Peticion de la Armadura del Dios Guerrero Delta (Rainer/Vatra)

La nieve había desaparecido... un extraño pero a la vez familiar paisaje tomaba lugar ante los ojos del Guerrero Delta. El pastizal se extendía desde el lugar en donde el yacía hasta donde su vista llegaba, lo cual no era muy lejos porque estaba tirado sobre el suelo. Ya intentando ponerse de pie logro obtener una visión más amplia del lugar... unas estructuras compuestas por grandes piedras y columnas de color grisáceo se extendían por debajo de la colina en la que se encontraba ahora parado, aquellas estructuras parecían ser Templos... el guerrero comenzó a contarlas mientras alzaba su vista lentamente, cada Templo estaba conectado con el anterior por medio de una gran escalera también hecha de piedra, en total eran 12 Templos.

Pese a observar con sumo detenimiento a la zona, ninguna figura humana a excepción de la propia parecía estar presente en dicho lugar, el viento soplaba, las flores se mecían... el agua de los arroyos corría, su música hacía eco en cada uno de las rocas del lugar... los pájaros pasaban volando, haciendo todo tipo de piruetas en el firmamento... y el guerrero yacía allí de pie en esa posición elevada que le permitía ver todo el lugar sin necesidad siquiera de cambiar de posición.

El paisaje era sin duda alguna hermoso en todos los sentidos en que un ser humano pudiera percibirlo. El solo hecho de estar allí solo, admirando aquel lugar le hacía sentir una importancia propia y singular, como si este guerrero fuera un...


Voz Masculina: -- Privilegiado... no te sientes acaso de esa manera Rainer... todo este lugar solo para tus ojos... este hermoso perfume... esta majestuosa brisa... es casi como estar en el paraíso, ¿no lo crees así? --


Guerrero Delta: (Esa voz... es exactamente igual a la de...)

Pensaba Rainer mientras se giraba sobre sus pasos para comprobar que verdaderamente fuera él, lo que sus ojos estaban a punto de ver provocaría una inmensa alegría al corazón de aquel valiente guerrero del Norte... sin duda se trataba de él!.

Los ojos de Rainer no tardaron siquiera un segundo en reconocer ese porte, esa figura, sin embargo... los segundos continuaban pasando y Rainer solo seguía mirando, allí sobre aquella verde colina, uno frente al otro... nadie más presente en aquel lugar, en ese momento...


Guerrero Delta: (Si... en verdad esta es tu voz... en verdad estamos aquí... Altair...)

A primera vista Rainer podía dar por sentado que estaba frente a frente con Altair, su antiguo compañero de batalla, aquel que compartió todas y cada una de las distintas etapas de la vida junto a Rainer... lo que no quiere decir que todas ellas hayan sido dignas de recordar... todavía estaba en el interior del Guerrero Delta el enigma del por qué él había vendido su alma al señor del Inframundo.


Guerrero Delta: -- Altair... dime... ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?, ¿Por qué no hay nadie más en el Santuario?, y ¿Qué ha pasado con nosotros? --

El viento seguía soplando, las flores seguían meciéndose... el agua de los arroyos continuaba corriendo, su música hacía eco en cada uno de las rocas del lugar... los pájaros... los pájaros ya no estaban en el firmamento.

Los segundos pasaban y se convertían en minutos... Altair no emitía respuesta alguna y el señor del Guerrero Delta comenzaba a marcarse fuertemente.


Guerrero Delta: -- Altair amigo... que sucede contigo... acaso estas... --

El viento seguía soplando, las flores seguían meciéndose... el agua de los arroyos continuaba corriendo, pero su música ya no hacía eco alguno en las rocas del lugar...


Segunda Voz Masculina: -- Muerto... él no te puede escuchar... ninguno de nosotros podemos escuchar palabra alguna que provenga de tu insípida fauce --

Rainer se quedó completamente atónito... otra voz masculina y también familiar estaba aproximándose desde sus espaldas... volvió a dar medio giro sobre sus pies, pero esta vez, mucho más veloz que la anterior.


Guerrero Delta: -- Pero si tú eres nada más ni nada menos que el mismísimo Dhoko... pero... ¿Qué es lo que estás diciendo? y... ¿En dónde están nuestras...? --

El viento seguía soplando, las flores seguían meciéndose... el agua ya no corría por los arroyos...


