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Mensaje por Zaraki Miér Ene 22 2014, 07:52

Nombre: Zelig

Edad: 
18 años

Sexo: Masculino

Nacionalidad: Alemana

Signo: 
Cáncer

Aspecto: 
De complexión atlética y musculado, piel blanca y pálida, ojos grande de color negro. De 1,85 cms, y 80 kilos. El pelo de color negro también, al igual que las cejas. Con un anagrama de la estrella de David en la frente.


Aspecto Físico:

Perfil Psicológico: Manipulador, egocéntrico, narcisista. De fuerte personalidad, grandes dotes de liderazgo, eficiente y eficaz en lo que hace. No tolera los fracasos, ni los que incurren en ellos.

Historia:


**Zelig nació en una pequeña ciudad en Alemania, hijo primogénito de una familia acomodada. Desde muy pequeño vivió rodeado de muchas facilidades, no le faltaba de nada, puede ser por eso que cogiera pronto el defecto de no dar valor las cosas. Como un niño caprichoso pasó su infancia, sin apenas amigos, pues los consideraba de baja casta, como mucho su primo Raphael, y su prima Verónica. Juntos pasaban los días en los amplios jardines de su residencia en Múnich, jugando con los sirvientes, entre gamberradas y juegos pesados. Como en aquél día que Raphael murió ahogado en la piscina descubierta que tenían los Vanderff. Jugando al escondite los niños se escondieron por el jardín, Raphael los buscaba sin pensar que aquél juego sería lo último que haría en la vida, mientras estaba bajo los pasos de Zelig se acercó peligrosamente al borde de la piscina, cubierta con una gran lona, en el preciso instante en el que iba a descubrir a su primo, resbaló cayendo en ella, mientras luchaba por su vida, en una interminable agonía, Zelig lo miraba sin inmutarse a su lado, sin quitar los ojos de la escena terrible y sin hacer nada para salvarlo, al morir su primo solo rompió su silencio para decir: -“Verónica, hemos ganado, jajaja”-, mientras se alejaba de allí saltando y cantando. Su prima aterrorizada, perdió el habla por el impacto de la muerte de su hermano, sólo por eso Zelig salió indemne de lo sucedido. Mintiendo a sus padres les dijo, que él estaba escondido y que no pudo hacer nada porque no sabía que Raphael se había caído en la piscina. El niño no solo no mostró piedad o compasión, sino que su crueldad se acrecentó con el paso de los años, hasta que conoció a una niñera que iba a cambiar su vida.**

**Olga entró en el servicio cuando Zelig tenía tan solo 14 años, desde el primer momento en que puso un pie en la mansión de los Vanderff logró una conexión difícil de explicar, como si ya se conocieran de toda la vida. Olga pasaba la mayoría del tiempo junto al adolescente narrando y contando historias y fábulas con moralejas dudosas, en muchas ocasiones se encerraban los dos bajo llave en la habitación de Zelig, estaba prohibido entrar, incluso para sus padres, ausentes y preocupados por sus negocios, la niñera ponía la excusa de que así, era la única manera de conseguir una correcta disciplina. El niño creció bajo un halo oscuro, su mirada y aspecto duro daban autentico terror a sus sirvientes. Olga fue adquiriendo cada vez más protagonismo en la educación del joven, hasta el punto que decidió de forma unánime la residencia para jóvenes aristócratas de Rostock como su futuro educativo más inmediato. Aquella decisión no fue fortuita, Olga queria que allí, junto a sus compañeros camuflados de la organización satánica, la mano negra, despertaran el verdadero poder del joven Zelig, uno de los elegidos por los dioses.**
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Mensaje por Zaraki Miér Ene 22 2014, 07:53

**La residencia de Rostock era famosa por albergar a los hijos de las familias más influyentes de Europa, en sus aposentos se encontraban los jóvenes que liderarían el mundo en su momento, y como tal, recibían la formación adecuada para ello. Era una residencia situada lejos del centro de la ciudad, en unos terrenos cercanos al mar con unas vistas inmejorables. La residencia estaba preparada para que no faltara de nada, contaba con pabellones para las actividades más diversas posibles, ciencias aplicadas, metafísica, filosofía, ciencias exactas,…y un extenso campo para realizar actividades en el medio natural, las favoritas de Zelig.**

