Dragon Vs Grifo On-rol

por **Zaraki** Mar Jul 02 2013, 20:22

REGISTROS

Crixus

Falkon

por **Zaraki** Miér Jul 03 2013, 13:21

Dragon Vs Grifo On-rol Sain-saint-seiya-hades-rozan-sho-ryu-ha

**Cuenta la leyenda que en lo más profundo de Rozan el dragón duerme esperando el reto que lo haga despertar de su milenario letargo. Como criatura mitológica está dotado de grandes poderes y habilidades, su sangre puede hacer inmortal a quien se bañe con ella, su energía vital es la mejor de las medicinas curativas, incluso, se cree que su corazón es capaz de imprimir grandes dosis de valor y coraje al que es capaz de llegar hasta el. Hacía mucho tiempo que no se tenía noticias de aquél que ganó el derecho de portar una de las armaduras más nobles y poderosas de todos lo santos de Athena. Crixus había pasado por una extraña enfermedad que le dejó tocado en su vista, tras los cuidados de sus allegados, y grandes partes de sacrificio y sufrimiento pareció vencerla, y ahora se le veía más activo.**

**El Juez Falkon había escuchado grandes historias de aquél caballero de bronce, pero no había tenido la oportunidad de probar sus habilidades. Con la excusa de llevar algo del agua milagrosa que baña el gran lago donde una vez cayó una estrella, fué a la zona de Rozan en busca de encontrarse con aquél joven. Uno nada más llegar a los cinco picos se da cuenta que está en una zona mística, el aire de gran espiritualidad y armonía que se respira es grandioso, tanto, que muchos templos budistas tienen su localización en aquella zona. El Juez conocía mucho de la filosofía budista donde se da mayor importancia a la parte interior de la esencia humana que a lo material que le rodea. Era una forma de vida admirable, pues en el plano material no avanza el espíritu de alguien, es en el propio conocimiento donde uno es capaz de alcanzar el grado máximo de eficacia, y eso es algo, que en un guerrero es fundamental. Los grandes bosques de bambú dotaban al paisaje de un aroma inconfundible, una fragancia inigualable, digna de cualquier dios. Falkon caminaba por aquellos lugares observando todos los detalles, era una persona detallista y cuando visitaba la Tierra le gustaba descubrir las maravillas que la Madre Naturaleza otorga a los humanos sin merecerlo. El choque de contrastes entre el Inframundo y la superficie era tremendo, como la noche y el día, aunque en ciertas partes del Meikai podía uno encontrarse con lugares igual o más bellos que Rozan.*

**Tras una buena caminata llegó Falkon a una cascada en un gran lago, sumergiéndose hasta las rodillas parecía disfrutar del baño mientras bebía un poco de agua de aquél sitio. Cerrando los ojos intentó percibir todas las vibraciones de las cosas de su alrededor, en busca de algo que superara la armonía del ambiente, algo que le mostrara que estaba en el sitio adecuado.**

por **Crixus** Miér Jul 03 2013, 14:28

**El agua que fluye sin descanso y goza de una vida más allá del tiempo que la divina providencia otorgó a los humanos, caía desde la parte más alta de la cascada golpeando con sonora violencia las rocas que se agolpaban en la parte más baja de la montaña en una muestra de lo que la madre naturaleza es capaz de lograr desde su infinita fuerza oculta y su aparente fragilidad. Este suceso ocurría día tras noche en un recóndito lugar de China en el que un joven caballero había establecido su morada, intentando dejar atrás su pasado como guerrero, en busca de una nueva vida alejada del dolor de la batalla y la muerte que irónicamente se engendra cada vez que un valiente hombre exhala su último suspiro.**

**Crixus, como solía hacerse llamar, casi había olvidado su propio nombre pues ya no había quien lo pronunciara para recordarselo. Los viejos recuerdos de sus manos manchadas de sangre se desvanecían de la misma manera en que el polvo y la tierra lo hacían cuando sus manos entraban en contacto con el agua cristalina proveniente de la cascada de Rozan cada vez que regresaba de cultivar los alimentos que le proveían el sustento que necesitaba.**
**El joven procuraba salir en las mañanas, poco antes que el sol saliera a bañar a los Cinco viejos Picos y trabajaba árduamente con el azadón en la mano hasta que el sol se ponía, lo cual marcaba su regrero a la que él llamaba casa, que a diferencia de lo que Crixus pudiera pensar, era poco más que un cuchitril hecho en madera roida, pero para él era un recinto sagrado.**

