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Petición del dios Poseidón 3091mae
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Petición del dios Poseidón

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Mensaje por Zaraki Mar Abr 28 2015, 16:39

**El cuerpo del antiguo santo dorado de Virgo quedó suspendido en un estado incorrompible, tal y como quedan los cuerpos de las personalidades más importantes del mundo y que son premiadas asi por los dioses. Fidel, su fiel compañero de fatigas, acudió de inmediato al gran salón del templo de Virgo para recoger el cadáver de su tutor y mentor. La expresión del rostro de Falkon no era de sufrimiento y dolor, más bien de satisfacción por haber realizado todo lo posible en su vida, y de haber servido de guía en uno de los momentos más difíciles de esta Era. Con la caída de los santos dorados el panorama mundial quedaba a expensas de lo que decidiera el dios Hades y sus seguidores, ahora lideres del nuevo orden establecido.**

**Todo esto no le era ajeno a los dioses Olimpicos, y en especial a uno de ellos, el Gran Rey Poseidón. Éste tenia en mente resurgir de nuevo para poder cambiar el rumbo de la oscuridad, y poder asi dar de nuevo una oportunidad a los hombres y mujeres de la Tierra. Desde sus dominios pudo presenciar toda la lucha que aquel hombre ya caído, sostuvo ante sus ejecutores. No solo sabia de aquello, también lo siguió desde que portando una Kyoto bajó a la Atlántida para realizar una importante misión, y de ahí sin querer nació una fuerte conexión con el mundo marino, pues con la inesperada aparición de Fidel, los lazos entre Falkon y el Imperio submarino quedaron sellados para la eternidad.**

**Poseidón, ya decidido, utilizó a Fidel para cumplir son sus propósitos. Con el poder que los dioses olímpicos tienen sobre los mortales, le dio una serie de instrucciones para llevar el cadáver del santo a una zona desconocida, la Laguna Azul.**

**Aquella zona escondida estaba protegida por un clan milenario, una serie de monjes guerreros al servicio del dios de los mares que veneraban a la deidad desde los tiempos antiguos. Ocultos a los ojos mortales, pues el dios ponía gran empeño en que aquel sitio fuera prácticamente inexpugnable, llegó Fidel tal y como le indicó Poseidón. El jefe de aquel clan, Ulyses, pronto supo que aquel cuerpo no era uno cualquiera, la marca inimitable del tridente apareció en su frente indicando que era el recipiente elegido por la deidad para reaparecer en la Tierra. Todos los monjes corrieron para preparar la ceremonia que sus antepasados habían dejado escrita en piedras de origen marino. Como un ejército bien dirigido se apostaron en cada uno de los rincones para comenzar con los cantos y alegorías que crearían el climax necesario y perfecto para la reaparición, algo que por cierto no era fácil de conseguir, pues el anfitrión tendría que tener la voluntad y el propósito de obedecer todas y cada una de las premisas que un dios Olímpico tiene decididas en el momento de hacer su aparición.**

**Fidel, que con la nueva oportunidad que se le presentaba a su señor, pronto sintió como su espíritu volvía a arder como en aquellos tiempos de aventuras y aprendizajes, tiempos que esperaba recuperar de nuevo ante la atenta mirada de los monjes, que con gran alegría y gozo preparaban aquello para lo que habían nacido. El joven apretó la mano de Falkon para transmitirle tranquilidad y sosiego, pues sabia que pronto tendría que pasar la Gran Prueba de albergar el alma de uno de los dioses más poderosos del Olimpo.**

**La mente del antiguo santo dorado nunca se fue, su conciencia quedó suspendida en una red espacio-temporal especial reservada a aquellos seres que reciben el mayor de los dones posibles, servir a los dioses en sus reencarnaciones terrenales.**

???.- No temas Falkon, he seguido tu trayectoria prácticamente desde el día que decidimos que vendrías al mundo. Sabiamos que el destino se encargaría de dotarte de las herramientas suficientes para llegar al punto en el que te encuentras. Es practicamente imposible encontrar un alma humana que haya pasado por lo que tú has pasado, tanto en sabiduria como en conocimientos. Has conocido de primera mano los entresijos del reino de mi hermano Hades, de hecho fuiste durante mucho tiempo el espectro más importante de su ejército. Desde tu posición intentaste comprender lo que el término "Justicia" significaba en toda su expresión. Viajaste por el mundo para adquirir conocimientos ancestrales casi olvidados por los humanos, luchaste contra elementales muy por encima de tu entendimiento, saliendo airoso en cada uno de tus envites. Y aún asi fuiste despreciado y abandonado en el limbo. Por suerte la deidad budista Fudo te rescató para liderar su causa en el Santuario. Allí fuiste venerado por tus compañeros, respetado por tus rivales y enemigos, y querido por tus pupilos que crecieron a tu vera para ser ahora grandes y valientes hombres. Aun asi, el destino quiso que te cruzaras de nuevo con el Inframundo, en una Guerra Santa que ha provocado mi puesta en escena en esta Era. A estas alturas ya debes saber quien soy, Poseidón, el Emperador de los mares, y vengo a reclamar tu cuerpo y tu mente para establecer la paz mundial y llevar el mundo con mis ideales primigenios. ¿Qué tienes que decir al respecto humano?.-