**La sombra alargada de Olga se dejaba ver en todas las decisiones que tomaba el joven, incluso para evitar que este se desviara de su verdadero destino contó con la ayuda de un tutor, Godor, conocido como Godor el oscuro en la secta. Su tapadera era la de un profesor especialista en conocimientos arcanos, un maestro arqueólogo afamado que contaba en su currículo con varios descubrimientos antiguos, la persona perfecta para iniciar a Zelig en las artes oscuras.**

**El joven pasaba mucho tiempo en sus clases investigando los numerosos vestigios del pasado, objetos impregnados de demonios antiguos que poco a poco transmitían sus conocimientos directamente en su alma, un alma de la que quedaba poco de su pureza original. Entre los objetos que más llamaban su atención tenía un sitio especial una daga de oscuro color, y un cristal opaco que emitía una extraña radiación. La daga era denominada “la segadora de vidas”, y el cristal fue llevado a un orfebre perturbado que la talló convirtiéndola en un colgante de especial belleza.**

**Pasaban los días y Zelig era instruido por Godor muy eficientemente, el joven, ajeno totalmente a todo lo que le estaban preparando, pensaba cada vez menos en su familia, su padre, su madre…la única persona a la que tenía un intenso apego era Olga. Ésta se dejaba ver puntualmente en encuentros muy bien preparados, quería que Zelig dependiera emocionalmente de ella hasta el punto de hacer todo lo que quisiera sin cuestionar. Sus planes eran bastante tenebrosos, como suma sacerdotisa de Baal, quería ofrecer su vida en sacrificio el día de los caídos, la razón, bien sencilla, Zelig fue tocado por los dioses desde su nacimiento, en su interior albergaba la semilla del dios de la muerte, un auténtico regalo para que Baal pudiera regresar a la Tierra desde su destierro bíblico.**

**La secta de la mano negra estaba formada por antiguos descendientes del reino perdido de Babilonia, su vida estaba consagrada al dios Baal, el carnero de oro. Uno a uno fueron instruidos para, llegado el momento, preparar todo lo necesario para el regreso de la antigua bestia que una vez dominó a los humanos. Olga, junto a sus antepasados, realizaban numerosos rituales con sacrificios de niños y personas consagrados a Baal, éste, desde su exilio, le indicó en uno de ellos la posibilidad de que en Alemania naciera la reencarnación de Thanatos, fue por eso por lo que Olga actuó con extrema precisión. Las intenciones del dios antiguo eran las de quitarle la posibilidad al dios de la muerte y ser él el elegido para despertar en esta era. Todo estaba predestinado a ello sino ocurría algo extraordinario.**

**Los días pasaban y Zelig miraba mucho el mar desde su habitación, le relajaba profundamente, y más en las noches oscuras. Pero en una de ellas vio un destello luminoso que parecía mantener un ciclo continuo, como si algo, o alguien le estuviera llamando desde allí. Zelig notó como su corazón empezaba a latir con gran intensidad, su fuerza iba en aumento hasta el punto de tener que sentarse para no caer al suelo desmayado. Desde su posición empezó a pensar en todo lo que le estaba pasando, las sensaciones, las emociones,….todo le hacía crecer la curiosidad, tenía que ir a ver aquello sobre todas las cosas. No era sencillo burlar la vigilancia de la residencia, y menos cuando la mayoría eran seguidores de Baal, pero en aquella noche las cosas le salieron sospechosamente propicias. Una densa niebla comenzó a cubrir el edificio poco a poco, cuando sus cuidadores se quisieron dar cuenta, Zelig había abandonado el lugar por un pequeño pasillo que tenían para el servicio. La mano negra comenzó la búsqueda inmediatamente, pero el joven ya estaba bien lejos, y más cerca, de su verdadero destino.**