**El aroma a roble húmedo lo llenaba de paz cuando se sentaba a comer en su acogedora vivienda a la luz de las estrellas, donde poco después abrazaba el sueño y dormía plácidamente hasta la mañana siguiente. Esos pequeños detalles eran los que más le agradaban de su nueva y enriquecedora existencia, pero la mañana no hacía mucho que había comenzado y aun faltaba un largo día de labor agrícola para que pudiera regresar a descansar. Fue entonces que Crixus apartó su mirada del cielo al mismo tiempo que su brazo pasaba sobre su frente y el sudor dejaba una marca de gotas oscurecidas en la tierra que lentamente desaparecían. Ese habría de ser un largo día y Crixus lo sabía, pero no le molestaba en absoluto pues cada una de las cosas que hacía, le daban gran felicidad.**

por **Zaraki** Jue Jul 04 2013, 13:17

Detalle:

**Con el paso del tiempo las energía de su alrededor se mezclaban unas con otras fundiéndose en una misma onda, en una misma sintonía, ¿sería esa la clave de un lugar como éste?. Falkon recordaba que los budistas piensan que todos los seres vivos pertenecen a una misma entidad, cada uno es una infinísima parte del Karma, y por ello, tenemos la misma sintonía. Como si fueran cuerdas de una guitarra al movernos en el devenir de la vida vamos emitiendo una serie de ondas, que según sean positivas o negativas emiten una vibración más violenta, o más suave. Curiosa la forma de pensar de estos monjes pensaban el Juez mientras se sumergía de nuevo en aquellas aguas. Con ausencia de sonido uno podía concentrarse mejor y encontrarse con uno mismo, aquellas aguas tenían algo especial que hacía que uno se sintiera nacer, con las energías totalmente renovadas. Al abrir los ojos bajo aquellas aguas pudo ver trozos de monumentos de lo que antaño fué, algún tipo de construcción, pequeños objetos como ánforas, platos, adornos,....todos como espectadores atemporales. Mirando alrededor pudo ver algunos guijarros del fondo con extrañas formas : de lágrima, redondas, cortadas,...mirándolo en su conjunto parecía un lugar destinado al culto. Movido por la curiosidad buceó por aquellas ruinas en busca de algo especial, algo que le diera información sobre que se podía tratar, los animales que por allí tenían su hogar se escondían rápidamente tras el paso del espectro. Éste, con cara de satisfacción comenzó a escarbar en un lugar del que notaba vibraciones, tras un rato escarbando encontró un pequeño cofre con algo en su interior.**

**El cofre contenía una daga con una empuñadura con forma de dragón, el acero estaba afilado, y por el material del que estaba hecho, oro, se podía pensar que era algún tipo de artilugio ritualístico. Volviendo a la superficie fué a un lugar alejado del lago para examinarla mejor, algo le decía que había encontrado una reliquia de incalculable valor. Empezó a examinar la hoja, curvada y acabada en una punta afilada como una aguja, no era una hoja uniforme, por lo que podía decirse que se utilizaba para algo más que para rebañar algo. Después fué el turno de la empuñadura, con dos grandes alas semiabiertas tenía una caprichosa forma, el mango, en su final presentaba la cabeza de un dragón a punto de escupir su característico fuego. En conjunto, una obra de exquisita fabricación.**

por **Crixus** Jue Jul 11 2013, 11:31

Dragón escribió:

No más que unas pocas horas habían pasado y el medio día apenas llegaba con un sol cada vez más candente, cuando las nubes en un afán bastante inquietante, buscaron sofocar el calor de la tierra con sus cristalinas gotas que caían cada vez con más fuerza. Al comienzo pequeños charcos se formaban en las zonas más áridas del terreno en donde poco a poco iban siendo drenados por la tierra que parecía beber del llanto de las nubes con avidez, hasta que pareció estar completamente satisfecha y simplemente se negó a beber más, con lo que la aparición de los lodazales no se hizo esperar.

