Logro para Yo

por **Apu** Lun Jul 15 2013, 16:41

La Romaña, dos reinos que habían sido unidos por un gran matrimonio, pero era ella, no él, quien llevaba los pantalones y tenía los tejes y manejes políticos de las tierras, aquella mujer se decía que tenía la furia de cien fieras salvajes y muy pronto había corrido el rumor de que ella había asesinado a mano limpia a su propio marido. Era por eso que Caterina Sforza, dueña de la romaña, condesa de forli y de imola al mismo tiempo era la mujer más temida de todo el reino. Corría el rumor de que la condesa era visitada por las noches por extraños seres sin forma con apariencia de fantasmas. Una noche uno de los guardias pudo comprobar como uno de esos fantasmas se posaba encima de la roca más alta de la torre. Más que un fantasma a aquel guardia lo deslumbró la belleza de una muchacha de un pelo de color celeste como el cielo, así como sus grandes ojos, pero no por eso su apariencia dejaba de ser menos tétrica. Una breve sonrisa de la muchacha bastó para poner inquieto a aquel guardia que sacó por instinto su arco y flecha para intentar atinarle a aquella persona. Apenas se alcanzó a escuchar un leve balbuceo, con un terror garrafal salían las palabras de su boca que increpaba a la bella pero tétrica visitante a que se presente con su nombre. La muchacha salta sobre el guardia girando por los aires dejando al descubierto un machete, que al aterrizar estaba sobre el cuello del guardia. Con un leve movimiento el guardia cayó al suelo, su sangre regaba el cuchillo y las ropas de aquella niña que son una voz tímida y suave se la escuchó decir: “Aria... mi nombre es Aria”.