**Los destellos procedían de unas ruinas abandonadas, éstas se mantenía inalteradas en el tiempo, se podía ver todo tipo de materiales, adobes, columnas,…todo con el inconfundible olor a antiguo de estos elementos. Zelig paseó por allí admirando todo los detalles, sus figuras, sus frisos, capiteles,…pero nada que pudiera provocar aquellos brillos. Cansado se sentó sobre una roca, nada más sentarse algo le alumbró la cara, era una extraña talla con una especie de ángel con cara demoníaca. Al verla le entró un leve escalofrío, como si al tacto con ella se despertara algo en su interior. Era extraño encontrarse con algo así en un sitio donde cualquiera podía entrar, ¿y si estuviera en ese sitio por algo?, ¿y si el destino quería que se encontrara con ello?. Nuevos interrogantes sin supuestas respuestas. La extraña figura tenía un brillo en sus ojos que le hacía bastante especial, como si quisiera captar la atención de Zelig. Éste la miraba enigmáticamente mientras la metía en una bolsa para llevársela a la residencia, no quería levantar muchas sospechas y tenía pensando regresar antes de que vinieran a por él. De pronto, el colgante hecho con aquél cristal antiguo que llevaba puesto siempre comenzó a brillar con intensidad, como nunca lo había hecho antes. El cuello del joven comenzó a arder con tanta fuerza que tuvo que quitárselo para no quemarse. Del negro oscuro pasó a un tono rojizo ardiente de gran brillo, al mirarlo pudo notar como una extraña presencia lo miraba desde el otro lado, ¿quién sería aquel ser?. Por más que miraba no conseguía ver una imagen clara, sabía que algo estaba dentro de aquel objeto porque podía sentirlo, pero el resplandor rojizo no dejaba ver las cosas con nitidez. Tras un rato analizando el objeto volvió a cambiar la tonalidad para hacerse más claro, a un azul cielo, de pronto, una extraña voz se dirigió a él.**

-          -¿Qué miras con tanta atención?, ¿acaso no puedes verme?, jajaja. Yo te veo perfectamente, tu cara de sorpresa, tu gesto extrañado,…Soy un espíritu del Inframundo que ha venido a dar oscuridad en tu luz, sé que ahora no entiendes nada, y que estás rodeado de gente que parecen lo que no son, pero no importa, tu verdadero destino es más fuerte que lo que ellos piensan. Llegado el momento se darán cuenta, por el momento solo tienes que mantener este colgante siempre contigo, aquél orfebre hizo bien su trabajo, siguió las indicaciones al pie de la letra como se le ordenó, algo muy fuerte te acompaña desde tu nacimiento, no te preocupes y sigue como hasta ahora. Vete, Zelig, muy pronto despertarás…-

**El joven sintió como su cuerpo se llenaba de energía, una radiación oscura proveniente del colgante, que ahora, brillaba con mayor potencia. Zelig supo que tenía que regresar cuanto antes, no quería hablar con nadie de lo ocurrido. Apenas a unos metros de la puerta de la residencia fue cogido por varios de sus cuidadores, el joven se hizo el despistado y pidió que lo llevaran a su habitación, estaba cansado. Olga no le dio importancia al suceso, estaba tan metida organizando la ceremonia del sacrificio que no pensó en que Zelig había tenido su primer contacto con su destino.**

**Se acercaba el momento señalado, el día de los caídos, todos los seguidores de la Mano Negra estaban preparando el ritual que daría como resultado el renacimiento del dios Baal. Llegada la noche indicaron a Zelig que fuera al lugar perfecto para todo, cerca de la playa donde estaba la residencia existía una pequeña cala oculta, un sitio rodeado de una especie de neblina densa que no permitía pasar la luz. Los discípulos del dios antiguo la utilizaban para sus sacrificios y rituales, fue por eso por lo que Olga insistió en llevar a Zelig allí, quería estar cerca del altar negro de aquella cala. El joven, que se dejaba guiar sin cuestionar nada, tenía perfectamente interiorizado su papel en esta historia, confiado por las palabras de aquél ser de su colgante siguió las indicaciones de sus cuidadores. La niebla que cubría la playa era de un carácter mágico, como si te llevara hacia un lugar que no era de este mundo. Tras mucho caminar llegaron al altar que estaba en una cabaña de madera, en su interior, el fuerte olor a incienso hacia que los sentidos de Zelig se alteraran, Olga, que estaba ataviada con los ropajes de suma sacerdotisa, le sonrió nada más llegar. Su cuerpo semidesnudo, y sus movimientos cargados de sexualidad le hacía parecer una autentica diosa, todos a sus alrededor estaban desnudos, lujuriosos, inmersos en una orgía de placer y sexo descontrolado, a su alrededor, restos de drogas, alcohol, y unas máscaras de Baal de aspecto inquietante. Tras un breve discurso en el que se alzaban los poderes del dios antiguo, los seguidores comenzaron a gritar en la lengua antigua, Zelig había llegado en el momento culmen de la ceremonia, con el derramamiento de su sangre Baal regresaría. Olga tenía en su mano la daga que, con tanto tacto quiso Godor que se familiarizara, “la segadora de vidas” era la elegida para tan aclamado honor. Varios de los más fornidos sectarios llevaron al joven al altar agarrándolo con fuerza, Zelig estaba tranquilo, sentía como su colgante le mostraba signos de actividad, el calor tenue del colgante le hacía mantener ese estado antinatural, no temía por su vida. La sacerdotisa comenzó a pasarse la daga por su cuerpo desnudo, murmurando extrañas palabras y con los ojos en blanco, de pronto, una nube negra bajó a la cabaña envuelta en rayos, todos los allí presente se arrodillaron inmediatamente ante el suceso, era la señal de que todo estaba preparado.**

