Yue vs Zaraki

por **Yue** Dom Mar 30 2014, 09:51

Tipo de rol: Coherente.

Sitio: Poniente / Castillo : La Torre de las Calaveras.

Personajes:

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Zaraki (Robb)

VS

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

Yue (Jon)

por **Zaraki** Dom Mar 30 2014, 16:48

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**En las lejanas Tierras de Poniente existían varios reinos en *Prostituta* por sus vastos territorios, guerras por el Norte, guerras por el Sur, guerras por el Este, por el Oeste...guerras y más guerras que tenían fragmentado el continente. Sus habitantes se repartían en varios estados y condados bien fortificados para ser bastiones de defensa de los múltiples ataques que se sucedían sin cesar día tras día.**

**Uno de estos estados era el de Basturk, un asentamiento de fieros guerreros norteños comandados por el General Robb que intentaban asediar los territorios del Este, más desprotegidos por encontrarse en una zona escasamente montañosa. Numerosas fueron las campañas comandadas por ese hombre para anexionar esos territorios en favor del rey Stark, todas exitosas y celebradas muy efusivamente. Pero todavía quedaba un pequeño reducto sin someter, una enorme fortaleza denominada "La Torre de la Calavera". Éste castillo fue levantado cerca de un yacimiento de plata muy importante en todo Poniente, ésta situación tan privilegiada hizo que el oro fluyera en la región sin parar, algo que se dejaba ver en los excesos y festejos de todos los que allí habitaban. Sus habitantes, ricos desde la misma cuna, invertían grandes sumas de metal precioso en el reforzamiento y seguridad de todo el perímetro, lo que hizo que la fortaleza fuera conocida en todo el mundo. Su nombre le venía de la curiosa forma que tenían sus almenas, que desde cierta distancia se asemejaba a cráneos humanos, algo que servía de amenaza a quien quisiera conquistarlo.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**Desde los campamentos provisionales de las tropas del General Robb se estaba preparando el asalto inminente a la fortaleza. Sus más notables aliados y estrategas discutían sobre cuál era la mejor de las estrategias para terminar con la última resistencia de los reinos del Este. Unos pensaban atacar directamente, aprovechando su alto potencial en soldados, otros apostaban por la infiltración como forma de acabar con ellos desde dentro, incluso alguno quiso utilizar la superstición y declarar una guerra psicológica...Pero el General tenía otros planes, orgulloso como era, quería que los mismo habitantes se rindieran al verse rodeados sin ofrecer resistencia alguna. Muchos de los allí presente se miraron asombrados, conocedores de la obstinación de aquellos hombres ricos, poderosos, que se creían por encima del resto del mundo.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-Lo haremos, es mi intención demostrar a esos inútiles seres del Este quien manda en Poniente. Si lo hacemos como es debido tendrán que rendirse por aplastamiento. Ninguna fortaleza me va a quitar la gloria de ser el General que unificó las tierras del Norte con las del Este. ¡Vamos mis hombres!, ¡Demostremos al mundo quien manda aquí!. Que preparen mi caballo, esta misma noche iremos para estar al alba en sus puertas, esos hombres querrán haber comido más esta noche, mañana lo van a necesitar, jejeje.-

**Robb estaba decidido a seguir a su instinto, su orgullo lo cegaba, quería terminar con esta última campaña para que su rey, lo coronara como senescal de las Tierras del Este, su máximo objetivo desde que aceptó liderar al ejército del Norte. Aquella noche todos bebieron y comieron en abundancia, pues pensaban que la rendición de la Torre de las Calaveras no les duraría más de dos días.**

por **Yue** Lun Mar 31 2014, 08:38

Off: *Prostituta* Jajaja que bueno :v
Pido disculpas por tener que poner "anos" pero desde este teclado no hay la otra letra.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**Jon Nieve, alias "El Héroe de los Pueblos Libres" había dirigido la Torre de las Calaveras durante muchos días. Estos días se convirtieron en meses, y estos meses en largos anos. Muchos de los territorios conquistados por Robb Stark (en la Torre de las Calaveras, era llamado "El Asesino de los libres") habían brindado apoyo a aquella majestuosa y enorme torre durante muchísimo tiempo y, ahora, así estaban. Jon y su ejército de valientes guerreros nunca había podido ayudar correctamente a los territorios por que las revueltas en la Torre se amontonaban y venían en la peor de las situaciones. Sabía perfectamente que debían estar inducidas por alguno de los hombres del Stark, pero prefería ignorar aquello. Muchos de los Pueblos Libres creían que el nombre de la Torre era debido a las imponentes almenaras, las cuales, desde un punto de vista lejano, tenían forma de calaveras; para Jon Nieve, el nombre le parecía irónico, pues de todo Poniente, podría ser la Torre con el mayor número de cadáveres (a entender Calaveras) de gente que sólo quería comer debidamente. **

**Y ahora allí estaba el maldito Asesino de los Libres, frente a sus propias puertas, a sus propias murallas, aguardando el momento idóneo para atacar y deshacerse de toda la gente en el lugar. Jon no podía permitirlo... Era un Comandante bondadoso, sirviente del Rey Rikku, de un Reino Libre del cual mucha gente desconocía. Su reino estaba cubierto de bárbaros y de gente valiente que no conocía ninguna clase de modernidad, pero no eran brutos, si no sólamente se dejaban llevar por su instinto. Sin duda alguna, sería un aliado perfecto para hacer frente a Stark. Fue por ello que, por la noche, mientras los hombres Stark bebían y se divertían, un mensajero abandonó la Torre a su suerte y viajó a la ciudad de Rikku, donde, si lo lograba, pediría ayuda. Si no lo lograba, que los Dioses los asistiesen: al propio mensajero y a toda la Torre... **