Caterina escucha un golpe seco afuera de sus aposentos. Ella no se inquieta, no se inmuta, no le pasa nada. A pesar de estar en paños menores a punto de ir a dormir sólo atino a meterse dentro de aquella cama victoriana esperando a que su visitante entrase. La puerta chirría por la sangre que escurre por entre las bisagras de aquellas pesadas puertas de cedro. Una daga cubierta de sangre es lo primero que asoma por entre las sombras de la puerta. El visitante tiene el rostro cubierto, sólo se nota un mechón que cae sobre su rostro, pero la noche oscura no deja distinguir de qué color será. la sombra se acerca cada vez mas y mas a Caterina. La daga se eleva en el espacio y su filo apunta a la bella condesa de forli. El filo del arma corta el aire como si de papel se tratara pero detiene su trayecto en el bello rostro de la condesa, al parecer el asesino no había podido cumpli con su cometido, al menos por ese instante. Un rayo de luna alcanza a iluminar el rostro de Caterina, en él se dibujaba una cara de placer, no de terror. Con algo de fuerza y algo lasciva Caterina se aproxima sobre la daga y lame suavemente su filo llenando su lengua de sangre. El rostro de Caterina sucumbía al ritmo del placer, ella parecía estar bailando en su salsa. Con un movimiento de cadera y un suave ronroneo logra aplacar a su atacante y ponerse ella encima de aquella misteriosa persona. le saca el cuchillo de sus manos y ahora teniendo ella el control rasga las vestiduras de la sombra. entre corte y corte se van dejando al descubierto la silueta de un cuerpo definido, unas piernas suavemente contorneadas, una cadera grande y redonda, con la forma de una manzana, un vientre suave y aplanado y unos pectorales medianos y desarrollados. Al terminar sus cortes Caterina saca la capucha de aquella misteriosa mujer. Su rostro era aniñado, sus ojos al igual que su pelo eran de un color celeste cielo, su piel suave y blanca como la luna Caterina recorría el rostro de la muchacha con sus suaves y jugosos labios que terminaron devorando los de la muchacha con una pasión irrefrenable sus cuerpos se chocaban y se frotaban uno contra otro. en ese instante un grito de horror nacía desde el pasillo. una voz masculina gritaba el nombre de Caterina a viva voz. las puertas de la habitación se abrieron de repente. Aquel hombre contemplaba con horror y con algo de lujuria aquella escena. la bella muchacha de piel pálida saca de entre sus harapos una fina cerbatana que con un suave soplido lanza un diminutio dardo al cuello de aquel hombre. De los sabios de Caterina sólo se escuchó decir un gracias. Ahí la condesa de forli revela la historia a la muchacha. el cadáver era Lord Tensón Sir de Londres y emperador de los mares. Caterina chilla de rabia, pues era aquel joven quien iba a dejarle una gran fortuna de dote y que ella usaría para huir con su joven amante. Ahora muerto ya no podía hacer nada más. Caterina rompió en cólera y atacó a la joven, ambas se trabaron en una pelea muy reñida, ninguna de las dos cedía ni en fuerza ni en voluntad. Caterina alcanza a coger la daga de los suelos y con una mirada fúrica intenta asesinar a su joven compañera, pero el destino le tendría preparado otro final. Su joven amante fué mucho más rápida que ella y es la propia Caterina la que fue asesinada a manos de su amante. La bella dama se ha quedado sin palabras. Lo único que atinó es a eliminar a los pocos guardias que había en el castillo para que no descubrieran el crimen y en parte para apaciguar su ira y su culpa, por haber matado a su amor. Ella estaba y no estaba, era tal su estado de depresión que había cerrado el castillo de la romaña a cal y canto, nada podía entrar o salir. La joven paseaba como si un fantasma se tratase. En sus recorridas exploraba todos los cuartos de la fortaleza lamentando y llorando su amor perdido. Una noche notó en sus recorridas que la luz de su antorcha se perdía en el piso atravesando una pared. eso llamó notoriamente su atención, seguramente se trataba de un cuarto secreto. Tocó todos los recovecos, todos los ladrillos de la pared hasta que de pronto un eructo orco resonó de las entrañas del castillo. La pared se movió y dejó a la vista aquella habitación oculta. en la misma se hallaban algunos cuadros de aquella joven. Era como mirarse en un espejo, y en cada uno podía leerse su nombre: “Aria”. la bella dama rompió en llanto al ver el legado de su amada, pero a la vez sentía la responsabilidad de retribuir el último y gran acto de amor que Caterina había tenido para con ella. Decidió plasmar su amor en un lienzo. Así fué como la bella Aria empezó a pintar sin parar, un cuadro tras otro, uno tras otro hasta ver la perfección en el rostro de su amada. no pasó mucho tiempo antes de que se acabaran las pinturas, así que ella tendría que salir del castillo, que para ese entonces estaba envuelvo para la creencia popular en una maldición. La gente creía que todos habían muerto por una extraña maldición, y como nadie nunca había salido de ahí eso reforzó más aún la teoría. Los habitantes al ver a la bella mujer elucubraron los pensamientos más horribles que un ser humano podía imaginar. Su apariencia calma, angelical y su belleza sin parangón perturban las mentes de los ciudadanos de forli, los quienes salían despavoridos al verla. Ella estaba decepcionada, pues así nadie podía comprar las pinturas, y, por más que robe las monedas a cualquier ciudadano, no serviría de nada sino había nadie capaz de venderle las pinturas que necesitaba para seguir con su obra maestra, con esa búsqueda de la perfección en un solo retrato de su amada. En la oscuridad de la noche un aldeano llamó poderosamente su atención al verla él sólo atinó a hacerle unos ojitos, al parecer el joven se había quedado prendado de la belleza de la mujer. Cuando de pronto un grito que lo llamaba con el adjetivo de “desgraciado” hizo correr al joven. La bella Aria corrió tras él. Fué fácil ubicarlo debido a que entró a la única tienda abierta, una galería de arte. Aria pensó que estaba con suerte, a lo mejor allí podía conseguir lo que se equivocaba, pero al entrar vio a aquel apuesto joven, que de cerca ya no era apuesto, sino más bien feo, una mujer alta esbelta, de piel morena y sexy era quien lo reprendía al muchacho por haberse escapado y mirado a cuanta mujer se cruce. La dama de color ébano se presentaba. Su nombre era Alexia, una joven y sexy comerciante de la romaña, la única que poseía una galería de arte en todo forli. Al esta pensar mal de Aria creyendo que esta quería robar a su inútil prometido ella aclaró que sólo venía para vender unos cuadros, pero que le costaba desprenderse de ellos porque eran de su amada. La dependienta se quedó fascinada con aquellos cuadros. la joven le contó quién era y dónde vivía. Alexia se quedó estupefacta. Para ayudar a la joven, quien a simple vista se notaba que tenía carencias por el tiempo de encierro, alexia compró todos sus cuadros y le dio provisiones gratis para que siguiera pintando sólo con la promesa de que ella sería la única compradora de todos sus cuadros. Con el tiempo alexia seleccionó los mejores cuadros de la muchacha y armó una gran exposición con las pinturas de la muchacha. Aquella noche fue mágica. todos vieron a la mujer que creían maldita desplegar su arte por toda la ciudad. todos los ciudadanos se quedaron hechizados por su arte. tanto fué así que seleccionaron sus diez mejores obras para adornar las paredes de la romaña. pero la joven seguía encerrada en su castillo, sin darle importancia a las fiestas, títulos y honores. Aunque la joven alexia trataba de convencerla para que saliera a la luz, ella se negaba. Una inexplicable mañana ichann, el petate y prometido de alexia, quien nunca se casó con ella por temor, al abrir la galería se encontró una daga ensangrentada en la puerta con una nota dirigida a su amada Alexia. el joven la llevó corriendo para que su dama la leyera. Sólo unas pocas palabras estaban escritas en la nota “Ya he terminado mi obra, ahora es toda tuya”. Ambos salieron corriendo hacia el castillo. toda aquella fortaleza se encontraba abierta en el medio de ella había una pintura, la más bella que se pudiera encontrar. El lienzo con sus trazados dibujaba en cuerpo y alma a Caterina Sforza, la pintura vislumbraba a aquel que la viera, lo hechizaba con una magia poderosa nunca antes vista. Ya para ese entonces toda la romaña buscaba a la joven y bella arista que estaba lejos, muy lejos de allí. cuando de pronto vislumbra el rostro de su amada Caterina. un éxtasis la invade, corre tras ella, la persigue, la caza, hasta que ambas paran. la joven que parecía Catería cierra sus ojos, se concentra, una energía brota de su interior manifestándose en la tierra. Aquella energía misteriosa hace eclosión y tira a la pobre Aria hacia el suelo dejándola inconsciente. un segundo antes de caer vé como el cuerpo de su amada es cubierto por un ropaje violeta y metálico. la que parecía Caterina se acerca a su rostro, besa sus labios y Aria sólo alcanza oír una frase “Tranquila mi amada, he vuelto para estar contigo”. en ese momento sus ojos se cerraron para caer en la penumbra eterna.

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por **Milo** Lun Jul 15 2013, 17:21

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