto!-

El cosmos del caballero de Libra había iluminado gran parte de la sala, disipando la neblina totalmente en un pequeño sector alrededor suyo. Llegaba la hora de combatir, no podía dejarse caer estando a solo un templo de su objetivo.**

Ataque:

Daño: 22650
Defensas reducidas 35%

por **Zaraki** Mar Feb 04 2014, 23:47

**El Guardián de Hielo no pareció muy sorprendido por la magnifica acción del santo de Libra, es más, esperaba algo similar para dar comienzo a la batalla, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvo que combatir contra un enemigo del dios Mars. A pesar de que su adversario estaba gravemente herido fue capaz de lanzar sus famosos dragones mortíferos. Arthas, mostrando una frialdad digna de su sala, no hizo nada para frenarlos, se agazapó hasta que la fuerte corriente de cosmos le golpeó, y se lanzó contra el dorado con la furia de su espada.**

-No pienses que te será tan fácil salir de aquí, por mucho que pienses que estoy confiado, se muy bien lo que hago, antes que tú vinieras, ya pasé por el filo de mi espada a varios santos de otras eras. Hace tiempo que no se adentraban tanto en esta torre, así que aprovecharé para disfrutar del combate, veamos lo que mi fuerte espada tiene que decir.-

Movimientos:

DAÑO FINAL: 25000

por **TuRco-SaMa** Miér Feb 05 2014, 20:46

** El rechinido de la espada contra el duro hielo le dio una horrible sensación en los dientes. No podía creer como había resistido el ataque de los cien dragones sin salir herido prácticamente. Sin duda era un guerrero de enormes cualidades, además de jactarse de que había abatido bajo el filo de su espada a varios caballeros de Athena en el pasado. Pero el no. No sería uno de esos, pues tenía la convicción de salir de la sala a como de lugar. Una corriente de cosmos feroz se propagó por el suelo formando una especie de red. El caballero de Libra se encontraba en el medio, como el pequeño insecto que mira agazapado los movimientos de la araña. Rápidamente, atinó a usar uno de sus escudos, pisando sobre el, previendo lo que en verdad iba a suceder. La energía del ataque se dispersó hacia arriba, generando que el caballero de Libra levitara parado sobre su escudo, que crujió ante la ferocidad del daño recibido. Surfeando en la columna de energía, dio un gran salto hacia atrás para caer en pie y salir casi ileso del combate. Sus piernas heridas, le hicieron sentir el ardor del impacto y lo hicieron tambalearse, pero rápidamente recupero la estabilidad.

-Recuerda, Arthas, que no estas peleando contra cualquier cosa. Yo soy Dohko de Libra, portador de las doce míticas armas del ejercito de Athena, que se encuentran entre las más fuertes de este mundo. El escudo con el que me acabo de defender, es capaz de romper los pilares del templo submarino de Poseídon! Así que no hagas tanto alarde de tus armas, pues yo tambien tengo las mías, y una voluntad de hierro para no morir en este lugar!!

Defensa:

Ataque:

Daño: 18400
Dados para que no ataques

por **Shikamaru** Miér Feb 05 2014, 20:46

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'Dado del éxito' :
Mision para Libra - Página 3 Dadoexitos

Resultados :
Mision para Libra - Página 3 B8sl

por **Zaraki** Miér Feb 05 2014, 22:01

**Una vez más, las armas de Libra libraron al santo de un golpe mortal, no obstante su armadura tuvo que ser sacrificada para que Dhoko continuara en pie frente a Arthas. Éste se sorprendió de la dureza y resistencia del caballero, y también de su espíritu combativo y luchador que le proporcionaba esa mirada asesina. Pero las cosas se pondrían mucho peor, pues el Guardián de Hielo estaba dispuesto a terminar con su adversario en el siguiente movimiento.**