Tercera voz Masculina: -- Armaduras... que son unas Armaduras sin un buen portador que se sirva de sus poderes para cumplir su juramento y llevar hasta las máximas consecuencias su voluntad... Vatra... --

El viento seguía soplando, las flores no se mecían más...

La situación comenzaba a ponerse sumamente extraña... nuevas figuras humanas comenzaban a rodear al Guerrero Delta, con cada frase inconclusa que el mismo guerrero pronunciaba, una nueva figura humana conocida se aproximaba al lugar, las miradas de dichas figuras humanas comenzaron a tornarse violentas, llenas de odio, un fuerte resplandor rojizo, como el de un pedazo de metal calentado sobre brasas, emergía del interior de cada uno de los ojos de quienes rodeaban a Vatra. El miedo, la angustia y la desolación comenzaron a apoderarse del cuerpo del Guerrero Delta cuando todas estas figuras comenzaron a pronunciar al unísono.


Voces al Unísono: -- Traidor!!!, Has cambiado tu nombre para borrar el deshonor de llevar la pesada carga de ser un traidor verdad!!!, gracias a ti estamos aquí... gracias a ti todos estamos muertos... el mundo se terminó, la última Guerra Santa desatada entre el Santuario y Asgard, de la cual fuiste la piedra fundamental, ha acabado con nosotros, a acabo con el mundo... y hasta ha acabado con los mismísimos Dioses que una vez juramos defender... tú has sido el humano que nunca debió de nacer... los Dioses fueron unos insensatos por haberte dejado vivir... simplemente no debías de permanecer siquiera un segundo en la tierra... --

Recuerdos comenzaban a aparecer repentinamente en la cabeza del Guerrero Delta, venían tan rápidamente como se iban, como si de rápidos y cortantes golpes de látigo se tratara, en ellos se veía su vida entera reproducida, cada una de las distintas etapas vividas fue recordada, ni una fue pasada por alto.

El Guerrero Delta comenzó a tomar su cabeza y oprimirla con el fin de acallar las voces que le dirigían la palabra. Mientras más fuerte hablaba más fuerte se apretaba su cabeza.


Guerrero Delta: -- Ya basta deténganse de inmediato!!!, yo no he traicionado a nadie, solo sufrí un desafortunado accidente y mi memoria me jugo una mala pasada, a través del tiempo y de distintos encuentros al fin la eh recuperado, pero en ningún momento recuerdo de haber sido la piedra fundamental en ninguna Guerra Santa!!!, basta... cállense todos ahora!!! --

Las palabras de Vatra no significaban nada para la muchedumbre allí reunida, los violentos e incesantes gritos continuaban siendo lanzados segundo tras segundo. Pero unos nuevos sonidos comenzaron a enmudecer aquellas incesantes palabras, era como si 1000 terremotos estuvieran teniendo lugar en el mismo epicentro. Vatra se miró repentinamente hacia los 12 Templos que había visto anteriormente... las 12 Casas del Zodiaco comenzaron a rajarse, comenzaron a desmoronarse rápidamente, algunas lo hacían hacia su interior, otras hacia el exterior y otras fueron destruidas por completo debido al emerger de una gran montaña que se abría paso desde el mismísimo suelo, en la cima de la montaña, una gran estatua de lo que parecía ser un hombre sosteniendo una gigantesca espada con el filo hacia abajo comenzaba a temblar poderosamente.

Las voces volvieron a tomar fuerza y se podían escuchar por sobre los fuertes ruidos de aquellos terremotos.


Voces al Unísono: -- Observa como tus actos de deslealtad acabaron con el mundo, acabaron con nuestras tierras, con nuestras vidas, con nuestros Dioses... --

La gran estatua que representaba al Dios del Norte Odín, al cual Vatra actualmente servía, soltó su gigantesca espada. Esta comenzaba a caer en picada directamente hacia el suelo, pero entre ella y el suelo se encontraba otra estatua, similar a la anterior ya que una figura humana era la que la representaba, pero al contrario de la anterior, la figura humana era femenina, esta se encontraba sosteniendo un gran escudo en una mano y a la Diosa de la Victoria en la otra, Vatra reconoció a aquella estatua como la estatua de la Diosa Athena.

