Ficha del Dios de la Muerte (Lost Canvas)

Aspecto y Personalidad

De una cabellera larga y bien oscura, con un corte desmechado que se encuentra cerca de la desprolijidad, y una marca de naciemiento en el centro de la frente que pareciera tener la forma de una estrella.
De ojos oscuros y una tez blanquecina de esas que deben ser cuidadas del sol de forma permanente, rasgos bien finos y delicados, casi parecidos a los de una mujer sumamente joven, pero raramente con una boca inexplicablemente más grande de lo que debería ser.

Se trata de una persona totalmente soberbia y engreída, que cuando tiene la menor oportunidad trata de rebajar al que tiene al lado sin importa que relación tenga con él, le resulta muy complicado por este motivo formar una amistad. Vive solo, o al menos eso siente él, a pesar de que ello no le guste. Su forma de ser es incompatible con la de los demás pero no tiene otra manera de relacionarse que no sea atacando a las personas, posiblemente por la infancia que vivió, por lo que no tiene otros recursos. Es violento en todos los sentidos y no se fija en lo que puede llegar a generar en los demás, algo que jamás pudo cambiar, a pesar de querer hacerlo.

Historia

Christian se crió en Roma, Italia, una importante ciudad que desbordaba de gente a diario yendo y viniendo, pero por desgracia para el joven, sus padres vivían en la zona más marginada de la ciudad. Sin dinero en sus bolsillos se las apañaban como podían para poder subsistir, por lo que el joven no era una de las prioridades de sus padres, que no tenían intención de que naciera pero así fue.
Hijo de un padre borracho y una madre prostituta, tuvo suerte de recibir influencias fuera del hogar, por lo que sus habilidades sociales están cerca de la nulidad. No tenía contacto con ninguna persona que realmente le interesase, para él simplemente eran un entretenimiento para que su día no fuese tan largo, así como tampoco tan deprimente. Se ayudaba con eso para olvidar la realidad de su vida, así que provocaba a cada persona que podía con tal de buscar una reacción para descargarse, necesitaba sacar la frustración que su cuerpo sentía.
Noche tras noche el padre volvía a la casa en un estado deplorable y no tenía nada mejor que hacer que golpear al joven Christian y a su madre, era la rutina que sabía que llegaría y no podía hacer nada para evitarlo, no era lo suficientemente grande ni lo suficientemente fuerte... pero estaba dispuesto a invertir todo el tiempo que tuviese para llegar a lograr su cometido.
Todas las mañanas se levantaba y salía a correr por los alrededores de la gran ciudad, donde la cantidad de gente disminuía, pero no antes de conseguirse algo para desayunar, siempre pasaba por alguna tienda y le llevaba algunas frutas para comer... lo utilizaba como entrada en calor además de para alimentarse.
Durante la tarde se dedicaba a las batallas de puños, algo que se le daba realmente bien, pero con gente de su edad. Jamás había ganado una pelea con alguien de avanzada edad aunque eso no lo detuviese, todo lo contrario, consideraba que la mejor manera de progresar era medirse con gente más fuerte que él. Se acostumbró día tras día al sacrificio y el dolor, siempre con la mente en su meta, y con el correr de los años realmente se volvió muy fuerte. Podía sentir una fuerza interior que no era normal para alguien tan joven, un fuego que salía de adentro suyo que lo hacía invencible, incluso derrotando a personas claramente más fuertes que él sin siquiera inmutarse.
Había un poder oculto que estaba dispuesto a aprovechar sin perder más tiempo, así que decidió que esa misma noche no recibiría más golpes de su padre.
El frío era casi insoportable pero él se encontraba con una remera sin mangas y un pantalón corto, algo que parecía complicado de creer, pero por alguna razón ese fuego en su interior lo mantenía con una temperatura corporal ideal. La madre se encontraba en la cocina con una gran olla haciendo unos fideos con salsa de tomate mientras trataba de no alejarse del fuego para no congelarse en el momento que el padre ingresó a su casa con un olor a bebida blanca que podría hacer embriagar a cualquiera que estuviese cerca, por lo que sin decir una palabra... ni bien vió al joven, comenzó a desajustarse el cinturón para iniciar una nueva paliza.
El pequeño Christian sintió una ira fuera de lo común, estaba realmente decidido que sería el momento de enfrentar a su padre, así que el calor que radiaba su cuerpo empezó a crecer y crecer mientras se acercaba a él. Y en un movimiento que no fue capaz de ver lanzó un golpe tan poderoso que logró que su padre saliera volando por los aires y golpeara en la misma puerta de madera por la que había ingresado al descuidado hogar. Su objetivo estaba cumplido, su padre jamás volvería a golpearlo, en el momento de sufrir el golpe su corazón explotó dentro de su pecho causando una muerte instantánea. Así como también el llanto interminable de la madre que lo miraba con cara de miedo, como si de un demonio se tratase, esa noche su vida cambió por completo... posiblemente para bien... pero no estaba 100% seguro de ello. Su madre lo echó de la casa y desde ese momento se convirtió en un joven sin hogar, viviendo de lo que podría robar por las calles de Roma, llevando una vida que no era apropiada para un joven de su edad.