**La marca del tridente comenzó a brillar en señal para los monjes de que el contacto estaba ya en marcha. Éstos se apresuraron a dejar todo dispuesto, pues solo habia comenzado el ritual. Falkon comprendió la importancia del momento en el que se encontraba, su alma, su esencia, su carne, todo serviría para albergar la nueva esperanza de la humanidad. Por un momento la presión le superó, pero él siempre había querido cambiar las cosas, y ahora los dioses le permitían hacerlo desde el trono sagrado del Rey de los mares.**

Falkon: -Señor, solo el hecho de tenerme en consideración es más que suficiente para darle sentido a una vida. Sinceramente esperaba apagar mi mente y dar por terminada mi existencia, pero dejé la Tierra con la pena de verla sumida en la Oscuridad, y si tengo la posibilidad de cambiar este destino me pongo en sus manos para hacerlo, cueste lo que cueste.-


**Las fuerzas aparecieron de nuevo en la voluntad del antiguo santo dorado, esto más el calor del cosmos del Emperador del mar hicieron que brillara aún con más fulgor que en su despertar del limbo.**

Poseidón: -Mi alma quedó sellada en la anterior Guerra Santa, y para poder liberar el sello se debe hacer un sacrifico. No vale cualquiera, tiene que ser de sangre. Este sacrificio debe hacerse de forma voluntaria, por un hombre de mi propio reino, y que tenga la determinación suficiente como para hacerlo. Puesto que tú no naciste bajo mi protección debe hacerlo alguien que si lo hiciera, y que tenga una conexión muy fuerte contigo...Se que ya tendrás en la mente la persona adecuada, pero debes saber que no puedes comunicarte con él. El chico te trajo hasta esta laguna y los monjes le daran una daga para que realice el sacrificio, no le dirán nada, él mismo debe entender su verdadero destino. Si pasado un tiempo no realiza movimiento alguno, los monjes te enterrarán y todo habrá sido en vano. Un sacrificio para salvar millones de vidas, es lo justo.-


**La tristeza embriagó el corazón y el espíritu de Falkon, pues sabia que Fidel comprendería todo y se sacrificaría por él. Aquel pequeño chico creció bajo la protección del caballero sin saber que su destino estaba sellado en la misma muerte que siempre esquivó con certeza. Al lado de su señor creció y se convirtió en un hombre justo y bueno, un fiel escudero siempre a la sombra y tan importante para el antiguo Juez de Grifo. Le daba la armonía y estabilidad adecuada para acometer sus fuertes ideales. Su recuerdo siempre estaría presente y unido al hombre que despertaría al dios Poseidón.**

Falkon: -Si ha de ser así, que así sea señor.-


**Los monjes dejaron colocado los utensilios en la sala principal donde se realizaría el sacrificio. En total siete pilares que significaban la grandeza del Reino Submarino, y en el centro un altar de roca marina y gran belleza. Ulyses condujo a Fidel al centro, se arrodilló y cedió una daga brillante y afilada al chico. Después se fue al fondo a continuar con los cantos y rezos. El compañero de Falkon sonrió, pues su inteligencia era muy superior a casi cualquier humano, la tristeza por la muerte de Falkon se volvió alegría, pues sabia que su maestro y señor volvería al mundo. Levantó la daga, miró al cielo y se dispuso a hablar antes de clavarla en su corazón.**

Fidel: -Gracias por todo Falkon, siempre fuiste mi guía, mi inspiración. Comprendo la importancia de este ritual y de mi sacrificio. No lo he dudado en ningún momento, en cuanto me han dado esta daga sabia lo que tenia que hacer. Lo realizaré con gran honor y con la esperanza de ser siempre recordado por ti....Gracias por todo Padre...viviré en ti, no lo dudes...argh....-


**El sacrificio se realizó como debía hacerse, y por lo tanto la sangre de Fidel rompió el sello y otorgó a Falkon y a Poseidón la posibilidad de renacer en esta Era. El dios como agradecimiento le concedió la posibilidad de recordar al joven eternamente, y como prueba volvió el pelo dorado de Falkon en un azul intenso, tal y como era el del joven Fidel. Siempre estaría presente en sus sentimientos, en sus pensamientos, pues el sacrificio fue lo que dio esperanzas a la Humanidad.**

FIN
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