-Se perfectamente quien eres, desde que pusiste tus pies en esta torre he estado observando tus movimientos. Se que has derrotado a todos los guardianes hasta este piso, pero tu ascensión ha terminado. Puede que tus armas prohibidas te ayudaran contra mi, pero ahora no tienes a tu preciada armadura, mi siguiente golpe será mortal, luego te arrancaré la cabeza y la exhibiré como trofeo a mi dios Mars, jajaja.-

Movimiento:

DAÑO FINAL: 15000

por **TuRco-SaMa** Miér Feb 05 2014, 22:33

** "Ahora que ya no tienes tu armadura..." fueron las palabras de Arthas que sorprendieron a Dohko. Atemorizado se miró a si mismo, y pudo ver la capa de hielo que cubría y opacaba la maltrecha armadura dorada. El brillo se había apagado, indicando que finalmente, había sido congelada y ya no serviría prácticamente para nada. No tuvo tiempo para lamentaciones, otro de sus mandobles filosos se aproximaba a él a toda velocidad. Esta vez no lo esquivó, sino que uso la protección del escudo dorado para contener el ataque. Le costaba no caer, sus piernas perforadas ofrecían la máxima resistencia, hacíendole doler hasta la última fibra de su ser, pero manteniéndolo en pie. Luego de retroceder unos pasos, el ataque se desvaneció, dejando a Dhoko la posibilidad de volver a atacar

- Hablas mucho para ser un hombre frio no? Tu poder puede que supere al mio en las condiciones en que me encuentro ahora, pero nosotros, los caballeros de Athena, los humanos, tenemos el poder de realizar milagros con nuestro cosmos. En este momento, mi cosmos está rozando su límite máximo, y es donde más fuerte me hago, donde cualquier movimiento puede significar la diferencia entre matar o morir. Y ya te lo dije, pienso salir de aquí a cualquier precio!!-

Defensa:

Ataque:

dAÑO: 24800

por **Zaraki** Miér Feb 05 2014, 23:23

**Una cálida ventisca comenzó a recorrer la sala de lado a lado derritiendo todo a su paso, Arthas no daba crédito a lo que estaba sucediendo, su sala, impecable e impenetrable, estaba siendo ultrajada por una fuerza desconocida. El Guardián apenas pudo fijar la vista en un punto, cuando la entidad se dió a conocer.**

-Dhoko de Libra, no malgastes tus fuerzas contra este rival. Arthas ya ha cometido demasiadas fechorías como para tener que ver como se hace con tu cuerpo. Aunque no lo creas es parte de una raza antigua que dominó la Tierra condenadola a una edad helada, hoy en día aún tenemos los grandes glaciales como prueba de que alguna vez pasó. No creo que pueda retenerlo mucho tiempo así que apresúrate y avanza a la siguiente sala, la octava, en ella está el báculo de los elementos, es de vital importancia que se lo arrebates a las hordas de Mars. Pero ten cuidado, Sonya, la máxima pontífice, te estará esperando.-

**La Madre Naturaleza decidió, dada la delicadeza del momento, apostar de nuevo por el santo de Libra. Nadie había estado tan cerca de llegar a los aposentos del Báculo de los Elementos, un artilugio con el poder de cambiar el mundo conocido. Tras su estela de cosmos mítico y sanador, las fuerzas de las naturalezas hacían su papel, varias cadenas surgieron de la nada para apresar al guerrero de hielo, éste, con un grito desgarrador, pareció inmovilizarse, pero no por mucho tiempo. Tras su trono una pequeña puerta daba a unas escaleras heladas que llevaban, a quien subiera por ellas, a la última sala, los aposentos de Sonya.**

**Antes de despedirse de Dhoko le lanzó una corona hecha de flores para que hiciera con ellas lo que pudiera, luego siguió deteniendo a Arthas con su cosmos.**

