El más fuerte del mundo.

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Al llegar a la Isla, Ciro se maravilló ante el paisaje que se presentaba ante sus ojos. Acostumbrado a las planicies y al sencillisimo campo, no daba cabida de lo que sus ojos le mostraban. Una enorme paleta de colores se mezclaban en aquel escenario natural, lleno de verde y vida.

El cielo celeste con apenas algunas nubes se mostraba inmaculado, con el astro rey brillando sobre él, y siendo surcada por bandadas de aves irreconocibles debido a la altura de su vuelo. Montañas imponentes recubiertas de vegetación, y a sus pies una tupida jungla, donde seguramente debía hallarse la sede del torneo. El canto de las aves tropicales y el olor salado del mar que bañaba las costas le daban una sensación de extremo placer, era un lugar muy hermoso para que sea manchado por la violencia de un torneo.

Un vehículo militar alteró su admiración del lugar. Salió con rapidez desde el corazón del la selva, llevando cuatro o cinco soldados armados como para una guerra. Haciendo caso a sus instrucciones, Ciro se subió y fue llevado hasta la base de la empresa. El viaje por la selva fue muy emocionante, pues el camino de tierra era bastante angosto e irregular, lo cual sumado al amor por la velocidad del conductor, le dio un plus inestabilidad. La selva era cada vez mas asombrosa a medida que se iban adentrando, los ojos de Ciro no le alcanzaban para darse cuenta de las maravillas que lo rodeaban, por lo que el viaje se le hizo bastante corto.

Fue recibido en la base por una apuesta muchacha, que le indicó los pasos para registrarse en el hospedaje, sin antes extrañarse por las dimensiones de la caja que Ciro llevaba a sus espaldas. Ya en la pensión, se recostó sobre la cama a meditar lo que había pasado hasta ese momento y como fue posible que su caballo Jonás se haya convertido en una enorme caja de metal y todos los interrogantes que esto conllevaba. 

Una alarma estridente lo despertó, al parecer estaban convocando a todos los participantes a una cena de bienvenida en el enorme comedor. La música y la comida no faltaban, lejos estaba aquello de parecer un torneo para ver quien era el peleador mas fuerte del mundo. Nunca había visto gente tan diferente, pues los había de todas las alturas y con los rasgos más raros que nunca había visto. Todo estaba en tranquilidad hasta que la música del entorno se interrumpió, lo cual le dio una razonable mala espina a Ciro, que ante la duda de todos los que allí se encontraban, se levantó rápidamente de la mesa y corrió hacia la salida.

Pasando con gran agilidad bajo la enorme puerta que trataba de impedir su paso logró salir de la sala. Inmediatamente, pudo escuchar el revuelo que se armaba ante su salida y los disparos de los soldados que iban llegando desde diferentes puntos del edificio. Sorprendido, emprendió la carrera por el pasillo para llegar a su habitación y buscar al menos la enorme caja, que probablemnete le sería de utilidad.

Ante el se cruzó una patrulla de soldados armados, que apenas lo vieron se dispusieron a disparar. En aquel momento, Una mágica energía invadió a Ciro, auqella energía que sentía al cabalgar con Jonás, quizás era el cosmos de que su equino le había hablado.
Esta energía hizo que los movimentos de Ciro se vuelvan mucho mas veloces y fuertes, atropellando a la patrulla sin que estos comprendan qué pasaba, Ciro pasó entre ellos dejandolos desparramados en el suelo. Los pasillos se volvían interminables y el edificio parecía haberse convertido en un laberinto. En medio de su huida, escuchó el sonido de una válvula abriendose, acto seguido, un humo blanquecino comenzó a emergir con un intenso pitido desde las rendijas del suelo y las paredes.

Poco tardó para que aquel gas hiciera efecto en Ciro, que luego de unos segundos se desplomó en el suelo. Lo ultimo que su vista nublada le otorgó, fueron un par de botas negras que se acercaban lentamente hacia él.

El cuerpo inconsciente de Ciro fue llevado por un soldado alto hacia donde se encontraban el resto de los participantes, raramente, a diferencia de los demás que habían intentado escapar, el joven argentino no había sido cruelmente asesinado, sino que solo fue trasladado al gran comedor para formar parte de la selecta terna de combatientes.

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Despertó en la costa donde había llegado, al abrir los ojos, el sol le golpeaba la cara y lo enceguecía. Se incorporó, creyendo que lo demás había sido un sueño, a su lado encontró la preciada caja que había ido a buscar, en perfecto estado. Su cabeza le dolía un poco y no entendía bien lo que estaba pasando, giró la cabeza para admirar la belleza cristalina del mar y la suave brisa marina que le acariciaba el rostro. Luego de despejarse un momento, pudo notar a unos cien metros una figura alta, de un hombre fornido, que no se movía en lo absoluto. Lo recordaba apenas, pues lo había visto en la cena entre todos los contrincantes.

Al parecer, el sujeto ese había sobrevivido a la masacre perpetuada por los soldados tras su huída. Levantó el brazo derecho en señal de amistad, indicando que le preocupaba más saber qué había pasado con todos los participantes antes que seguir con el torneo.