**Durante toda la noche, Nieve se paseó por su habitación, nervioso... Como rey o, mejor dicho, Comandante (si bien su rango era este último, se sentía un Rey al tener que conllevar con la responsabilidad de toda esa gente) debía hacer una decisión rápida. Y no le costó demasiado: hizo llamar a sus Capitanes de Confianza, los cuales reunieron un poderoso ejército de dos mil hombres en el interior de la extensa Torre. La torre estaba cubierta por una muralla y unas almenaras en forma de calaveras, tras las cuales se yacían varias casas, varios barracones y campos de entrenamiento. Era una especie de un pueblo, pero en miniatura y bastante bien protegido. Los arqueros (Jon con ellos) subieron a las murallas y se pusieron a las armas; los soldados de cuerpo a cuerpo se colocaron detrás de la puerta, preparados por si era derribada. El número de soldados continuaba por un camino extenso que llevaba a un patio de campo verde y, sobre el cual, se tenía la Torre de las Calaveras. Jon sonrió: si algo iba mal, la Torre sería su último punto de defensa. **

**Valientemente, alzó su arco hacia las tiendas de los soldados Stark, los cuales estaban, segura y lógicamente, celebrando la posible y próxima conquista de la Torre. La flecha estaba incendiada, así que era suficiente para llamar la atención. La lanzó y cayó frente a una tienda. Acto seguido, Jon gritó con voz imponente: **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Soldados de los Stark... Soldados y sirvientes del Rey Asesino. Soy Jon Nieve, Comandante en Jefe de esta Torre, y os pido de la mejor manera que os marchéis y nos permitáis vivir en paz. Si no lo hacéis, no encontraréis más que terribles respuestas a enigmas y vuestras muertes, las cuales sellarán cualquier intento de desvelarlos. Esta Torre no es normal... Nadie de su interior es normal: habéis venido al Fin del Mundo y a un lugar encantado. -

por **Zaraki** Miér Abr 02 2014, 19:36

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**Muchas estrategias, muchas teorías, muchos preparativos, y al final, una flecha, una simple flecha es la detonante de que el conflicto se desate. Los hombres de Robb se encontraban todavía bebiendo y comiendo en sus sitios, cuando notaron el olor a lona quemada de una de las tiendas, una flecha incendiaria cayó muy cerca de ellos y provocó un pequeño incendio que fue sofocado inmediatamente con el agua de varios barriles cercanos. El General, alterado por el revuelo causado por la amenaza del enemigo, salió afuera para ver que era lo que ocurría, y lo que se encontró fue una declaración en toda regla de los ocupantes de la Torre de las calaveras. Su máximo representante, un tal Jon Nieve, quiso meter algo de misterio en sus palabras diciendo que todos los que se encontraban tras los muros de la fortaleza no eran normales, y que encima ésta, estaba encantada. El General miró a sus ayudantes con cara de asombro por el atrevimiento de un hombre que por su apellido, no era más que el hijo bastardo de alguien, rápidamente salió a contestar antes de que sus hombres se cuestionaran su valía como dirigente.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-¡Jon Nieve, dices que te llamas!, ¡¿Y que hace el hijo bastardo de un don nadie dirigiendo el último reducto de las Tierras del Este?!. Y por cierto, ¿te has vuelto loco?. No voy a tomar en cuenta tus palabras y tu absurdo gesto de la flecha en llamas, se ve que estar tanto tiempo encerrado no te hace ver la realidad de la guerra, lo primeo que debes conocer es el respeto en los enfrentamientos. La guerra es una arte, y como tal, tiene unos protocolos que debes ser respetados. Antes de acometer ninguna locura se debe negociar las condiciones de rendición, no tiene porqué morir gente inocente, o bravos soldados, seguro que llegamos a un acuerdo...Mi oferta, y créeme, es única, consiste en que abras las puertas y te rindas a los hombres del Norte, te daré tres días para que abandonéis la fortaleza. Pasado ese tiempo pasaré a espada al que se oponga, ¿lo has entendido?, déjate de absurdas supersticiones y mitos, el único encantamiento que conozco son los callos de mis manos al empuñar mi afilada espada. ¡Rindete!.-

**Tras las palabras de Robb, sus hombres gritaron de orgullo, estaban convencidos totalmente de que la fortaleza al final caería. Muchas veces habían visto esa escena, tantas que casi podían adivinar las palabras de sus enemigos. Pero los hombres del Este eran orgullosos, más incluso que los del Norte, seguramente tendrían que demostrar algo más de poder intimidatorio, las palabras son poderosas, pero no más que las que van acompañadas de otro tipo de sutilezas. Robb miró a la zona de las catapultas, y vio que estaban preparadas, entonces levantó una mano y esperó a la contestación para hacerla bajar y que lanzaran varias rocas de grandes dimensiones, algo que seguramente quitaría más de una razón para mantenerse en aquel Castillo.**

por **Yue** Jue Abr 03 2014, 07:14

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**El Rey Rikku se rascó levemente la barbilla y miró a su alrededor: todas las personas que se encontraban en la Sala del Trono en su ciudad eran, sin duda alguna, unos pelotas y unos hipócritas que no querían más que su dinero, y él era perfectamente consciente. Pero bueno, ¿qué le podía hacer él? Tenía ahora veintiocho años y estaba en plena forma: tenía músculos fibrosos (nada de exagerado), un cabello muy bien peinado, y un rostro muy encantador. Pero lo que no soportaba eran las mujeres que los diferentes nobles le ofrecían para "apaciguar" sus necesidades. Ese mismo día, le habían enviado a un grupo de dos mujeres desnudas para que, como el comerciante había dicho, las enseñase a portarse bien. ¡Cómo se atrevía a tratar así a unas pobres chicas de diecisiete años! Por que esta era la edad que tenían, y sería gracias a Dios que no serían más jóvenes. Las chicas estuvieron durante horas insinuándole, así que llegó un momento en el que no pudo más y se las llevó a su habitación, donde las colocó sobre la cama. Cerró la puerta con llave y se dejó llevar: era hombre y tenía sus necesidades desde la muerte de su esposa hacía no mucho tiempo. Una de las dos chicas cumplía dieciocho aquel día, así que no era nada malo que tuviese relaciones con ella. Sin embargo, a la otra, prefirió dejarla de lado, tranquilizándola. **