Con fuerza Crixus enterró el azadón en el suelo humedecido y aprovechó la lluvia para limpiar sus brazos que ya acumulaban grandes cantidades de tierra seca. Sus dedos, con algunas heridas insignificantes y envejecidos por el trabajo de campo, frotaban rápidamente su piel que ya se encontraba bastante oscurecida por el sol y luego juntaba sus manos recogiendo lo suficiente para calmar la sed que ya lo agobiaba. Su lengua seca, aun dentro de su boca, se juntaba contra el paladar pasando la poca saliva que le quedaba, casi suplicando que el agua de sus manos llegara pronto a su destino, pero esto no sucedió porque algo llamó su atención repentinamente. No era usual, pero los conejos que por lo general se escondían en sus madrigueras habían salido a beber con desesperación del agua que se quedaba estancada, actuando en contra de su instinto natural. Luego fueron las aves las que en una reunión improvisada aterrizaron en el campo para degustar lo que parecía para ellas un manjar. Ciertamente este tipo de comportamiento no era normal y Crixus lo sabía de sobra, pero no era lo suficientemente extraño para alarmarse. No hasta que decidió probar la lluvia que caía desde lo alto.

- Agua dulce... - Dijo para sus adentros sorprendido mientras su mente ignoraba la terrible sed para enfocarse en algo mucho más relevante como lo era el extraño suceso. Parecía agua mezclada con miel pero su aspecto era idéntico al de la lluvia ordinaria y no habían causas aparentes para que algo así pudiese ocurrir o al menos, razones naturales que lograran explicar este inusitado fenómeno.

- Creía que era solo una vieja historia... No debería estar sucediendo esto... - Dijo el guerrero que ahora disfrutaba de su retiro mientras apoyaba su mentón sobre su mano. - Qué posibilidad existe de que algo así suceda... -. Crixus tomó su cabeza y respiró profundamente buscando algo de calma y prosiguió - Yu el Grande... El legendario héroe que dominó las aguas y las inundaciones en tiempos de crisis, del cual no se sabía a ciencia cierta si era humano, mitad hombre mitad dragón o un dragón milenario... - Con una mirada hacia el firmamento Crixus susurró - Emperador Yu... ¿Acaso esto es una advertencia? ¿Es esta el agua de los tiempos?-. Entonces, una mirada apesadumbrada apareció en su comunmente inexpresivo rostro.

Off:

por **Zaraki** Dom Jul 14 2013, 19:20

**Aquella daga misteriosa, oculta en un lago remoto de los cinco picos tenía el brillo que sólo los objetos sagrados tienen. ¿Pero, que haría un artilugio de este tipo abandonado de esa manera?. El Juez Falkon no entendía nada de lo ocurrido, al mirar la daga una vez más la metió en una pequeña bolsa especial que siempre llevaba encima y continuó explorando la zona con tranquilidad.**

**Varios metros abajo encontró un bosque típico de Rozan, un bosque lleno de bambús de color verdoso intenso. Era la primera vez que Falkon veía vegetación de este tipo, pues en la zona donde creció de niño no había flora tan exótica. El olor era tan agradable que el Juez, arrancó un par de brotes y se los acercó a la nariz para empaparse de su fragancia. El sol en lo alto, al atravesar los frondosos ramajes de la parte superior dejaba pasar unos finos rayos que al mezclarse con el verde intenso del paisaje daba la impresión de estar dentro de una obra de arte viviente. El espectro sonrió, pues el estar cerca de la naturaleza le gustaba, y el encontrar sitios de tan bella factura le hacía sentirse bien. Más adelante encontró unos nidos de alguna especie autóctona hechos con tanta perfección, que costaba creer que fuera obra de simples animales. Aquella lejana zona era un paraíso para los sentidos más finos.**

**Al final del bosque se podía ver una pequeña cabaña de madera, de diseño sencillo y funcional, con un aspecto rudo y destartalado, como si hubiera pasado mucho tiempo desde que alguien estuviera en sus paredes. Al verla, rápidamente pensó que sería un buen sitio para descansar un poco, pues ya llevaba muchas horas de travesía por aquella zona, y era tiempo de tomar algún bocado. Su estómago con fuertes ruidos alertaba a Falkon de que no se lo pensara mucho. Al llegar a la cabaña la encontró solitaria y abandonada, justo como había pensado en un momento. Tras explorarla y comprobar que no tenía nada de comida en su interior preparó la cocina de leña que encontró en su parte trasera, con el fuego avivado pensó: [Es hora de una buena caza], y partió por los alrededores en busca de una buena criatura para cocinar.**

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