Al contemplar aquella situación, Vatra se olvidó por completo de aquellos que lo rodeaban, comenzó a correr a toda marcha como intentando llegar a tiempo para evitar que aquella gigantesca espada callera sobre la estatua de la Diosa Athena, pero el camino se hacía infinito, por más que corría y corría intentando llegar a aquella posición, dicha posición se alejaba exactamente la misma distancia que la que él se acercaba o quizás mas...

Las siguientes imágenes reveladas ante los ojos de Vatra destruyeron su corazón en mil pedazos, la gran espada choco a toda velocidad contra la espalda de la estatua de la Diosa Athena, atravesándola por completo y fundiéndose en una gran explosión, la cual provoco un gigantesco agujero en la tierra y al mismo tiempo desato una inmensa nube de roca y polvo de roca que cubriría el lugar por completo, la cabeza de la estatua de la Diosa Athena cayo directamente sobre el gigantesco abismo formado de por la explosión y dicho abismo comenzaba a tragar todo a su alrededor, parecía una gigantesca fause de un gran demonio alimentándose de todo lo que estuviera a su alcance.

Vatra se quedó paralizado, su cuerpo sentía múltiples sentimientos pero sobretodo uno era el que más fuerte lo golpeaba, era como un vacío enorme tragándose a cada uno de sus otros sentimientos sin encontrar saciedad alguna, ese sentimiento era la deshonra, había sido deshonrado por completo, su orgullo domado, su voluntad quebrada y sus fuerzas diezmadas.

La tragedia, el caos y la destrucción habían azotado fuertemente al mundo, y ahora, aquel mundo estaba siendo tragado por sí mismo en un gigantesco agujero de muerte y desolación. Vatra reacciono rápidamente y debido a sus instintos naturales intento ponerse a salvo, dio media vuelta e intento alejarse a toda velocidad del lugar, intentando escapar del alcance del gran agujero que solo en segundos ya había multiplicado su radio de manera exponencial.

Pero a medida que se alejaba del alcance del gran agujero se acercaba hacia donde se encontraban aquellas figuras humanas que lo atormentaban sin cesar, en aquel momento una figura femenina se iba formando en la luna que se asomaba desde el cielo y una imponente voz llena de odio, crueldad y regocijo se apoderaba del lugar.


Voz Femenina: -- Te dije que regresaría Guerrero Delta... JA... JA JA JA JA JA... la discordia al fin ha triunfado... el mundo en el cual viviste tantos años... ya no existe... la misma discordia lo consumió!!!, fue algo magnifico de ver... te advertí... que mi retorno sería algo excelso!!! JA... JA JA JA JA JA JA JA JA --

Vatra se quedó totalmente paralizado ante aquellas afirmaciones, realmente estaba sucediendo, aquella Diosa a la cual el en el pasado pudo enfrentar exitosamente había regresado, y con su regreso, el fin del mundo estaba aconteciendo!.


Eris: -- Es hora Guerrero Delta... acepta tu destino y muere como el traidor que eres, al menos ten la decencia en la hora de tu muerte... de usar tu verdadero nombre... aquel que elegiste ocultar por tu deshonra!, muere de una vez por todas Guerrero Delta, cae en el eterno olvido para toda la eternidad Vatra!!!, EMPUJENLO!!! --

Tras aquellas poderosas palabras, aquellas figuras de todos los seres humanos que Vatra alguna vez había conocido a lo largo de su vida cargaron frenéticamente encontrar de él, acercándose a pasos agigantados a cada segundo.


Vatra: -- ALEJENSE DE MI!!!, NO SE ATREVAN A TOCARME SIQUIERA O LOS HARE PEDAZOS A TODOS POR IGUAL!!! --

Pese a los gritos de Vatra, aquellas figuras seguían acercándose mas y más a cada momento, Vatra cruzo sus brazos en forma de una "x" en dirección al suelo y cerrando fuertemente sus puños comenzó a encender su cosmoenergía al máximo, al verse forzado a destruirlos para intentar salvarse de una muerte segura, el cosmos de Vatra comenzó a quemarse y a extenderse rápidamente por el lugar, se parecía a un enorme fuego blanco!. En el instante que aquellas figuras se lanzaron ante Vatra este solo un poderoso rayo alimentado toda su cosmoenergía almacenada. El rayo avanzaba sin ninguna dificultad a través de cada uno de los cuerpos que intentaban empujarlo al gigantesco agujero, sin embargo, dicho agujero se agrando de forma más abrupta al ser lanzado el ataque de Vatra, tanto así que la tierra sobre la que Vatra pisaba se agrieto velozmente y se desplomo casi instantáneamente dentro de aquel abismal agujero, ahora Vatra caía hacia el inexorable olvido de una vez por todas, junto con los cuerpos de todos sus conocidos y el mundo entero mientras aquella Diosa se reía desde las alturas del mismísimo cielo nocturno.