**Durante varios minutos, se sintió incómodo: no era muy experto en el tema. Al destaparse y al quitarse la ropa, la chica se acercó, con mala cara, hacia él para comenzar el sexo oral. Sin embargo, el rey la apartó, diciéndole que no estaría a gusto haciendo algo que a la chica no le gustase. Lo había notado en el mismo instante en el que la chica había hecho mala cara, y ella lo agradeció y le dijo las posiciones que más le gustaban y las que no. Ambos se unieron en diferentes posiciones durante varios minutos: primero, la chica se colocó sobre Rikku y lo cabalgó como si de un caballo al trote se tratase. Poco después, la chica lo agarró por el cuello y lo colocó sobre ella para cambiar de posición. Durante un par de minutos más, continuaron teniendo relaciones y la chica sonrió, haciendo ver que estaba disfrutando el momento. Llegó el momento más esperado por ambos: la chica lanzó un grito de placer y los dos llegaron al mismo tiempo. El rey se separó de ella y le acarició el cabello a la joven, quien le agradeció por semejante momento. Pero Rikku sabía que venía a continuación. **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Habéis venido aquí con la intención de aliviar mis penas, pero no con obligación. No me cabe duda de que tú, joven, me estás enormemente agradecida por no obligarte a tener relaciones conmigo. Y tú lo estás también por ser coherente contigo en la cama. Ahora, no os pediré nada más. Habéis vivido toda vuestra vida siendo mercancías... Ya no. Tenéis mi permiso para iros y hacer vuestra vida. Esta ciudad os recibe con los brazos abiertos y os procuraré una vivienda fija y segura, y un lugar donde podréis estudiar y aprender cosas que seguro habéis deseado desde pequeñas. No es necesario que me lo agradezcáis... Mi deber es preocuparme por los que están en mi ciudad. Mucha suerte, chicas. -

**Las chicas, llorando de la alegría, salieron del cuarto corriendo. Rikku las vio partir con una sonrisa de oreja a oreja. Se había vestido en un momento con su túnica negra y vio llegar a un hombre de no muy elevada edad que traía un pergamino, el cual le entregó. Rikku agradeció y miró el pergamino mientras el joven se iba. La carta decía... **

**Mi señor y viejo amigo Rikku,

te agradezco desde ya el leer esta carta y el de haberla empuñado de mi mensajero personal. La situación en la Torre de las Calaveras no es la mejor: el ejército de nuestro nuevo personaje famoso, el Rey Asesino, se tiene a mis muros y no podré hacer gran cosa para detenerlos. Te pido por favor que traigas tu ejército y que nos brindes toda la ayuda que te sea posible.
Tu amigo que te quiere, Jon Nieve. **

----------------------------

**Mientras tanto, Jon Nieve se tenía mirando al hombre que acababa de hablar. El hecho de que lo llamasen "Bastardo" e "Hijo de un don nadie" lo irritó bastante, pero mantuvo la calma. Sonrió y escuchó atentamente las palabras de su interlocutor. El maldito Rey Asesino, Robb Stark, si no se equivocaba. Pues se arrepentiría por sus palabras y su osadía. La Torre de las Calaveras escondía muchos más secretos de los que podrían llegar a la cabeza de cualquier ser humano. Y Jon sonrió al pensar en los instantes que se venían. **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Parece ser que no os podré detener... Pues bien, no me rendiré. Sin embargo, os invito con los brazos abiertos a que vengáis y entréis en mi ciudad. Pero quedáis advertidos: lo que veréis aquí, lo llevaréis a la tumba... -

**Se dio la vuelta y, junto con todos los arqueros de la muralla, se fue y bajó al patio, donde se preparó para combatir... **

-----------------

por **Zaraki** Jue Abr 03 2014, 20:07

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**Las palabras de Robb cayeron en saco roto, el máximo representante del Castillo rehusó la petición del General, e incluso pareció mofarse con sus últimas palabras: "Os invito con los brazos abiertos". Esto último fue el detonante del ataque de las catapultas, el hombre del Norte bajó su brazo, y varias de ellas lanzaron enormes rocas al interior de la fortaleza. Su intención era la de intimidar y bajar la moral de los defensores para poder hacer un asalto en mejores condiciones. Los consejeros miraron a Robb para ver su siguiente respuesta, sabían que no tardaría en demostrar su superioridad con algún ataque indiscriminado, pero no fue así, el General esperó a ver la reacción a su ataque para seguir con sus amenazas.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-No os preocupéis mis leales hombres, estos confiados vasallos no serán resistencia alguna. Dicen que nos invitan a pasar al interior, pensando que somos estúpidos, jajaja. No hemos ganado tantas batallas por mero azar, mi estrategia es clara. Ataques con catapultas cada 3 horas, y bloqueo total sobre la fortaleza, que nada, ni nadie salga o entre sin mi permiso. No creo que duren más de unas semanas, en cuanto el hambre y la sed hagan acto de aparición, se mataran entre ellos allanando nuestro trabajo. Lo dicho, ataques cada 3 horas aprovechando nuestra superioridad en la distancia. Por muchas flechas que tengan, no creo que sean capaces de hacer nada más que rendirse, ese bastardo querrá haber muerto el primero, lo juro.-