Nota de la Misión:

por **TuRco-SaMa** Vie Feb 07 2014, 12:40

**El ataque del Santo de Libra se vio enormemente potenciado, con una fuerza descomunal que asombró a ambos contrincantes. Tal hecho tenía sus raíces en aquella presencia que se había dado cita en el campo de batalla, otra vez la madre naturaleza, por segunda vez en la jornada, había acudido en ayuda del maltratado caballero dorado. Hojas y tierras volaban en un fugaz torbellino, al compas del sonido de algunos animales, mientras Arthas se encontraba agazapado tratando de cubrirse de tal fuerza. El cosmos calido de la naturaleza inundó la habitación helada, haciendo que las paredes, las columnas e incluso el mismo piso comenzaran a resquebrajarse, señal de que Arthas estaba siendo seriamente debilitado. Las palabras de aquel magnánimo cosmos tocaron su corazón de caballero, finalmente se sentía acompañado desde que había comenzado la encrucijada, y finalmente, la esperanza de sobrepasar aquel escollo era realmente grande.

Enormes y gruesas raíces brotaron del suelo enlazándose unas a otras en forma de cadenas, que aprisionaron los brazos y piernas del descomunal Arthas, que solo se limitaba a emitir insultos desesperados para con la fuerza que lo tenía cautivo. Sin dudarlo, y aprovechando la ayuda que le era brindada, el caballero de Libra atravesó la sala dejando atrás al furioso guardián. La enorme puerta se abrió sola esperando que Dohko la atravesara, para luego cerrarse con un ruido seco tras su espalda. Sin dudarlo un segundo, tomó aquel sello de Athena que siempre llevaba consigo, no podía permitir que Arthas se escape para darle caza mientras llegaba al último templo. Elevando su cosmos para despertar el poder del sello, logró colocarlo entre los dos cuerpos de la puerta, impidiendo que pueda volver a abrirse. Ahora, era un hecho que Arthas no escaparía, pues le sería imposible deshacer la protección divina de la diosa, ni aún usando todo su poder.

Sin prestar demasiada atención al ruido de atrás, se centró en su próximo objetivo: el camino hacia el último templo. La oscuridad parecía infinita, solo interrumpida por el brillo de la gran escalera de hielo, que parecía tener una extensión impensada. Tomó la cadena de flores que le había sido entregada y la ató a su muñeca, instantaneamente sintió como el calor de ese bello cosmos le devolvía algo de las fuerzas perdidas. Sin embargo, sus piernas aún no estaban curadas, habían sido perforadas por las estacas de hielo y se encontraban en pésimas condiciones para subir escaleras, pero no tenía otra opción. Comenzó a transitar el nexo hasta el ultimo templo, cada escalón era un dolor casi insoportable pero no se detenía en ello, debía seguir a toda costa. Luego de unos minutos, cayó. No podía casi seguir usando sus piernas, y el impacto lo había hecho bajar varios escalones rápidamente, sin embargo, continuó, aferrandose con sus manos y arrastrando su cuerpo por la escalera. Las palmas de sus manos estaban al borde del congelamiento, y la piel comenzaba a salirse, producto del enorme frio que estaba soportando. La armadura de Libra era poco más que una pesada molestia, pero de todas formas, no la iba a dejar abandonada a su suerte en aquel espantoso lugar.

Al llegar al final, se puso de pie y contempló lo que quizás sería su último desafío. El piso de hielo dio paso a un piso oscuro y espejado, hecho de algún raro material desconocido para él. Un gran portón mostraba el acceso a lo que parecía un infierno de fuego, sin otro ingreso aparente. Las llamas impedian ver con claridad que sucedía detrás de aquello, pero el caballero de Libra se adentraría igualmente. Aún cojeando un poco, y apretando los puños, ingresó en aquella rara dimensión.