**Zelig miró a Olga con nostalgia, a pesar de todo ella era prácticamente su vida, alejado de sus padres, que engañados pensaban que el internamiento era lo mejor para su crecimiento, no podía creer que quisiera acabar con él, la visión de aquella mujer alzada con la daga sobre su cuello fue algo que le acompañó por siempre. De la nube empezó a salir una voz fuerte, sin armonía, con un fuerte grito pareció dar la señal para iniciar el degollamiento. El colgante de Zelig empezó a brillar con la fuerza del mismo Infierno en su interior, la radiación abrasó la daga que se derritió en la mano de Olga, ésta, con un gran e intenso dolor se lanzó del altar de cabeza muriendo en el acto, sus seguidores comenzaron a correr intentando escapar, pero murieron abrasados de igual manera, en el caos formado la nube pareció intentar poseer al joven a la desesperada, pero ya era tarde, Zelig había despertado como el dios de la muerte. Con un brillo igual de fuerte que su colgante en los ojos gritó al mismísimo Baal para que se alejara de allí, la nube paró en seco y desapareció en la misma nada. Totalmente despertado comenzó a entender todo sobre su vida, entre ello el incidente de su primo, ahora sabía que su muerte no fue ni más ni menos que la consecuencia de estar frente al dios de la muerte, inconscientemente en ese momento pudo sentir, que la verdadera ayuda a su primo vendría de no hacer nada por salvar su vida, puesto que la muerte le liberaría de los sufrimientos del mundo, era lo máximo que nadie hizo por él en su vida, más incluso que su madre al traerlo a este desdichado y pobre mundo.**

**En su nuevo estado tenía la necesidad de destruir todo a su alrededor, con paso firme y decidido arrasó la residencia con todos sus ocupantes en su interior, los seguidores de la mano negra y sus compañeros, de un plumazo se cargó una generación entera de futuros dirigentes europeos generando el denominado, año negro. El mundo se estremeció por el suceso, todos intentaban encontrar una explicación racional a lo ocurrido, pero por más que investigaron en el futuro, no pudieron encontrar nada. Luego fue el turno de su familia, guiado por el colgante que le indicaba todos los pasos a seguir, asesinó a su padre y a su madre, a su padre lo mató en su despacho mutilándolo lentamente para que sufriera lo máximo posible, no se había comportado como tal y debía pagar por ello, a su madre la ahogó en su propia sangre por abandonarlo en el momento más importante, en una angustiosa agonía le recordó que una madre, no puede dejar los designios de sus hijos en manos de desconocidos. Luego de todo provocó un seísmo que hizo tragar su casa de Alemania, con todo el servicio incluido, la crueldad del joven no tenía parangón, para él no existían los inocentes, todos eran culpables desde el mismo momento de su nacimiento. Su sed no tenía limites, quería arrasar con todo, su cabeza estaba llena de pensamientos oscuros y sádicos, la muerte, su verdadera razón de ser, lo tenía inmerso en un frenesí de liberación, quería provocar el apocalipsis sobre la Tierra, pero del colgante surgió una sombra que lo tranquilizó, era el enviado del Infierno, le dijo que su sitio no era este, que en el Inframundo le estaban esperando en el Templo del dios de la Muerte para que ocupara su lugar como servidor de Hades. La sombra hizo aparecer un portal que lo llevó, en cuerpo, al Meikai, un privilegio solo al alcance de los elegidos que pudieron hacer germinar, la semilla de origen divino que fue insertada en su alma desde su nacimiento.**