**Robb se retiró a tu tienda para seguir pensando la manera de ir minando la moral de los defensores de la Torre de la Calavera. Su fama de hombre duro le precedía, tenía muy bien atado todos los cabos de su estrategia, paso a paso, fase a fase, ahora tocaba la fase del miedo, el bombardeo incesante de ilusiones y sueños. Todo quedaba en el lado de Jon Nieve, si no actuaba pronto con una respuesta de rendición, podría cargar con el peso de muchas muertes en sus espaldas, algo que podría llevarse a la tumba en un intento de resistencia estéril e innecesario.**

por **Yue** Dom Abr 06 2014, 10:51

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**La tensión subía cada vez más en el lugar: las primeras oleadas de hombres de parte de Stark o las primeras bolas de catapultas aún no habían llegado. Pero no tenía que faltar mucho... Jon sabía desde el principio que, aquel día, muchos hombres, mujeres e inclusive niños iban a morir. Pero ¿qué podía hacer para evitarlo? Nada. El ejército de Stark era enorme, de éso no cabía duda: sin embargo, Nieve no se daría por vencido rápidamente. Contaba con el mayor de los factores sorpresa: las grandes y oscuras respuestas a muchas preguntas que se escondían en aquel lugar. Nunca las había visto por sí mismo, pero sabía que aquel lugar escondía algo tenebroso... Algo que, como la Leyenda decía, iba a impedir que la Torre de las Calaveras cayese. **

**Alzó su espada y la miró con una sonrisa: la había encontrado sobre la estatua de un antiguo rey que se encontraba en la sala del trono, y la había empuñado por simple reto. La inscripción decía que, aquel que empuñase el arma, estaría condenado a proteger y vagar por la Torre de las Calaveras por siempre... Había supuesto un gran reto para Jon, quien no temía la muerte y quien era muy arrogante. Y ahora allí estaba, a punto de morir masacrado por un ejército... No, antes de caer, los hombres de Stark descubrirían todos y cada uno de los secretos de la Torre. **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - ¡Hombres! ¡Soldados! ¡Hermanos! Sabéis, hasta el último de vosotros, que hoy vamos a luchar contra la muerte en persona. Así pues, también conocéis los grandes riesgos que esta batalla puede suponer para todos: la Torre de las Calaveras ha guardado secretos increíbles desde largo tiempo, ¡y hoy, si no vencemos, estos secretos saldrán a la luz! ¿Qué podrían ser? ¿Fantasmas? ¿Cadáveres? ¿Poderes? ¡Nada es seguro! ¡Pero lo que sí es seguro es que, sea lo que sea, hoy despertará en nuestro favor! ¡Preparaos para el combate! -

por **Zaraki** Dom Abr 06 2014, 16:54

**Tal y como ordenó el General Rob, los lanzamientos de las catapultas no paraban de causar el mayor de los estragos en las murallas de la fortaleza, también buscaban minar la confianza de aquellos hombres encerrados. La estrategia la aprendió el brazo ejecutor del rey Stark de su antiguo maestro, el que fue capaz de unificar los cuatro puntos cardinales de Poniente con su sabiduría, "Anibal, el manco".**

(Segunda Era de Poniente)

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**Al inicio de la segunda era (ahora estaban en la tercera), Anibal, el segundo ayudante del Generar Griegus, se encontraba frente a los muros de las fronteras de las tierras del Sur. Las tropas que lideraba junto a otros ayudantes, estaban en la batalla principal de la larga campaña que los llevó por los cuatro puntos cardinales del continente, la batalla de "Lodomar". Tras varias semanas de asedios, y numerosas bajas por la enorme resistencia de los sureños, el General se encontraba al borde de la desesperación, una y otra vez había enviado a sus hombres para tomar la muralla, confiado en la superioridad numérica como única salida a la caída del único punto que mantenía al poderoso ejército del Norte atascado, fracasaba constantemente en sus incursiones. Anibal, que era el más joven de los ayudantes, insistía en que la mejor manera de acabar con los sureños, era que ellos mismos acabaran entre ellos, la manera, provocar la desesperación y el horror con otras técnicas menos sutiles. Los demás de su rango, no creían mucho en esa idea, pues confiaban en que al final, la enorme cantidad de efectivos de los que disponían, terminaría por imponerse. Griegus, que no quería ver morir a más de sus hombres, aceptó a que expusiera su idea en el tablero de la guerra. Su explicación era clara, traerían a todos los prisioneros de guerra para descuartizarlos, luego los pondrían en bolsas cerradas, y los lanzarían contra las murallas cada media hora. Después de todo eso, esperarían a que sus enemigos se volvieran locos al ver a sus compañeros y familiares mutilados y vejados de esa manera, lo que provocaría, seguramente, una cadena de errores que daría como resultado final su victoria. Todos los ayudantes se miraron ante la macabra idea de su compañero, igual, su plan, no era tan malo al fin y al cabo. Dicho y hecho, tal y como indicó Anibal, sus hombres prepararon todo para ello, cada media hora lanzaban los cadáveres de los prisioneros con precisión milimétrica, no querían que se perdieran al chocar contras las murallas. Tras varios días de acecho, la táctica dio resultado, los sureños cometieron un grave error al dividirse, por un lado los partidarios de seguir igual, por el otro los que querían rescatar a sus familiares, en esa *Prostituta* ganaron los segundos, y al intentar lanzarse con todo, los norteños los estaban esperando. La masacre los mermó de tal manera que ya no pudieron resistir mucho más, firmando su caída tras varios meses de duro asedio. Anibal fue condecorado con todos los honores, y presidió el consejo del rey durante muchos años. Allí conoció a Robb cuando era solo un niño de 9 años, él, junto a otros niños brillantes, aprendían el arte de la guerra del mismo héroe.**

**Mientras tanto, en las tierras cercanas a la Torre de la Calavera, Robb y los suyos permanecían calmados esperando su momento. La estrategia era clara, ganar por rendición absoluta. Las catapultas no paraban de hace su trabajo de destrucción, los hombres más fornidos se turnaban en preparar las enormes rocas que eran lanzadas con gran contundencia. Tras varias horas ya se dejaban ver los primeros destrozos en las duras murallas, agujeros que esperaban que fueran algo más que físicos.**

por **Yue** Jue Abr 17 2014, 14:43

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**La escena apocalíptica provocada por las fuerzas de Robb (más especificamente, por sus catapultas) era lógico: durante los primeros minutos, las enormes rocas lanzadas por las armas de asedio de madera no parecían la gran cosa. Las fuerzas de Nieve se limitaron a alejarse de la muralla y mantenerse tras la puerta principal, de manera que hacían una gran fila hasta el palacio, sobre cuyo pedestal se tenía John observándolo todo. Los inocentes estaban ahora evacuados y refugiados en el castillo. Al menos, casi todos... Informes llegaron a manos del Rey de la Torre de las Calaveras: un grupo de ciudadanos (unos diez) había sido hallado cerca de las murallas, y estaban retenidos por unas enormes rocas que habían desprendido las murallas. Nieve asintió, sabiendo que, si salía a buscarlos, se estaría jugando un grave peligro. Pero no pudo retenerse... Saltó del pedestal y descendió las calles de la Torre hasta la muralla. Con la ayuda de sus hombres, levantó las rocas de encima de los ciudadanos. **