Abrir los ojos una vez más y observar que uno sigue vivo a pesar de lo vivido es un don que no todos los seres vivos pueden sentir en carne propia, Vatra había tenido solo una pesadilla y yacía en el frio suelo del Bosque de los Espíritus en donde su última pelea había tenido lugar. En aquella gran batalla se enfrentaron dos grandes guerreros del Norte, 2 grandes guerreros de Asgard. Pese a sus diferencias en combate ambos encontraron el honor en el otro y a pesar del triste final que aquella épica contienda tuvo, Vatra estaba tranquilo con aquel desenlace.

El cuerpo del Guerrero del Norte se estremeció repentinamente, como si su alma hubiera recién entrado al mismo. Sus ojos se abrieron de par en par y se quedaron abiertos durante minutos enteros. Su mente intentaba racionalizar todo lo sucedido y descubrir en donde se encontraba ahora. Tras unos instantes de abstracción Vatra se da cuenta finalmente que lo sucedido fue solo una horrenda pesadilla y decide ponerse de pie, pero su cuerpo se encontraba tapado por una gran cantidad de nieve, la cual gracias a que aun seguía portando su Armadura de Dios Guerrero, no dejo que el frio tomara su vida.

Pese al enorme esfuerzo requerido, Vatra logra ponerse de pie, acto seguido comienza lentamente a usar sus brazos y a sacudir su cuerpo para librarse de la nieve que aún estaba depositada entre su Armadura, su ropa y su cuerpo. Gracias a la protección que la Armadura le brindo, el cuerpo de Vatra no recibió daño alguno por el frio extremo del lugar, sin embargo, el haber perdido la conciencia por tanto tiempo había provocado un serio entumecimiento en todo su cuerpo, especialmente sus extremidades y no podía moverlas con precisión alguna, todos sus movimientos eran torpes y bruscos.

Ya de pie y en ese estado, comenzó a buscar con su vista la Espada de Fuego hecha con amatistas que le pertenece naturalmente debido a la Armadura que lleva, pero a pesar de mirar y mirar, no pudo hallarla, comenzó a moverse torpemente sobre el terreno con el fin de encontrar dicho objeto. Tras unos minutos de búsqueda logra encontrarla y haciéndose portador de la misma comprende que la Espada de Fuego no era lo único que podía faltarle, en un acto reflejo y casi instantáneo, posa su mano izquierda sobre el Zafiro de Odín que resguarda el cinturón de su Armadura, se encontraba allí, intacto, a salvo de cualquier peligro, el agitamiento y la desesperanza de haberle fallado a su Dios se detuvieron inmediatamente.

En ese momento una mirada hacia atrás revela algo Vatra había dejado de lado... el cuerpo de Yair, el Dios Guerrero de Midgard no se encontraba en el lugar, más preocupante aun... no había huellas, ni rastros de actividad impresas en la nieve... lo que le llevo a una peculiar pregunta...


Vatra: -- ¿Durante cuánto tiempo he permanecido inconsciente en este lugar?... ¿Que habrá pasado con el Reino de Asgard?... ¿Con el castillo?... será mejor que me dirija hacia allí inmediatamente --

Vatra comenzó a desplazarse como podía en dirección al Castillo de Asgard, sin saber que había sido de Midgard ni cuánto tiempo había pasado. Durante la trayectoria, su cuerpo comenzaba a volver a la normalidad, sus movimientos intentaban alcanzar la destreza, la fuerza y las gracias que alguna vez tuvieron. Llegado a las escaleras del Castillo, Vatra comenzó a subir las escaleras y observaba en cada paso a su alrededor.


Vatra: (Esto es extraño... si no fuera porque perdí en gran medida la sensibilidad de mi cuerpo... diría que solo estuve soñando unos cuantos minutos... este sitio parece estar intacto... tal cual lo he dejado yo...)

