Andrómeda vs Basilisco

Rodorio, la villa más cercana al Santuario de la deidad de la guerra que comandaba a los santos Athenienses contra el rey del Inframundo, Hades; el señor que la joven de cabellos violáceos había jurado proteger mas que a su propia vida; caminaba con total tranquilidad por las calles pobladas de comerciantes y gente que realizaban sus quehaceres matutinos sin prevenir aquello que les acechaba.

Basilisco se encontraba apoyada en una de esas calles cubierta con una capa color café que le cubría la surplice y el rostro completamente otorgándole un aura llena de misticismo mas para cualquiera de los pobladores solo podría tratarse de un mendigo o eso era lo que suponía pero no sabia que tan cerca estaba de la realidad tales suposiciones, ya que la verdadera cara de la humanidad se vio reflejada en el rostro de un hombre fornido que miraba con expresión llena de enojo y soberbia hacia la joven.

Selene levanto levemente la vista para observar con atención el rostro del mísero humano que se atrevía el levantarle la voz como si ella fuera solo un parasito que el mundo no necesitaba, quizás era cierto aquello pero ¿Quién era aquel hombre para decírselo? ¿Era suficiente el pertenecer a este pueblo que te hace digno como persona? Dudas e inquietudes que asomaron en su mente al observar como más de los pueblerinos se acercaban hacia ella de manera no muy amistosa.

-Esta es la verdadera naturaleza del hombre, muéstrame lo vil que eres humano o es que sólo eres palabras y nada más-

Una sonrisa llena de sarcasmo se asomo en su pulcro rostro mientras el hombre no tomaba de manera muy afectiva los vocablos pronunciados por Basilisco, vio como el hombre levanto la mano para tratar de golpearla en el rostro que aun era cubierto por aquel desprolijo manto, un instante después el hombre caía al piso pesadamente sobre los pies de Selene.

-Eres un simple humano… Nada más y nada menos que un simple humano-

Susurro la peli violeta, descendió levemente la mirada para observar el agujero en el pecho del sujeto que ella misma había causado su mirada no reflejaba sentimiento alguno ni siquiera aquella burla que siempre acompañaba sus palabras sarcásticas haciendo honor a su personalidad. Los gritos de desesperación no tardaron en llegar por parte del público que amablemente se había quedado para vislumbrar el espectáculo que Selene les había ofrecido.

-No sean tan ruidosos… sólo fue uno de ustedes o puede que sean mas-