**Los ayudó a llegar hasta la ciudadela, donde escuchó un terrible sonido. Un terrible choque de rocas... Muralla y piedra de catapulta; defensa y ataque; yin y yang... Como de costumbre, la muralla se partió en dos, esparciendo uno de los torreones principales sobre el campo libre y la ciudad. Los soldados se dispersaron y se colocaron nuevamente alrededor de las rocas que habían caído. No mucha gente resultó herida. Sin embargo, Nieve entendía el peligro... Ahora, frente a su ejército, se tenía una terrible fisura por la cual todo tipo de hombre (hasta el más gordo o el más alto de Poniente) podría pasar. Fue entonces cuando comprendió que los secretos y misterios de la Torre de las Calaveras se revelarían hoy. Bien, qué así fuese... Él pondría su grano de arroz. **

**Entró a la sala del trono y agarró una antorcha. Abrió un pasadizo secreto al alzar una palanca que estaba colgada en la pared, y lo atravesó a duras penas. Estaba cansado (teniendo en cuenta que no había peleado todavía) y su visión estaba nublada por la tierra que las terribles piedras de catapulta levantaba. Le picaban los ojos, y los tenía al rojo vivo. Pero no le impidió avanzar hasta la gran sala donde se tenía un pedestal con cuatro objetos dentro de un cristal... Cuatro extraños objetos de los cuales se sabía que eran "Los Cuatro Objetos más Malditos de Poniente". A pesar de conocer el riesgo que corría y al no conocer las posibles maldiciones de los objetos, Nieve rompió el cristal y los empuñó: una medalla de oro (una especie de collar); una piedra rúnica cuyas inscripciones no eran lisibles, al menos, para Nieve; un mandoble el cual era negro y cuyo filo estaba más que afilado (también tenía inscripciones); por último, y el más inquietante, un libro... Un libro en el cual no había nada escrito; un libro cuyas hojas eran totalmente blancas; un libro... maldito. **

por **Zaraki** Sáb Abr 19 2014, 20:44

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]**Los hombres del General Robb esperaban preparados la más mínima orden para poder lanzarse contra el castillo, su sed de sangre no tenía parangón alguno, de hecho se les solía llamar despectivamente los lobos de la muerte. Los ataques con las catapultas hacían mucho daño en cualquier defensa, incluso si ésta era una enorme y mítica fortaleza como la que tenían delante**.

**Alguno de los muchachos que ayudaban a cargar las catapultas estaban sorprendidos por el ataque continuado de las tropas del Norte, incluso las rocas que tenían seleccionadas para los lanzamientos se estaban empezando a gastar demasiado rápido, algo que no tardaron en comunicar a sus superiores. Éstos, que no contaban con un contratiempo tan importante, decidieron buscar alternativas posibles en la orografía de aquel lugar.**

**No muy lejos de allí encontraron unas excavaciones hechas en la misma roca, incluso todavía con algún que otro trabajador en su interior. Todo esto provocó el siguiente movimiento del General, que recordando las historias de Aníbal decidió causar entre sus enemigos el mayor de los caos posibles, lanzarían contra las murallas los miembros mutilados de todos ellos. Uno por uno fueron asesinados a sangre fría y desmembrados minuciosamente para tal operación. Una vez apilados los brazos, torsos, cabezas y piernas en varias pilas colocadas en la zona de las catapultas, empezaron con los lanzamientos bajo la atenta mirada de Robb.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-Creo que este ataque será definitivo. Tal y como me enseñó mi maestro Aníbal, en la guerra no solo hay que machacar físicamente a tu enemigo, también hay que hacerlo de manera psicológica. La visión de los miembros mutilados será más que suficiente para que aquellas gentes, sepan realmente a lo que se enfrentan. No creo que sigan con su estúpida defensa después de esto. Me estoy empezando a cansar del bastardo que los lidera, a estas horas ya debería haber comprendido que la resistencia es la peor de sus posibilidades. Seguir con los ataques, pronto iremos a por sus cabezas.-

**Tras decir estas palabras se metió de nuevo en su tienda para descansar, pensaba que un ataque tan sádico y dantesco sería casi imposible de rechazar. En su mente tenía la idea de que tras esas murallas, no solo había soldados, seguramente en sus filas contaba con panaderos, campesinos, pescadores,...gentes que no estaban acostumbradas a las durezas de la guerra, y que con la visión de hombres desmembrados sentirían miedo, verdadero miedo ante lo que se le avecinaba si no se rendían.**

por **Yue** Dom Abr 20 2014, 07:31

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**Jon Nieve pudo oír gritos desde arriba... Gritos que mostraban desprecio, asco y tal vez dolor. Se colgó la medalla de oro en el cuello, guardó la piedra en una de sus bolsas atadas al cinturón, enfundó el mandoble a la derecha (puesto que a la izquierda de su cadera estaba enfundado el suyo) y, por último, cogió el libro... Sus manos se tensaron y pudo sentir el gran peso del libro por un segundo. Pudo sentir como si estuviese cogiendo el mundo entero, como si de su simple mano, la cual le dolía, dependiese toda una generación de vidas. Y, al segundo, el peso desapareció y guardó el libro en un saco que había traído consigo. ¿Qué misterios u horrores podrían guardas aquellos tantos objetos? Poco sabía Nieve del caso, pero sabía que lo oscuro y lo tenebroso estaba por llegar. Y no los usaría a menos que fuese de menester. **