**Una vez allí pudo comprender su verdadero destino, desde su templo serviría a Hades vistiendo uno de los Kamui, lideraría a sus huestes con diligencia y determinación para hacer valer los deseos de su señor. Se sentía alzado, lleno de oscuridad, su semblante era duro y frío, su aspecto tenebroso, en su frente surgió la marca innegable de ser uno de los elegidos, el dios de la muerte por fin hacía su aparición en esta era para desequilibrar la balanza hacia el lado del Inframundo. Todos al ver a Zelig con su brillo se arrodillaron a su paso, estaban alterados por la aparición del dios de la muerte, los acontecimientos se estaban precipitando, la aparición de los dioses despertados solo podía indicar un inminente enfrentamiento, todos los reinos intentaban prepararse para lo que venía, una nueva Guerra Santa parecía ya, inevitable.**
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Mensaje por Zaraki Miér Ene 22 2014, 07:56

**El Inframundo se encontraba especialmente agitado, la presencia de Zelig como legitimo portador del Kamui del Dios de la muerte hizo que todos entraran en un ciclo eufórico, los espectros se agolpaban en las cercanías del templo para contemplar de cerca la figura del joven, y éste sonreía mostrando una arrogancia normal en un dios. Su verdadero mentor, la extraña sombra que le acompañó en el momento de su despertar le comentó, que era necesario que se presentara en el Templo de Hades para que su señor, le otorgara su gracia divina. Zelig, que estaba impaciente por conocer a su nuevo amo, marchó de inmediato hacia Giudecca, el último de los círculos helados del Meikai, la residencia de Hades, pero antes pasó por todas y cada una de las prisiones para que le conocieran, y le temieran.**

**La primera de las prisiones le esperaba más allá del Río Aqueronte, el tribunal del silencio. En sus aposentos las almas son juzgadas y sentenciadas, el palacio, de grandes dimensiones, se encontraba habitado por uno de los espectros que realizan funciones a la espera de ser relevado por su superior. La tensión del lugar era muy cargante, las almas caminaban en fila, lentas, esperando a ser enviadas a cualquiera de los infinitos castigos que el Infierno, tiene para los condenados.**

**Después del paso de Zelig por allí, los espectros se miraron sorprendidos por la aparición en esta era, del dios de la muerte, eso sólo podía significar, que el Meikai se estaba preparando para la batalla final. El joven, altivo y orgulloso pasó por el Valle del Viento Negro, mirando a cada lado del puente hasta llegar a la Segunda Prisión, el Templo Egipcio. En ella pudo observar la belleza de su arquitectura en esplendor, con las cuatro enormes estatuas de faraones sentados vigilantes a todo aquél que osara adentrarse en sus dominios. No pudo ver al famoso perro del infierno, Cerbero, pero si que pudo notar el cosmos del espectro de Esfinge, la Estrella Celeste de la Bestia. Miró por si se cruzaba con él, pero no era tiempo de paradas, ya tendría tiempo más adelante para conocerlo.**

**Abandonando la segunda prisión pudo oler las flores del jardín cercano, de intensos y bellos colores, blancas, rosas y amarillas. Zelig se sorprendió al comprobar que en el Infierno no era todo oscuridad, por lo visto había sitio para la belleza y otras virtudes. A lo lejos pudo ver la tercera prisión, la Gruta, no notó la presencia de ningún guardián en su interior, algunas surplices no tenían portadores y por eso en su lugar estaban espectros de baja categoría. Atravesando sus dos altos muros de roca pudo ver algunos de los castigados en esta prisión que rodaban, eternamente, enormes rocas sin descanso.**

**Casi sin tiempo para pensar en esas almas desgraciadas apareció frente a la cuarta prisión, la Ciénaga de Estigia, el Pantano de la Oscuridad. Un sitio cubierto por montañas oscuras y bañados por las aguas de la mítica laguna estigia. De aquél lugar pudo notar el cosmos del espectro de Licaon, violento y fuerte. Zelig se alegró de sentir aliados tan poderosos, en el futuro tendría que contar con ellos para las conquistas en el nombre de Hades. Un fuerte calor le adelantó el siguiente sitio, la quinta prisión, las Tumbas Llameantes, un sitio de roca oscurecida por las llamas y recubierta de tumbas hechas con bloques de piedra que albergan en su interior a los condenados por no cumplir las enseñanzas divinas. Sus gritos de agonía sobresaltaron la marcha tranquila del dios de la muerte, el conocer en primera persona todas las prisiones le serviría para comprender la verdadera dimensión del Meikai, un lugar tenebroso y con una importancia vital para el equilibrio del mundo.**