Vatra no tenía ni idea de los grandes cambios que Asgard había sufrido durante todo ese tiempo en el que permaneció inconsciente, no intento sentir ninguna cosmoenergía presente y tampoco ninguna apareció para llamarle la atención, continuo su camino a través de las escaleras hacia el recinto principal del Palacio, este debía ser cruzado para llegar a donde él quería llegar.

Una vez alcanzada la gigantesca estatua del Dios Odín, Vatra se arrodillo ante ella y clavando la Espada de Llamas al suelo mientras la sujetaba fuertemente de la empuñadura, como apoyando el peso de su cuerpo sobre ella, elevo unas plegarias a su Dios como así también restableció su juramento.


Vatra: -- Mi Dios Odín... Señor de Asgard y Amo del Norte... me presento ante tus ojos una vez más en reconocimiento del cumplimiento de mi misión. He defendido exitosamente sus tierras como así también he logrado extender el periodo de paz que sobre ellas reina. El costo fue muy alto... quizás hayamos perdido a un gran guerrero de nuestras tierras natales, ya que mi oponente no fue nadie más que el mismísimo Dios Guerrero de Midgard. Si le sirve de consuelo, quiero agregar que sus acciones fueron manipuladas por una Diosa extranjera, Eris.. La Diosa de la Discordia. En su plan para poseer Asgard intento hacer que los únicos 2 Dioses Guerreros que le representan en este momento se diesen muerte entre si y de esa manera, robarse su Reino, sin embargo, logre derrotarlo en batalla, y al menos yo he logrado sobrevivir...

Pero... además de venir hasta ti a reportar mi misión, he venido a jurarte nuevamente lealtad mi Señor, no solo a ti, sino a tus tierras, a los habitantes que en ellas viven y a los ideales por los que todos los Asgardianos luchamos día a día, codo a codo. Hoy ante ti, revelo mi verdadero nombre... Yo... Vatra... Dios Guerrero de Delta, descendiente lejano de la estirpe de los Megrez que le fueron leales desde el principio de los tiempos, juro que nunca te fallare, que tu justicia será mi justicia, que tu voz será mi voz y que mi fuerza será tu fuerza, por un mundo de paz y felicidad eternas como el hielo que nos rodea desde el alba hasta el ocaso... mi vida te pertenece hasta el fin de los tiempos --

En ese mismo momento, al decir tales palabras, Vatra sabía que ya no había vuelta atrás. Aquellos que lo conocieron bajo el nombre de Vatra lo acusarían de traidor, y aquellos que lo conocieron bajo el nombre de Rainer... pues hasta donde Vatra sabía, solo 1 ha quedado con vida después de haber escuchado ese nombre.

Vatra sabía muy bien que consecuencias acarreaba volver a despertar su pasado, pero era algo que ya no iba a tolerar esconder nunca más, para él, todo hombre era el resultado de la suma de las experiencias vividas, y él estaba dispuesto a pagar todos y cada uno de sus pecados en vida si así la situación lo requería, lo que nunca aceptaría como pago, serían las miles y millones de vidas del mundo entero. Él no iba a ser aquella piedra fundamental del fin de los tiempos como aquel sueño le había revelado, no estaba dispuesto a aceptar aquel destino, sin embargo... el destino tiene muy malos modales cuando trata a los humanos...

Intentando alzar la vista hacia el rostro de la estatua de Odín, su mirada se detuvo a la mitad. Algo andaba mal con la cantidad de Zafiros de Odín que aquella estatua portaba... Vatra comenzó a contarlos en su mente, uno por uno...


Vatra: ( 1...2...3...4... solo hay 4 Zafiros... eso quiere decir que... no... si alguien los hubiera querido robar se hubiera llevado todos ellos... Entonces?!... existen otros 2 Dioses Guerreros además de mí?... ¿Cuánto tiempo lleve inconsciente en el Bosque de los Espíritus?)

En ese momento un gigantesco cosmos como ningun otro toma el lugar por completo, y desde el Recinto que Vatra había pasado minutos atrás, unos pasos comienzan a ser escuchados en dirección hacia donde Vatra se encontraba, ¿Acaso durante el tiempo que el Guerrero Delta había estado inconsciente Odín había...?