**Volvió a subir por las escaleras (las cuales se le hicieron más llevaderas), cerró la entrada secreta y salió de la Fortaleza para que lo primero que tuviese que ver fuese una extremidad que caía justo a sus pies... Un brazo de cuyo hombro tendría que haber sido arrancado de cuajo. La sangre (la que quedaba aún) se esparció por el suelo, y Nieve estuvo a punto de vomitar en aquel mismo lugar, pero se contuvo y miró al frente: ahora, la nueva arma del enemigo era usar las extremidades de los Dioses supiesen quiénes. ¿Por qué? ¿Por qué hacían acto tan cruel? ¿Asesinar a inocentes (e incluso tal vez a sus propios hombres) para qué? ¿Acaso quería bajar la moral de su ejército? Pues no lo iba a conseguir. Con un grito feroz, Nieve soltó un insulto hacia el Rey Robb Stark y bajó de la Fortaleza hasta unas escaleras que llevaban al tejado de la casa más cercana al lugar. Desde allí, se veía lo que sucedía al otro lado de la gran grieta de la muralla. **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - ¿Es esto lo mejor que los Stark tienen? ¿Lanzar todo esto... todas estas extremidades y miembros del cuerpo de inocentes contra mí? ¿Tan desesperados estáis, invasores? ¡Venid a pelear como hombres! ¡Nuestra moral no bajará! ¡No sufriremos daños físicos por simples partes del cuerpo humano! ¡No podréis hacer nada contra nosotros a menos que crucéis ésa grieta! ¡Venid a mí y os demostraré lo que en verdad puedo hacer! ¡Malditos hijos de... de ~~la Luna~~ perra, venid y demostradme de qué sois capaces! ¡Te cortaré la garganta con mi propio mandoble, Robb Stark! ¡Vamos, ven! -

**Se arrodilló... Los gritos le habían tomado un gran esfuerzo. Sintió que el cuerpo le pesaba más que de costumbre... Debía de ser por la armadura. No, no era posible... Se miró el cuerpo y se dio cuenta de que no llevaba armadura: tan sólo una túnica, que era lo único que necesitaba. Pero, ¿qué podía estar pesándole tanto? Se dio cuenta de que tenía todos los Objetos Malditos sobre él... ¿Qué tipo de poderes ocultaban aquellos objetos para hacerle jadear de fatiga? ¿Qué secretos ocultaban? **

por **Zaraki** Lun Abr 21 2014, 09:01

**Desde la soledad de su tienda escuchó todas y cada una de las palabras que Nieve le regaló desde su fortaleza, por el tono de ellas se podía adivinar que no se rendiría sin plantar batalla alguna. El General Robb estaba empezando a impacientarse ante la actitud de aquel bastardo y sus huestes, viendo que sus ataques le habían dejado una enorme brecha por la que penetrar, decidió reunir a sus ayudantes para plantear la mejor forma de afrontar un enfrentamiento directo.**

**Sus hombres rápidamente asintieron y aprobaron la maniobra acordada, atacarían a la fortaleza bajo el escudo de las catapultas, y desde varios frentes. La táctica estaba clara, usarían la maniobra en cruz, un ataque cruzado desde tres lugares distintos muy difícil de defender, y con el que las tropas de Robb habían ganado casi todas sus batallas. Una vez que todo quedó claro, fue el momento de ponerle una réplica a las palabras de Nieve, un aviso sobre lo que había provocado con su actitud.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-Eres muy presuntuoso y osado, bastardo. Esos cuerpos son tan inocentes como tus sucias palabras, en la guerra no hay amigos, algo que ya deberías saber, y si con ello logro mi objetivo es más que suficiente. En cuanto a tus palabras ofensivas, dudo mucho que llegues siquiera, a rozar mi inmaculada armadura. Pronto vas a comprobar que enojar a un adversario de nuestra talla, no es la mejor de las opciones, de todas maneras, como soy muy benevolente, dejaré un tiempo para que cualquiera de tus hombres huya lejos de aquí sin ser capturado, y ésta créeme, será la última concesión que os daré antes de pasar a filo de espada, todo el que se me resista. Pronto veremos si tienes las agallas que te presupones tú mismo.-

**El General Robb esperó unos minutos para lanzarse contra el castillo, no quería dejar pasar la oportunidad de ver mermadas las defensas de su enemigo, una vez concluido el tiempo el ataque fue lanzado tal y como fue ideado. Los hombres de Robb eran muy temerarios y valientes, por lo que no dudaron en seguir las órdenes de sus superiores, pronto se enzarzaron con las tropas que intentaban hacerlos retroceder en la brecha, el lugar perfecto para iniciar la invasión a la fortaleza. Robb, que esperaba el momento perfecto para entrar con sus tropas a caballo, intentaba observar los movimientos de Nieve, quería interceptarlo para darle muerte y exhibirlo luego como trofeo a sus tropas, un movimiento que serviría para dar moral a sus hombres, y quitársela a sus adversarios.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

por **Yue** Mar Mayo 06 2014, 10:09

**Jon Nieve, con una sonrisa arrogante, escuchó hasta la última palabra que el líder de los Stark mientras acariciaba con su mano enguantada el mandoble que había obtenido no mucho tiempo atrás bajo el castillo. Cuando Robb Stark calló, Jon se dio la vuelta. Dio un par de órdenes claras y precisas: si una piedra de catapulta era lanzada, todos los allí presentes se apartarían. Poco importaba ya el daño superficial que pudiesen sufrir las casas... siempre y cuando el castillo en sí no cayese. Ahora, no iban a luchar por esquivar piedras, si no por vivir ante una gran oleada de humanos de carne y hueso como ellos. Nieve se puso al frente, preparado para la batalla. Quería salvar el lugar y aumentar la moral de sus tropas, ¿y qué mejor manera de hacerlo que peleando él mismo en primera línea? **