**El siguiente sitio, el Laberinto del Minotauro, se encontraba desierto, su acompañante, la sombra sirviente de Hades, le indicó un atajo para que no tentara a la suerte en sus sinuosos pasillos. Zelig se alegró, estaba impaciente por llegar al Templo de su señor. No muy lejos de allí se encontraba la sexta prisión: la Laguna de Sangre, el reino legendario del fuego rodeado de volcanes y arena magmática. Atravesando la laguna se encontraba un río de aspecto rojizo, que no era más que la sangre de los que fueron violentos en vida. Los territorios cercanos a la sexta prisión eran de los más terribles del Meikai, el Bosque del Infierno, el Desierto de Arena Caliente, y la Gran Cascada de Lágrimas de Sangre, ésta última conecta la sexta prisión con la séptima. Adentrándose en la cascada uno puede visitar el afluente del Aqueronte, el Río Flegetonte, un torrente de sangre ardiente de las almas de los tiranos y asesinos, ladrones y violentos. El lugar emana un intenso olor a putrefacción y muerte, ideal para esas personas que no merecen más que morir ahogados en su propia violencia.**

**La séptima prisión, las 10 Fosas, la cárcel infernal más grande del Inframundo, en el centro preside un pozo ancho y profundo, y en los espacios, las fosas. La primera contiene a los seres que ejercieron la prostitución, los cuales son azotados con látigos toda la eternidad; la segunda, los genuflexos que son bañados por excrementos; en la tercera los que ocuparon puestos sagrados para ejercer la maldad, éstos son quemados con velas; en la cuarta fosa, los falsos predicadores; en la quinta los que robaron dinero o recibieron sobornos, untados en alquitrán hirviente son pinchados por terribles demonios; la sexta, los hipócritas que marchan con mantos de plomo; la séptima es reservada a los ladrones que son mordidos por serpientes; en la octava, los conspiradores; en la novena fosa, los que generan discordia, que son cortados infinitamente; en la última, los falsificadores, llenos de hongos que los comen arrancando sus carnes. El paso por esta prisión demuestra las inmundicias de la raza humana, y el porqué tienen que ser castigados.**

**Más allá de las fosas se encuentra la octava prisión, el Río de Hielo, o como se le denomina comúnmente, el Cocytos. Éste lugar es el destino de los que conspiran contra los dioses, el peor de los pecados. Al ser la última de ellas, y ser prácticamente la última frontera hasta llegar a los aposentos de Hades, se encuentra fuertemente protegida por los Templos de los Jueces, Antenora, el Templo de Garuda, el único juez en activo; Ptolomea, el Templo de Grifo; y Caina, el Templo de Wyvern. Los tres templos presentan un aspecto imponente, cada uno en una esfera del Cocytos, su decoración son grandes estatuas de los animales mitológicos que representan, lugares que reflejan el intenso poder de la élite del ejercito de Hades.**

**Tras pasar por el Cocytos llegó a su destino final, Giudecca, los aposentos de Hades. El edificio, fiel representación del arte griego, es de aspecto circular con dos estructuras cuadrangulares que forman el edificio. Zelig se adentró por la escalinata tranquilo, sereno, quería dejar la mejor de las impresiones posibles a su nuevo señor. Al llegar a la enorme puerta de madera la encontró abierta, engalanada, a la espera de ser traspasada por el nuevo dios de la muerte, desde allí pudo ver a toda la corte dispuesta para el recibimiento del nuevo habitante del Inframundo. La sala, de enorme dimensiones, terminaba en una gran escalera con el trono del dios de la muerte, a sus espaldas, cubierta con un cortina de material desconocido está el Muro de las Lamentaciones, la entrada a los Campos Elíseos, el paraíso reservado para los dioses y sus protegidos. En el mismo muro pudo ver Zelig las caras de dos personajes de rostros alados, al mirar uno de ellos sintió una fuerte conexión, quizás porque se trataba de su misma esencia. Zelig avanzó por la sala hasta el trono de Hades, arrodillado, se presentó a la espera de ser escuchado.**