por **Zaraki** Vie Feb 07 2014, 13:33

**Detrás de portón de fuego se encontraban los aposentos del máximo exponente del dios Mars, una sala de aspecto impecable rodeada de columnas, y al fondo, una abertura de la que emanaba el mismo magma del interior de la tierra. El calor en su interior era asfixiante, en contraposición con el piso helado anterior. Las fuerzas en el santo dorado se iban apagando, a duras penas pudo llegar al interior, mermado y al borde del colapso.**

**Fue entonces cuando la cadena de flores de la Madre Naturaleza le dió el último regalo a su portador, su calor fue en aumento, incluso más que el que desprendía la misma sala. La armadura dorada de Libra fue restaurada, y potenciada, para el vital combate, pues desde el fondo de la sala se podía ver una figura femenina que se acercaba con oscuras intenciones.**

-No pensaba que los débiles santos de Athena fueran capaces de llegar hasta mis aposentos, se ve que no estás solo en esta batalla, y por lo que veo en tu muñeca algo más que una ayuda divina te hizo pasar la sala de Arthas. Bueno, no pasa nada, nos divertiremos entonces...¡jajaja!.-

Nota de Misión:

por **TuRco-SaMa** Vie Feb 07 2014, 14:15

** Parecía que había ingresado hasta la misma entrada del Infierno, el calor era agobiante y se respiraba un ambiente de maldad sin igual. El primer impacto del aire caliente hizo que se mareara un poco y trastabillara, aferrándose a una de las paredes para no caerse, mientras su vista se nublaba un poco. La cadena de flores que tenía en la muñeca, comenzó a despedir calor tambien, seguido de un hermoso aroma a flores que le endulzaba el olfato. Lentamente, la fina capa de hielo que cubría la armadura comenzó a derretirse, a la par que el dorado opaco iba recuperando su brillo. No solo la armadura comenzaba a mejorar, sino que también la propia salud del caballero, que ahora se mantenía de pie firmemente mientras observaba a su armadura volver a la vida. Las heridas de sus piernas no habían sido curadas, pero sin embargo, ya no le dolían en lo absoluto. La cálida energía reconfortante recorrió cada fibra de su ser, haciendolo prácticamente renacer de sus cenizas. De repente, se encontraba como nuevo, parado sobre un charco de agua formado por el hielo derretido, agradecía enormemente el gesto de la madre naturaleza para con él, y no la decepcionaría de ningún modo.

Escuchó la voz de una mujer, y un gran cosmos acercándose, casi equiparable al de un caballero dorado. No debía ser otra que Sonya, la mano derecha de Mars y la que se decía que tenía en su poder el baculo elemental. Sin dudas, el enfrentamiento sería durísimo, pero con sus energías renovadas, no creía en imposibles.

- Pareces muy confiada muchacha, y tacharnos de débiles a nosotros, los caballeros de Athena, es algo de lo que quizás pronto te arrepientas. Ya debes saber quién soy, de seguro has estado siguiendo mis movimientos por la torre igual que Arthas, así que me ahorraré las presentaciones. He venido a tomar ese bendito báculo que guardas con tanto recelo!

Ataque + stat:

Daño: 25450
Defensas -35%

por **Zaraki** Vie Feb 07 2014, 15:02

**El santo dorado parecía renacido, el brillo fulgurante de su armadura iluminaba la sala con su presencia, con voz segura y tono ambicioso le dijo a Sonya, que su presencia en la Torre de Babel era para hacerse con el báculo elemental, algo que lógicamente no sería nada fácil.**

(Transformandose en su verdadera forma)

-¡Jajaja!, ¡jajaja!. ¿Que te hace pensar que te voy a dar el báculo elemental?, ¿piensas que porque has sido capaz de llegar aquí es suficiente como para que yo te lo entregue?. En cuanto a si se quien eres, la respuesta es sencilla, eres un muerto viviente que viene a formar parte de esta estructura, me aseguraré que funden tu armadura de oro para hacerme un bonito colgante. Necesitarás algo más que ayuda extra para arrebatarme el báculo de mi amo.-

Movimientos:

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