**Los primeros hombres de los Stark llegaron; como ordenado, los soldados esquivaron de cualquier manera las piedras de catapultas y se prepararon para hacer frente a los Stark. El polvo y la tierra que eran levantados por los ajetreos de la pelea no dejaban a Nieve ver qué había al otro lado de la grieta de la muralla. Y entonces, llegó el primero... Un soldado de los Stark, alto, moreno y con una armadura que daba incluso miedo. Armado hasta los dientes, se enfrentó a Jon, quien sólo iba armado con su mandoble (no el que pertenece a los objetos malditos, si no el suyo propio) y con su coraje y armadura... **

**El hombre era imponente: el primer golpe casi logró arrancar de cuajo el brazo de Nieve, quien se las apañó para esquivar el golpe por los pelos y para levantar su mandoble con ambas manos. A pesar de su fuerza, el guerrero logró bloquear el ataque con su propio mandoble y penetró, con su mirada, la de Jon; acto seguido, lo empujó, dejándolo totalmente desprotegido. Sin embargo, puede que fuese la arrogancia lo que le jugase una mala pasada, ya que esperó a que Nieve se recuperase del golpe para continuar la pelea. Pensando a una velocidad sobrehumana, Nieve esquivó un nuevo golpe y bloqueó otro. Esta vez, su mandoble se rompió en dos... Con toda su fuerza, atravesó entonces la garganta de aquel soldado... **

**El hombre cayó y murió ante el acero roto del mandoble del Líder de la Torre de las Calaveras. Jon, al darse cuenta de que no tenían mucho que hacer, dio un grito que llevaba una orden más que clara y que decía "Retirada". Los soldados, que hasta ahora habían estado peleando, se retiraron hacia la segunda línea de defensa: una pequeña empalizada (de madera) que cubría los costados del castillo. Jon, por su parte, subió a un edificio y alzó algo que no había usado hasta ahora... Buscó a Stark y, sin encontrarlo, gritó mientras sostenía el objeto: **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Has tenido tus oportunidades, Stark... pero la sangre ya se ha derramado. Te di la oportunidad de irte, pero no la aprovechaste... Contempla uno de los cuatro objetos malditos que están en mi poder: la Piedra Rúnica Maldita. Es el más flojo de entre los cuatro, pero esto no quiere decir que sea moco de pavo... Si os rendís, no os haré sufrir por todo lo que habéis hecho: os daré una muerte rápida. Si continuáis avanzando, que las maldiciones que guarda este lugar se amparen de vosotros. ¡Os esperaré en la segunda línea de defensa, canallas! -

por **Zaraki** Jue Mayo 15 2014, 16:50

**La primera ofensiva de los hombres de Robb Stark fue un éxito rotundo, los soldados de la fortaleza se vieron en la obligación de retroceder a la segunda línea de defensa por el ímpetu y las ganas de los salvajes lobos de guerra del Norte. Casi la totalidad del ejército invasor se encontraba ya en el interior del Castillo, lo que provocó numerosas bajas en el bando de Jon Nieve, éste apenas pudo defenderse del ataque de varios soldados mientras se retiraba a una zona elevada para continuar con sus amenazas, ahora de una manera más rotunda y directa, seguramente por ver los colmillos de su enemigo amenazando su cuello.**

**El General Robb, al ver la actitud de su homónimo enemigo, no pudo más que sonreír con malicia y curiosidad por ver el poder de tales objetos. No creía mucho en brujerías o artes mágicas, las consideraba atrasos, vestigio de una época oscura donde las cosas y las leyes no eran tan tangibles como ahora. Su mente estaba algo dispersa en el campo de batalla, pues no entendía el aferro de aquellos soldados por algo que a sus ojos era, una enorme temeridad. El enfrentarse de esa manera a los guerreros del Norte no era muy inteligente, es más, si todavía seguían vivos no era más que por la mezcla entre azar y estrategia, más que por sus habilidades defensivas. Harto ya de tanta palabrería se dirigió de nuevo a Nieve, esta vez para expresarle su más profundo aburrimiento por su actitud.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-¿Rendirnos?, jajaja. De toda la palabrería que acompaña tu pobre discurso, es lo único gracioso que has dicho. Los hombres del Norte hemos estado en guerra durante toda nuestra vida, nuestra experiencia en combate superar con mucho, a cualquiera de tus hombres. Nuestro acero es más poderoso que cualquiera de tus armas, ¿y ahora me vienes con historias de fantasmas y maldiciones?. Mira bastardo, la única maldición que existe es la de mi espada, cualquier hombre que se cruce con ella está muerto en vida, ¿lo entiendes?, ya estás muerto!!!.-

**Robb miró fijamente a Jon para desafiarlo una vez más, su espada, ligera pero a la vez de buen tamaño, apuntaba directamente a su cabeza, la que sin duda, rebanaría sin remedio. La tensión del escenario llegaba ya a su máximo, los soldados del Norte intentaban reducir al máximo número de enemigos posible antes de cazarlos en sus últimas defensas. Todo lo que seguiría al asalto, no podía pararse ya de ninguna de las maneras.**

por **Yue** Vie Jul 04 2014, 11:56

**Apretó los dientes, muy a su pesar, y tomó el arco de un soldado que no estaba muy lejos. Con un estirón de brazo y de cuerda empujado por una flecha, apuntó a Robb y lanzó. Sonrió... Quería verlo, sin duda alguna, morir lentamente por lo que había hecho, y así era como iba a morir: lentamente. Pero no en aquel preciso instante. La flecha no había sido más que un aviso, y cayó a los pies del General Stark, cuya reacción no pudo notar Nieve desde su posición. Se las apañó para bajar del edificio de un salto y se colocó al frente de la Segunda Línea de Defensa, empuñando su espada. La puerta del castillo se tenía detrás de sí, pero el ejército invasor ya había, probablemente, penetrado en el gran edificio desde los distintos puntos de entrada. **