-Mi nombre es Zelig, y soy el nuevo Dios de la Muerte. He conseguido despertar en esta era para comandar a los ejércitos de nuestro señor Hades, prometo hacerlo con diligencia y determinación, sin flaquear, juntos seremos capaces de lograr la victoria sobre nuestros enemigos, ¡Espectros!, ¡Es hora de que la Oscuridad ocupe su verdadero lugar!, ¡Larga vida al Rey del Infierno!, ¡Larga vida al Dios Hades!.-


**Desde su posición pudo escuchar los gritos de júbilos de los habitantes del Meikai, sus corazones se llenaron de fuerza y valor al escuchar las palabras de Zelig, éste agachó la cabeza y sonrió ostensiblemente.**
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Mensaje por Zaraki Miér Ene 22 2014, 08:00

**Allí estaba, sentado en su trono al borde de la explanada roja, junto a una hilera de columnas que le daban al templo ese toque de rusticidad digno del Inframundo. Frente a él, a buena distancia, uno de los muros de alimentación subterráneo se extendía hasta fundirse con el horizonte. Y a unos cientos de metros a su izquierda los barracones, todos iguales. Hades estaba allí, con una túnica de una sola pieza desde los pies hasta la mitad del pecho, dejando desnudos brazos y hombros. Y escuchó la llegada de alguien que se presentó como el nuevo Dios de la Muerte...

Ficha de Zelig Rol3ssrpg09
- Así que te dices ser el nuevo Dios de la Muerte que ha reencarnado en esta era. ¿Qué es la muerte? ¿acaso lo sabes? Si todavía no sabemos lo que es la vida, ¿Cómo puede inquietarnos el conocer la esencia de la muerte?-**

**El dios Hades hizo acto de aparición, su semblante tranquilo, su gesto sereno, todo en él denostaba una tranquilidad absoluta. Su cosmos cargado de paz y equilibrio recorría todos los rincones del Meikai otorgándole su gracia divina. Bajo ese manto protector Zelig se sintió importante, más aún cuando el mismo Hades le preguntó sobre la Muerte, y su significado.**

(Con gesto reverencial)-Mi señor, así es, soy el elegido para portar la Kamei del dios de la Muerte. Permitame decirle que la muerte no es más que la liberación absoluta, el regalo que usted tiene reservado a la humanidad. Yo, como brazo ejecutor de su divinidad, me encargaré de demostrar al mundo el verdadero significado de la muerte, con mis acciones traeré una nueva buena al Inframundo. La esencia de la Muerte es la antítesis de la Vida, sin ella no es posible, ni lo uno ni lo otro, juntas nacieron, y juntas terminaran, la Vida como el Origen, y la Muerte como el Final, el tránsito hasta el verdadero ser.-

**Zelig siguió en su posición tras sus palabras, esperaba obtener la aprobación de su señor.**

**Un silencio absoluto se apoderó de la escena como si se tratáse de un encierro. Apenas se podía oír el pequeño zumbido que realizaban los insectos cuando cortaban la brisa del viento con afán de buscar su destino. Hades escuchó la respuesta de aquella persona que decía ser el nuevo Dios de la Muerte, aunque no se inmutó para nada.

Posteriormente, el Dios del Inframundo se levantó de su trono y se dirigió detrás de unas cortinas de seda para, luego, retirarse de la sala. ¿Habrá escuchado lo que quería? ¿será la lealtad suficiente lo que aquella persona había exclamado? Muchas preguntas pero con pocas respuestas...**

**Hades no mostró sentimiento alguno, su aspecto frío le hacía parecer más terrible. Luego de escuchar la respuesta de Zelig se levantó de su trono, y se marchó de la sala con el mismo gesto despreocupado. El joven dios de la muerte se levantó, miró de nuevo alrededor suyo para ver las reacciones de la gente, éstos se levantaron y le sonrieron, por lo visto, había sido aceptado en el Inframundo.**

(Con gesto de orgullo)[Bien, por lo menos mi señor no me ha desterrado u olvidado. Ahora tengo que ganarme su confianza, demostrarle de lo que soy capaz, pronto empezaré a mostrar al mundo lo que el dios de la muerte es capaz de generar. Por el momento será mejor retirarse, no sea que irritemos al dios de los Infiernos.]

**Zelig se marchó rumbo a su Templo, tenía que organizar muchas cosas para empezar a mostrar su manto oscuro por los reinos enemigos, era tiempo de alegría en el Inframundo, el dios de la Muerte había sido despertado en esta era.**
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