**Iba a morir allí, éso no lo dudaba. Mientras bloqueaba el primer ataque, se dio cuenta de que, por alguna extraña razón, no había soltado la piedra... Sonrió, tomándose a sí mismo por un imbécil. El poder de las piedras no existía... Si fuese al contrario, ya hubiese reaccionado. Consiguió matar a cuatro soldados Stark, pero no sirvió de nada: se vio obligado a retroceder y, horrorizado, vio como una espada caía sobre su rostro. Instintivamente, usó su espada para bloquear el ataque del gran mandoble, pero se rompió en dos y cayó al suelo. Cuando creía que iba a morir, Jon se protegió el rostro con la mano que empuñaba la piedra... y lo que sucedió fue horrible. **

**Una onda tembló, y todo a su alrededor pareció detenerse. Sólo duró un segundo, hasta que el soldado que lo había atacado se vio impulsado hacia atrás mientras se quemaba vivo, dejando así a varios heridos o muertos del mismo motivo. Perplejo todavía, Nieve se levantó, penetró en el castillo y cerró todas las entradas, ocupándose con sus soldados de los Stark que habían podido entrar en el interior del imponente edificio. Dividió lo que quedaba de su ejército en pequeños grupos que no hacían más que bloquear las puertas, mientras que él subió las escaleras. Alguien le agarró por el brazo y se lo quedó mirando... **

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Vamos a morir, chico. Lo sabes, ¿verdad? -

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - No todavía. Te quedas al cargo de la defensa, Ned. Necesito subir a lo más alto de la Torre de las Calaveras... ¿Puedo contar contigo para retenerlos?

por **Zaraki** Mar Jul 08 2014, 19:36

**De pronto, desde la multitud, una flecha bien dirigida cayó a los pies de un Robb sorprendido por el lanzamiento. Con un gesto de gran rabia en su rostro, y agarrándola de un extremo, la partió en dos pedazos mientras gritaba enfurecido. Aquel gesto cobarde había sido la gota que colmaba el vaso, él, un general consagrado y afamado atacado vilmente y sin honor. Si había llegado hasta la zona de John Nieve sin detenerse, era únicamente para tener un duelo a muerte con el joven, pero lejos de sus ideales en el campo de batalla, se apresuró a darle muerte rápidamente.**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-No esperaba esto, sucio bastardo. Has intentado aprovechar la confusión para eludir un combate e intentar matarme desde la distancia. Desde luego, estos son los gestos que catalogan a una persona. En el Norte, si un rival te apunta con su espada, lo menos que puede hacer es mantener un combate con honor, pero por lo que veo, eso no se lleva en estos lugares. Una pena, pues esperaba mantener un combate interesante antes de someter el último obstáculo para dominar esta región. Pero no creas que esto quedará así, no, una vez que te mate, desollaré tu cuerpo y lo pondré a la vista de tus hombres, así verán que es lo que lleva dentro su líder, podredumbre.-

**Robb marchó con paso rápido hacia la entrada del castillo, justo a tiempo para ver como uno de sus soldados era lanzado al aire envuelto en llamas. Aquel ataque no era algo normal, tenía toda la pinta de haber sido consecuencia de fuerzas más allá del entendimiento humano, quizás de esos artilugios que nombró Nieve. El general se paró a reflexionar sobre lo presenciado, pero a los pocos minutos continuó su marcha exclamando que aquello no era más que un sucio truco de timador, seguro que alguna carga explosiva colocada en el punto perfecto. Sus hombres ya habían reducido las defensas hasta las mismas puertas del castillo, en pocos segundos las romperían y llegarían a la zona más alta para colgar su bandera, el signo de que la fortaleza había sido conquistada.**

**El olor a carne y sangre era ya demasiado evidente, tanto que algunos hombres se tapaban la boca mientras avanzaban entre cadáveres. Robb estaba acostumbrado desde pequeño, pues era un consumado cazador, así que aquel olor le traía buenos recuerdos. Ya en la misma puerta se paró un momento para tomar aliento.**

por **Yue** Dom Sep 07 2014, 07:26

**Mientras Jon subía a lo más alto de la Torre de las Calaveras, Ned miró los extraños objetos que se le habían entregado. Un medallón de oro y un mandoble de color negro, como el carbón. ¿Porqué le había entregado aquello? ¿Qué tenían de tan especial? Sin embargo, el joven Líder de la Torre había subido con su arma y un extraño libro bajo su túnica. Todo era demasiado extraño... ¿Eran aquellos acaso los Objetos Malditos?**

[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] - Cuando yo os diga, esas puertas estarán por caer y no habrá manera de cerrarlas otra vez, así que las abriréis para intentar hacerlos retroceder y tener un poco más de tiempo. A la de tres. Una, dos... -

**Las puertas se abrieron como era lógico que pasaría. Los soldados de John intentaron empujar, matando a cualquier soldado que intentaba cruzar la puerta. Con la espada en mano, Ned bajó las escaleras y empuñó el medallón negro. Se lo puso y cogió su espada usual, sin querer probar ni siquiera el mandoble negro. Con un golpe, intentó partir la cabeza del hombre en dos. Sin embargo, lo que sucedió fue muy diferente...**

**Atravesó carne y hueso hasta llegar a el vientre. Miró la carnicería, sorprendido, y retrocedió. ¿Es que el medallón le daba una fuerza sobrehumana o algo por el estilo? Se dio la vuelta y, con el filo de su espada, atravesó su garganta, haciendo aparecer un terrible chorro de sangre que lo empapó entero.**

**Fue entonces cuando una espada rozó su cuello. Si bien la medalla dorada cayó al suelo ya que la cadena se rompió, él no sufrió daño alguno. Era imposible detener las fuerzas de los Stark. Subió las escaleras, haciendo lo más difícil que había hecho en toda su vida: abandonar a sus hombres.**

por Contenido patrocinado

Yue vs Zaraki

Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki

Re: Yue vs Zaraki